MIKAELO, LAS CHICAS MÁS LINDAS DE IRU
MANUEL BARRERO, MIKAELO

Notas:
Entrevista practicada al autor en junio de 2012, integrada en el número 9 de TEBEOSFERA, especial sobre la mujer en el cómic erótico y pornográfico. A la derecha, fragmento de una portada para el nº 88 de `La Judía Verde´, en la que aparece una modelo típica del autor.
MIKAELO, LAS CHICAS MÁS LINDAS DE IRU
ENTREVISTA A MIGUEL FRANCISCO
 
Mikaelo (o Mikelanchelo) fue la firma de aquel autor de las portadas de La Judía Verde que admirábamos tanto, y de historietas en otras revistas del sello Iru, y que resultaba tan parecido en su estilo a un dibujante de tebeos infantiles de Bruguera y B, un tal Miguel. A nadie consiguió engañar: Mikaelo era el mismo Miguel que trabajaba entonces para Ediciones B con el guionista De Cos. Nos hemos interesado por su trabajo como autor de erotismo, y a Helsinki (donde reside hoy) hemos ido a entrevistarle sobre aquellos lodos y sus actuales logros.
 
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Típica muchacha de Mikaelo. Está tomada de la página de sumario de Zona X, 1. 
TEBEOSFERA: Naciste en el final de los sesenta y los tebeos te atrajeron inmediatamente, imagino. ¿Qué leías y de quién copiabas?
 
Mikaelo: Nací en el año 1968 y ya puedes suponer que en los setenta, los primeros cómics que vi fueron Mortadelos, ZipiZapes, TBOs... Copiaba a Ibáñez desde que puedo recordarme sujetando un lápiz. Luego descubrí a Uderzo, Franquin... y traicioné a Ibáñez por ellos.

T: Aprendiste a dibujar chicas muy bonitas. ¿Qué cánones de representación de belleza tomaste como referencia? 

M: No era algo que me planteara. Simplemente dibujaba el tipo de chica que me gustaba en aquellos momentos. Ahora me lo planteo todo mucho más y sigo haciendo lo mismo. Igual suena sexista, pero es que no tendría mucho sentido dibujar mujeres que no me gustaran.
 
T: ¿Cómo viviste tú la lenta eclosión del erotismo en España en los años setenta?

M: Bueno, yo nací a finales de los sesenta, así que me pilló bastante niño, pero recuerdo perfectamente que la primera teta que vi fue en el anuncio de “los limones salvajes del caribe”. En casa se hacía el silencio cuando aparecía en la pantalla de la tele. Ése era el nivel.

T: ¿Piensas que el cómic erótico que se hizo entonces contribuyó a la madurez del medio? 

M: No contribuyó a ninguna madurez. Fue un paso normal, algo previsible después de cuarenta años de represión, y si eso sirvió para satisfacer lujurias reprimidas y echarse unas risas, pues mira, fantástico.
 
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 Historieta del autor que apareció sin firma en la revista de Iru El Cómic Erótico.

T: O sea, que no crees que el humor gráfico y la historieta subidos de tono de entonces contribuyesen a elevar la importancia de la mujer en la cultura y su participación en sociedad.
 
M: No, no creo que sea el caso de mezclar churras con merinas. Dibujar una señora estupenda con grandes tetas no eleva el papel cultural de ninguna mujer. Yo cuando tengo sexo con una mujer no pienso en su nivel académico, y espero que ella no piense en mis errores gramaticales. Del mismo modo, creo que el género erótico o porno cubre una cuota de mercado, y en este caso, dedicado al hombre, por lo tanto está circunscrito exclusivamente a ese género. En mi opinión, es la publicidad sobre todo la que hace usos sexistas, tanto de hombres como de mujeres, y la que tiene mayor alcance mediático. Mucho más, desde luego, que una revista de humor erótico.
 
T: ¿Dónde estriba la diferencia entre lo “picante”, lo erótico y lo porno para ti?
 
M: El erotismo te hace imaginar, intuir. Te pone a cien para luego poder pasar al porno en vivo. Lo picante es justo ese momento intermedio en el que sabes que ha terminado la sensualidad y va a comenzar el porno.
 
T: Repasemos tu trayectoria. Creo que fue tu mentor Beà, pues tu primera historieta se publicó en Gatopato...

M: No, mi primera historieta se publicó en Mortadelo. Fue la primera historieta de Ricky y los Desahuciados. Unos meses después conocí a Beà, que, aparte de mentor, fue y es todavía amigo, a pesar del poco contacto que mantenemos. Para mí, publicar al lado de Beà y, al poco tiempo, comenzar a trabajar diariamente en la redacción de Intermagen fue un sueño. Recuerdo aquel tiempo como uno de los mejores, más cálidos y más interesantes de mi carrera. 

