LAS TORTUGAS NINJA: CAPARAZONES DE CELULOIDE
DIEGO MATOS AGUDO

Title:
Teenage Mutant Ninja Turtles: Celluloid shells
Resumen / Abstract:
La saga de las Tortugas Ninja, que empezó como algo divertido entre dos amigos, se ha transformado en un producto multimedia de gran impacto popular. De las viñetas a la televisión, pasando por juguetes y, por supuesto, también saltaron a la pantalla grande (en más de una ocasión). Siempre con una mezcla de extrañeza, aventura y acción; a veces ingenuas, a veces duras. Sus historias lo soportan (casi) todo. Animales antropomórficos adolescentes, mutaciones, artes marciales y pizza. / TMNT: What started out as something fun done by friends has become a popular multimedia product of great impact. From cartoons to television, through toys and, also, jumped to the big screen (on more than one occasion). Always with a mixture of strangeness, adventure and action; sometimes naive, sometimes harsh. Their stories support (almost) everything. Adolescent anthropomorphic animals, mutations, martial arts and pizza.
Palabras clave / Keywords:
Cinematografía, Tortugas Ninja, Turtlemanía, Acción, Antropomorfismo, Mutantes/ Cinematography, Teenage Mutant Ninja Turtles, Turtlemanía, Action, Anthropomorphism, Mutants

LAS TORTUGAS NINJA: CAPARAZONES DE CELULOIDE

 

Introducción

La relación entre el cine y el cómic es antigua y profunda. Ambos medios comparten contenidos, géneros y argumentos; además de personajes de la más diversa índole, desde superhéroes a gánsteres, pasando por demonios o mutantes, que atraen la atención de los estudios y productoras, quienes piensan que lo que luce en viñetas, en papel, también puede lucir en planos, en celuloide. 

El periodista, crítico y escritor bilbaíno Guzmán Urrero, especialista en comunicación audiovisual e imagen, escribió en 2007 un excelente monográfico sobre el tema en su web, en el que apuntaba:

De hecho, la relación entre cine y cómic no se limita a la adaptación de ciertas obras de uno a otro medio. Por encima de todo ello, películas y tebeos comparten características fundamentales de sus respectivos lenguajes. Tanto en el cine como en la historieta existe una construcción de la secuencia, siguiéndose parecidos criterios técnicos para conseguir el ritmo narrativo pertinente. Este hecho se demuestra al comparar una página de cómic con otra de storyboard, que es la planificación dibujada de las secuencias que será usada al preparar cada sesión de rodaje. De hecho, es frecuente que sean dibujantes de historieta los encargados de realizar el storyboard.

Dos conceptos que son comunes tanto en el cine como en el cómic: el montaje y la planificación. Los autores de cómic, al igual que los directores y guionistas de cine, deben planificar sus páginas con cuidado, orientando la lectura, con buen ritmo y una estructura acorde a la historia que están desarrollando. El montaje final debe significar un todo, con independencia del formato.

En cine y cómic, en los últimos años, existe una máxima no escrita que podría resumirse en: “Lo que veo, lo adapto”; siempre pensando en el potencial comercial, por supuesto. Y en los dos sentidos, porque muchas sagas cinematográficas se han transformado en exitosas series en viñetas, como Los Cazafantasmas (IDW), El ejército de las tinieblas (Dark Horse) o todo lo relacionado con los Aliens y los Predators (Dark Horse).

En cambio, a veces salen productos que sorprenden, incluso, por su inesperado éxito; nacen de una editorial modesta, de la mente de dos autores desconocidos que tan sólo tuvieron una idea, pero una idea millonaria. Y surgen desde las viñetas, saltan a los juguetes, de ahí a la televisión y, después, a la gran pantalla… para inundarlo todo y crear tendencia. Éste es el caso de las Tortugas Ninja, adolescentes, mutantes.

 

Viñetas mutantes: los orígenes

Algo se agitaba en las alcantarillas entre 1983 y 1984. Unos jóvenes artistas estaban intentando crear un estudio de cómic, que denominaron Mirage, cuando, a modo de broma, inventaron un concepto que pronto daría el salto desde las viñetas a todas partes. Kevin Eastman y Peter Laird se había conocido un tiempo antes y a los dos les unía la pasión por el Noveno Arte y por Jack Kirby. Peter era el mayor y vio en Kevin una versión más joven de sí mismo. Pronto se decidieron por embarcarse en sus propios proyectos y se pusieron a trabajar, siempre hasta altas horas de la madrugada.

Con el año 1984 en marcha, la mayoría de los fans de los cómics leían sobre mutantes adolescentes, como los X-Men, ninjas, como Daredevil y sus enemigos, y funny animals como Cerebus, el cerdo hormiguero. Ahí entraron Kevin Eastman y Peter Laird. Artistas y amigos, Eastman y Laird estaban plenamente obsesionados con el trabajo de Frank Miller y Dave Sim, al igual que con Jack “El Rey” Kirby, que había co-creado la mayoría del Universo Marvel en los años sesenta y que era conocido por la poderosa fluidez de las escenas de acción que dibujaba, que fueron la base sobre la que se cimentó la gramática visual de los cómics de superhéroes por siempre jamás. Eastman y Laird querían crear su propia marca de cómics y ya estaban teniendo pequeños éxitos cuando una noche se les ocurrió una idea. (Rosenbaun, 2014: 3-4).

