LA NUEVA VOZ DE ASTERIX EN ESPAÑOL
ENTREVISTA A LIBROS DEL ZORZAL
Introducción
A raíz de un tuit publicado por los responsables de la editorial argentina Libros del Zorzal en febrero de este año, muchos nos enteramos de la existencia de una nueva traducción de Asterix al español rioplatense, cuidadosamente elaborada por Leopoldo Kulesz y su equipo. Nos pusimos en contacto con Leopoldo, que, desde el principio, se mostró dispuestísimo a contestar a todas nuestras preguntas sobre la traducción y las vicisitudes por las que había pasado su obra. Las preguntas que componen esta entrevista fueron pergeñadas por Julia Gómez, traductora autónoma desde hace trece años. En octubre de 2015, Julia acabó el máster en Ciencia del Lenguaje y Lingüística Hispánica de la UNED con un trabajo fin de máster que llevaba por título El lenguaje visual de Astérix, por lo que el tema del irreductible galo le toca muy de cerca. Aunque la entrevista se llevó a cabo a distancia a través del intercambio de numerosos correos electrónicos, Julia y Leopoldo tuvieron la oportunidad de reunirse el pasado mayo en una lluviosa mañana madrileña en el Café Gijón, donde ultimaron los detalles de esta entrevista y confirmaron su pasión común por Asterix.
Promoción editorial de la colección tomada de la web de Libros del Zorzal. |
1. ¿Nos puedes hacer una breve introducción a la historia y el catálogo de Libros del Zorzal y de cómo llegasteis a comprar los derechos de Asterix?
Fundamos Libros del Zorzal con mi hermano Octavio en el año 2000. Yo me acababa de doctorar en Matemática, y Octavio terminaba la carrera de Filosofía. Nuestro primer libro fue Leyendo a Euclides, del matemático italiano Beppo Levi, que, para nuestra sorpresa, fue un éxito de ventas. Esta suerte de principiantes hizo que no fuéramos del todo conscientes de lo que encarábamos, y así fue como seguimos adelante, incorporando títulos al catálogo y viajando mucho a ferias internacionales. En la feria de Fráncfort de 2006 estaba parado frente al stand de Argentina y se acercó una chica buscando a Daniel Divinsky, de Ediciones de la Flor (el editor de Mafalda, entre otras maravillas). La tarjeta de la chica decía «Éditions Albert-René». Me sonaba de algún lado. Resumiendo, estaban buscando un editor argentino para Asterix, y, sin duda, Divinsky era el más apropiado. Le conté la gran noticia a Daniel, y me contestó: «¡Ni loco me meto a esta altura del partido en nuevos líos! Hacelo vos». No me hice rogar. Con su autorización escribí a Éditions Albert-René postulándome a la compra de los derechos de Asterix. Fue un derrotero de más de ocho años que tuvo final feliz. En marzo de 2015 y en coedición con la editorial Planeta/Argentina, comenzaron a salir los primeros veinticuatro álbumes con la nueva traducción.
2. Sabemos que ha habido muchas personas implicadas en vuestra retraducción de Asterix, ¿podrías contarnos cuáles fueron las diferentes fases del proceso de traducción hasta que llegasteis a la edición definitiva?
