LOS HIPPIES RESURGEN
ARGELIO GARCÍA

Title:
HIppies resurface in comics
Resumen / Abstract:
El movimiento hippie tenía por objetivo buscar alternativas al modelo capitalista occi-dental para crear una sociedad más justa, sin guerras ni violencia, donde imperara la libertad, la solidaridad y la felicidad. En los años 1960 y 1970 se publicaron cómics sobre los hippies pero adscritos al género de humor. Después de décadas de ausencia los hippies resurgen en tres cómics L’herbe folle, Jack Cool y The long and winding road en un registro realista que nos acercan a su cultura. / The hippie movement searched alternative solutions for the ruling capitalist model in order to create a society of justice and solidarity for everybody, without wars and vio-lence, guaranteeing freedom, solidarity and happiness. In the seventies and eighties some graphic humour comics about hippies were published. After decades without comics about hippies, three new realistic comic books that draw us near their culture are published, L’herbe folle, Jack Cool, y The long and winding road.
Palabras clave / Keywords:
Movimiento hippie/ Hippie Movement

LOS HIPPIES RESURGEN

EN TRES CÓMICS DEL TRIENIO 2016-2018


Introducción

El movimiento hippie tiene su origen en las Asociaciones Culturales Centroeuropeas de finales del siglo xix e inicio del xx vinculadas con la vida en la naturaleza. Dos ejemplos de ellas son la de Wandervogel, fundada en 1895 en Stegliz (Alemania) y la de Ascona (1900), que se desarrolló en la pequeña localidad homónima situada en la orilla del Lago Maggiore en Suiza y que atrajo a importantes personajes de la cultura como Hermann Hesse1 (1877-1962), Carl Gustav Jung (1875-1961) o Paul Klee (1879-1940). Era la época de la Lebensreform (Reforma de la vida) que proclamaba el retorno a la naturaleza, la práctica del vegetarianismo, el nudismo, la medicina natural, la reforma sexual y social, la liberalización de las mujeres, niños y animales o la vida comunal. Bill Pester (1885-1963), un alemán de Sajonia afincado en California desde 1906, es considerado como la figura precursora del modo de vida hippie. Pester fue el mentor de los llamados Nature Boys, integrados por inmigrantes alemanes y jóvenes americanos, a quienes transmitió el espíritu de la Lebensreform. Pero el «Natural Boy que pasó la antorcha desde la vieja época (años treinta y cuarenta) a la generación hippie en los años sesenta fue Gypsy Boots (1915-2004)» (Kennedy y Ryan, 2003)2.

El primer impulso para la creación del movimiento hippie se obtiene de la adopción de los principios de la Lebensreform, lo que significó la lucha contra las convenciones sociales imperantes en los años sesenta que imponían un estricto orden que constreñía la libertad. El objetivo era desplazar todo aquello que ayudaba a fijar las normas de comportamiento, comúnmente aceptadas, que impedían el libre pensamiento; y oponerse a la idea que condenaba al fracaso todo aquello que alteraba las reglas morales, sociales y políticas. Las instituciones trataban de persuadir a la juventud para que siguieran el cauce marcado.

En realidad, los hippies pretendían vivir como en épocas del pasado y librarse de la vorágine capitalista, buscando la fraternidad entre la juventud, ya que se había producido una desconexión generacional: los padres ya no eran un modelo a imitar sino un comportamiento a rechazar. Se les ofrecía un entorno de seguridad, pero alienante, con rutinas impuestas que condicionaban su conducta, se les presionaba para obtener el triunfo derrotando a sus compañeros, se potenciaba el éxito individual frente al colectivo, se mostraba la felicidad como el reconocimiento social, se primaba el tener antes que el ser. La indagación en el pasado, vivir en un nivel primario con pautas de conductas sencillas, constituía un refugio que daba seguridad; alejarse del modelo de la familia nuclear y adentrarse en el de la tribu fomentaba la solidaridad. En cierta manera, los hippies se desvinculaban de la sociedad capitalista para buscar las bases con la que construir un modelo social mejor, más justo, sin guerras ni violencia. Empero «no nos queda más remedio que clasificar la utopía de un mundo sin violencia como una de las más hermosas, pero, por desgracia, también una de las más inalcanzables» (Bauman, 2017: 25). En realidad, se evocaba un pasado que nunca existió pero que como modelo idealista servía para explorar nuevas relaciones con las que cumplir los deseos de libertad, solidaridad y felicidad. Sin embargo, en la memoria colectiva el movimiento hippie ha estado asociado a tres conceptos básicos: sexo, drogas y música.

El sexo estaba reservado para aquellos que se amaban, se casaban y tenían hijos. Así sexo, amor, matrimonio e hijos se vendían en un paquete único que no podía ser separado […] El movimiento hippie tuvo una profunda influencia en la ‘liberación sexual’ […] El sexo era algo espontáneo. Si encontrabas a alguien que te atraía y las circunstancias eran las apropiadas, hacías el amor (Stone, 1999).

Para los estamentos religiosos o conservadores el sexo se coaliga con la promiscuidad, mientras que para los hippies significa “amor libre”, con el que solo se busca compartir el placer. Consignas como “Haz el amor y no la guerra” manifiesta el antagonismo entre paz y guerra a través del sexo. La posición de los hippies frente a la normalización de la sexualidad fuera de la convención del amor romántico está expresada, en cierta forma, en el estribillo de una famosa canción: «Si no puedes estar con quien amas, ama a quien está contigo»3.

Con las drogas, los hippies buscaron la experimentación sensorial y la superación de las limitaciones de la mente humana en el conocimiento del mundo exterior4 y en la creación artística; especialmente la musical que en los años sesenta y setenta sufrió una gran evolución con la proliferación de numerosas bandas como Gratelful Dead, Jefferson Airplane o Pink Floyd.

En los años sesenta y setenta autores como Robert Crumb (1943) o Gilbert Shelton (1940) publicaron cómics sobre los hippies pero siempre adscritos al género de humor. Shelton y Crumb fueron pioneros del cómic underground y tuvieron la osadía de tratar con crudeza temas inexplorados en aquella época como el sexo, las drogas o el desafío a la autoridad. El empleo de un lenguaje directo, sarcástico y crítico para describir a la sociedad occidental en general y a la americana en particular, y el hecho de mostrar la intimidad de los personajes –en ocasiones bajo el género autobiográfico– hasta lo más profundo de sus pensamientos, permitió conectar con la sensibilidad de la juventud. En cierta forma la obra de estos dos autores, burlándose del propio concepto de autoridad y ridiculizando el orden establecido, ha contribuido a que los tebeos pasaran de ser un producto que tradicionalmente sustentaba valores sociales conservadores a convertirse en libros de contenido adulto en los que se exponen y se transmiten todo tipo de ideas.

En las últimas décadas apenas se han publicado cómics cuya acción transcurra en la época del movimiento hippie o en los que se hiciera referencia a su ideología, sin embargo en el trienio 2016-2018 se han publicado tres obras que acontecen en ese periodo: The Long and Winding Road, con guion de Christopher (1969) y dibujo de Rubén Pellejero (1952), publicado en España por Astiberri en 2017 con el título de El largo y tortuoso caminoJack Cool, con guion de Jack Manini (1960) y dibujo de Olivier Mangin (1967), y L’Herbe folle, con guion de Maryse Charles (1952) y dibujo de François Charles (1952). En este artículo se van a analizar estos tres títulos poniendo de relieve, exclusivamente, aquellos aspectos que tienen que ver con el movimiento hippie, a fin de determinar qué temáticas han rescatado sus autores para presentarlas ante un público que vive en un mundo con valores muy alejados de lo que fue la ideología hippie de la Lebensreform.


FIG. 1. Ken Kesey (izquierda) y Jesús-Gris (derecha) junto a Stone Girl miembro de los Alegres Bromistas. (Jack Cool 1967, Bamboo Éditions, 2017, p. 26). 

JACK COOL

En la obra Jack Cool se narra una historia clásica de detectives privados, pero su interés radica en los relatos secundarios que enriquecen y dan cierto esplendor a la trama principal. En el relato se introducen personajes reales como Jayne Mansfield5 y su amante, el abogado Sam Brody, o el fundador de la Iglesia de Satán Anton Lavey6; pero es sin duda el novelista Ken Kesey7 el que cobra mayor importancia, adquiriendo el rango de protagonista (FIG. 1).

