Con la “complicidad” benefactora del Ayuntamiento de Córdoba, plaza antigua donde se citan los vampiros-SANDEMAN, los autores recogidos en esta publicación ofrecen una encomiable retahíla de historietas que, como consta en la Editorial manuscrita por el SR. CANALLA, es “una selección de delicatessen no apta para paladares mojigatos”. (El Sr. Canalla, por otra parte, nos recuerda algo al TÍO VAMPUS, macabro VIRGILIO de los salones del terror de la añorada VAMPUS, y quien también nos sumerge por los tortuosos vericuetos de la variada truculencia ofertada en los pagos gráficos de los Killer Toons, además de reservarse algún que otro espacio para su deleite personal.)
Ofrece historietas con pluralidad de estilos y variada extensión, ejecutadas tanto tradicionalmente como con modernos programas de computadora, o híbridas de ambas técnicas, y cuya temática rebosa del satinado papel de sus páginas hacia sus intensas y coloristas portadas, diseñadas para prender nuestra atención, sea con la del forzudo biónico faca en mano / sacatripas (de vago aire a personaje de SIMON BISLEY), o la del perverso remedo de JACK SKELLINGTON del Especial 15 Aniversario, que no puede dejar de recordarnos también una muy pérfida recreación de LA MÁSCARA. Algunos de los iconos retratados en estas viñetas tienden a continuar sus aventuras (sádicas, lúgubres, de un buen gusto nulo –porque no vale aquí lo de “dudoso”-, gamberras, irreverentes, iconoclastas, anarquistas, cargadas de violencia psicopática como todo y único argumento, sazonadas con algo de abrupta especia y alusiones cargadas de ambigüedad sexual), buscando su nicho para la posteridad y así codearse, en los bares de los astros del tebeo, con sus conocidos iconos, y poder participar en ilustres tertulias.
Pese a ser una elección difícil, entre tanta calidad, hemos de destacar el trabajo, prolífico e ingente, de MIGUEL ÁNGEL CÁCERES (abre usted un Killer Toons de éstos y le salta a la cara, cuan ALIEN, uno de sus dibujos, un puñado de viñetas, una colaboración suya) y el de ZONUM y su Universo CENOBITA de calaveras y dioses de muchas caras y pinchos y largos dientes que trituran y cortan y mascan y resaltan las figuras angulosas cargadas de cuchillas y botas como los de los KISS, que aporta al conjunto una suerte de “visión infernal superheróica” (algo así como el MARSHAL LAW VS. PINHEAD), con sus aristados personajes zurrándole la badana a todo tipo de siniestros esperpentos, terroríficos, procaces o disparatados.
Porque, no lo duden ustedes, Killer Toons también aborda el terror. Es más visceral, gore y pasado de rosca (aunque tampoco contiene nada inusual, dado estos tiempos modernos) que, por ejemplo, el recordado Vampus (vamos a hacerle la concesión de que Killer Toons es un Vampus 2.0), y no vacilan en mostrar toda suerte de pánicos, de los empalagados de entrañas a los sutiles, sin sangre, sin derrame de intestinos, el horror que surge de los pavorosos monstruos reaccionarios encaramados en los altos campanarios góticos de las catedrales, como ancestrales deidades de H.P. LOVECRAFT; no les tiembla el pulso denunciando el terror fruto de la secta y la anulación del individuo a través de la captación de su virginal identidad progresista apresándola con un credo antiguo, intransigente e hipócrita, propagado por obispos sebosos que bendicen mientras maquinan maldades bajo sus santificadas tiaras. Denuncian los terrores políticos que surgen también, e inevitablemente asociados a la parroquia, de la pútrida Derecha, sierva y flagelo de la Iglesia comeniños, dibujando unos espantos anímicos que atacan al ciudadano común abrumado por la imposición de unas normas restrictivas, retrógradas, destinadas a coartar las libertades y la expansión del sujeto, agresiones contra las que estamos tan indefensos como si nos atacara un desquiciado del celuloide del terror armado con una motosierra.
Estando también de gusanosa y vibrante actualidad, Killer Toons rinde sin dudar homenaje en sus planchas a los zombis, esas entrañables criaturas incomprendidas y tan TAN maltratadas, apenas conocidas, de tal calado emocional y dramático, fecunda fuente de historias que todavía están por explotar, un extenso terreno virgen que nos muestre la complejidad de sus facetas, penas y pesares, las alegrías depositadas en las virtudes del ahorro y el trabajo, en ver crecer a sus niños (zombis, claro) hasta la adulta edad que los transforme en médicos, ingenieros o astronautas (zombis, por supuesto). Esa inédita civilización zombi, ¡cuántas alegrías aún nos debe dar!
No podíamos quedarnos tranquilos, sudando frío FRÍO por culpa de todos estos pánicos referidos, sin citar las picantes alusiones a los fetichismos y los anhelos disciplinarios secretos del Hombre, y que busca trascender la terrorífica barrera de los convencionalismos sociales más sórdidos e hipócritas (pabellones de la Pérfida Iglesia y la Rancia Derecha, tan justamente vapuleados en estas páginas) y la liberación que supone, para el sujeto, admitir sus parafilias inconfesables, por abruptas y pecaminosas que sean, entregándose a su práctica.