Te cuento cómo procedimos. La primera pasada de cada álbum la hice yo. Me impuse un ritmo sostenido, sin detenerme mucho ahí donde se complicaba más de la cuenta (principalmente, cuando se trataba de juegos de palabras). El resultado de esta primera pasada fue un excel por álbum que marcaba en verde los pasajes en los que no estaba muy convencido y en rojo aquellos que preferí ni tocar, para empezar a pensarlos nuevamente desde cero. Esta primera pasada iba a Agustina Blanco, una traductora profesional de mucha experiencia con quien ya había trabajado en muchas otras traducciones. Agustina tiene la particularidad de que, además de conocer su oficio con fineza, no baja la guardia jamás. Agustina corregía y embellecía mi primera versión, a la vez que proponía opciones para lo que yo había dejado en rojo. El resultado de esta segunda pasada fue un excel por álbum, muy prolijo, y con entre diez y veinte cuestiones pendientes. Y llamo pendientes a las cuestiones que no nos parecían acabadas u óptimas. Aquí intervenían Valeria Cipolla y Carolina Uribe en la corrección de estilo y, por supuesto, sugiriendo libremente lo que quisieran. Lo fundamental en esta etapa fue no solamente identificar erratas, sino también controlar la coherencia (por ejemplo, «Oh, César» va siempre con coma después del «oh»), o bien verificar que después de los puntos suspensivos haya siempre un espacio, etc. De aquí, el excel iba a Osvaldo Gallese, el diseñador, que dejó el alma en esto. Redibujó cada cartel, cada onomatopeya, imagínense el trabajo descomunal que fue eso. Osvaldo nos devolvía la primera versión del archivo ya armado sobre los dibujos de Uderzo. Se sumó Federico Juega Sicardi para corregir las erratas que pudieran haber aparecido en el traspaso del excel al PDF. Por supuesto, cada uno de los que ya habían intervenido también leían el PDF, pero siempre en cada etapa decidí agregar a un nuevo participante con la cabeza fresca. Pasadas estas correcciones, el PDF fue a Andrés Jarach (amigo argentino que vive en Francia desde hace veinticinco años) y Stéphane Labro, amigo francés que vive en Argentina. Ambos profundos conocedores de Asterix y perfectamente bilingües. Su misión: detectar eventuales fallas de sentido en la traducción, comparando cuadrito por cuadrito con el original francés. En paralelo, le tocó el turno a mi hermano Octavio y a Matías Attwell, filósofo y licenciado en Letras, respectivamente, ambos conocedores de la civilización grecorromana y, por supuesto, del latín. En esta etapa ya fueron quedando pocas cuestiones por resolver. Le pasamos la posta a Roberto Gárriz, autor de Libros del Zorzal, escritor de ficción y con un sentido del humor fino y envidiable. Su misión: revisar los chistes y los juegos de palabras, proponer optimizaciones e inventar nuevos. Última lectura: mi hija Amalia, de entonces siete años, atenta y seria lectora. De cada etapa, cada álbum salió muy mejorado.
Varias portadas de esta edición de Asterix. |
3. La traducción que hicieron Víctor Mora y Jaime Perich es hija de una época en la que no se tenían en cuenta todos los factores que vosotros habéis cuidado con mimo; solía ser una traducción no profesional (normalmente, realizada por autores de tebeos con nociones del idioma en cuestión, como es el caso) y que no contaba con los medios técnicos actuales. El resultado es una traducción que, por muy canónica que haya llegado a ser, resulta, cuando menos, irregular. ¿Podéis darnos algunos ejemplos de por qué Asterix es una obra que necesitaba sin falta una nueva traducción?
Antes de contestar esta pregunta necesito aclarar que le guardo un enorme cariño a la traducción de Víctor Mora y Jaime Perich. En definitiva, fue gracias a ellos que conocí de pequeño este clásico incomparable. Además, se nota en cada página que ambos traductores hicieron su trabajo con mucha dedicación, y esto tiene un valor inmenso. Necesito aclarar esto de antemano primero porque lo pienso y también porque quisiera enmarcar esta discusión estrictamente en el plano técnico, que nada tiene que ver con hablar mal de una traducción y mucho menos de los traductores. Estamos ofreciendo una nueva traducción de una obra importante, y entonces es nuestra responsabilidad explicar las razones de esta decisión.
Por otra parte, es legítimo que un lector que amó esta historieta desde su infancia reciba con escepticismo la noticia de una nueva traducción. En efecto, la traducción española no fue un obstáculo para que a niños, adolescentes y adultos nos apasionara Asterix. Pretendemos mostrar, sin embargo, que la traducción española preserva poco del genio de Goscinny. La traducción que conocemos, en el mejor de los casos, es decir, cuando no trastoca el sentido —cosa que sucede muy a menudo—, solo deja aparecer una muy pequeña porción de ese genio. Ocurre que, de la misma manera que un segmento tan pequeño como se desee de una recta infinita sigue conteniendo un número infinito de puntos, una pizca de un genio sigue siendo genial.
La necesidad de retraducir completamente todos los álbumes surge de la constatación de los innumerables problemas de la traducción original, que enumero a continuación:
1) Los nombres de los personajes no siguen ninguna lógica, cuando Goscinny se imponía a sí mismo reglas implacables.
2) Una enorme cantidad de galicismos, imprecisiones y errores notorios. Notamos también una marcada pesadez en el lenguaje, en contraposición con el estilo ágil de Goscinny.
3) Pérdida frecuente de los juegos de palabras, bromas y dobles sentidos.