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Muestras de las historietas de Miguel para tebeos de humor infantil y juvenil. En la parte superior, obras de la serie Ricky y los desahuciados publicadas entre 1986 y 1987. Abajo, una historieta de Bum Bum y los desahuciados, serie inspirada en la anterior (y en ambos casos con guiones de De Cos), y dos páginas con historias autorreferenciales sobre la vida de los autores de historietas de Ediciones B.

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T: Entraste en Bruguera muy joven y dibujaste sobre guiones de De Cos. Háblanos de este guionista.
 
M: Sí, comencé a los dieciséis años en Bruguera a raíz de concursar en uno de aquellos “Mortadelos de Oro”. No gané el premio, pero Matías Guiu me llamó por teléfono para darme trabajo. Allí fue donde conocí a Jesús, que era el guionista que me habían asignado para desarrollar semanalmente Ricky y los Desahuciados. ¿Y qué te voy a contar de Jesús? Desde aquel momento en que nos conocimos en Bruguera hasta este momento actual seguimos haciendo cosas juntos. ¡Es mi relación sentimental más larga!
Con él creé una empresa de animación y diseño. Bueno, nuestra idea era en principio hacer una cooperativa, de ahí el nombre, Bee Mind, “mente de abeja”, por lo de la unión mental de las abejas y blablabla.
 
T: Háblanos sobre tu trayectoria junto a Beà, en Intermagen y CGE.
 
M: Bueno, trabajar con Beà y Marian fue fantástico. Tuve un curso intensivo de ocho horas diarias de amar mi profesión y de honestidad y cariño a raudales en un momento de mi vida que realmente lo necesitaba. Siempre, a pesar de mi corta edad y de, evidentemente, la pobre calidad de mi trabajo, me sentí trabajando en equipo y aprendiendo constantemente. Siempre recordaré con cariño cuando Beà y Marian llegaban por la mañana. Marian me daba un beso de buenos días y Beà me decía «¡Hostias, Miguel, no te puedes imaginar lo que he soñado esta noche! Siéntate, siéntate que te lo cuento...». Y ese “siéntate que te lo cuento” era la entrada para escuchar los sueños más delirantes y divertidos, a los que atendía con la boca abierta y los ojos como platos entre sorbo de café con leche y bocado de cruasán.
Trabajar en CGE fue completamente diferente. Comencé a colaborar con ellos cuando Beà dejó de hacer la revista Bichos y ellos se quedaron el titular o algo así. Trabajé con ellos durante un par de años creo, pero sólo como freelance para Bichos y Garibolo, en el que tuve el placer de dibujar con Vázquez.
 
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Páginas de Mikaelo para la revista La Judía Verde. Arriba, del nº 2, firmada con su seudónimo El Pájaro Loco. Bajo estas líneas, del nº 12, firmada como Miguel, y del 41, como Mikaelo.  
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T: ¿Por qué proyectos tan atractivos como Gatopato, Monstruos o Bichos fracasaron en el mercado, a tu juicio?
 
M: Era un momento muy loco. El mercado estaba saturado de revistas, y la crisis del cómic se avecinaba con la subida del papel y la aparición de nuevos media: vídeos, playstations y gadgets varios... Además, grandes grupos como Zeta amenazaban por los alrededores... Yo qué sé, fue un cúmulo de insensateces y un hartazgo por parte del público. Llegó un momento que había demasiadas publicaciones, y muchas de ellas con una calidad pésima. Y llegó el momento en que el lector encontró otras cosas que hacer.
 
T: Con la firma Mikaelo (o Mikelanchelo, o El Pájaro Loco) dibujas historietas porno festivas en revistas de Iru, como El Cuervo o La Judía Verde. ¿Por qué razón esas firmas?
 
M: Comencé a usar Mikaelo como seudónimo porque, inocente de mí, pretendía esconderme detrás de él para evitar que Ediciones B me prohibiera publicar porno. Ni que decir tiene que todo el mundo se enteró al salir el primer número a pesar del seudónimo, pero nunca tuve ningún problema de incompatibilidad por parte de las diferentes editoriales en las que trabajaba.
 
T: Tu estilo era muy cartoon. ¿La caricaturización de la figura femenina implica su idealización, su sexualización o su cosificación?
 
M: Idealización sobre todo. La sexualización está más en la mirada del lector, y sobre la cosificación no sé qué decirte, le preguntaré a De Cos.
 
T: ¿Qué opinión te merecen hoy tus trabajos de entonces? No me refiero a su calidad formal, que es incuestionable, me refiero a sus contenidos, a su tratamiento de la figura de la mujer, al uso del humor, etc.
 