La historia se desarrolla entre febrero de 1966 y septiembre de 1967 y comienza cuando un ejecutivo de la fábrica de coches Cadillac, en Detroit, abandona familia y trabajo para dirigirse a California en autostop sin un objetivo concreto. El 5 de agosto de 1966, el ejecutivo de Cadillac (en la obra nunca se cita el nombre real) entra por casualidad en la finca de La Honda (California) donde viven el escritor Ken Kesey y su grupo de amigos los Alegres Bromistas (The Merry Pranksters)8. La figura del recién llegado, iluminado por los rayos del sol que se cuelan entre las altas secuoyas del jardín, se asemeja a la imagen que Faye Haxby9 tiene de Jesucristo. La ropa en mal estado y la suciedad del ejecutivo de Cadillac hace que Kesey le llame Jesús-Gris. A partir de ese momento, la fecha de los acontecimientos que se desarrollan en el libro se citan según el Calendario Gregoriano y/o por el Nuevo Calendario que se inicia con el año Cero en el día de la aparición de Jesús-Gris en La Honda.

 

Jack Cool, la vida social en La Honda

En la representación gráfica de La Honda, realizada por Daniel Mangin, se capta el ambiente en el que vivía Kesey. «Una casa de troncos, un arroyo de montaña, un puentecito de madera… ¡Un bosque de secuoyas como Jardín!» (Wolfe, 2009: 63). «Hay delirantes móviles colgados de las ramas bajas y un montón de excéntricas pinturas clavadas en los troncos de los árboles» (Wolfe, 2009: 66).

En La Honda, como en muchas comunidades hippies, se realizaban reuniones para reflexionar sobre todo tipo de temas, pero sobre todo para indagar en la propia conciencia.

Todo en la vida de una persona tiene sentido… [cualquier hecho intrascendente puede convertirse en una cuestión vital sobre la que hay que reflexionar]. Todos están atentos al más mínimo incidente para convertirlo inmediatamente en metáfora de la vida. La vida de cada cual se vuelve en todo momento más fabulosa que el más fabuloso de los libros (Wolfe, 2009: 26).


FIG. 2. Ken Kesey (arriba a la izquierda) y los Alegres Bromistas en una reunión para indagar en la propia conciencia. (Jack Cool 1966, Bamboo Éditions, 2017, p. 18). 


En el cómic vemos a los Alegres Bromistas sentados en círculo en el suelo compartiendo sus experiencias, Kesey reflexiona sobre cómo nuestros sentidos nos engañan (FIG. 2). Para demostrarlo expone el argumento siguiente: hay un microsegundo entre cuando se observa un hecho y cuando lo percibe el cerebro. Esta mínima diferencia temporal lleva a Kesey a la siguiente conclusión: «estamos condenados a vivir en el pasado… lo que hace de nosotros unos simples observadores de la vida»10. Las ideas sobre esta diferencia temporal de Ken Kesey, recogidas en un libro de Tom Wolfe, son las siguientes:

Una persona tiene en su interior todo tipo de intervalos. El más básico entre ellos es el intervalo sensorial, el determinado por el tiempo transcurrido desde que los sentidos reciben una sensación hasta que el receptor es capaz de reaccionar. Un treintavo de segundo, en el caso del individuo más alerta del mundo, y mucho más tiempo en el caso del común de los mortales… No se puede, por pura velocidad, salvar ese intervalo… Pensamos que estamos en el presente, pero no es así. Ese intervalo o “demora” ha de salvarse de otro modo, a través de algún tipo de ruptura total. […] Una persona podrá salvar parte de ellos mediante el intelecto o la teoría o el estudio de la Historia y demás, y aproximarse mucho al presente de este modo, pero seguirá pugnando contra uno de los peores desfases existentes: el psicológico. Las emociones permanecen en un segundo plano a causa del aprendizaje, la formación, el modo en que uno fue educado, los bloqueos mentales, los complejos: […], de forma que la mente desea ir en una dirección y las emociones en otra (Wolfe, 2009: 153-154).

Los Alegres Bromistas cobraron cierta popularidad y despertaron la curiosidad de mucha gente que se desplazó hasta La Honda para conocer de cerca qué es lo que allí sucedía: la experimentación sobre los límites de la conciencia humana. «En la casa de Kesey no se rechazaba a nadie. Podían quedarse en la casa, vivir en el grupo, siempre que parecieran estar “en sintonía”» (Wolfe, 2009: 138). Hasta se podía ver a miembros de los Ángeles del Infierno hospedándose en La Honda. En la comunidad no existía una estructura jerárquica de mando, pero Kesey creó un juego en el que existía el dominio de uno sobre los demás: el Juego del Poder. «El premio al ganador era el Poder. Treinta minutos de poder absoluto en los que su palabra era ley y todos tenían que hacer lo que mandaba» (Wolfe, 2009: 123-124). En Jack Cool se representa el Juego del Poder, pero cualquier miembro de la comuna podía tomar el Poder y los restantes miembros debían cumplir sus órdenes.

 

Jack Cool, las drogas, ensayo científico y la religión

Timothy Leary, doctor en psicología por la Universidad de California en Berkeley, investigó en los años sesenta sobre los efectos de sustancias alucinógenas en humanos. Para ello contó con una muestra de 400 voluntarios a los que suministró un total de 3.500 dosis de psilocibina. Kesey fue uno de los voluntarios que participó en el ensayo de Leary y el consumo de estas drogas hizo que cambiara su forma de entender la vida, fue una especie de revelación en la que «podía ver en el interior de las personas…» (Wolfe, 2009: 49). Timothy Leary continuó su experimentación con otra sustancia más potente, el LSD, llegando incluso a utilizarla consigo mismo. Una de las experiencias de Timothy Leary con el LSD fue la siguiente:

Podía volver la mirada y ver mi cuerpo en la cama. Reviví mi vida y experimenté de nuevo muchos acontecimientos que había olvidado. Aún más, retrocedí desde el punto de vista evolutivo hasta el punto en que era consciente de mi existencia como ser unicelular. Todas estas cosas superaban mi mente… El descubrimiento de que mi cerebro humano cuenta con una infinidad de potenciales y puede trabajar en dimensiones espaciotemporales inesperadas me dejó sobrecogido, satisfecho y convencido de que me había despertado de un largo sueño ontológico. Una experiencia tan profunda y trascendente debería conseguir cambiar a un hombre y su vida (Milles, 2006: 71).

En Jack Cool, Timothy Leary no aparece como un personaje real en sí mismo sino transfigurado bajo un nombre fonéticamente parecido: Tommy Neary. La semejanza entre el personaje real (Leary) y el de ficción (Neary) es más que evidente, un ejemplo de ello es la manifestación que Kesey (personaje de cómic) hace en el pasaje siguiente:

[Tommy Neary] fue mi profesor de psicometría en Stanford. Tommy consiguió la financiación de un estudio de las reacciones clínicas a la Psilocibina precursor del LSD… él buscaba voluntarios entre los estudiantes para testar el sésamo de las maravillas… 3.500 dosis a distribuir… yo fui uno de sus primeros alumnos, ¡puede ser que el mejor! Era el tiempo en el que el LSD se vendía libremente, ¡Totalmente legal! La mayor parte de las investigaciones eran incluso subvencionadas por el FBI (Jack Cool, 1967: 22).

Ante la inminente prohibición del LSD en los Estado Unidos, Timothy Leary fundó una nueva religión en la que el LSD era un sagrado sacramento. Si se aceptaba dicho postulado como un elemento concedido por la gracia de dios, amparándose en la libertad religiosa, la utilización de esta droga estaría permitida a los miembros de esta comunidad: La Liga para el Descubrimiento Espiritual. Esta estratagema no funcionó y el LSD fue declarado una sustancia ilegal, en todos los ámbitos, el 6 de octubre de 1966.

En Jack Cool, Tommy Neary es el sumo pontífice de una secta religiosa denominada la Liga de la Iluminación. El ritual que se presenta en el libro se asemeja al del cristianismo. En la comunión en lugar de una hostia se utiliza LSD para abrir la mente, superar las limitaciones del mundo físico y lograr una visión profunda de sí mismo.

El alma se regenera con el LSD, la envoltura carnal se purifica con el fuego… Aquel que come mi carne y bebe mi sustancia tiene la vida eterna, pues yo le resucitaré en el último día. Deléctate con este don del cielo, pues aquel que me absorbiera vivirá eternamente (Jack Cool, 1967: 4).


FIG. 3. Fiesta nocturna en la finca de La Honda de Ken Kesey. La danza libre, el nudismo y el consumo de drogas forman parte de la diversión. En el centro de la viñeta inferior Stone Girl baila junto a Jésus-Gris. (Jack Cool 1966, Bamboo Éditions, 2017, p. 23). 


Jack Cool
, fiestas en La Honda y el autobús Furthur

En La Honda era habitual celebrar fiestas al aire libre bajo la potente música procedente de altavoces colgados de las altas secuoyas. La danza libre, el nudismo y el consumo de drogas formaban parte de la diversión como se muestra en Jack Cool (FIG. 3). Allí vemos a Faye Haxby repartir sopa aderezada con drogas entre los asistentes, sin embargo, no la ofrece a sus hijos por ser de corta edad; los niños le preguntan cuándo podrán probar el ragoût mágico, ella le contesta: «Cuando seáis como vuestro padre [Kesey], para reencontraros con vuestros sueños de niños» (Jack Cool, 1966: 24).