Dibujos iniciales de las primeras Tortugas Ninja, por Eastman (izquierda) y Laird (derecha).

Una noche, juntos, imaginaron a estos simpáticos, valientes, entrañables y marchosos personajes. Kevin dibujó una rudimentaria tortuga con nunchakus en una servilleta, con el objetivo de hacer reír a su amigo, sorprendiéndole. Las tortugas eran uno de los animales más lentos y los ninjas se caracterizaban por ser rápidos y mortíferos. A Peter le encantó el quelonio y dibujó su propia versión, pero multiplicándolo hasta el cuarteto. Puso a cada tortuga un arma diferente. Además de los nunchakus, una portaba katanas, otra, sais, y, la última, lucía un bo. No eran conscientes de que estaban construyendo los pilares de un fenómeno. La Turtlemanía había nacido. Las Tortugas Ninja salían de sus caparazones.

Al día siguiente, volvimos a mirar nuestros dibujos y decidimos que realmente necesitábamos contar la historia de cómo estos personajes habían llegado a ser quienes eran y comenzamos a deliberar los detalles de la trama. Decidimos hacer un homenaje/parodia de algunos de nuestros héroes favoritos y de nuestras inspiraciones (dedicándoselo a ellos). Trabajamos mucho durante el invierno de 1983 a 1984 y después de encontrar una imprenta local en Nueva Inglaterra pedimos dinero prestado a mi tío Quentin e imprimimos los primeros 3000 ejemplares. Presentamos el cómic en una convención de cómics local, en Portsmouth, el 5 de mayo de 1984. Desde ese día hasta ahora, treinta años después, las Tortugas Ninja se transformaron en un fenómeno mundial (con dibujos animados, juguetes, películas) que aún hoy tratamos de entender por completo. Y todo empezó con ese dibujo… (Matos y Vicente, 2014:10).

 

Pensaron que no venderían ni un solo ejemplar del primer número. En realidad lo escribieron para ellos mismos, como algo que querían hacer para probarse, por el mero hecho de la diversión. Pero tan sólo era el principio. Después llegaron todos los elementos que las han acompañado desde entonces, como sus armas, sus aliados, sus villanos y, por supuesto, sus archiconocidos nombres.

Lo más divertido de la creación de las tortugas fue ponerles nombre. La idea de unas Tortugas Ninja Mutantes era tan absurda que queríamos nombres a juego. Pensamos en nombres orientales, pero no tenían gracia. Y como yo soy un fan de la historia pensé en ponerles nombres de grandes artistas del Renacimiento como Raphael, Leonardo, Michelangelo o Donatello, que es mi artista favorito. Curiosamente a este último pensábamos llamarle Bernini, pero Peter dijo que el nombre tenía que acabar en ‘o’ y se quedó con Donatello. Funcionó. (Matos y Vicente, 2014: 11).

Presentación de las tortugas protagonistas.

Aunque la primera tirada fue modesta, la mayoría de ejemplares ya estaban vendidos por encargos a tiendas antes de salir de imprenta. El éxito fue instantáneo. Antes, habían anunciado la publicación en el número 545 de la Comics Buyer’s Guide y las expectativas eran enormes. Con lo que recaudaron de aquello hicieron una segunda, de 6000. Del número dos tuvieron encargos que ascendían los 15000 y su carrera continúo en ascenso. Ese éxito hizo que el cómic de las Tortugas Ninja fuera el comic book en blanco y negro más vendido y más popular de la época. Su formato original era un poquito mayor que el del resto de historias regulares y permaneció así durante esas primeras ediciones.

Portada del primer número del cómic (1984).

El primer número definía el estilo de los autores, que tenían una forma particular de trabajar, ya que los dos esbozaban y dibujaban, además de participar en la creación de los argumentos y de los diálogos. Lo bueno del concepto de las tortugas es que casi cualquier situación, por muy ridícula o extraña que parezca, puede tener cabida en sus historias. Esto se ha visto en todas y cada una de las encarnaciones en viñetas, desde el origen en Mirage hasta la actualidad en la serie de IDW, pasando por las colecciones de Archie o Image, que también han acogido a estos personajes a lo largo de los años.

A medida que el éxito de las tortugas fue aumentando y el estudio fue creciendo, Laird y Eastman fueron contando con más colaboradores. En 1987 ellos invertían el 90% de su tiempo en su faceta de artistas y el 10% en los negocios, pero en menos de un año la proporción se dio la vuelta. Contrataron a dibujantes como A. C. Farley, Michael Dooney, Eric Talbot, Ryan Brown, Steve Lavigne, Jim Lawson y Steve Murphy. Todos se encargaron de tramas episódicas de resultado creativo muy variable.

Durante estos treinta años los cómics de las tortugas han inspirado series separadas y varias historias alternativas. Eastman y Laird se encargaron del llamado volumen 1. En el volumen 2, Jim Lawson realiza guiones y dibujos como autor completo. El volumen 3 (ahora conocido como TMNT Urban Legends) no es canon y fue editado por Image, con Gary Carlson como guionista y Frank Fosco como dibujante. Los quelonios vuelven a Mirage en el 2001 y con ellos llega el volumen 4, de mano de Peter Laird y Jim Lawson. Archie Comics editó la colección basada en la serie animada TMNT Adventures. Mientras que en 2003, acompañando a la nueva serie de entonces, Dreamworks se animó con un nuevo cómic, que elaboraron Peter David y LeSean Thomas. La última iteración de la franquicia en viñetas se está desarrollando en IDW, desde el 2011, con Tom Waltz como artífice principal, junto con varios dibujantes (entre los que destacan Dan Duncan, Mateus Santolouco o Sophie Campbell) y el regreso de uno de los padres de las criaturas: el mismísimo Kevin Eastman.

