MORTADELO Y FILEMÓN. SALVAR EL MUNDO CON ALPARGATAS DE ESPARTO
ANTONIO SANTOS

Resumen / Abstract:
Notas: Revisión del esquema paródico de la serie Mortadelo y Filemón tras la lectura de 'El elixir de la vida'. A la derecha: portada de Ases del Humor, nº 26, de 1973, primera recopilación de esta aventura en álbum.

MORTADELO Y FILEMÓN 
EL ELIXIR DE LA VIDA. SALVAR EL MUNDO CON ALPARGATAS DE ESPARTO

Mortadelo y Filemón, los populares agentes de la TIA (acrónimo de Técnicos en Investigación Aeroterráquea), reciben el encargo de detener al peligroso VON NASSEN, inventor del increíble y fantástico elixir de la vida, que dota de ídem y raciocinio a todo objeto inanimado al que pulverice con él. Su carrera criminal es finalmente truncada por los instintivos agentes, aunque, como es su costumbre, la recompensa obtenida termina en huida.

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Página de apertura de la historieta. 
¡ZAS! EN TODO EL COLODRILLO

Esta aventura de los solteros impenitentes de España también destaca por una cantidad impresionante de castañazos y caídas de imposible supervivencia (amén de la ingestión de explosivos, virus y sustancias tóxicas), y que los protagonistas afrontan con su particular sentido del aguante y el método, triscando por un paisaje urbano cuyos edificios de fondo parecen gráficos de una estadística, poblado por cierta cantidad de sujetos que ya no se ven por ahí, desvanecidos en una gran nebulosa de modernidad y conjunciones cósmicas. Con la venia del respetable, soslayaremos referirnos a las influencias habitualmente señaladas que FRANCISCO IBÁÑEZ manifiesta en estas viñetas, haciendo una sutil observación sobre cómo también Mortadelo y Filemón son víctimas del slapstick, y que sus caídas, accidentes y explosiones recuerdan a los de los dibujos animados de CHUCK JONES o TEX AVERY, donde WILLIE E. COYOTE (o el PATO LUCAS) demostraban una capacidad de supervivencia extraordinaria y fuera de toda lógica, como ellos.
Será evidente para todo lector que haya perseverado en la colección de los dos empleados de la TIA que Ibáñez reproduce tres etapas en la elaboración de las andanzas de estos personajes. También son tres las fases perceptibles en su evolución. Desde aquellas aventuras de los años cincuenta y parte de los sesenta, donde parodiaba a los detectives privados, tanto literarios como de la incipiente televisión del blanco y negro radiactivo / nictitante (y especie de estigma que padece todo autor que se respete: emular a SHERLOCK HOLMES, otro icono de la CultuPop que ha ‘sufrido’ una reciente –y en nuestra opinión, afortunada– revisión), Ibáñez progresó hasta incrustar a Mortadelo y Filemón en la crónica de un castizo trasunto de la “todopoderosa” CIA, y allí pudo estirar los brazos para alcanzar muchos más puntos satíricos con los que nutrir sus tramas, legándonos un considerable volumen de historietas que probablemente hayan contribuido como ninguna otra cosa a su inmortalidad, a colocarlos en la parte superior del panteón de la Historia de la Historieta.
 
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¡TOMA! EN PLENO PÍLORO
 
Esta aventura, El elixir de la vida, está llena de ironía, humor y riqueza del lenguaje, tanto escrito como gráfico (¡quince viñetas por página!). Sus personajes respiran una hiperactividad frenética y se tuercen y retuercen llevando a extremos casi inconcebibles la vivacidad de la línea de su trazo a fin de impresionar y encajar tan tremendos golpes, consecuencia de la siguiente trama: encargados de atrapar a Von Nassen (un criminal a lo DICK TRACY, con facciones “de villano”, un tanto oscuras y deformes y traza de tercer hombre de la Europa del Este, por lo de la mascota encajada hasta las cejas y la gabardina con el cuello levantado), Mortadelo y Filemón van de trompada en trompada y dándose contra todos los equívocos que los dejan para la casa de socorro o la extremaunción, cada capítulo de la aventura huyendo del SUPERINTENDENTE VICENTE o aun uno del otro. En el desarrollo de la aventura quedan patentes las tres fases, como las del SPUTNIK, marca Mortadelo y Filemón: encargo de la misión (con una morcilla que propina un ojo morado), misión (con secuelas hospitalarias transitorias) y desenlace (y fuga). Y siempre fielmente siguen este esquema, pugnando con Von Nassen en ineptitud. El caudal creativo de Ibáñez no cesa, una ocurrencia ingeniosa es superada por la siguiente: un cactus ambulante que emite cítricas sentencias; aboceta una alta sociedad digna del más acendrado (y rancio) esplendor prusiano, a la que le falta el hieratismo “de clase” interpretado por la sufrida MARGARET DUMONT; nos muestra estampas sueltas y diversas de una España de albañiles con boina y camiseta de tirantas que depositan su fe en la quiniela del fútbol, e inevitablemente el autor alude a la televisión cargada de series de espías audaces o policías íntegros / intrépidos que le surten de tramas para que pueda explotarlas a través de sus más voluntariosos aunque torpes agentes secretos, Mortadelo y Filemón. En este sentido, Ibáñez es uno de los máximos sacerdotes de la CultuPop.
 