Kesey y los Alegres Bromistas habían recorrido los Estados Unidos en un autobús escolar organizando fiestas en las que se dispensaba, a todos los participantes, LSD cuando aún era una sustancia legal (1964). Al autobús le llamaban Furthur, estaba decorado con dibujos psicodélicos, de una amplia gama de colores, disponía de un potente equipo de sonido, con altavoces dirigidos tanto al interior como al exterior del vehículo, una plataforma en el techo, que podía utilizarse como escenario, y de un punto de avistamiento.

Cuando Jesús-Gris llegó a La Honda, el autobús Furthur estaba averiado y en estado de ruina. Él logra repararlo y esto anima a Kesey a realizar un nuevo viaje psicodélico a través del país. Así, el 5 de Agosto de1966 se pone en ruta el autobús de los Alegres Bromistas conducido por Jesús-Gris11 (Jack Cool, 1966: 32-34).

Los Alegres bromistas eran expertos en organizar eventos en los que se promovía el consumo masivo de drogas. En Jack Cool vemos algunos ejemplos. El primero ocurre el 22 de noviembre de 1966, el autobús Furthur llega a una ciudad (no se cita el nombre) llenándola con su música. La gente les increpa «hippies, todos drogados… ¡vagos! no sois un ejemplo para la juventud… iros a luchar con los vietnamitas, banda de cobardes»12 y Kesey le contesta «tú dices eso porque estás encerrado en una prisión cerebral pero pronto serás libre de planear con nosotros en la dimensión rosa». Los Alegres Bromistas reparten jugo de naranja con LSD y, bajo su efecto, la gente se lanza a una orgía en plena calle. Jesús-Gris define la situación con una simple frase «un barrio en delirio y todas esas personas con las pupilas como platillos volantes» (Jack Cool, 1966: 42-44).

El segundo ejemplo del fomento del consumo de drogas en Jack Cool tiene lugar el 24 de junio de 1967 en la Universidad estatal de Truman. Los estudiantes organizaron un encuentro por la paz en Vietnam y Ken Kesey fue invitado a pronunciar un discurso. Cuando Kesey sube al escenario se dirige a los estudiantes de forma burlona:

No vais a parar la guerra así, solo aullando “paz en Vietnam”… los mítines son tan solo palabrería… porque hay tantos corderos que aúllan como lobos solo para tener la ilusión de existir… simplemente para ser visibles, ser escuchados al fin… por eso es por lo que nos matamos, por eso es por lo que hacemos la guerra… pero hoy vamos a fumar la pipa de la paz interior, se apaga su ego y se conecta sobre la misma longitud de onda… esta noche es la distribución gratuita de cóctel cósmico hasta la disolución total de todos los pecados del mundo. ¡Venid a surfear sobre la gran ola del ácido!… todos sincronizados con el cosmos» (Jack Cool, 1967: 18).

Efectivamente, la distribución masiva de jugo de naranja con LSD entre los estudiantes transforma al campus de la universidad en el escenario de una bacanal. El objetivo del evento queda diluido y la concentración se convierte en un fracaso (Jack Cool, 1967: 19).

Esta escena de Jack Cool recuerda un hecho real: la participación de Kesey en el Campus de Berkeley. El Comité del Día de Vietnam había organizado una gran concentración antibélica que pretendía ser uno de los eventos más importantes contra la guerra de Vietnam. Kesey invitado por su condición de escritor famoso hizo un discurso que fue terriblemente desconcertante para el público:

¿Sabéis?, no vais a parar la guerra con esta concentración, con esta marcha… Eso es lo que ellos hacen… Ellos organizan concentraciones y marchas… Ellos llevan con sus guerras diez mil años, y vosotros no vais a parar ésta de este modo… Solo se puede hacer una cosa… Solo hay una cosa que nos puede servir de algo… Y es la siguiente: que todos la miremos de frente, que miremos de frente a la guerra, nos demos la vuelta, le demos la espalda y digamos: ¡que le den por el culo! (Wolfe, 2009: 234-237)

Finalmente, Kesey se puso a tocar la canción Hogar, hogar de las montañas con su armónica y los estudiantes se sintieron profundamente confundidos, lo que influyó en su estado de ánimo. «La mayor concentración antibélica de la historia de Norteamérica acabando en una algarada al son de Hogar, hogar de las montañas» (Wolfe, 2009: 237).

Los Alegres Bromistas no solo organizaban eventos para el consumo masivo de drogas, sino que utilizaban los estupefacientes para tener nuevas sensaciones. Así, en una curiosa escena en Jack Cool prueban circular a gran velocidad bajo los efectos de las drogas. Jesús-Gris, al volante desciende con el autobús Furthur a toda velocidad por una pronunciada pendiente. Subido en el techo del vehículo, Kesey siente el vértigo de la velocidad y grita por los altavoces del autobús la alucinante experiencia: «Dejarse llevar con suavidad y surfear sobre la respiración de los planetas, para tomar el control de su destino… existir plenamente, todos en sincronía con el cosmos». La experiencia termina cuando Jesús-Gris frena bruscamente el vehículo al creer ver que un búfalo rosa se ha cruzado en la carretera; su desvarío concluye diciendo: «llega [el búfalo]… lo he sentido llegar, la galaxia gigante me ha hablado… La sincronización con el cosmos» (Jack Cool, 1967: 10-11).

 

Jack Cool, la música

En los eventos organizados por los Alegres Bromistas, como «Las Pruebas del Ácido», la música tenía un papel importante. «Integraban “técnicas diversas”, provenían directamente de la combinación de luz y proyecciones cinematográficas y estroboscopios y cintas magnetofónicas y rock and roll y luz negra» (Wolfe, 2009: 264). Sin embargo, en Jack Cool apenas se citan piezas musicales concretas. De modo que vemos a gente bailar, pero no sabemos qué música están escuchando; presenciamos conciertos de los Alegres Bromistas pero no sabemos qué están interpretando. Solo reconocemos dos canciones. La primera es The Last Thing on my Mind, de Tom Paxton, interpretada a la guitarra por Stone Girl en el autobús Furthur; la letra de la canción sirve de texto de apoyo para una secuencia que está transcurriendo en otro lugar, en ella un miembro de la “Liga de la Iluminación” persigue a Lily Kely (hija ficticia de Jayne Mansfield) para impedirle que escape de la mansión de Tommy Neary (Jack Cool, 1966: 48-49). La segunda, The End de The Doors, “suena” como fondo para anunciar el final de la estancia de Jesús-Gris con los Alegres Bromistas (Jack Cool, 1967: 42).

 

L’HERBE FOLLE13

Rose Lanobre, una médica inglesa en la cuarentena, solicita a Pierre Cartolina, un sexagenario profesor de Bellas Artes, una cita en París para conocer determinados hechos de la vida de sus padres, Gilles y Theda.

Pierre llega con una hora de adelanto al lugar de la cita, una cafetería de estilo retro de la estación de Lyon. Allí, sentado junto a una mesa y frente a una copa de vino, rememora con nostalgia la época hippie, en la que su generación quería cambiar el mundo, «borrar las desigualdades, no verse atrapado por una sociedad de consumo ni llevar una vida superficial “boulot, métro, dodo”»[14] (p. 8). En este primer monólogo el protagonista toma la decisión que va a marcar el desarrollo de la obra: Rose sólo tendrá acceso a la parte amable de la historia de sus padres ya que él obviará los episodios más oscuros que pudieran herirla, aquellos que Pierre ha intentado olvidar durante años. La repentina aparición de Rose perturba a un introspectivo Pierre: «los mismos ojos, la misma sonrisa, el mismo acento inglés». Él cree, por un instante, estar frente a su desaparecida amiga Theda, pero percibe que Rose tiene «más madurez, más distinción» que su madre (pp. 5-10).

A partir de ese momento, en la obra se van alternando la narración en el tiempo presente, año 2015, con episodios rescatados del pasado, años 1970-1971. El tiempo presente transcurre con el diálogo entre Pierre y Rosa. Al tiempo pasado se accede a través de dos tipos de recurso literario: el narrador homodiegético, para exponer aquello que el protagonista quiere contar a Rose, y la forma teatral del soliloquio para relatar lo que no quiere contarle. Para pasar de un tipo de narración al otro en un entorno cerrado, como es la cafetería de una estación, se recurre a una sencilla estratagema: el teléfono móvil. Rose recibirá, durante el relato, dos llamadas telefónicas del hospital que interrumpirán a Pierre como narrador homodiegético; el tiempo que Rose emplea en atender cada llamada da paso al otro tipo de narración: el soliloquio.