 

Colorida animación ninja

Casi desde el principio, en esos primeros años de gestación, en la década de los ochenta, la popularidad de los primeros cómics llamó la atención de otras industrias como la juguetera. Playmates estaba interesada, pero no pensaban sacar juguetes de algo que se basada tan sólo en un cómic, así que los implicados prepararon el desembarco en forma de serie de televisión, con idea de ver si funcionaba y empezar a sacar figuras de acción.

 

Primera versión de animación de TMNT.

 

Asociados con Fred Wolf Films (por aquella época se llamaban Murakami-Wolf-Swenson Film Productions), Playmates produjo los primeros cinco capítulos en forma de miniserie en 1987 con idea de convertirla en una serie para ver los sábados por la mañana. El resultado fue estupendo, a los niños les encantaba y en 1988 ya era una serie sindicada que se veía cada sábado en un contenedor exclusivo de una hora de duración llamado “El poder tortuga”. En 1989 la serie amplió su horario de emisión y se veían capítulos cada día de la semana. La producción duró hasta 1996, contando con un total de diez temporadas formadas por 194 capítulos, que fueron emitidos en la CBS. Como los derechos no los poseía Mirage, los cambios que se iniciaron no fueron añadidos en las versiones de cómic al principio. Entre estos cambios destaca la profesión de April O’Neill, que en los cómics originales era ayudante de laboratorio y en la serie pasaría a ser reportera, con su sempiterno mono amarillo.

Fue en esta producción para la pequeña pantalla, porque se dirigía a un público infantil (de unos siete años de edad), donde introdujeron por primera vez los colores diferentes de las bandanas de los cuatro protagonistas en un acertado intento de encontrar la fórmula para que los niños pudieran identificar mejor a los personajes. Desde entonces, Leonardo vestiría el azul, Raphael el rojo, Michelangelo el naranja y Donatello el morado.

Las tortugas siguieron ligadas a la televisión con posterioridad. Primero con el proyecto de acción real TMNT: The Next Mutation (1997-1998), producida por Haim Saban, en la que se incluía por primera vez una quinta tortuga, femenina, llamada Venus de Milo; después con la serie de animación de 2003 (hasta el 2009), de Fox Network y 4Kids Entertainment, producida por Mirage Studios; y las dos producciones de Nickelodeon de los últimos años: TMNT (2012-2017) y Rise of the TMNT (2018-2020).

 

Saliendo de las alcantarillas, al cine

Pero antes de eso ya se había empezado a gestar la primera película de imagen real protagonizada por estos cuatro quelonios. A finales de los ochenta, gracias a su agente, Mark Freedman (presidente de Surge Licensing Inc.), que había apostado por este producto, convirtiéndose en un tercer socio y estaba trabajando para transformar las Tortugas Ninja en una franquicia de más éxito, Eastman y Laird fueron tentados por New World Pictures (antigua compañía propiedad de Roger Corman), pero los autores declinaron la propuesta porque la película iba a rodarse con actores reales metidos dentro de disfraces al estilo de Godzilla, al más puro estilo de las mascotas de los equipos de fútbol americano. El conocido productor de películas de serie B quería fichar a cómicos para estos papeles y se habló de que había pensado en Sam Kinison, Leo Anthony Gallagher Jr., Billy Crystal y Bobcat Goldthwait para los cuatro protagonistas. Sin duda el proyecto hubiera sido diferente, pero no vio la luz.

Póster de Las Tortugas Ninja (1990).

En cambio, en 1990 llega a las pantallas la película de Las Tortugas Ninja, producida por Golden Harvest Films (productora de pequeños filmes de artes marciales fundada por Raymond Chow, descubridor de Bruce Lee) y distribuida por New Line Cinema, en la que se decidió usar una combinación de actores reales junto a animatrónicos y marionetas de gran calidad, obra del estudio de Jim Henson, el legendario Creature Shop. Henson falleció poco después, por lo que éstas fueron sus últimas creaciones. Primero fabricaron los moldes de fibra de vidrio de cada una de las criaturas, para darles características individuales; después, se usaron trajes de látex y las más avanzadas técnicas en expresiones faciales.

Con la excepción de Corey Feldman, uno de los actores juveniles más famosos de la década de los ochenta, que puso la voz a Donatello, el cast era prácticamente desconocido. De cara a las audiencias más jóvenes, las Tortugas Ninja ya eran estrellas, así que no hacía falta más famosos en la cinta. Cada tortuga tiene la voz de un actor que graba el diálogo, mientras que después un gran número de actores y especialistas se metían dentro de los trajes. […] The Creature Shop fabricó dos modelos de cada una de las tortugas: Stunt Turtles y Hero Turtles. Las primeras se usaron con especialistas de artes marciales nacidos en Hong Kong y sólo eran para las escenas de acción, donde no hablaban. Mientras que las segundas eran más complejas, animatrónicas, que se utilizaban para los diálogos y las escenas con planos más cortos. (Farago, 2014: 96).

