LOBEZNO/HULK – HISTORIA DE PO. Un día de fantasmas
Tras un accidente aéreo, Lobezno recibe la visita del espíritu de Po, una chiquilla que demanda urgente ayuda para rescatar a su padre, atrapado en un avión estrellado. Su constante aguijón guía a LOGAN hasta Hulk, con quien el fantasma no ha logrado contactar pese a su insistencia. Sumando voluntades, liberan algo más que al padre de Po.
ESTE TAMBIÉN VE MUERTOS
Plegados a la tiranía de la actualidad, nos sumamos con esta reseña a la estela del último estreno del conocido y avinagrado mutado, objeto de la estima de tantos aficionados, el cual sanea su biografía por las salas de cine en estas fechas.
Este scriptor es consciente de que, en estos días, otros y más cualificados autores erigirán catedrales en honor de Lobezno con acertados artículos y comentarios, lo cuales repasarán hasta el más mínimo / nimio detalle de su vida y, por lo tanto, se abstiene de aumentar tal congestión biográfica, invitando al lector a acudir a esos prolijos trabajos para satisfacer su curiosidad sobre datos o fechas. Confiesa también que no es profundo conocedor de las sagas del amostazado HOMBRE X que de amarillo vestía, mostrando dientes y garras de ADAMANTIUM, en posturas replegadas o de cuclillas, como víctima de un apretón; tampoco es un héroe de su interés, y cuanto ha leído de él parecía emular algunas pautas de LOBO, aunque en héroe, lo cual hace las delicias de muchos, dedicándole tantas dádivas al detalle de las navajas incrustadas en los puños (no divagaremos ahora sobre las implicaciones psicosexuales del asunto; no lo merece).
No obstante, como muestra de adhesión, comentamos un relato que parece ajeno a las series del dinámico dúo, fruto del ingenio de SAM KIETH, celebrado amo de un estilo que emplea la caricatura y el más artístico rasgo del grafiti para destacar, y que barrena en el pasado, abierto, de BRUCE BANNER, antes de que los rayos gamma le sacaran del interior el monstruo voluminoso y desatado de sus frustraciones y represiones. Kieth explora, así, propuestas preconizadas por PETER DAVID, el BOSWELL del golem esmeralda, quien, en la posterior LA TEMPESTAD, hurgó tanto como pudo en esa etapa a lo SENSACIÓN DE VIVIR de Banner.
Pero, pese a ser Lobezno el cabeza de cartel, posee una importancia relativa en esta historia; su papel, en estos cuatro episodios englobados en un solo volumen es como de estrella invitada en una teleserie. No nos engañe que su nombre figure primero en portada: es mera añagaza comercial para sacar los cuartos a sus fans. La obra pertenece a Hulk y en atención a un complejo momento de su vida, profundamente enterrado en su memoria compartida, sacudida por una suerte de remordimientos que agita en su interior la pizpireta Po, fantasma que pasa de caricatura a dibujo de palote infantil ipso facto, incordio sobrenatural que, antaño, y en vida, tuvo una cierta relación, e importancia, con el joven, brillante e intimidado Banner, “tío Bruce”.
Kieth recurre a su amplio registro de recursos gráficos para relatar una historia banal: pesa menos que el ectoplasma de Po, y la estira innecesariamente por mor de que el padre de THE MAXX, el superhéroe vago y con garras que se apolillaba en un sofá en posición fetal (otra genialidad IMAGE), adquiriendo forma de albóndiga en el proceso, pueda lucirse con planchas de pocas y descoyuntadas viñetas, que rompen con la clásica ordenación, algo claustrofóbica, de la página de tebeo, espacios llenos de rayas y rasgos faciales detallados, adornadas con unas llamativas onomatopeyas (de grafiti) destinadas a imprimir velocidad a una historia inerte, o de movilidad reducida.
LOS PROTAGONISTAS
Ya que la trama va corta, nos centraremos en los protagonistas, observando que los tantos autores que han lidiado con Lobezno (que tan sutil parecido guarda con HANK MCCOY, alias LA BESTIA) impostaron en él una estampa de velludo macho alfa, desaliñado estibador portuario sañudo y putañero, amante de los licores de garrafón, imagen ésta opuesta a la de sus compañeros de parranda o enemigos de sus pesadillas, apasionados fetichistas del látex o géneros ajustados semejantes, así como de alguna buena paliza ocasional. Kieth, sin empacho pues, le otorga la efigie de albañil sudoroso, con camiseta de tirantas y pecholobo, lector del Marca, masculino hasta en el decidido boicot a la ducha.
Tortura a Lobezno con la figurilla flotante, caprichosa y estresante, de Po, el fantasma obstinado. Picotea espoleándolo hasta ponerle al alcance de los débiles e ineficaces puños de Hulk, lerdo, grande, albondigado como The Maxx, igual de pasivo e incompetente, pasando ambos a protagonizar una serie de gags con los cuales Kieth trata de desaherrojar el importante y pesado mensaje emocional que reviste su obra, llena de filosofías trascendentales y fórmulas espirituales supremas (en cristiano: paranoias pedantes intelectuales muy sobadas para disculpar su fatuo y tedioso entramado), componiendo una extravagante curiosidad que acapara aciertos, ya enumerados, pero no tantos como para justificar su publicación.