Pierre cuenta a Rose como era su padre, Gilles, a los veinte años, cuando estudiaba en la Escuela de Bellas Artes: «su aspecto de intelectual, su eterno traje de pana, su bufanda, su sotabarba y su pipa, que siempre encendía antes de hablar, le daban un aire de serio y soñador», y cómo fue la espectacular entrada en el taller de dibujo de su madre, Theda, que «subyuga a todos por su belleza y por su aspecto [hippie] procedente de otro lugar [Reino Unido]»15 (FIG. 4). Ella tenía una gran destreza artística, pero no ejecutaba sus láminas colocándolas sobre un caballete sino depositadas en el suelo; dibujaba de cuclillas y sus ilustraciones promovían la ira de los profesores por su atrevido contenido sexual.

Theda disfrutaba de una gran libertad en comparación con las jóvenes de su época en Francia. La moralidad sexual que reprimía la conducta de los adolescentes no le concernía y ella celebraba jubilosamente su sexualidad sin que ello le supusiera un compromiso. Theda mantuvo relaciones sexuales con todos los hombres del taller de dibujo con la excepción de «los muy viejos, los muy jóvenes, los pelmazos y los muy feos…» (p. 43). Sin embargo, ella abandonó su conducta promiscua cuando inició una relación estable con Gilles que les llevó a concebir proyectos de futuro.


FIG. 4. La entrada de Theda en el taller de dibujo causa sensación por su colorida indumentaria hippie que contrasta con la vestimenta conservadora que usaban los jóvenes franceses al inicio de los años 1970 (viñeta de arriba). Pierre Lanobre está contándole a Rose como era su madre (Theda) cuando suena el teléfono móvil (viñetas de abajo). (L’herbe folle, Éditions Gléntal, 2016, p. 28).


L’Herbe folle
, la vida rural y una comuna efímera

En un entorno urbano, la sociedad impone unas normas de conducta que separan el trabajo del ocio. Largas jornadas laborales o de estudio, en las que se mezcla la responsabilidad de lograr unos objetivos y la culpabilidad de no hacer lo suficiente para ser mejor que los competidores, hacen que las relaciones sociales se reduzcan y que cada vez se disponga de menos tiempo para sí mismo. Ante esta perspectiva un estudiante puede plantearse si este tipo de vida le merece la pena.

Y luego mira a esos hippies de la calle: pueden hacer los que les place. Pueden ponerse hasta las trancas cada día. Pueden tumbarse al sol todo el día, mientras yo que tengo que pasar todo el tiempo en una clase asfixiante, escuchando a un tostón de profesor y preparando unos exámenes que me están costando los nervios… La universidad es un lugar al que se va a triunfar, una competición encarnizada donde la presión es enorme. Se compite por las notas, por los títulos, por los libros, por recomendaciones, por el acceso a posgrados y a un buen trabajo (Rubin, 2009: 39).

Esta perspectiva hace que jóvenes estudiantes de los años sesenta desearan un cambio profundo en su vida. Hacer cosas sencillas que le permitieran interaccionar con el mundo natural, lejos de la opresión de la civilización urbana y de una sociedad volcada en un consumismo sin sentido promovido por la expansión del modelo capitalista.

Las comunidades [hippies] se introducen en Francia por la brecha de la primavera de 1968. Urbanas o rurales se cuentan por centenas: también ellas son tan efímeras como proliferantes, pero en su seno se remueven ideas esenciales y puede ser allí donde se forjen algunos hombres nuevos. Los marxistas dicen: se trata de un movimiento pequeño-burgués que no logrará establecer un sistema dominante (Jules, 1972: 4).

Theda y Gilles leyeron un artículo que ponía en valor el regreso a la naturaleza: la vida al aire libre en el campo, la cría de cabras, la elaboración de quesos etc. El retorno a la tierra era una forma de reivindicar «la igualdad entre las actividades manuales y las intelectuales» (p. 43). Esta visión rousseauniana hace que los padres de Rose se trasladen desde la ajetreada vida de París hasta la apacible existencia en una casona familiar en Freytet16. La vivienda estaba situada en un paraje bucólico, aislada en una pradera de montaña y a media hora de distancia, en coche, del pueblo más próximo.

Los padres de Rose lograron su objetivo y pusieron en marcha una granja en la que colmaron sus expectativas de vivir en un medio natural. Theda se encargaba de la alimentación y cuidado de los animales, cabras, gallinas, patos etc. mientras que Gilles se ocupaba del pastoreo y de la fabricación de quesos. Además, disponían de una huerta y un vergel.

Los hippies se apartan de la sociedad porque rechazan la autoridad, la jerarquía y la represión policial. Desean vivir en libertad, sin una función precisa, situarse al margen de las organizaciones cívicas que imponen normas de convivencia basadas en una tradición difícil de cambiar. A pesar de ello, no dudan en solicitar aquellos servicios o bienes que les son necesarios y que no pueden producir por sí mismos. De este modo habitan entre dos mundos antagónicos, uno interno en el que viven todas sus utopías y otro externo al que recurren para beneficiarse de los avances técnicos o científicos. La conexión entre estos dos mundos se realiza a través del comercio. Los hippies realizan trabajos de artesanía, elaboran artículos textiles, o fabrican productos alimenticios con destino a los mercados para obtener cierta liquidez monetaria. El dinero es el catalizador que hace funcionar el binomio trabajo / consumo. De este modo, los hippies entran en el juego económico regido por el dinero, aquello que obliga a mucha gente a hacer lo que no quiere pero que necesita para obtener lo que desea.

Puesto que el dinero es el patrón del sistema, la gente analiza su trabajo y su propia persona desde el punto de vista financiero. La gente define el éxito y el fracaso de sus vidas en función de las heces fiscales acumuladas… La economía monetaria es inmoral: está basada por completo en el poder y la manipulación y atenta contra el intercambio natural entre seres humanos, un intercambio basado en la necesidad común. El saqueo es una expresión natural del sistema monetario. El capitalismo es un robo (Rubin, 2009: 39)17.

Gilles y Theda no podían vivir al margen de su entorno, tenían que procurarse bienes materiales que no podían lograr por sí mismos: gasolina, jabón y aceite, entre otros. Por lo tanto, ellos tampoco podían prescindir totalmente del dinero. Para obtener este activo Gilles elaboraba quesos que vendía en un puesto del mercadillo de una población cercana: Colmar. Realmente, el modo de vida de los padres de Rose no era muy distinto a la de los paisanos del lugar.

Transcurrido un año desde el inicio de la puesta en marcha de la granja, la hacienda de Gilles y Theda se transformó en una comuna hippie con la llegada de seis amigos procedentes de París. Pierre Lanobre y su primera novia, Christine, formaban parte del grupo. Durante el día los miembros de la comuna trabajaban en las labores de la granja, propias del periodo estival, y al anochecer cantaban y tocaban las guitarras. Se disfrutaba de plena libertad fumando hierba, haciendo nudismo y practicando el amor libre (FIG. 5). Es curioso que en un libro dedicado a los hippies la compra de unos discos18 sean la única referencia a la música rock, con la excepción de un cartel publicitario de un concierto de Jimi Hendrix en París y la mención de los festivales musicales de Woodstock y de la Isla de Wight. (p. 57).


FIG. 5. El nudismo es una práctica corriente en las comunidades hippies. Pierre Cartolina y Christine se bañan en un pequeño lago mientras Gilles (tocando la guitarra), Theda, (recostada a su derecha) y sus amigos se secan al sol. (L’herbe folle, Éditions Gléntal, 2016, p. 70).

Sin embargo, no todos los miembros de esta pequeña comuna se encontraban cómodos en este ambiente rural en el que había muchas «moscas, camas de paja que arañaban, olor a cabra y a queso». Estos inconvenientes provocaron la primera deserción de la comuna veraniega: «Aquí todo apesta, ¡huéleme! ¡Estoy harta de los animales! ¡Harta de lavar la ropa en la fuente! ¡Harta del queso de cabra!» (p. 71) le dijo Christine a Pierre antes de irse de la granja. Poco a poco, los miembros de la comuna fueron marchándose y a finales de agosto tan solo quedaban Pierre y los padres de Rose. La estancia de Pierre en la granja se prolongaría hasta mediados de septiembre, cuando se iniciaba el curso escolar, para que Gilles y Theda se acostumbraran a estar solos de nuevo. La comuna se había desvanecido.

El personaje de L’Herbe folle que mejor encarna el estereotipo de la cultura hippie es Theda. Ella representa la libertad en su sentido más amplio: modo de vida, costumbres, relaciones sexuales o expresión artística. Sin embargo, en la obra se emiten juicios de valor que descalifican su comportamiento. Se alaba a Rose y se censura a su madre. «Ella [Rose] tenía la misma fuerza de carácter que su madre [Theda]. ¡Qué bella era! Cómo se le parece, pero hay vírgenes sabias y vírgenes locas…» (p. 120). Se condena una forma de entender la sexualidad –que en un hombre sería objeto de alabanza–: «Mi madre [Theda] era más bien frívola». Se pone en valor el hecho de que «Rose era diferente a sus padres, más formal, más conformista…» (p. 86), frente a la rebeldía o el inconformismo que promueven los cambios en la sociedad.