Cada personaje se hizo buscando una fidelidad a medio camino entre el cómic original y la serie de animación. A día de hoy se puede ver cómo han envejecido los trajes en diversas webs y páginas de subastas de cine y aún, con el paso de los años, se encuentran, a pesar de sus desconchones y ausencias, en estado aceptable.

El director encargado de esta película fue el irlandés Steve Barron, conocido por su anterior comedia, Sueños eléctricos (1984), y que después realizaría cintas míticas y extrañas a partes iguales, como Los Caraconos (1993), con Dan Aykroyd; El Especialista (1994), con Sylvester Stallone, o Mientras Dormías (1995), con Sandra Bullock. De filmografía ecléctica, Barron tuvo que enfrentarse al reto de conjugar actores de carne y hueso con ingenios mecánicos. Y salió, más o menos, bien parado.

La mayor parte del rodaje, que comenzó en 1989, se realizó en Carolina del Sur, en la ciudad de Wilmington en los North Carolina Film Studios, dejando tan sólo algunas escenas para filmar en Nueva York (por captar emblemáticos lugares como el Empire State Building o Times Square). 

La película contó con un presupuesto de tan sólo 13,5 millones de dólares, recuperados con creces en el primer fin de semana, en el que recaudó más de 25 millones, cubriendo todas las expectativas. La recaudación global fue de más de 135 millones de dólares sólo en taquilla (200 millones en la recaudación total). Y se transformó en la cinta independiente más taquillera (la novena en el ranking general) hasta El Proyecto de la Bruja de Blair. El éxito de las Tortugas Ninja casi no había hecho más que comenzar y la película era ya un fenómeno de masas.

Un chico lleva sus pequeñas mascotas en una pecera. Son cuatro. Cruza una calle y está a punto de ser atropellado por un camión que porta residuos tóxicos… El origen recuerda al de otro personaje de cómic: Daredevil. No es casual. Es uno de los múltiples homenajes que los creadores hacen ante la obra de uno de sus ídolos: Frank Miller (quien, aunque no fue el creador del personaje, sí que se encargó de revitalizarlo, dándole una nueva oportunidad que sirvió para su consolidación en cuanto a público y crítica). Un accidente y el vertido de una misteriosa sustancia mutagénica llamada Ooze en una alcantarilla. Allí, unas pequeñas tortugas y un roedor cambian. Se transforman en animales antropomorfos. Splinter, la rata, les enseña el ancestral arte del ninjutsu (que aprendió de su amo, el maestro ninja Hamato Yoshi) y les pone sus conocidos nombres: Raphael, Leonardo, Michelangelo y Donatello.

La reportera April O’Neil, interpretada en esta ocasión por Judith Hoag, ni se imagina que su vida se verá inmersa en una extraña trama cuando entre en contacto con estas cuatro tortugas mutantes adolescentes. Ella investiga una serie de robos que están ocurriendo en Nueva York. Las víctimas no oyen ni ven a sus atracadores. Se trata de unos sigilosos ninjas, el Clan del Pie (trasunto de La Mano de Marvel), que han alargado sus redes hasta Norteamérica, liderados por el malvado Oroku Saki (con las facciones del actor James Saito), archienemigo de Splinter. La batalla está servida. Por suerte para los protagonistas, no todos los personajes con los que se crucen serán enemigos. También consiguen un gran aliado en la figura del vigilante callejero Casey Jones (al que aporta fuerza Elias Koteas), uno de los favoritos de los fans en todas sus encarnaciones, con su máscara de hockey y sus palos deportivos. Aparecen, además, muchas subtramas provenientes del cómic, así como escenarios de la talla de la guarida en las alcantarillas, la casa de April (sobre su tienda de antigüedades Second Time Around) o la granja de Casey, donde los personajes deben recuperar fuerzas antes de retornar a la ciudad, lugares sacados de las primeras aventuras en viñetas. En todos estos casos, la fidelidad con el diseño gráfico de los cómics es muy alta.

Las Tortugas Ninja es la clase de película fresca, de acción y humor para toda la familia, que hace reír y consigue que los espectadores pasen un buen rato. Más en la línea de los dibujos animados, aunque los fans de la franquicia encontrarán también un producto fiel, en esencia, a los cómics; quizá el más respetuoso de todos con el tono oscuro y maduro del material original de los primeros cómics de Peter Laird y Kevin Eastman. Tuvo, además, un alto nivel de violencia para el tipo de producción y la calificación por edades; y en la versión en español se tradujo «Cowabunga», el grito de guerra de las tortugas, por el más castizo y recordado: «¡De puta madre!».

 

Las Tortugas Ninja II: El secreto de los mocos verdes

Tras el éxito de la primera película, las alcantarillas volvieron a agitarse por segunda vez tan sólo un año más tarde, en 1991. Con Shredder, el Despedazador, como villano principal, los cuatro mutantes se enfrentan esta vez también a una cuestión interna, además de externa: la de su identidad.

Las Tortugas Ninja II: El secreto de los mocos verdes (1991).