Veamos algunos ejemplos:
Durante toda la obra, encontramos que la traducción original contiene una profusión de galicismos inadecuados, imprecisiones, y errores notorios. En lo que sigue, llamo OF al original en francés, TE a la traducción española y SC al sentido correcto (en el contexto de la historia). Los ejemplos expuestos a continuación no pretenden ser exhaustivos, solo consideran una porción pequeña del álbum Los laureles del César, elegido al azar:
Tira de viñetas de Los laureles del César, arriba en su versión original, justo bajo estas líneas en su primera traducción al español y, en la base, en la traducción para Libros del Zorzal. |
Galicismos
Entre el francés y el castellano existen “falsos amigos”, es decir, palabras y expresiones que se escriben igual, pero que significan otra cosa. Más abajo, un detalle de la lista de los falsos amigos que aparecen en Los laureles del César, entre los muchos que se pueden encontrar a lo largo de los veinticuatro álbumes:
OF: Je suis inquiet, Obélix.
TE: Estoy inquieto, Obelix.
SC: Estoy preocupado, Obelix.
OF: Ce n´est pas la peine, maître.
TE: No vale la pena, maestro.
SC: No vale la pena, amo.
OF: Payez-vous.
TE: Páguese.
SC: Cóbrese.
OF: Il fera une bonne affaire.
TE: Hará un buen asunto.
SC: Hará un buen negocio.
Imprecisiones, errores e interpretación libre del traductor
Goscinny utiliza muchísimas expresiones del argot y notamos que la traducción original muchas veces elige la traducción literal, perdiendo por completo el sentido. En algunos casos elegimos la expresión correspondiente en castellano y, en caso de no haberla encontrado o de tratarse de fórmulas porteñas demasiado locales, optamos por preservar el sentido.
OF: Je peux en placer une, oui!
TE: ¡Puedo colocar algo, sí!
SC: ¿Me dejan decir algo?
El siguiente es un ejemplo de imprecisiones y errores de la traducción española (siempre de Los laureles del César):
OF: Numides et helvètes.
TE: Numidas y helvetas.
SC: Numidios y helvecios.
Y las interpretaciones libres…
OF: Pour les menhirs, cést la morte saison.
TE: El negocio de los menhires espera una reactivación.
SC: Para los menhires es la temporada baja.
Pesadez en el lenguaje
En la traducción original encontramos permanentemente formulaciones intrincadas innecesarias que hacen pesada la lectura.
OF: Reprenons le tour de notre histoire.
TE: Volvamos a seguir el curso de nuestra historia.
SC: Retomemos el curso de nuestra historia.
OF: Je crois que j´ai trouvé une idée pour nous introduire dans le palais de César.
TE: Me parece que tengo una idea para que nos introduzcamos en el palacio del César.
SC: Creo que tengo una idea para introducirnos en el palacio del César.
OF: Je suis fatigué.
TE: Yo estoy fatigado.
SC: Estoy cansado.
OF: Je vais te dire ce que tu vas faire demain.
TE: Te voy a decir lo que vas a hacer mañana.
SC: Te diré lo que harás mañana.
Nombres de los personajes
Goscinny se impone reglas muy estrictas con relación a los nombres de los personajes:
Por citar un par de ejemplos, en El combate de los jefes, el jefe galo-romano Aplusbégalix proviene de “A plus B égal à X” (A más B igual a X); en la traducción española se llama Prorromanix, que viene de “pro-romano”, ¡¡¡que termina con “no”!!! A ese personaje lo llamamos Cosenodekix (Amasbigualaekix nos sonaba algo cacofónico). En Asterix y los normandos, el sobrino del jefe se llama Goudurix (“Goût du risque” = le gusta el riesgo), y en la traducción original, Gudurix, que no proviene de ninguna frase con sentido en castellano. Lo llamamos, en nuestra traducción, Frenetix.
Y ya que hablamos de nombres, para pronunciar “Astérix”, en francés se necesita poner un acento en la e, si no, se pronunciaría de otra manera ya que, en francés, la é y la e son dos vocales diferentes. Pero esto no quiere decir que el acento tónico esté en la e, ¡está en la i final! En esta traducción, optamos por que Asterix conserve el acento tónico en la i para que guarde referencia con “asterisco”, palabra de la que proviene el nombre del héroe. En síntesis, tanto “asterisco” como “obelisco” llevan el acento tónico en la i, entonces los protagonistas, en nuestra traducción, se llaman Asterix y Obelix, ¡sin tilde, por Tutatis! Además, es sabido que en galo antiguo todas las palabras tienen su acento en la última sílaba.