 

THE LONG AND WINDING ROAD19

Lucien, alcalde de un pequeño pueblo del sur de Francia, pide en su testamento no ser enterrado en el panteón familiar sino ser incinerado para que sus cenizas sean esparcidas en las aguas de la isla de Wight. En una carta póstuma, Lucien explica a su hijo, Ulises, el porqué de su última voluntad y le invita a realizar el mismo viaje que él hizo para asistir al «mítico concierto de 1970 [en la Isla de Wight]. Una odisea que habría cambiado su vida…»20. Para desplazarse hasta el Reino Unido, Ulises, por expreso deseo de su padre, tendrá que conducir la antigua combi Volkswagen con la que el propio Lucien viajó hasta la isla de Wight. Además, Ulises recibe, por una parte, un libro que su padre ha escrito para él con sus vivencias y reflexiones y, por otra parte, una abundante selección de casetes21 de música rock de los años setenta.

Ulises queda perplejo ante esta última voluntad de su padre. Lucien apenas le prestó atención cuando él era un niño, menos aún durante su juventud. La relación entre padre e hijo nunca fue fluida ya que el progenitor era un ser distante, ajeno a cualquier afecto, una persona estricta y conservadora cuyas «conversaciones se resumían en el sacrificio y los valores» (p. 22). En realidad, para Ulises su padre es un perfecto desconocido; Lucien escribe en su libro «pocos son los hijos que conocen a sus padres» y se lamenta de que esta máxima también se cumpla en su caso, un error que desea enmendar; quiere que su Ulises sepa quién fue en realidad su padre para que conociendo de dónde viene sepa a dónde va (p. 20).

Ulises entabla amistad con tres viejos hippies que junto a su padre formaron parte de un grupo de rock: Lucien (guitarra), Alain (piano), Jacques (batería) y William (bajo) (p. 31) (FIG. 6). A través de ellos, Ulises empieza a saber cómo era su padre, a apreciar quién había sido: «Lo más duro para mí, es escucharos hablar de un hombre [Lucien] que yo no conocía, mi padre no se parece en nada a lo que vosotros me describís. Las pocas veces que él estaba en casa se pasaba el tiempo gritándonos a mi hermana y a mí» (p. 71).

Ciertamente, en su juventud Lucien fue un apasionado de la guitarra y en esa época, para asombro de su hijo Ulises, también consumía drogas. Para ganarse la vida trabajaba durante el día en una finca de viñedos y por la noche ensayaba con su grupo o actuaba en la librería “Freedom”, propiedad de Alain y William (The Long and Winding Road: 51, 57 y 67) (FIG. 7). En la finca, Lucien conoció a su futura esposa, Anita, que era la hija del patrón. (pp. 64-68)22.


FIG. 6. Ulises junto a los amigos de juventud de su padre Lucien. De izquierda a derecha: Jacques, Ulises, William y Alain. (The long and winding road, Kennes Éditions, 2016, p. 108).


FIG. 7. Actuación en la librería Freedom del grupo de Lucien (a la guitarra); Alain (piano), Jacques (bajo) y William (bajo). En la viñeta inferior se ha aislado a Lucien y Anita de su entorno para mostrar su complicidad (The long and winding road, Kennes Éditions, 2016, p. 67).  


The Long and Winding Road, la música y los festivales de 
rock

La música está presente en toda la obra. Cada uno de los 45 capítulos que la configuran tiene su propia banda musical que está íntimamente unida al relato. Así, In the Court of the Crimson King, de King Crimson, sirve para recordar la juventud ya olvidada; y con Bridge over Troubled Water, de Simon & Garfunkel, se expresa la necesidad de ser apoyado en los momentos difíciles.

En la época de los hippies los festivales de música eran eventos en los que los jóvenes podían transmitir su mensaje de pacifismo y de amor libre. El festival más conocido fue el de Woodstock23, pero The Long and Winding Road transcurre en el espacio europeo. Del 1 al 3 de agosto de 1970 se celebró el Festival hippie en Aix-en Provence. Lucien y sus amigos acudieron al concierto para testar el nivel musical de su grupo con el de los artistas que allí actuaban24. En el diario Lucien escribe: «por primera vez veíamos hippies por todas partes en la ciudad. ¡Era mágico! Increíble que el festival se celebrara a pesar de la prohibición que se anunciaba»25 (p. 72). Sin embargo, los compañeros de Lucien no compartían esta visión: «Era una manifestación hecha para el dinero. Teníamos que desembolsar cincuenta y cinco francos para entrar. Nosotros estábamos por la libertad cultural… y el organizador era el general Jean Clément, veterano de Argelia, próximo a la extrema derecha» (p. 72).

En realidad, quién organizó el festival hippie de Aix-en-Provence fue el general y escritor Claude Clément (1906-1996). Durante la II Guerra Mundial formó parte del movimiento de resistencia Francotiradores y Partisanos (FTP) y participó en la guerra de Indochina (en la batalla de Hòa Bìhn) y en la de Argelia. Combatió la postura del alcalde Ciccoloni hasta lograr que el festival tuviera lugar. Estaba vinculado a la extrema derecha y para la seguridad del festival logró la participación de antiguos legionarios miembros del Servicio de Acción Cívica (SAC) acusados de ser una policía paralela entre 1959 y 1982 (Meliflore, 1970).

En su libro Lucien pone de manifiesto la aversión que estos festivales despertaba en la opinión pública: «Para algunos periodistas, estas manifestaciones eran comparables a las ceremonias de Núremberg con signos evidentes de adoctrinamiento. Éramos víctimas de la desculturización porque éramos unas cabezas débiles, llenas de tópicos infantiles» (p. 75). Alain, el pianista del grupo de Lucien, añade: «Habría que leer lo que se escribía sobre nosotros en la época. Hablaban de los hippies y de los festivales como de la africanización de la juventud, un retroceso a un salvajismo propio de auténticos hombres primitivos» (p. 75).

Lucien y sus amigos asistieron al festival de la isla de Wight que se celebró entre el 26 y el 30 de agosto de 1970. En el relato se cuenta el viaje en la combi Volkswagen desde La Rochelle, luego el paso del canal de la Mancha en transbordador, el desembarco en Ryde y el trayecto hasta el lugar del evento en Afton Down. En La Rochelle, Lucien conoce a una joven, que se hace llamar Lady, que se unirá al grupo. Lady era una groupie26 y «le gustaba hablar, fumar y beber como un hombre. Ella actuaba como un hombre de estilo y de cultura» (p. 134) (FIG. 8).


FIG. 8. Encuentro en La Rochelle entre la joven inglesa Lady y Lucien (guitarra en mano) que viaja junto a sus compañeros (Jacques, William y Alain) para asistir al Festival de la Isla de Wight de 1970. (The long and winding road, Kennes Éditions, 2016, p. 108).

Lucien transcribe en su libro: «yo quería escribir la canción más bella… pero nada. Solo la muerte se me presentaba» (p. 134). Él ponía todo su empeño en esa canción porque la asociaba con el amor que sentía por Lady: «te amo, sin ti, yo no lograré componer» (p. 45). «Por qué [mi música] no quiere sonar como en mi cabeza», se pregunta Lucien y Lady le contesta: «solo podrás componer si tienes algo que decir. Sé honesto contigo mismo y la inspiración vendrá» (p. 143).

Lucien anhela componer una canción cuya melodía dominante, surgida de su estado del alma por una inspiración súbita, represente de forma inequívoca su amor por Lady. Por tanto, Lucien se inscribe en la tradición romántica en la que:

[la melodía puede ser] reducida a una fórmula de algunos compases, fórmula muy expresiva, concentrada, fácilmente memorizable, capaz de provocar una emoción inmediata (se impone así a la música, más que nunca, una gran tarea semántica: captar y “definir” musicalmente todas las emociones y sus matices) (Kundera, 1993: 91).

Al contrario que Lucien, Leos Janacek (1854-1928), Béla Bartók (1881-1945) u Olivier Messiaen (1908-1992) buscaron recrear musicalmente el mundo natural sin que interfiera el sentimiento humano creando una forma musical objetiva. Esta sonoridad se aleja, por tanto, de la canción romántica que promueve desvelar la «actividad afectiva del alma del compositor» (Kundera, 1993: 88).