Las Tortugas Ninja II: El secreto de los mocos verdes (título que recibió en España el original Teenage Mutant Ninja II: The Secret of the Ooze) continúa donde terminó la anterior, aunque cambia de tono, dejando de lado lo sombrío y adulto de los cómics de Mirage para acercarse a lo más desenfadado e infantil de la serie de animación. El resultado es un filme más luminoso, más tontorrón y más cómico. Todo ello con cantidad de efectos especiales, nuevas criaturas, más acción y muchos gags.

Michael Pressman se sienta en la silla del director, sustituyendo a Steve Barron, en su trabajo más intenso hasta la fecha. Suyas son películas como The Great Texas Dynamite Chase (1976), The Bads News Bears in Breaking Training (1977), o Doctor Detroit (1983), entre otras. En ese momento, llevaba siete años trabajando en televisión, por lo que estaba acostumbrado a trabajar rápido, pero aquí se encontró con un ritmo frenético. Tan sólo pasó un año desde que escribieron el guion hasta que completaron la película. De ese tiempo, dedicaron tres meses para escribir el libreto, dos en la preproducción, dos más en rodar (en realidad fueron cincuenta y tres días justos) y tres meses para editar y doblar (el doblaje tuvieron que hacerlo de forma simultánea en dos salas para llegar a tiempo). Un trabajo contrarreloj. Aunque a Pressman no le solía gustar encargarse de segundas partes, la opinión del joven actor Matthew Lawrence (con quien había trabajado en la película para televisión Joshua’s Heart, en 1990), que era fan de las tortugas, le hizo cambiar de idea.

Para dar forma a esta película, el director contó con un mayor presupuesto: de 25 millones de dólares. El guion, bastante más flojo, intentaba dar un mensaje ecologista, luchar contra los prejuicios y, de fondo, hablar también de que la búsqueda de un origen no debe centrarse en el pasado, en el lugar de donde se proviene, sino valorar lo que cada uno de verdad es. Todo ello desde la profundización en la mitología de las Tortugas Ninja y en la consecuencia del uso y abuso del mutágeno. Los fans corrieron en masa a verla a las salas. Fue la duodécima película más taquillera de ese año y se alzó con la friolera de 78,6 millones de dólares de taquilla mundial.

En esta ocasión, Shredder ha conseguido escapar de la muerte y quiere venganza. Encuentra el modo de hacerlo gracias al mutágeno con el que están investigando en T.G.R.I (Tecno Global Research Industries, que es una versión del T.C.R.I. de los utrom en los cómics, unos extraterrestres con forma de cerebro que se introducen en cuerpos humanoides colocándose en el lugar donde estaría el estómago, también artífices del producto que mutó a las tortugas).

Para llevar a cabo sus experimentos rapta al profesor Jordan Perry (interpretado por David Warner y que en idea inicial iba a desvelarse que era uno de esos alienígenas cerebrales) y obliga a este científico a crear para él sus propios mutantes. Así llegan los dos esbirros principales con los que contará en la película: Tokka, una tortuga caimán, y Rahzar, un lobo. Ambos son cachorros, por lo que más que dos monstruos amenazadores, consigue dos ineptos de grandes proporciones. Inicialmente estos dos personajes iban a ser Bebop y Rocksteady, el jabalí verrugoso y el rinoceronte de la serie de televisión, pero al final, por complicaciones legales, no pudieron aparecer y se cambiaron.

Bajo la máscara metálica del villano se encuentra ahora François Chau y en su versión de Súper-Shredder (cuando al final usa el mutágeno consigo mismo) lo interpreta el luchador de la WWE Kevin Nash. También April O’Neil cambia de facciones y ahora está interpretada por Paige Turco. Además, Casey Jones desaparece de escena y su lugar lo toma un nuevo aliado humano adolescente: el repartidor de pizzas Keno (Ernie Reyes Jr.).

Para dar vida a las cuatro tortugas, a Splinter y a los nuevos mutantes, se volvió a contar con la Creature Shop de Henson (a su memoria dedicaron la película). La compañía proporcionó unos aún más avanzados diseños, tanto de trajes como de marionetas, con unas cabezas todavía más expresivas, destacando en el movimiento de los ojos y de las bocas. Gracias a ellos, Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello parecieron más vivos que nunca.

Su vitalidad la demuestran, sobre todo, cuando en plena lucha final entre los buenos y los malos de la cinta, las tortugas terminan en un club abarrotado causando el pánico. Allí está el rapero de moda, Vanilla Ice, amenizando la fiesta. Los quelonios adolescentes nunca descartan un buen baile por lo que juntos se marcan unos pasos al ritmo del “Ninja Rap”, una canción preparada en exclusiva para la película. En la escena, el público deja de lado su miedo inicial y termina cantando a coro “Go Ninja, Go Ninja Go!”. Esta película tiene un tono más desenfadado e infantiloide, que se acerca más a los cómics que la editorial Archie estaba publicando por entonces, Eastman and Laird’s Teenage Mutant Ninja Turtles Adventures, colección que comenzó en agosto de 1988 y estuvo saliendo con regularidad hasta octubre de 1995.

 

Teenage Mutant Ninja Turtles III

Con el éxito de la segunda parte, el estudio no quiso dejar de continuar con estas conchanudas aventuras. Aunque la fórmula se estaba agotando un poco y necesitaban de una idea nueva y diferente para seguir; y la encontraron. Dos años después de la segunda parte y después de muchas hipótesis sobre la trama de la siguiente continuación, apareció la tercera entrega con una propuesta que no aparecía en ninguna quiniela: ¡las tortugas viajarían al pasado!