4. ¿Cuál consideráis que puede ser el acierto más inspirado en la traducción original y cuál el error más garrafal?
Lo que más valoro de la traducción original es, como dije antes, el cariño indudable puesto en juego en el trabajo de los traductores. Prefiero no hablar de errores garrafales puntuales, no porque no los haya (de hecho, en mi respuesta a la pregunta anterior hay una lista no despreciable), sino porque justamente la existencia de una nueva traducción no implicó corregir cuestiones puntuales: casi todos los globos tienen errores, muchas veces leves y otras muchas menos leves.
5. Los derechohabientes os autorizaron a modificar todos los nombres propios salvo los de Asterix y Obelix, pero vosotros tomasteis la decisión de mantener también los de otros personajes principales, ¿hasta qué punto influyó en vuestra labor de traducción la hegemonía de la traducción original?
Este es el único punto en el que la traducción original influyó en nuestras decisiones. Efectivamente, decidimos hacer algunas concesiones, ya que algunos de los personajes ya pasaron a la inmortalidad. Esta inmortalidad la debemos, lamentablemente, a lo que en nuestra opinión fueron malas decisiones de los traductores originales, pero estimamos igualmente que cualquier cambio sería atentar contra los emblemas. Fue difícil porque entendemos que conservar un error está mal, pero, a la vez, en este caso, corregirlo podía ser peor.
A continuación encontrarás la lista de aquellos nombres que (en nombre de la mencionada inmortalidad) no cambian a pesar de no responder a las reglas de Goscinny:
Abraracurcix, el jefe: Abraracourcix proviene del francés “À bras raccourcis”, que significa “a brazo partido”. Abraracurcix no proviene de ningún conjunto de palabras que cobren sentido en castellano. Notemos que el traductor español tomó la iniciativa de cambiar “ou” por “u”, cuando, en lugar de esto, debería haber elegido otro nombre. Por ejemplo, en la traducción al inglés, el jefe se llama “Majestix”. Observemos, también, que el traductor español, en uno de los álbumes, se arrepiente y llama al jefe “Abrazopartidix”. En los siguientes álbumes se vuelve a arrepentir y retoma “Abraracurcix”. Difícil decidir cuál de las dos decisiones es la peor.
Asuranceturix, el bardo: Assurancetourix proviene de “assurance tous risques”, que significa “seguro a todo riesgo”. Asuranceturix presenta los mismos problemas que Abraracurcix. También, en algún álbum de la traducción española, el bardo se llama “Seguroatodoriesguix”, iniciativa bastante desgraciada (“riesgo” no termina con “i”, “isco” ni “ico”) que tampoco se mantuvo y se volvió a reemplazar por la iniciativa desgraciada anterior.
Por fuera de los personajes, tampoco modificamos los nombres de los campamentos romanos Petibonum ni Babaorum por considerarlos también emblemáticos, si bien en castellano no cobran ningún sentido.
Es difícil establecer la frontera que separa a los personajes cuyos nombres mantenemos a pesar de romper con las reglas de Goscinny y los que no. El criterio fue conservar la menor cantidad posible de personajes cuyos nombres propios son el resultado del descuido del traductor anterior. Aquí, algunos ejemplos de los que sí cambiaron, a pesar de su notoriedad:
6. Aparte de la tarea de retraducción de los nombres propios que habéis acometido, ¿qué otros aspectos creéis que han sido relevantes en el proceso? ¿Cuál es la solución de traducción de la que más orgullosos os sentís?
Nuestro mayor aporte y sin duda allí donde más orgullosos nos sentimos es habernos impuesto que cada juego de palabras se traduzca con otro juego de palabras. El doble sentido se traduce con doble sentido. No siempre fue fácil, o mejor dicho, siempre fue difícil. Los juegos de palabras y el doble sentido son el rasgo distintivo de Goscinny en Asterix. Cuando la traducción literal no funciona, elegimos cambiar el juego de palabras por otro juego de palabras coherente con el contexto.
