LA ALARGADA SOMBRA DE HUGO PRATT
A la sombra de Corto es un libro que sirve para conocer a fondo a un historietista al que siempre se vuelve, Hugo Pratt. Lo ha publicado Confluencias, el sello almeriense que hace pocos meses sacó a la luz otro libro en el que se daba un repaso a su vida y a su modo de ver la vida. Nos referimos al titulado El deseo de ser inútil, escrito por el mismo autor de este trabajo, Dominique Petitfaux.
Petitfaux ha sido el teórico que más ha transparentado su pasión por la obra de Pratt. Amante explorador de sus viñetas desde 1985, este francés se especializó en la obra del italiano hasta tal punto que concibió varios libros y exposiciones con el fin de dar a conocer hasta el más mínimo detalle de sus trabajos publicados, localizar todos sus posibles referentes, escarbar entre sus citas, datar sus viajes y publicaciones, etc. Y, claro, en su avidez hagiográfica por contarlo todo se han filtrado en entrevistas y análisis algunas de las miserias, defectos y debilidades de Pratt como autor y como hombre. Como todos, Pratt era humano.
Este libro, que en realidad fue el primero que sacó a la luz Petitfaux en Francia sobre Pratt, se construye como un recopilatorio de entrevistas en las que va recorriendo su trayectoria creativa obra por obra. Estas entrevistas se completan con someros análisis sobre algunas publicaciones que no pudo comentar el propio Pratt debido a su fallecimiento en agosto de 1995. El libro, además, aporta una exhaustiva bibliografía de todo lo publicado por Hugo Pratt (historietas, ilustraciones, textos) y los documentos que aparecieron sobre ese corpus, sin dejar de lado las parodias, pastiches o algunas adaptaciones y menciones en otros medios. Por consiguiente, como obra de repaso al "universo Hugo Pratt" es la más amplia y actualizada existente hasta la fecha (se trata de una traducción de la edición de Casterman de 2012). Para satisfacción de los completistas españoles, la bibliografía ha sido anotada con todas las menciones a las traducciones de Pratt al castellano, en lo que ha supuesto un trabajo tan encomiable como esforzado que debemos agradecer a Gabriel García. Ahora nadie podrá afirmar que no se conoce bien la obra de Pratt, fuera o en España.
Por lo que se refiere a la edición, hay dos aspectos especialmente bien tratados en este libro. Uno de ellos es el cuidado diseño, en el que se ha tenido en cuenta que las historietas reproducidas no pierdan legibilidad, y por otro lado está el grado de atención y preocupación del traductor por usar la terminología adecuada, algo que se advierte por ejemplo en el uso de conceptos como "plana", que no significa lo mismo que página o plancha y a veces se utiliza equivocadamente.
Si en el libro anterior lanzado por Confluencias, El deseo de ser inútil, se erigía un monumento a la personalidad aventurera de Pratt, tras la lectura de estas entrevistas practicadas por Petitfaux en diferentes momentos de su vida se descubre el tapiz inmenso de su obra. Se deducen cuatro aspectos esenciales sobre lo aportado por este autor al cómic mundial: la construcción de personajes muy maduros, hasta el punto de concebir un nuevo panteón mítico para la aventura; la abundancia de referencias cultistas o la utilización de personas y hechos reales que conferían mayor carnadura a las ficciones; el uso de la ironía introducida con sigilo en contextos oníricos; y, finalmente, el libertarismo ambiguo y seductor del personaje Corto Maltese.
