La lectura de varios tomos de esta colección nos permite descubrir la diversa fauna que puebla el colorido Universo Marvel. Junto al más entrañable y rocoso miembro de Los 4 Fantásticos, Bejamin J. Grimm, alias |
Esa intención de “recuperar” o “presentar” personajes no debe desviarnos de la verdadera naturaleza de los Marvel Two-In-One: la explotación comercial. El veterano Grimm, protagonista de una colección en apariencia pensada para desarrollar aspectos diversos de su personalidad y psicología, presta espacio a ciertos personajes enfrentándose ambos a la amenaza que plantea el supervillano elegido para la ocasión, el cual se revelaba fecundo en surtirles de penalidades y aventuras que les obligaban, para superarlas, a mostrar lo más noble u obstinado de su carácter, o su capacidad de sacrificio personal. Mediante esta premisa, Marvel se apoderaba de una fracción más de estanterías en el mercado, confiando con esto obtener un mayor ingreso a final de mes.
Desafortunadamente, en nuestra humilde opinión, la calidad de muchos de estos relatos no es muy elevada y provocan la sensación de catarsis entre lectores de edad más bien adolescente, que mediante esta fórmula podían evadirse de las dificultades cotidianas, aunque la acción aquí retratada procede de situaciones forzadas, mecánicas, remontando alguna que otra vez pero no tanto que solape algunas otras aventuras memorables del Universo Marvel. Podría alegarse contra la pobreza de estos argumentos aduciendo que debemos tener presente la época de su concepción, pero algunas veces esta defensa es endeble, porque varias de esas historias más bien reflejaban apatía, indiferencia o aun la incapacidad del autor por desarrollarlas, y en aquellas fábulas que implican a otros países, de un conocimiento del mundo insuficiente, falso, o falaz. Podemos suponer que se hacía así pensando en que nadie encontraría incoherente la falta de rigor de estos elementos, quizás aprovechándose de la edad de los lectores a los que iban destinados, que tampoco se mostrarían excesivamente exigentes con lo que estaban leyendo.
Número 14 de la conlecció. |
Es cierto que mantener el pulso de la tensión creativa excelente mes a mes, un año tras otro, es imposible, y debemos reconocerlo ante todo. Marvel Two-In-One lo demuestra en estas páginas. Si contó con una cantidad de historias buenas, las exigencias de un mercado implacable bien pronto las hicieron aceptables, luego pasables y, al final, las convirtieron en material casi deleznable. Por dura que sea la lección, es evidente que lo mejor es dejarlo en la cumbre, aun con el primer indicio de cansancio (expresión que preferimos emplear a la de decadencia), porque se atenta contra todo el buen material ya existente y podría hasta comprometer “la reputación” del personaje protagonista.
Pero la máquina debe producir como sea, no importa el desgaste, cosa que muestran los guiones de Tom Defalco, quien empujado por esa tensión de generar ingresos y mantener a toda costa la colección, llega a surtirla, opinamos, de todo tipo de despropósitos y torpezas a la que otros autores contribuyen, víctimas también de ese afán comercial. Un ejemplo de este “ansia” la manifiesta el dibujante casi fijo de la colección, Ron Wilson, autor al que consideramos con claras limitaciones, pero que aun así, por la misma naturaleza de las historias que ilustraba, gozó de la oportunidad de dibujar a los personajes más estelares de Marvel (su trabajo nos recuerda al de Rick Buckler, a quien se le ha reconocido como “un clon” de Jack Kirby; en algunas “construcciones gráficas”, Wilson nos hace suponer que él es un clon de Buckler, con una indeseable degradación). Junto a Doug Moench creó el personaje del Águila Americana, al cual podríamos incluir en el apartado de los “despropósitos” a los que nos referimos (en nuestra humilde opinión), y que parece destinado a “homenajear” al pueblo nativo americano, que así obtendría un secundario heroico que incluir entre la pléyade de iconos semitas y algún católico despistado del Universo Marvel. (La otra razón para la creación de semejante personaje es meramente comercial, pues
¿"Homenaje" al pueblo indio? | |
Argumentos imposibles hechos realidad. | |
Bajo este prisma, Marvel Two-In-One es tanto “polígono de pruebas” como “vertedero”: lo de más difícil encaje encuentra escenario donde demostrar su talento y, como en el caso del Águila Americana, lo consigue con sólo vencer en un pulso a
Sobre nuestra afirmación “de un conocimiento del mundo insuficiente, falso, o falaz”, tomamos como ejemplo las páginas
Estas viñetas nos hacen plantearnos: ¿de este modo Marvel comprende el mundo que le rodea y del que forma parte? No le hubiera tomado más que unos minutos a DeFalco comprobar el aspecto del Egipto actual, llevándose quizás la sorpresa de ver que es un país modernizado, incluso con teléfonos (permítannos la ironía). Pero, se desprende de estas planchas, para
También constatamos la fuerte tendencia de Marvel por presentar extraterrestres procedentes de culturas muy avanzadas pero cuya inteligencia no les permite evadirse del considerable tedio y apatía producto de su longevidad, conseguida con la increíble ciencia que poseen; el ejemplo más inmediato que recordamos es el de Norrin Rad, Estela Plateada, que encuentra un émulo en Shanga,
DeFalco, fiel al espíritu de la colección en cuanto a lo de revitalizar personajes hasta olvidados, “rescata” a un clásico de los cuarenta, Diamante Azul, que ayuda a Grimm a frustrar las pretensiones de Shanga.
De entre todos los demás que aparecen (aunque algunos sean repetidos, como Namor), nos detendremos un instante en El Motorista Fantasma, que coprotagoniza una extraña historia de “venganza” justiciera, obstinado en castigar a unos insignificantes ladrones de coches. Su enfrentamiento con
Nos llama también la atención otro detalle: Ron Wilson, aunque a veces cumple, a medida que se introduce en la década de ochenta empeora. Si bien aún es formal en la historia donde
Páginas con: Shanga Alicia Masters Motorista Fantasma Ultrón
Para finalizar este esquemático estudio, añadiremos que el cebo que supone ver a uno de los más importantes iconos de Marvel protagonizar estas páginas se convierte en un intenso desencanto cuando queda enredado en los despropósitos escritos por DeFalco, que bien pudieran ser cuestión de la necesidad desesperada de surtir de continuidad, como fuera, a la saga, o de la propia incapacidad del autor por desarrollar sus argumentos, y todavía este material, que consideramos de calidad discutible, logra engatusar con la ‘promesa’ de ‘conocer’ con mayor detalle a otros personajes de la editorial sobre los que tenemos un somero conocimiento o que, por haber leído sus andanzas en otras colecciones, nos parecen dotados de un cierto “atractivo”.
Es Historia de