Tira de viñetas de Asterix en Hispania, arriba en su versión original, justo bajo estas líneas en su primera traducción al español y, en la base, en la traducción para Libros del Zorzal. |
Veamos de cerca el juego de palabras que más nos costó resolver y que quizá se pueda demostrar matemáticamente que se trata de la frase más difícil de traducir del mundo. En Asterix en Hispania, el César vuelve victorioso de sus batallas con bárbaros reducidos a la esclavitud. Entre ellos se destaca un bárbaro pelirrojo, y la multitud le pide a César que tenga clemencia con él. El César lo señala con el dedo dejando claro que lo deja libre. Entre la multitud, dos romanos mantienen el siguiente diálogo:
—Que fait César? (¿Qué hace el César?).
—Il affranchit le rubicond (Libera al rubicundo).
«Il affranchit le rubicond» es una frase que se pronuncia exactamente igual que la siguiente: «Il a franchi le Rubicon» que significa: Cruzó el Rubicón.
La traducción original propone en este caso:
—¿Qué ha hecho César?
—¡Quién lo hubiera dicho! ¡Negarse a que el rubicundo sea atravesado!
Por un lado, notemos que si se trata de un juego de palabras, no se entiende ni el sentido directo ni el sentido velado. Además, le cambió el tiempo verbal al primer romano, que habló en presente describiendo, justamente, una situación presente. Por otra parte, el primer romano hace una pregunta y el segundo romano le contesta con dos exclamaciones. Con todo derecho, el primer romano podría exigir al segundo romano la respuesta a su pregunta y la postergación de sus reflexiones.
En nuestra traducción, luego de dos semanas dedicadas a evaluar alternativas, nos quedamos con la siguiente:
—¿Qué ha hecho el César?
—Apuesta al colorado.
En España, entiendo que se dice “apostar al rojo” en referencia a la ruleta. Consideramos que, si bien no mantiene el nivel del original, al menos se trata de un juego de palabras digno que responde a la situación.
Otro juego de palabras cuya traducción fue complicada y a mi entender bien resuelta fue en Asterix legionario cuando los piratas quedan desamparados sobre una balsa improvisada luego de haber tenido la mala suerte de cruzarse con los galos. El jefe de los piratas, contemplando la situación con desolación, exclama: «Je suis médusé!», que se puede traducir como: «¡Estoy anonadado!». Lo que ocurre es que Uderzo dibuja a cada pirata como un integrante del cuadro Le radeau de La Méduse, del pintor Théodore Géricault. De ahí que para traducir «Je suis médusé», el sentido literal no alcanza. La traducción original se ocupa de esta referencia y propone: «¡Por Medusa, qué vida esta!». Sin, embargo, me daba la impresión de que debía resolverse de otra manera. Por un lado, el jefe de los piratas, en la edición francesa, no se queja de su vida, sino que observa resignado ESA situación precisa, y además, me pareció que usar la palabra “medusa” para hacer referencia a un cuadro que usa la misma palabra era como hacer rimar una palabra con ella misma. Nos rompimos la cabeza durante días para resolver esta frase hasta que le encontramos la vuelta: «¡Qué cuadro!», dice ahora el malogrado jefe pirata.
Tira de viñetas de Asterix legionario, arriba en su versión original, justo bajo estas líneas en su primera traducción al español y, en la base, en la traducción para Libros del Zorzal. |
Aprovecho aquí para hacer una pausa y mencionar a Albert Uderzo. Cuando de traducción se trata, es natural mencionar a Goscinny, pero tengo que decir que el talento y la capacidad de trabajo de Uderzo conmueven hasta las lágrimas. Listo, ya lo dije, sigamos con Goscinny.
7. Dado que Asterix es una obra que contiene tanto elementos universales como infinidad de detalles pensados para el público francés de la época en la que fue publicado por primera vez, ¿habéis tenido que introducir muchas actualizaciones contextuales o lingüísticas para mantener el guion de Goscinny y que resulte comprensible para los lectores actuales?
Para nada. Considero que habría sido un error doble. El gusto al desafío es una capacidad que suele perderse a medida que uno se vuelve adulto. A los niños les gusta el desafío. El niño sabe que Asterix es una obra inteligente y que los autores jamás habrían puesto un dato al azar. Si hay un dato coyuntural que se le escapa, le va a quedar la intriga. Y va a investigar. Y tarde o temprano, va a descubrir el sentido de eso que no entendió en su momento y estará feliz de haber aprendido algo nuevo. Nos pasó a todos. Que los adultos no tengan tan a flor de piel esta gimnasia es problema de los adultos. Por otro lado, jamás me permitiría andar actualizando a René Goscinny, sería como arrogarse la atribución de actualizar a Cervantes para que a los lectores actuales no se les haga tan pesado El Quijote.