 

Teenage Mutant Ninja Turtles III (1993).

Por obra y gracia de una reliquia, los cuatro protagonistas viajan al Japón feudal para salvar a April (Page Turco), que había llegado allí por accidente poco antes que ellos. En ese otro dónde y otro cuándo se verán inmersos en una guerra en la que deben ayudar al joven Kenshin (Eidan Hanzei), envuelto en una guerra civil por culpa de su padre, el daimyo Lord Norinaga (Sab Shimono) y un comerciante de armas inglés llamado Walker (Stuart Wilson). Además, tendrán la oportunidad de conocer al antecesor de Casey Jones (Elias Koteas retomando el papel de la primera parte como complemento a este nuevo personaje), quien les ayudará en su aventura.

Con un menor presupuesto, de tan sólo 21 millones de dólares, y con la ausencia de la Creature Shop de Henson, el resultado de esta tercera película, dirigida por Stuart Gillian, es bastante inferior al de sus antecesoras. El humor tontorrón, repleto de gags verbales muy malos, hace que la historia flojee y ni siquiera las pasables escenas de acción y el retorno de Koteas pudieron reflotar el conjunto. Se criticó mucho, además, que no se usara a ninguno de los villanos clásicos de la franquicia (los espectadores querían ver a Krang), incluyendo, en cambio, a unos pocos carismáticos enemigos de tercera categoría.

Pocos miembros del equipo de las anteriores películas repitieron en esta entrega, destacando Elias Koteas y Paige Turco, y de forma más secundaria Marc Caso (el especialista dentro del traje de Donatello), Brian Tochi (la voz de Leonardo), Robbie Rist (la voz de Michelangelo) y la estrella infantil de los ochenta, Corey Feldman, poniendo voz a Donatello como ya hiciera en la película original.  

La cinta tan sólo recaudó 42 millones en taquilla global. La fórmula del éxito parecía agotada y toda relación con los cómics, perdida; tan sólo se acercaba al concepto de “Turtles in time”, retomando la idea del videojuego de 1991. Los fans habían perdido la esperanza de ver una nueva entrega a la altura y se desconocía si había espacio (e interés) en una cuarta aventura.

 

TMNT (2007)

Tan sólo un año después de la tercera película, comenzó el desarrollo de la que sería la cuarta película de la saga, que nunca llegó. Iba a llevar por título The Next Mutation, con Eastman y Laird muy involucrados y, de nuevo, con la producción de Golden Harvest. Esta vez, la trama giraría en torno a una mutación secundaria de cada personaje y la ayuda más activa del Maestro Splinter. Además, otro de los puntos fuertes del proyecto era la aparición de una quinta tortuga, de nombre Kirby (en honor al “Rey” de los cómics), de la que se han visto diseños iniciales. Aunque el proyecto se canceló, algunas de estas ideas se reciclarían, sobre todo, en la homónima serie de televisión de imagen real, estrenada en 1997, en la que aparecería, además, otra quinta tortuga, esta vez femenina: Venus de Milo.

 

TMNT (2007).

En cambio, la verdadera cuarta entrega cinematográfica no llegaría hasta diez años después de esa fecha. Y lo haría en forma de película de animación digital, a cargo de Imagi Animation Studios. Con la trama de nuevo ubicada en Nueva York y con todo el elenco de protagonistas más clásico: con las cuatro tortugas, Splinter, April y Casey Jones; aunque ha pasado el tiempo y todos están separados. Al frente del Clan del Pie se encuentra Karai y todo ocurre tras la muerte de Shredder, por lo que coquetean con la idea de que temporalmente es posterior a las primeras películas. De hecho, el espectador atento descubrirá algunas referencias visuales como el casco de Oroku Saki, una máscara del Clan del Pie y un bote de mutágeno (referencias a las dos primeras películas), el cetro temporal, el sombrero de Walker, el casco de Lord Norinaga y parte de las armaduras medievales de las tortugas (referencias a la tercera).

La película presenta a los protagonistas separados tras la derrota del antagonista principal. Casey Jones y April, ahora pareja, se encargan de reunir al grupo para hacer frente a Max Winters, un milenario general convertido en multimillonario que pretende liderar un ejército de monstruos con los que dominar el mundo. Y por si eso no fuera suficiente, el Clan del Pie resurge liderado por la hija de Shredder, Karai (en su debut cinematográfico). Sólo superando sus diferencias, los cuatro hermanos podrán vencer a sus enemigos.

El filme retoma el tono más oscuro y serio de la primera entrega (“menos cowabunga”, según su director Kevin Munroe), acercándose a un público más maduro. De hecho, había una escena planificada en la que Raphael moriría y Donatello usaría la tecnología de Winters para resucitarlo, pero a Peter Laird no le gustó la idea y se eliminó. Visualmente se acerca al cómic original, con una versión estilizada de Manhattan (de la que sólo es reconocible el puente de Brooklyn) inspirada en las películas en blanco y negro de los años 40 y 50. Por otra parte, las secuencias de acción imitan a las películas clásicas de acción hongkonesas, ciudad en la que  además se produjo la cinta.

El reparto incluye voces muy conocidas como a Patrick Stewart, Chris Evans, Sarah Michelle Gellar o Lawrence Fishburne. Y aunque el resultado fue irregular, tuvo un éxito moderado, por lo que su director se planteó durante un tiempo realizar una segunda parte; pero nunca llegó.