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| Contracubierta del núm. 2, por Cáceres. |
P
ara atenuar nuestro sobresaltado ritmo cardíaco tenemos el reposo (sí, en verdad) de MUNDO PICHÓN, una alegoría, parábola, distopía avícola donde, no obstante, también se cuela, insidioso, un terrible espectro encarnado en la figura (satirizada, ¡menos mal!) de un cierto político, monstruo de horrible perfil conservador que, en estas divertidas viñetas, recibe lo suyo. Ahí, ahí, ¡a hierro! Esa puñetera Derecha, ¿no se extingue? Qué lacra, siempre entorpeciendo las excelencias del pensamiento zocato. (El guay, ¿vale?)Aterradora es, desde luego, la extraña parábola relatada en Necro Vita, donde el vientre de la madre es tanto hogar como sepultura, todo contado con un sombrío conjunto de grises y negros inquietantes, de líneas apretadas y rictus llenos de pánico (sin duda, ante la comprensión de la violencia que supone la misma existencia, y el anhelo último de retornar al oscuro seno materno, lleno de cálida oscuridad y olvido), que cumplen un raudo ciclo vital anhelando la extinción.
RECESO
Hemos reparado en que el “moderno” terror se “aparta” un tanto de los “cánones” que “lo identifican”. Reemplazan al licántropo, al vampiro, a la momia, al gemebundo espectro, los “pánicos” que producen la inmigración, las gripes o las más virulentas ETS. Ciertamente, el análisis, aun brillante, olvida que, en realidad, esos “nuevos horrores” no lo son en absoluto. Porque ¿no es el vampiro una analogía de la enfermedad, el licántropo el miedo-anhelo del Hombre por la bestia ancestral, de la cual quiere obtener sus poderes totémicos, acaso Lovecraft no singularizó su ‘terror’ a los inmigrantes, a los que veía deformes, con costumbres monstruosas, como sus entes aberrantes y sus siervos? ¿No es Alien alegoría al pánico que produce el sujeto de “fuera de la hoguera del campamento”?
Reflexionémoslo.
RECAPITULANDO
Con considerable astucia, la plétora de creadores que contienen ambos recopilatorios aferran elementos propios del UNDERGROUND (los temas espinosos, la sexualidad escabrosa, el deliberado descuido de la línea para así poder estirarla y hacerla plástica para modelarla de tal modo que encaje en lo más terrorífico o lo más absurdo) y narrar un surtido espectro de relatos donde manifiestan una visión del terror personal, confiando en legar algo, o aportar un nuevo enfoque, a esta vasta producción que aparece tanto en el campo editorial como en el filmado. El tiempo confirmará su éxito o fracaso.
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La iglesia católica, uno de los estamentos más atacados por los "killer toons". | |
Nos ha llamado la atención la constante crítica y la abominación que algunos autores hacen de los malhadados preceptos eclesiásticos. Nos invitan a la sedición religiosa (al menos, a la católica). Pero, en la editorial del Nº 1, el Sr. Canalla nos exhorta a sumarnos a “su” nueva fe. Es cierto: está de coña. Es un exceso mordaz dentro de un catálogo de ellos. Aunque posee un elemento de reflexión: ¿por qué nos exigen que abjuremos, “ellos”, de nuestra religión, para abrazar otra? ¿Acaso no predican, “ellos”, que toda fe es mala? (Falso: sólo la católica es nefasta.) Entonces: ¿por qué debemos renunciar a un credo para enrolarnos en otro? ¿Esto lo entiende alguien?Esos autores se ceban (con o sin razón) en el cristianismo, decimos. En cambio, en su encomiable alarde ateo, evitan criticar a otras religiones, igualmente llenas de elementos censurables. ¿Será porque los meapilas católicos no te amenazan de muerte, por despiadado o brutal que sea el escarnio al que sometas a su fe, caduca y repulsiva, como aparece retratada en sus viñetas?
Pero, bueno, a lo importante: quien tenga la tripa blindada va a disfrutar con todos estos terrores “de nuevo cuño” ofrecidos, con tal esmero y detalle, por unos artistas que luchan por consagrarse y que aún tienen fe en la validez y fortaleza de la historieta como medio (elástico, ilustre, decano) de propagar mensajes, relatar andanzas o brindar un rato ameno al lector. La fórmula que han escogido puede, en algún momento, o caso, retraernos, pero el cómic también posee esta virtud: la de soportar multitud de miradas y pareceres ofreciendo un muy amplio abanico de fábulas que permite y nos garantiza la variedad más absoluta.
Los pusilánimes seguiremos leyendo JUDGE DREDD.
ADDENDA
Sobre las distintas aseveraciones con cierto sesgo político / religioso, el autor de esta reseña agradecería que fuesen observadas desde el siguiente prisma, el que “le iluminó” al efectuarlas: con lo que cuesta que te publiquen, ¿vas a derrochar esa oportunidad con otra mascarada satírica más de aburridos clichés ideológicos, o vas a intentar “marcar la diferencia”, presentando una obra innovadora, amena, fresca?