8. El rasgo que define, en esencia, los textos de las historietas es la oralidad. O, más bien, su plasmación. Es lo que se conoce como oralidad fingida, que se sirve de distintos mecanismos tales como el empleo de marcas que revelan acentos o estratos sociales de los personajes. ¿Cómo habéis resuelto estos aspectos? ¿Cuáles creéis que han sido los más difíciles de reflejar en la traducción?
No recuerdo que hubiéramos tenido una especial dificultad con estos aspectos. Creo que se debió a que, a este respecto, Goscinny da pistas muy claras siempre. Aunque parezca obvio, lo central fue mantener la coherencia, y esto implicó un trabajo de concentración y de revisión importante. Por ejemplo, el pirata africano al que le cuesta pronunciar la erre no tiene que pronunciar ninguna erre y siempre se terminaba colando alguna.
9. Una cosa que llama muchísimo la atención en vuestra retraducción es el aspecto gráfico, que es infinitamente más cuidado que en la traducción original (colores que respetan los del original, tipografía, rotulado, etc.). ¿Nos puedes hablar un poco sobre el trabajo que ha llevado a cabo Osvaldo Gallese?
Gracias por mencionarlo. Osvaldo hizo un trabajo descomunal. Sobrehumano, diría yo. Los textos de los globos hoy los escribe un soft con la tipografía de Uderzo, pero los carteles y las onomatopeyas son dibujos. Y dibujó cada mínima letrita para que quedara calcada del original. Este es un valor agregado del que también estamos muy orgullosos.
10. En varias de las entrevistas que os han hecho habéis mencionado que Hachette le encargó la tarea de valoración de vuestra traducción a un auditor externo y este llegó a la conclusión de que vuestra traducción tiene, como mínimo, el mismo nivel que el original francés. ¿Quién llevó a cabo esa auditoría y cómo lo hizo? ¿Cuáles fueron sus criterios de calidad para llegar a su veredicto?
Ni Hachette ni nosotros sabemos quién hizo la auditoría, fue una etapa muy interesante del trabajo. Me da pena porque me gustaría conocer al auditor, que hizo un trabajo fenomenal, un ojo de lince que detectó varias cuestiones imperceptibles e hizo sugerencias inteligentes y pertinentes. Sin duda que su veredicto se debe más al entusiasmo que a una realidad palpable ya que, si bien creemos haber logrado un trabajo de buen nivel, Goscinny es Goscinny…
11. ¿Qué ha sucedido exactamente con la distribución de vuestra obra? Muchos nos enteramos en España de la polémica por Twitter cuando lo denunciasteis públicamente en febrero, pero nos gustaría que nos lo contarais con un poco más de detalle.
Generó muchos malos entendidos este tema. Resulta que en quioscos no tenemos exclusividad. Me pareció un error superponer dos traducciones en el mismo mercado —sobre todo teniendo en cuenta que de un lado hay una nueva traducción dando sus primeros pasos—, y fue lo que explicité en un tuit que tuvo una repercusión inesperada. Entre tanto, hablando se entiende la gente, y la experiencia habrá servido para mejorar entre todos la presencia de Asterix en América Latina.
12. ¿Os habéis planteado traducir los álbumes que no fueron escritos directamente por Goscinny?
Los tenemos todos traducidos y estimo que los lanzaremos el año que viene.
13. ¿Puedes hablarnos de las otras obras de Goscinny cuya traducción ya habéis empezado (Lucky Luke, Iznogud, El pequeño Nicolás)?
De Lucky Luke lanzamos diez álbumes, y compramos los derechos de ocho álbumes de Iznogud, de los cuales el primero saldrá próximamente. Chi va piano va lontano.
14. Para cerrar, nos resulta particularmente interesante esa última fase de revisión que mencionabas al principio, con la lectura de tu hija Amalia. ¿Cómo fue su experiencia al leer vuestro Asterix?
La lectura de mi hija Amalia fue tan importante como las once que la precedieron. No quería correr el riesgo de dejar Asterix en manos exclusivas de adultos. La adultez aliena hasta al más despierto. No le di ninguna indicación a mi hija, solo le pedí si podía leer las historias que le pasaba y quedé atento a sus comentarios espontáneos. Una noche, desde su habitación, oigo una fuerte carcajada: Amalia estaba disfrutando de haber entendido un juego de palabras. Que había inventado yo.
La balsa de la medusa original, de Géricault. |