             

Teenage Mutant Ninja Turtles (2014) y Ninja Turtles: Fuera de las Sombras (2016)

Cuando un producto se convierte en franquicia su capacidad de “descanso” es limitada. Siempre tiende a volver. Y así ha ocurrido siempre con las Tortugas Ninja. En el momento en que se anunció una nueva película, con producción de Michael Bay, saltaron todas las alarmas. Al parecer, el director de la saga cinematográfica de Transformers, y Jonathan Liebesman (Ira de Titanes), querían que en esta versión las tortugas fueran de origen extraterrestre.

El cambio era tan radical que los fans pusieron el grito en el cielo. Más tarde fue Kevin Eastman (involucrado en la producción) el que desmintió esta información, alegando que había sido un malentendido, que lo que era de origen extraterrestre era el mutágeno (como siempre, desde el principio). Con los ánimos más calmados, enseñaron los diseños y el ambiente se caldeó de nuevo, ya que habían distorsionado al máximo las diferencias corporales y estéticas que ya se veían en la serie de dibujos de Nickelodeon.

Teenage Mutant Ninja Turtles (2014). TNMT: Out of the Shadows (2016),

Raphael (Alan Ritchon), Leonardo (Pete Ploszeck), Donatello (Jeremy Howard) y Michelangelo (Noel Fisher) habían vuelto; pero más monstruosos que nunca, con grandes tamaños y extrañas caras. Además, en ese extremo en hacer a cada uno diferente, añadieron a sus atuendos elementos urbanos, conjuntados con otros orientales, ahondando en las distintas personalidades de los héroes. Con Megan Fox en el papel de April O’Neill y con muchos guiños a los primeros cómics, aunque sin ninguna fidelidad estilística, ya que en las primeras viñetas, Eastman y Laird dibujan a April como una chica morena (tanto de piel, como de pelo), con abundante cabello rizado (características que, para muchos, la acercan a una mujer afroamericana, por lo que en la última serie de animación hasta la fecha, Rise of the TMNT, el personaje se acerca a esto); mientras que en los dibujos animados, April es pelirroja y siempre lleva un mono amarillo como atuendo principal. Megan Fox no se acerca ni las características de la versión del cómic original, ni a la de la serie de dibujos.

En esta película, las tortugas mutantes, que han crecido en las alcantarillas bajo la tutela del maestro Splinter (Danny Woodburn), son la última esperanza para desbaratar el maquiavélico plan del científico Erik Sacks (William Fitchner) y el poderoso Shredder (Tohoru Masamune) y su Clan del Pie, comandado por su discípula Karai (Minae Noji). Como apoyo, Leonardo, Donatello, Raphael y Michelangelo contarán con la ayuda de la reportera April O’Neill (Megan Fox) y su ocurrente cámara Vernon Fenwick (Will Arnet, en sustitución de Casey Jones como se había planeado en un principio).

Visualmente espectacular, aunque con un planteamiento pobre, la recepción fue más bien negativa (olvidable, para la crítica). Aun así, superó con creces sus 125 millones de presupuesto recaudando 375 millones de dólares. Con todo, la película cumple con lo que promete: acción sin límite, humor, hermandad y suficientes guiños a los productos anteriores de la franquicia como para no decepcionar a los fans. Su tono similar a las películas clásicas de acción real (con parte de la esencia de la serie de animación de entonces, la penúltima antes de Rise of the Teenage Mutant Ninja Turtles, la más denostada hasta la fecha, recientemente no renovada y que continuaba el estilo diferenciado de cada protagonista que se seguía en esta película) y tiene un ritmo frenético, que no da tregua; aunque no se centra sólo en la acción, sino también en la hermandad, la amistad y la responsabilidad. Esta película funcionó bastante bien hasta el punto de que en seguida anunciaron su continuación para el 2016.

Fue entonces cuando se estrenó la última adaptación (hasta el momento de publicación de este artículo, a finales de 2020), Ninja Turtles: Fuera de las Sombras. Con Dave Green (Tierra de Eco) sustituyendo a Liebesman y de nuevo bajo la producción y el sello de Michael Bay, esta continuación directa fue el sueño de todo fan que, de niño, creciese viendo los dibujos animados y jugando con las figuras de las tortugas.

En esta última ocasión, además de a Shredder (Brian Tee), que sale sólo un poquito al principio, los protagonistas tendrán como enemigos a todos los que se habían esperado desde el principio: con Baxter Stockman (Tyler Perry), Krang (Brad Garrett), Bebop (Gary Anthony Williams) y Rocksteady (Stephen “Sheamous” Farrely), en unos diseños digitales muy similares a los clásicos televisivos, pero actualizados. Y con un nuevo aliado entre sus filas: Casey Jones (interpretado en esta ocasión por el televisivo y superheroico Stephen Amell, protagonista de Arrow).

Una cinta que hizo las delicias de los fans, repleta de acción, de explosiones y de efectos especiales; pero de trama tontorrona e infantil, como si de un capítulo de la serie ochentera se tratase. La recaudación no ayudó tampoco, con un total de más de 231 millones de dólares a nivel mundial, menos de lo que se esperaba de ella, así que una hipotética tercera parte quedó en suspenso.