Ciertamente, buscar formas musicales para representar objetivamente el canto de los pájaros, el ulular del viento o el transcurrir de las aguas de un río es perfectamente factible; la expresión de un paisaje también es abordable asociando, por ejemplo, las tonalidades cromáticas de los colores allí presentes a notas musicales estructuradas mediante el ritmo, la melodía y la armonía. Por el contrario, representar a una persona, su imagen externa y su Yo interno, a través de la mirada del Otro solo puede conducir a una música hípersubjetiva; más que mostrar a la musa se simboliza la imagen que de ella tiene el artista. Esta imagen subjetiva expresada en el lenguaje abstracto de la música puede ser compartida objetivamente por muchas personas; en este caso la percepción musical hace que el Yo y el Otro sean intercambiables y puedan agregarse a otros Yo para formar el plural Nosotros. De este modo un grupo de personas asume y comparte la visión del músico. Es en esta fase donde fracasa Lucien, no consigue hacer un retrato comúnmente reconocible a través de las formas musicales. ¿A qué se debe?

Lady pensaba que la pasión que Lucien sentía por la música podría convertirle en una estrella del rock, pero pronto descubrió que «el problema era que [Lucien] carecía de talento» (p. 161). Lucien y sus amigos creían ser algo especial en el movimiento musical de los setenta, pero ante la visión de los artistas que actuaban en el festival de Wight27 se dieron cuenta de que no tenían nada que aportar al mundo del rock; Lucien lo expresa diciendo: «Os dais cuenta que vamos a nuestro propio entierro». Sus compañeros también lo presienten, pero se lo toman con resignación «Por supuesto que lo sabemos… vayamos pues sonriendo, vayamos bailando… bailemos en nuestro propio entierro» (p. 155) (FIG. 9).


FIG. 9. La representación de la triste figura en rojo de Lucien en medio de un público jubiloso durante el festival de la Isla de Wight de 1970 sirve para poner de manifiesto que él y su grupo no tienen nada que aportar al mundo del rock. Lucien utiliza una frase de la película de Jean-Luc Godard (1930): «me gustaría llegar a ser inmortal y después morir». (The long and winding road, Kennes Éditions, 2016, p. 153).

 

The Long and Winding Road, drogas, sexo y comunas

El consumo de drogas y alcohol está presente en alguno de los capítulos de The Long and Winding Road. La alteración de la conciencia a través de las drogas lleva a Ulises a situaciones de angustia por la aparición de la figura de su madre y por el recuerdo de una infancia desgraciada desprovista del afecto paterno28 (FIG. 10). Ciertamente, las drogas pueden provocar estados de euforia, pero también pueden conducir a una profunda depresión como bien advierte Jacques, batería del grupo de Lucien, bajo los efectos del LSD: «[Con las drogas] subes hasta el cielo o caes al infierno, eso depende de tu humor» (p. 99). Sin embargo, la experiencia del viaje en la combi Volkswagen en compañía de los miembros del grupo de rock de su padre, la visión de viejas fotos de familia y la lectura del libro de Lucien, hace que Ulises descubra una realidad que le había pasado desapercibida, ¡la felicidad!, y que manifiesta con las palabras siguientes:

Mi padre nunca ha estado tan presente [en mí] como después de su muerte… Nuestras partes de sombra y de luz se disuelven indiferentemente después de la muerte… Es una historia [de la familia] que ya conozco, pero a través de los relatos y las fotos, me doy cuenta que a pesar de todo hubo momentos felices (p. 131).

Ulises y sus compañeros pasan una corta estancia en una granja, situada en la comuna de Millau, en la que viven un viejo hippie llamado Hombre Luna y su nieta Pamela. Ulises siente el lugar como «un paraíso en la tierra» donde se puede practicar el nudismo, pescar, pasear, vivir de la tierra… pero Pamela considera aburrida la vida campestre entre las ovejas. En Millau, la cultura hippie había desaparecido pero los compañeros de Lucien recuerdan esta comuna como un ejemplo de bienestar: «Habría que ver cómo era Millau en los años setenta… vivíamos la aplicación concreta de nuestros ideales sociales. Era maravilloso» (p. 54)

La sexualidad en The Long and Winding Road aparece principalmente bajo el signo de la heterosexualidad. Lucien se inicia en el sexo con la que se convertirá en su esposa, Anita, y experimentará en la relación sexual musa-artista con Lady. Por su parte Ulises, sabiendo que su relación sexual con Penélope ha tocado fin, vivirá la sexualidad bajo la dominación femenina de una aristócrata, Cécile, propia de un ser mitológico homérico como la hechicera Circe. Otras dos formas de entender la sexualidad son presentadas en The Long and Winding Road, la primera es el incesto entre el Hombre Luna y su nieta Pamela en la comuna de Millau (p. 80) y la segunda es el lesbianismo que la hermana de Lucien, Jeanne, describe así:

¡Tú [Ulises] no sabes lo que era ser homosexual en los años setenta! Creemos que entonces toda la gente era buena, que toda la gente era amable, que hacíamos el amor con cualquiera, ¡pero todo eso era falso! Nunca mostré mi homosexualidad en público… porque pensaba “¡te perseguirá la policía!” y “¡eres una enferma, tenemos que cuidarte o internarte!… yo tenía ganas de morir” (p. 29).


FIG. 10. Dibujo expresionista sobre fondo psicodélico para mostrar los efectos del consumo de drogas en la mente. Ulises pegunta dónde está su padre Lucien y su madre, Anita, le  contesta que él aún no ha nacido.  (The long and winding road, Kennes Éditions, 2016, p. 77).


Conclusiones

El hecho de que recientemente se hayan publicado, en un breve espacio de tiempo (2016-2018), tres cómics que se desarrollan durante el movimiento hippie podría ser una casualidad, pero de difícil justificación si tenemos en cuenta que durante las últimas décadas no se han editado tebeos sobre esta temática. Posiblemente los autores rescaten este curioso periodo social debido a que ahora se cumple medio siglo de que éste tuviera lugar. Esto parece evidente en el caso del guionista de The Long and Winding Road, Christopher, que en 2019, en colaboración con Nicolas Finet, publica un cómic concebido como un reportaje periodístico sobre el festival de Woodstock para celebrar el cincuenta aniversario de su celebración. Para el pedagogo Patrice Gentilhomme no hay duda de que los autores de Jack Cool estaban más interesados en mostrar la cultura hippie y las acciones ficticias del escritor Ken Kesey que de «hacernos vivir una auténtica investigación policial» (Gentilhomme, 2018); el personaje Jack Cool sirve de pretexto para rememorar una efeméride acaecida hace medio siglo. Los autores de L’Herbe folle, Maryse y Jean-François Charles, no sienten gran afinidad por el movimiento hippie, pero compartían el deseo de escribir sobre esta época que ellos habían vivido; durante años prepararon este proyecto hasta que encontraron el «momento» oportuno para realizarlo (Detournay, 2019). No obstante, debemos señalar que estos autores ya habían incorporado a hippies en una secuencia de trece páginas en À l’Ombre des bougainvillés, tercer volumen de su extensa obra India Dreams. En él vemos a la protagonista Kamala Lowther viajar en una combi Volkswagen junto a un grupo de hippies que seguían los pasos de Jesucristo en la India según los cuestionables escritos de Nicolás Notovitch (1858-1941). Al presentar a los hippies siguiendo un recorrido místico improbable se pone en ridículo la adopción de la espiritualidad oriental en el movimiento hippie, especialmente si uno de los hippies afirma que «Jesús pasó doce años de su vida en la India para estudiar la ley de los grandes Budas y perfeccionarse en la palabra divina… los sherpas nepaleses fueron los primeros hippies, los apóstoles de la no-violencia». Es curioso que en las tres obras analizadas no se haga mención a la influencia de la filosofía taoísta o hinduista en el movimiento hippie.

El escritor Alexis Racionero realizó varios viajes a lo largo del mundo en busca de los hippies y constató que en la actualidad el movimiento solo subsistía en pequeñas comunidades aisladas. En lugares emblemáticos como la Universidad de California «quedaban ya pocos vestigios de los hippies» y el barrio Haight Ashbury, donde se desarrolló el movimiento, «acabó convirtiéndose en una cara zona residencial, manteniendo, eso sí, las tiendas hippies de la calle Haight» (Racionero y Racionero, 2013: 88-123). Este espíritu de desilusión está presente en L’Herbe folle, no hay ningún personaje que encarne el pensamiento hippie en el tiempo actual, lo que promueve la idea de que la época hippie ya forma parte del pasado. La obsolescencia de la utopía hippie también aparece en The Long and Winding Road, los únicos personajes valedores de este movimiento son los de mayor edad: el viejo hippie rural Hombre Luna y los tres ancianos hippies urbanos que acompañan a Ulises en su viaje.