Se habla poco de estilos gráficos en A la sombra de Corto. Petitfaux sonsacó al veneciano que partió de ciertos referentes, como Caniff, Eisner o Del Castillo, pero Pratt rápidamente se los sacudía de encima para describir su estilo como más abierto, libre, "ondulante", al decir del entrevistador; "veleidoso", según reconocía el dibujante (uno de sus seudónimos fue Sbrindolin). A Pratt le interesaba sobre todo hablar de literatura y de historia (al menos en estas sesiones), de sus viajes y de las muchas personas que conoció, con cierto tono jactancioso siempre. De los grupos temáticos escogidos por el historietista es muy seductor su tratamiento de la guerra, que le fascinaba aunque en el fondo la rechazaba, y también su preocupación por lo ascético o lo religioso, a lo que le dio un profundo repaso en la trilogía conformada por los libros La macumba del gringo, Al oeste del Edén y Jesuita Joe. Una de las constantes de sus tebeos fue la mezcla de personajes reales y fantásticos, utilizados para plasmar sobre el papel su interés por la cábala, la masonería, el esoterismo, el neoplatonismo, el calvinismo, los mitos en general, con la política siempre en segundo o en tercer plano (por ejemplo en Tango). De este conjunto de referencias nos quedamos con una cita maravillosa: "Uno de los cometidos del cómic podría ser el de crear los grandes mitos contemporáneos".
No se equivocó, por muy pretencioso que pudiese sonar eso. Precisamente él defendía que su personaje Corto Maltese no fue en realidad un “romántico”, ni siquiera un héroe anticapitalista, como le quisieron etiquetar en su día. Recordemos que desempeñó el oficio de la piratería y que el embrujo de la guerra lo aproximó al fascismo (a ojos de algunos). Lo relevante es que era un personaje comprometido, un tipo muy culto que vivía como una gaviota, un libertario, lo cual le confirió cierta “honradez política”, o así lo entendieron los lectores jóvenes con mentalidad adulta y pulsión política franceses, que le auparon al podio del cómic “de autor” o “adulto” del final de los sesenta. Al igual que en Argentina la presencia del proletariado se agazapaba en aquellos héroes colectivos de Oesterheld, en Francia tomó forma un nuevo héroe que adoptó una postura ideológica guiada por el conocimiento antes que por la fuerza. Corto no fue un héroe político, pero sedujo a los jóvenes que se habían arracimado en mayo de 1968 contra la sociedad de consumo y sus popes tras haberse empapado de lecturas de Marcuse, Debord, Reich o Bourdieu. Esos lectores ya se habían dado cuenta de que las historietas y la sátira gráfica estaban tomando otros rumbos desde hacía un lustro, lo cual quedaba claro en las obras de Gotlib, Bretécher, Fred, Alexis, Gigi, Pellaert, Lob, Mandryka, Druillet, Christin, Tardi, F`Murr y tantos otros. La extraña pero exitosa presencia de Corto Maltese en una revista “para niños” como Pif daba a entender que sus lectores ya eran capaces de atender a otro tipo de relatos en los primeros años setenta.
Pratt era consciente de que se hallaba contando lo mismo de siempre pero de otro modo y para otro público. En una de las entrevistas él estimaba que los narradores tratan invariablemente de los mismos asuntos: el miedo, la muerte, el amor, el odio, el sacrificio, pero que se pueden mostrar como “nuevos” utilizando hábilmente los diálogos (la escritura) y los personajes (los actores). Por ejemplo, Pratt planteó algunas de sus obras de historieta utilizando modelos ajenos como la puesta en escena teatral (El sueño de una noche de invierno) o los cantares de gesta (Wheeling). Cuando se trataba de moldear personajes dejaba claro que jamás pretendió hacer “héroes de tebeo” al uso de los que se habían estandarizado hasta los años cincuenta; por el contrario, los cargó de matices. Un ejemplo, en su obsesión por retratar la cobardía. Algunos de sus personajes observaron comportamientos aparentemente incomprensibles para los lectores habituales de tebeos, pero los teóricos del cómic de aquel momento supieron apreciar esto como un guiño a otro tipo de lector, y por fortuna también otros intelectuales lo entendieron así. Es algo que conviene recordar ahora.
A la sombra de Corto nos describe toda la obra de Pratt, y él queda retratado como un "escritor en dibujos" que declaraba anteponer su dimensión como humilde artesano a la vanidad del artista. Así lo dejó dicho el autor (p. 127): "No me avergüenzo de declararme puramente un historietista, mientras que otros van de artistas". Vanidad nunca le faltó al hombre, así que es el lector quien debe aquilatar el peso específico del padre de Corto Maltés tras equilibrar la lectura de sus historietas con los perfiles de su impetuoso carisma plasmados en este libro.