M: Tengo mis dudas respecto a su calidad. Bueno, de hecho no tengo ninguna duda. La calidad profesional de aquellos trabajos, excepto quizás alguno, era muy baja. Tanto en dibujo como en historias no es de lo que me siento más orgulloso a nivel profesional.
Aquellas historias pretendían tan sólo hacer soltar alguna sonrisa con un humor bastante bestia y con el tema fijo del sexo como nexo de unión.
 
T: ¿Por qué las zonas erógenas femeninas tenían tanto éxito en las viñetas y el pene tan poco?
 
M: Fundamentalmente por el público al que iban dirigidas, que era mayoritariamente masculino.
 
T: ¿Qué te pedía el editor de Iru en concreto y qué límites te impusiste tú?
 
M: El editor sólo pedía chicas macizas, guiones divertidos y evitar las pollas en las portadas. Eran cómics rápidos, muy baratos y de consumo. No había grandes brainstormings o briefings para hacerlos.

Yo no me puse ningún límite... incluso intenté llevar a la práctica algunas cosas que dibujé, lo cual me produjo una hernia cervical que aún mantengo.

T: ¿Tuviste algún problema con la censura?
 
M: No, no tuve ningún problema con la censura, ten en cuenta que estuve dibujando aquellas historias desde el 1987 al 1992, si no me falla la memoria. Poca censura quedaba ya para revistas eróticas.

 

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Dos páginas del autor aparecidas en el número 40 de la revista A Tope, de Norma.

T: ¿Recuerdas cuál era el método de trabajo que se seguía en Iru? ¿Te pusieron trabas alguna vez?

M: En Iru se seguía el mismo método que en todas las editoriales. Pactábamos un número de páginas, portadas y chistes, y una vez al mes, casi siempre con retraso, hacía la entrega.
No, nunca tuve trabas, lo único que me pedían era que no dibujara penes en portada. Cosa que casi nunca cumplía, porque tenía una amiga que siempre me pedía que los dibujara, y como estaba perdida y sexualmente enamorado de ella no podía negarme.
 
T: ¿Podrías referirnos las razones por las que cerró Iru?
 
M: Sí, imagino que cerraron por el mismo motivo que el resto de revistas: aumento del precio del papel y ventas mínimas.
Ya no estaba colaborando con ellos cuando cerraron, pero sé que para muchos dibujantes fue una de las últimas posibilidades de seguir publicando. Hay que recordar que Iru tenía bastantes cabeceras mensuales en el mercado aparte de la publicación de libros.
 
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Página de la serie Maika, publicada en Kaña, nº 13.

T: ¿Cómo es que entraste a trabajar en ¡El Chou!!?
 
M: Ediciones B comenzó a publicar ¡El Chou!! aprovechando el tirón del programa de televisión. No colaboré demasiado con ellos, creo que en un par de números. En aquella época ya empezaba a plantearme qué diablos estaba haciendo con mi carrera. Me preocupaban mucho las prisas con las que tenía que trabajar y el resultado final de los cómics que hacía. Los temas dejaron de interesarme, especialmente los de ¡El Chou!!, y fue una de las primeras revistas en las que dejé de colaborar. Hice alguna portada, creo que la del primer número, y alguna página con guión de Ramis.
 
T: Háblamos un poco del álbum didáctico Historia de la fotografía.
 
M: Tiempo después de cerrar Bruguera, Montse Vives comenzó a trabajar como agente, y ése fue uno de los trabajos que me consiguió para la empresa Fotosistema. Lo cierto es que me lo pasé genial documentándome e intentando hacer un buen trabajo de calidad que tan sólo pude mantener durante las primeras 20 páginas aproximadamente. Luego un cambio en las fechas de entrega me hizo correr como un energúmeno para acabarlo, y se nota claramente en la calidad de las últimas páginas.
 
T: Luego trabajaste con Martín en Zona X. Firmaste tu serie Vladdy Jenny como Mikaelo, ¿por qué esa firma ahí?
 
M: Comencé a firmar como Mikaelo en La Judía Verde y mantuve ese nombre para todos los trabajos que no eran para un público infantil. El motivo de ese nombre no lo sé realmente. Se me ocurrió sin más.

Conocí a Óscar cuando estaba preparando su Zona X. Nos vimos en un par de ocasiones y colaboré con él en los dos primeros números de su revista. Finalmente tuve que dejarlo. En aquella época ya andaba muy metido en publicidad y apenas tenía tiempo para los cómics. No conozco demasiado a Óscar, pero puedo asegurar que es un trabajador incansable, con una capacidad y una rapidez inconcebible para mí.

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Dos páginas de la serie Vladdy Jenny, tomadas del primer número de Zona X.

T: Tu dedicación al diseño, la publicidad y la animación te llevó al norte de Europa y finalmente recalaste en Finlandia. ¿Cómo es que acabaste tan lejos

M: Bueno, después de mi última incursión en los cómics de la mano de Óscar, me metí de lleno en publicidad, trabajando casi exclusivamente para McCann Erickson. Años después hubo una crisis en publicidad y me reciclé a la animación. Y desde entonces he ido dando vueltas por Dinamarca, Países Bajos y ahora, desde hace más de tres años, Finlandia, donde trabajo de lead character designer en Rovio, la empresa de Angry Birds. ¡Más lejos está Australia chico!
 