La triada «droga, sexo y música» es la referencia popular que más se atribuye a los hippies. La droga aparece en las tres obras aquí referidas. Pero si en L’Herbe folle solo se muestra a personajes fumando hachís en dos breves escenas, en Jack Cool los estupefacientes están presentes en muchas secuencias constituyendo el motivo principal en el que se sustenta la acción. Por el contrario, en The Long and Winding Road las drogas sirven de vehículo para la exploración de la vida interior de Ulises, las alucinaciones liberan su mente y le ayudan a asumir la tortuosa relación con su madre.

El sexo se muestra en las tres obras bajo distintas perspectivas. Hay escenas de contenido sexual en Jack Cool que forman parte del ritual de la Iglesia satánica de Anton Lavey y secuencias en las que la expresión de la sexualidad es consecuencia del consumo de drogas que se dispensaban generosamente en las fiestas hippies que organizaban los Alegres Bromistas. Por el contrario, en The Long and Winding Road la sexualidad está unida al concepto del amor. Una escena sexual sirve para mostrar el inicio de la relación entre Lucien y Anita y otra para invocar el eterno femenino en la figura de Lady, como forma elevada del amor, a través de la imagen proyectada por Lucien: «Era la primera vez que el sexo forma parte de mi relación amorosa. Esta chica [Lady] me quemaba en mi interior. Ella calmaba la intensidad de mi deseo desde que estaba cerca de mí» (The Long and Winding Road: 134). Por su parte, la sexualidad entre Ulises y Cécile aparece como la exteriorización de la dominación femenina, reflejo del personaje de Circe en La Odisea homérica. El “amor libre” es una de las máximas de los hippies, en L’Herbe folle se explicita en la figura del protagonista Pierre Cartolina y su amiga Christine. Sin embargo, la libertad sexual asociada al movimiento hippie tiene su más fiel representante en el personaje de Theda, pero los autores de L’Herbe folle han preferido unir libertad sexual femenina con promiscuidad, de forma que el personaje de Theda queda devaluado hasta el punto de que se valora el conservadurismo de Rose frente a la desinhibición de su madre Theda.

El nudismo como expresión de libertad y convivencia también fue adoptado por el movimiento hippie. En las tres obras hay escenas en las que los personajes practican el naturismo y siempre están asociadas a la vida en comunas: la efímera comuna que tiene lugar en L’Herbe folle, la de la finca de La Honda de Ken Kesey en Jack Cool o la breve estancia de Ulises en la comunidad de Millau.

La música conoció un gran desarrollo en la época de los hippies y se fundaron bandas de rock cuyas obras han perdurado en el tiempo y que sirven de inspiración para los compositores actuales de música popular. Gracias al desarrollo de la tecnología en los años sesenta y setenta la música sonaba en todos los lugares: el hogar, zonas de ocio e incluso en las oficinas como sonido ambiental. Por ello sorprende la escasa presencia de la música en L’Herbe folle y que en Jack Cool las interpretaciones musicales se representen solo con imágenes sin que se pueda identificar la pieza con la excepción de dos temas musicales netamente reconocibles que logran despertar la emotividad en el lector. Por el contrario, en The Long and Winding Road la música invade toda la obra, se propone un tema musical para cada capítulo y se sigue las andanzas del grupo musical de Lucien: los ensayos, las actuaciones, la angustia en la composición y la asistencia a famosos festivales donde actúan los grandes grupos de rock. Pero el gran acierto de esta obra es la exaltación de los sentimientos a través de la sonoridad. La música lo impregna todo y sirve de elemento narrativo. Los poemas de las canciones se imbrican en el relato ocupando un nicho, en el lenguaje del cómic, al que difícilmente se podría acceder a través de una crónica, ya que esta carece de la parte sonora que, a través de la memoria musical, el lector incorpora al relato.

De las tres obras que se han analizado en este artículo, solo en Jack Cool el tiempo externo o histórico transcurre durante el periodo en el que se desarrolló el movimiento hippieThe Long and Winding Road y L’Herbe folle se relatan desde la época actual y se adentran en el mundo de los hippies mediante la narración retrospectiva. Curiosamente, en ambas historias, se ha utilizado el mismo recurso literario: personajes que buscan conocer la vida de sus progenitores fallecidos. En el caso de L’Herbe folle, Rose desconoce cómo eran sus padres porque murieron cuando ella nació. Por el contrario, en The Long and Winding Road, Ulises sí vivió con su padre pero descubrirá facetas de su vida que le harán cambiar la opinión que tenía de su progenitor.

La mirada retrospectiva sobre el mundo hippie en L’Herbe folle no se sumerge en la cultura hippie, para resaltar sus valores o criticar sus carencias, sino que nada en su superficie para mostrarla como algo que ya ha dejado de existir porque es incompatible con el actual pensamiento dominante. Este punto de vista es bastante razonable. La posibilidad de que un joven de hoy adopte la filosofía o el modo de vida de los hippies es más bien escasa. En una sociedad globalizada y capitalista, que promueve una cultura consumista y que ofrece el continuo e imparable progreso de la tecnología, se crean individuos dependientes de las instituciones y de los mercados. Sin embargo, en esta época de conformismo surgen, inesperadamente, jóvenes que ponen en tela de juicio las instituciones y cuestionan las decisiones de los dirigentes sociales, económicos y políticos. Un ejemplo es Greta Thunberg que, en cierto modo, conecta con algunas de las ideas hippies como: solidaridad juvenil, antibelicismo, preocupación por el medio ambiente o rechazo al materialismo consumista (Alter, Haynes y Worland, 2019:32-49)29. Quizás ahora sea el momento de recuperar algo del espíritu de la Lebensreform de los hippies para acallar el mantra de que “No hay alternativa” al actual sistema capitalista occidental –tal y como postulaba la política británica Margaret Thatcher (1925-2013) (Varoufakis, 2016)–, aunque su sostenibilidad dependa de un continuo crecimiento económico y una expansión mercantil. Según el economista Tim Jackson (2017) «la prosperidad –basada en una vida plena, libre, llena de satisfacción– no tiene necesidad de crecimiento continuo»; esta idea también se ajusta al ideario hippie.

Cada vez se escuchan más voces autorizadas que manifiestan que «el capitalismo, el crecimiento económico, la sociedad de consumo [actual] son insostenibles»; el mantenimiento de este modelo es lo que nos ha llevado a lo que la filósofa Marina Garcés denomina «la condición póstuma». Esta nueva condición se nos presenta «bajo el signo de la catástrofe de la tierra y de la esterilidad de la vida en común… Nuestro tiempo es aquel en que todo se acaba… estamos en proceso de agotamiento o de extinción [no como especie pero sí] como civilización basada en el desarrollo, progreso y la expansión» (Garces, 2017: 13-31).

En la conciencia colectiva solo queda algunos jirones del tejido que constituía la cultura hippie. El mundo comercial se apoderó de sus símbolos transformándolos en objetos de consumo como la ropa que, considerada extravagante en su época, ha sido subsumida por el sistema capitalista que combatía su ideario político. Hoy día, multinacionales del sector textil incluyen en sus colecciones prendas coloridas al estilo hippie y cada año se presentan nuevas tendencias. Para este año 2020 son cinco: los flecos, el crochet, pantalón de campana, botas camperas y pañuelos estampados. Pero no debemos quedarnos en aspectos como la ropa que llevaban los hippies, la música que escuchaban o ciertos hábitos liberales que la sociedad actual ha aceptado incluir como opciones de forma de vida, aunque no fueran admitidos en los años sesenta. La cultura hippie demostró al mundo que se pueden lograr avances sociales si se ponen en evidencia los privilegios que detentan los poderes económicos. Se manifestaron en contra de la segregación racial y la guerra. Rechazaron la energía nuclear y se opusieron a su uso bélico. Propiciaron la creación de organizaciones comprometidas con la protección del medio ambiente. Se opusieron al modelo de sociedad consumista que provocaba un desequilibrio ecológico (hoy el movimiento hippie se ve como algo ridículo y es objeto de burla y menosprecio, pero si hubiéramos seguido algunas de sus premisas medioambientales no habríamos llegado a la “condición póstuma” actual). En todas estas manifestaciones los hippies incorporaron el concepto de “no violencia” y está noción ha perdurado hasta nuestra época como demuestran las recientes palabras de la filósofa Judith Butler:

Mi argumento es que generalmente cometemos un error si pensamos que la violencia es el medio por el cual podemos lograr un fin no violento. Los medios que usamos para cambiar el mundo ya conllevan una visión del mundo. Si elegimos la violencia como un medio, traemos más violencia al mundo, y esa violencia no podemos controlarla (Butler, 2020).

Esta idea de la no violencia es asumida por las organizaciones que se manifiestan contra el modelo político y económico actual. Un ejemplo es el movimiento de los indignados de 2011, cuyo objetivo fue promover una mayor participación ciudadana en la política, que buscaba contrarrestar el dominio e influencia del sector financiero por conducirnos a un terrible desequilibrio en el reparto de la riqueza y por introducir la precariedad en nuestras vidas.