Nuestros héroes son sujetos de rompe y rasga, auténticos pesos pesados de la CASA DE LAS IDEAS, que suelen verse trabados en una lucha mortal y plena de acción tratando de salvar el mundo, la libertad, o la democracia, de un maniqueo tirano, estrafalario y de delirantes diálogos de opereta, un robot gigante muchipoderoso y una legión de sayones ineptos aunque fuertemente armados. Pero es evidente que, para Kieth, eso era mucho dibujar y se albondiga, redondeando la colosal masa de Hulk hasta tornarlo esférico, añadiendo sazón a su obra pintándole feroz jeta a Lobezno, donándole un agresivo perfil de hacha a lo DICK TRACY, y sale del apuro con este cuentecito de ultratumba.
So pretexto de que es un “tema emocional doloroso, ignoto episodio de los DIOSCUROS Banner/Hulk, y que explica algunas de sus conductas”, nos embroman y escaquean un rato de inofensiva y lúdica diversión, que es para lo que también sirven los tebeos, pasando a darnos un compendio de paranoias existenciales, aburridas por demás, pero que quedan níquel en el conjunto de la vacuidad actual.
Las cuitas iniciáticas del gigante verde no concitan nuestra empatía. Sospechamos que le han juntado con Lobezno, en esta historia, a fin de que el mutado sirva como referencia para Hulk, comparando sus penalidades personales y haciendo ver que LA MASA casi se queja por vicio, porque Logan las ha pasado moradas, ¡y no veas cuánto!, como buscando establecer el paralelismo que había entre los protagonistas de UN DÍA DE FURIA para enriquecer la trama.
¿QUÉ LE PASA A LA MASA?
Comparando esta obra (y algunas otras ya comentadas) con las historietas de entre 1969-71, firmadas por STAN LEE y ROY THOMAS, dibujadas por HERB TRIMPE, atónitos asistimos a la merma de la fuerza y el ímpetu de Hulk. Cuando era La Masa tenía inmensa fuerza, sus dilemas personales no lo albondigaban paralizándolo, y podía resolver una frivolidad como Historia de Po en uno o dos episodios, entreverando además en la trama el romance fallido del MAYOR TALBOT, los balanceos amorales del GENERAL ROSS, las angustias de SOAP STORY de BETTY ROSS con Banner, preso del monstruo mandado a ametrallar brutalmente por su padre, efigie del castrense a ultranza, ¡y todavía quedaba espacio para reventarle los planes, y los morros, al malo de turno!, no como hoy día, donde todo son posturitas, SPLASH PAGES carentes de dramatismo, dialoguitos monosilábicos y primeros planos angustiados, ¡y venga echar páginas insustanciales adelante!
En Historia de Po, Hulk es un tocho verde anémico, espectro del de aquellas sagas llenas de energía, pasión, acción. En realidad, la culpa no es del personaje, obligado a bailar los más dispares y disparatados sones que han permutado la sencilla evasión, aderezada con una presunción de filosofía, por unos argumentos grandilocuentes a lo STAR TREK, robándole su bagaje e identidad, haciéndole contradictorio, náufrago de su propia colección. La culpa es de unas tendencias que revolotean malignamente sobre la industria, que parece agotada tras haber dado cuanto tenía, al menos de bueno, décadas antes.
Puede irritarnos la ampulosa prosopopeya como Thomas (por ejemplo) rellenaba los textos, pero ¿y la vacuidad de hoy día? Algunas planchas (no viñetas), con suerte, reúnen veinticinco palabras. Todo es dibujo, muy detallado y aparatoso, pero de confusa utilidad. No se ha encontrado un equilibrio razonable entre ambas tendencias, como sería lo deseable, aunque ¿quizás estamos a tiempo de lograrlo?
RECAPITULANDO
Historia de Po es un jalón más en la historia de sus protagonistas y que, a juicio de este autor, sobraba.
Anotemos que la figura del padre de Po, el aviador, nos sugiere ser tributo a Trimpe, piloto cuando no dibujaba, y que, pese a lo configurado por David, asegurando que La Masa veía fantasmas, en este tebeo le cuesta horrores advertir la presencia de Po.
Aceptamos el que haya quien defienda y estime virtudes en este volumen. ¿Que se puede contemplar como una alternativa al viejo tebeo de trompadas y disfraces pintorescos? Sí, desde luego. Pero ¿se prestan los personajes a la bufonada? Honestamente, con dificultad. Se espera algo distinto de ellos.
Y la cosa no es tanto que se hagan estas historias, que enriquecen el periplo de los personajes por el tebeo, como que una excepción se transforme en una norma. Historia de Po nos parece un derroche de recursos que halagarán el ego de su creador, y que el formato como está impreso en nuestro país llega, a veces, a superar la calidad de su contenido, extravagancia a veces atractiva por el hacer de Kieth, que deja un puñado de interesantes viñetas. Pero nada más.
TÍTULO: LOBEZNO/HULK – HISTORIA DE PO
GUIÓN, DIBUJO y TINTA: SAM KIETH
COLOR: RICHARD ISANOVE
EDITA (EE.UU): MARVEL, 2002
EDITA (ESPAÑA): PLANETA DEAGOSTINI, S.A., 2003
TRADUCE: SANTIAGO GARCÍA
ROTULACIÓN: DAVID ARELLANO
COMENTARIO: GERMÁN MUÑOZ JIMÉNEZ
REALIZACIÓN: 9 LETRAS
FORMATO: TOMO RECOPILATORIO 4 NÚMEROS, ENCOLADO, 100 PÁGINAS
DEP. LEGAL: B-32285/2003
IMPORTE: 7,50 EUROS