T: Has diseñado personajes para videojuegos y otras empresas, y tu modelo de mujer hermosa sigue siendo el mismo que en tus historietas para Bruguera  e Iru: una muchacha muy joven, muy estrecha de cintura, con pechos pequeños pero rotundos… ¿Es un modelo de mujer que se acomoda a todos los gustos?
 

M: Creo que han ido cambiando con el tiempo. La primera BumBum era increíblemente delgada, y con los años mis chicas se han ido ajamonando, cosa que agradezco. Pues mira, yo ya no me planteo nada. Últimamente creo que si el artista disfruta haciendo su trabajo reflejará eso en su obra. Y eso es suficiente. A mí me gustan las chicas que dibujo. Son atractivas, no son retrasadas mentales y espero que se acomoden a todos los gustos, aunque lo único que me interesa es que se acomoden a los míos. El resto viene solo.

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Recientes diseños del autor para juegos, proyectos de animación o publicitarios. Miguel ha mantenido la estética adorable de sus chicas.

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T: ¿De qué manera se usa el cuerpo de la mujer, su desnudez o su capacidad para erotizar, en los ámbitos de la animación, el diseño y la publicidad? ¿Hay diferencias con respecto al cómic?
 
M: Se usa de manera similar, pero en el cómic o en la animación se crean personajes con vida, con lo cual es diferente en cierto sentido. Yo puedo crear un personaje femenino sumamente sexy pero inteligente, por lo tanto no estoy vendiendo simplemente un cuerpo, como se hace habitualmente en publicidad o en diseño, donde el cuerpo femenino se ha convertido en un objeto decorativo. Lo mismo que ocurre con el cuerpo masculino desde hace unos años. Todo depende del tratamiento que se le dé.
 
T: ¿El uso que se hace hoy de la sexualidad de la mujer en los medios difiere mucho del que se hacía hace treinta años?
 

M: Sí, ahora es más ladino. Hay una doble moral que me molesta mucho. Antes era como cuando un niño descubre su sexualidad y anda todo el día tocándose el pito o la rajita y riéndose. Tenía algo de inocencia, de enseñar lo que había estado oculto durante cuarenta años de nacionalcatolicismo a pesar de su evidente sexismo. Ahora nos venden la perfección física y la juventud eterna desde todos los medios. Y eso no me gusta.

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 Ilustración firmada por Miguel en 2009.

T: ¿Has publicado viñetas en periódicos? ¿Vas a volver a dibujar cómic?

M: Últimamente, aparte de mi trabajo en videojuegos y animación, hago colaboraciones editoriales con MacMillan, Oxford University Press, Igloo Books y el periódico de CNT.
Tengo una asignatura pendiente con el cómic. No siento haber hecho nada interesante en ese medio nunca, y desde hace un tiempo estoy preparando un cómic. Por ahora tengo personajes, ambientaciones y guión. Espero poder ponerme a hacer páginas dentro de poco, y quién sabe, igual encuentro alguien que las publique. De todos modos, que nadie espere ver algo tipo Ricky y los Desahuciados o Fernández, porque no tiene absolutamente nada que ver.
 
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Página de Fernández. 
T: En tus recientes portafolios hemos visto un rescate del personaje Fernández…
 
M: ¡Ja! Hice un Fernández para un amigo, pero sólo fue eso, un dibujo dedicado. No, no me atrae por ahora hacer algo de parodia de trolls y guerreros cachas. Quién sabe más adelante, pero no ahora.
 
T: ¿Qué tema o relato hubiera sido una excelente base para un cómic erótico?

M: Cualquiera real. A nivel de calle. De los que nos ocurren a todos. Eso es algo que aún me atrae y que no descarto hacer algún día, pero con calma, sin las prisas de necesitar hacer cincuenta páginas mensuales para poder pagar el alquiler, que era en la situación en la que estábamos casi todos los dibujantes de Iru. Así, al menos, yo no puedo dar calidad.


T: Gracias por atendernos, Miguel. Ha sido un placer.

Creación de la ficha (2012): Miguel Francisco y Manuel Barrero. Revisión por Alejandro Capelo. Cedieron imágenes: Ricard Sitjà y Fernando Ceballos. · Datos e imágenes tomados de ejemplares originales donde participó el autor.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Manuel Barrero, MIKAELO (2012): "Mikaelo, las chicas más lindas de Iru", en Tebeosfera, segunda época , 9 (15-VI-2012). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 04/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/mikaelo_las_chicas_mas_lindas_de_iru.html