En los tres cómics analizados en este artículo se exponen con éxito distintos aspectos de la cultura hippie, pero es una lástima que no se haya conectado al movimiento hippie con la lucha por la sostenibilidad del planeta que llevan a cabo los jóvenes de hoy y con la teoría de Jackson sobre la prosperidad sin crecimiento.

 

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  • MILLES, B. (2006) : Hippie. Barcelona, Global Rhythm Press.
  • PELLEJERO, R.; CHRISTOPHER (2016): The long and winding road. Gerpinnes , Nuart Kennes Éditions.
  • RACIONERO, L.; RACIONERO, A. (2013): El ansia de viajar. Barcelona, RBA Libros.
  • RUBIN, J. (2009): Do it ! Escenarios de la revolución. Barcelona, Blackie Books.
  • STONE, S. (1999): Hippies from A to Z. Their sex, drugs, music and impact on society from the sixties to the present.
  • Disponible en : https://www.hipplanet.com/books/atoz/atoz.htm
  • VAROUFAKIS, Y. (2016): ¿Y los pobres sufren lo que deben?, Barcelona, Deusto (E-Book).
  • WOLFE, T. (2009): Ponche de ácido lisérgico. Barcelona, Anagrama.

 

 NOTAS:

1  Siddharta y Steppenwolf (El lobo estepario) son libros de Hermann Hesse que inspiraron espiritualmente a los hippies.

2  Todos los textos originales en idioma extranjero han sido traducidos por el autor del artículo.

3  «If you can’t be with the one you love, love the one you’re with» estrofa perteneciente a la canción Love the one you’re with compuesta por Stephen Stills (1945) y publicada en 1970.

4  Carl Sagan (1934-1996), astrónomo y astrofísico, dejó escrito que usó la marihuana para inspirarse en la redacción de su famoso libro Cosmos.

5  Jayne Mansfield (1933-1967) fue una popular actriz, cantante y modelo estadounidense.

6  Anton LaVey (1930-1997) estableció las bases del sistema filosófico del Satanismo LaVeyano.

7  Ken Kesey (1935-2001) autor del famoso libro Alguien voló sobre el nido del cuco.

8  Los miembros de los Alegres Bromistas que aparecen en el cómic son personajes ficticios.

9  Norma ‘Faye’ Haxby (1956-2001) pareja de Ken Kesey con quien tuvo tres hijos, Jed, Zane y Shannon.

10  La diferencia temporal entre cuándo acontece un suceso y cuándo lo percibimos también ha sido puesta de manifiesto por el autor de cómic Cosey en el tomo catorce (Elle ou dix mille lucioles) de la serie Jonathan: «Las informaciones que nuestro cerebro capta a través de nuestros cinco sentidos circulan a 300 km/h… si estimamos que una decena de centímetros separa nuestros ojos del cerebro, esto representa 0,0012 segundos, es poco, pero eso quiere decir que todo lo que percibimos es tan solo el pasado (sin contar el recorrido de la luz entre el objeto y nuestro ojo). Todo lo que creemos vivir en el presente ya ha pasado».

11  En 1964, el autobús Furthur fue conducido por Neal Cassady (1926-1968), un importante personaje de la generación beat que sería inmortalizado por el escritor Jack Kerouac (1922-1969) en su novela En el camino.

12  El movimiento hippie fue uno de los grandes detractores de la guerra que los estadounidenses llevaban en Vietnam (1955-1975). Lemas como “haz el amor y no la guerra” determina su compromiso con el pacifismo. Los americanos partidarios de la acción bélica veían a los hippies como activistas antipatriotas ya que no solo fomentaban la insumisión militar, sino que además animaban a los operarios a no trabajar en la industria armamentística.

13  La tipografía empleada en el título del libro, letras de forma goteante, está inspirada en la cubierta del álbum Rubber Soul de The Beatles.

14  Trabajo, metro, dormir.

15  Para crear físicamente los personajes de Theda y de su hija Rose, los autores se han inspirado en la actriz Ali MacGraw (1939).

16  Freytet es una pequeña aldea situada en los Montes de Cantal pertenecientes a la región de Auvergne-Rhônes-Alpes.

17  Jerry Rubin (1938-1994) es el autor de este alegato anticapitalista. Empezó siendo un activista social en la época de los hippies, luego fue uno de los fundadores de los Yippies (Partido Internacional de la Juventud) y finalmente, en 1980, se convierte en un exitoso hombre de negocios y corredor de bolsa para la empresa Hohn Muir & Co. En 1985 funda Business Networking Salons In. y se dedica a organizar fiestas empresariales en el Studio 54 de Nueva York.

18  Los discos comprados por Theda son de los artistas siguientes: The Doors, Simon & Garfunkel, Otis Redding, Mike Brant, The Moddy Blues y Led Zeppelin.

19  El título del libro, The Long and Winding Road, hace referencia a una canción de The Beatles, incluida en el álbum Let it be, 1970.

20  Emplear la palabra odisea no es fortuita ya que al lector no se le escapa que el protagonista tiene por nombre Ulises y que su mujer se llama Penélope. Otro personaje inspirado en la obra de Homero es Cécile. Ella retiene a Ulises en su mansión de La Rochelle del mismo modo que el Ulises de La Odisea fue retenido, en la isla de Eea, por Circe.

21  El casete de audio es un sistema de grabación en cinta magnética muy popular en los años setenta.

22  La vida de Anita no sería fácil debido a su alcoholismo, pasaba periódicas estancias en centros de desintoxicación. Murió en el Lago Léman. La autopsia dictaminó el ahogamiento como causa de la muerte, pero su familia creía que se suicidó y que en realidad falleció por la excesiva ingestión de medicamentos. Lejos de sentir un gran pesar por la muerte de Anita, Ulises y su hermana se sintieron aliviados de liberarse de una «madre ausente y depresiva… el ambiente en la casa cambió. La enfermedad y las angustias de mamá habían dejado lugar al silencio y a la melancolía»

23  El festival de Woodstock se celebró del 15 al 18 de agosto de 1969 en Bethel, condado de Sullivan del estado de New York, y asistieron más de 400.000 personas que tuvieron la ocasión de ver la actuación de un elenco de músicos de folk y rock de gran renombre.

24  Nynastie Chrisis, Charlie Mac Koy, Les Majority One, Jonnhy Winter, Le Magnetic Sand, Leonard Cohen entre otros.

25  El alcalde de la ciudad, Felix Ciccoloni (1916-2010), se negaba a suspender el decreto municipal del 20 de julio de 1970 que prohibía el festival.

26  Se suele definir a las groupies como aquellas personas que admiran a una estrella de la música y buscan cierta intimidad con ella. En el libro se cita que Lady había acompañado a grupos como Pretty Things, Free o Pentangle, e incluso que estuvo en Londres con Jimi Hendrix. «Jimi, un chico simpático pero demasiadas drogas y alcohol» comenta Lady.

27  El festival de la isla de Wight de 1970 contó con la participación de músicos de gran talento para el rock como Emerson, Lake & Palmer, Jimi Hendrix, The Who, The Doors, Free, Ten Years After, The Moody Blues o Jehtro Tull.

28  Ulises también viajará en dos ocasiones bajo los efectos de las drogas. En el primer viaje alucinógeno, Ulises busca desesperadamente a su padre [Lucien] y le pregunta a su madre, Anita, dónde está él. Ella le contesta: «Aún no ha nacido. ¡Yo soy madre! ¡Soy fértil! Espero a tu padre… elije tu camino». En el segundo viaje alucinógeno vuelve a estar presente Anita que vestida se sumerge en un rio; en cierta modo Ulises revive la muerte de su madre.

29  Greta Thunberg (2003) es una activista sueca centrada en la lucha contra el cambio climático. Ha despertado el interés de los jóvenes por el activismo y ha participado en los más importantes foros sociales, políticos y económicos comunicando su mensaje a nivel mundial. Con solo dieciséis años, Greta ha puesto en evidencia la inactividad de la clase política frente a la destrucción medioambiental del planeta, de tal modo que el presidente de Francia, Emmanuel Macron (1977), se vio obligado a decir: «Cuando eres un dirigente y cada semana tienes manifestaciones de jóvenes con ese mensaje, tú no puedes permanecer neutral… [Los jóvenes] me ayudan a cambiar». Greta, en Consejo General de las Naciones Unidas, acusó a los poderes fácticos de actuar movidos sólo en su propio interés: «Estamos en el inicio de una extinción masiva, y todo lo que se les ocurre es hablar de dinero y del cuento de hadas del eterno crecimiento económico.… ¿Cómo se atreven?».

 
Creación de la ficha (2020): Manuel Barrero
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Argelio García (2020): "Los hippies resurgen", en Tebeosfera, tercera época, 14 (19-VII-2020). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 02/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/los_hippies_resurgen.html