 

La Turtlemanía que viene

En 2020, Nickelodeon anunció su siguiente movimiento cinematográfico: un nuevo reinicio en CGI de la mano de Seth Rogen y su estudio Point Grey Pictures, con Evan Goldberg y James Weaver. El polifacético actor, guionista y productor, ha declarado que se siente muy contento de encargarse de la franquicia y en sus redes sociales dijo:

Como fanático de toda la vida de las Tortugas Ninja, extrañamente la parte ‘adolescente’ del título siempre fue la parte que más me llamó la atención. Y como alguien que ama las películas para adolescentes, que ha hecho muchas películas para adolescentes, y que literalmente comenzó en esta profesión escribiendo una película para adolescentes, la idea de perfeccionar ese elemento fue realmente emocionante para nosotros. Quiero decir, sin ignorar el resto, sino realmente usar eso como un punto de partida para la película (Twitter, junio 2020).

Y todo esto empezó en los cómics. La retroalimentación de medios y formatos siempre es enriquecedora. Cuando algo trasciende de su propia forma está un poco más cerca de pasar a la historia. En esta sociedad global, muchas veces alguien descubre una película por un cómic o un cómic por una película.

Imagen de las tortugas con su alimento preferido: pizza.

Desde una servilleta de papel, las tortugas lo invadieron todo. De las viñetas se transformaron en juguetes: la compañía Playmates tiene desde 1988 una línea de figuras de acción abierta, siendo una de las más longevas de la historia juguetera, con series basadas en The Next Mutation o en la versión de Nickelodeon. Además, otras marcas como Kidrobot, Revoltech, Funko Pop, NECA, e incluso Mega Bloks y Lego han tenido en sus catálogos diferentes juegos de construcción de la franquicia. En el mercado de los videojuegos fue Konami la que se alzó ganadora en la batalla por los derechos de explotación. Y desde 1989, con la primera incursión de los quelonios en píxeles, tanto en el mercado doméstico (empezó en la NES), como en las recreativas (con el mítico The Arcade Game), hasta ahora, todas las consolas han tenido, al menos, un título protagonizado por estos adolescentes mutantes ninja.

Pero la Turtlemanía no se quedó ahí, sino que lo inundó todo. Aparecieron camisetas, pijamas, libros, cuadernos para colorear, zapatillas, peluches, juegos de mesa, juegos de rol, miniaturas, cereales o snacks (como los TMNT Pizza-crunchabungas). Además de varias ediciones de las películas y de las series orientadas al mercado doméstico, tanto en VHS, como en DVD o en Blu-Ray, con mayor o menor número de extras y en los diseños más inimaginables (entre los que destaca el pack del 25 aniversario, con forma de caja de pizza).

La primera página de aquel primer cómic de Eatsman y Laird tenía como primera viñeta unos ojos triangulares cubiertos por una bandana, en un plano detalle. Al lado, un cartucho de texto:

Mi nombre es Leonardo. Cometimos un error y, ahora, estamos acorralados contra el muro de un sórdido callejón lleno de basura. Cerrándonos el paso, hay quince miembros del clan del Dragón Púrpura, la más ruda pandilla callejera del East Side. Y la única manera que tienen de sacarnos de aquí es… ¡¡¡Matándonos!!! (Eastman y Laird, 1990: 3).

Las Tortugas Ninja en su primera aparición en cómic.

Debajo, una de las más icónicas viñetas, que ocupa más de tres cuartas partes de la página, con los cuatro hermanos, armas en alto. En ella se puede leer el pensamiento del líder:

Sujeto mi katana en una posición de espera. A mi izquierda, Donatello y Michelangelo están listos con el palo y los nunchakus, Raphael protege mi flanco derecho… siento su cuerpo estremeciéndose por la tensión, que espera poder liberar de una manera fulminante y salvaje. (Eastman y Laird, 1990: 3)

Sus contrincantes, fuera de campo, les espetan amenazas: «¡Daos por muertos, monstruos! Nadie atraviesa el territorio de los Dragones Púrpura y sale tan tranquilo, ¡Sobre todo si van vestidos con esos estúpidos disfraces de tortugas!». La respuesta aparecía al pasar la página, en una espectacular doble con los protagonistas saltando hacia el lector, y los créditos. «Se equivoca. No llevamos disfraces». Y todo comenzaba.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Eastman, K. y Laird. P. (1990): Tortugas Ninja Mutantes 1, Barcelona, Forum / Planeta-deAgostini.

Farago, A. (2014): Teenage Mutant Ninja Turtles. The Ultimate Visual Guide, San Rafael, Insight Editions.

Guzmán, U. (2007): “Cine en el comic, comic en el cine”, disponible en línea el 15-VII-2020 en: http://guzmanurrero.es/Comic/Cine-en-el-comic-comic-en-el-cine-I.html

Matos, D. y Vicente A. (2014): Back to the Culture 1: Teenage Mutant Ninja Turtles, Salamanca, Back to the Culture.

Rosenbaum, R. (2014): Raise some shell. Teenage Mutant Ninja Turtles, Toronto, ECW Press.

 

Creación de la ficha (2020): Félix López
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
DIEGO MATOS AGUDO (2020): "Las Tortugas Ninja: Caparazones de celuloide", en Tebeosfera, tercera época, 15 (23-XI-2020). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 21/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/las_tortugas_ninja_caparazones_de_celuloide.html