SU PESO EN LANGOSTINOS
 
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No tenemos muy claro cuánto hay que contextualizar con la época en que se concibieron estas historietas para que un lector “nuevo” logre captar con toda intensidad sus ironías. Ésta fue la época de LOS INTOCABLES protagonizados por ROBERT STACK, o el MISIÓN: IMPOSIBLE de PETER GRAVES y MARTIN LANDAU, o LOS VENGADORES de DIANA RIGGS y PATRICK McNEE, amén de otro montón indómito de series que hoy son polvo, compitiendo con detectives como CANNON, McCLOUD, BANACEK, o COLUMBO. El cine dejó “joyas” y “superhombres” del doble juego y el espionaje que derrotaban a la URSS todopoderosa llena de señores muy MUY opacos que protagonizaban episodios auténticos de acciones secretas que invadían los telediarios y los periódicos.
¿Puede ese lector que vaya descubriendo Mortadelo y Filemón comprender por qué el Súper tasa el valor de una fórmula atómica en langostinos? (muy caros y escasos en las mesas de entonces). ¿Capta las ironías de Mortadelo en referencia a cierta teleserie de aquella programación? ¿Comprende el decidido empeño de Filemón por trepar a una burguesía que sigue soñando frío con los rigores del “año del hambre”? Sí, es posible, porque tanto la actualización a la que Ibáñez somete a sus personajes como las tramas ya existentes apelan a un lenguaje viejo y universal (la diversión, la sana aventura, el proponer un esparcimiento inofensivo) que puede trascender sin problemas las barreras del tiempo.
A través de sus páginas, Mortadelo y Filemón satirizan el mundo opaco y lleno de reptiles del espionaje y sus distintas secuelas ingratas. En el imaginario popular perviven tres tipos de agentes secretos: el flamante y machista JAMES BOND, el hombre frío pero con aire de anodino funcionario de MICHAEL CAINE, o el torpe total: MAXWELL SMART. Posteriormente se ha ido introduciendo un supuesto más “impuro”, como sería el encarnado por VIN DIESEL. Pero, no obstante, la imagen que siempre nos viene a la mente del espía es la de un seductor con licencia para matar y trazas de elegancia, el estereotipo del habitual superagente secreto X-Noséqué, de acero inoxidable y pulcros rituales de apareamiento. En esto, Mortadelo y Filemón no se le parecen en nada; son mundanos, ‘del barrio’.
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Con los años, como ley de vida, a la saga de Mortadelo y Filemón se irán incorporando personajes para enriquecerla y proporcionar tramas accesorias y nuevas oportunidades de “escacharrarse”. Pese a eso, el mundo sigue en peligro y necesita agentes secretos que roben microfilmes, neutralicen armas devastadoras y detengan peligrosos asesinos del Bloque Soviético que se resquebraja y desploma. Allí siguen en la brecha Mortadelo y Filemón, con su lenguaje culterano y sus tratamientos “de usted”, acabando hechos un nudo o un guiñapo al enfrentarse a un chinito que aparenta no tener ni media bofetada, o planchados por un piano que les cae encima, arrestando finalmente a un infame con trazas de profesor chiflado o supervillano de MARVEL cuya estupidez llega a superar a la de nuestros héroes, como Von Nassen da ejemplos sobrados.
Hay un elemento definitivo que ayuda a triunfar a Mortadelo y Filemón: la fortuna. El azar suele tumbar al malo. ¿Cómo, si no, capturan a Von Nassen en su “guarida secreta” (un piso común y corriente, no un búnker forrado de alta tecnología a inspiración de los de James Bond)? De un cabezazo casual propinado por Mortadelo a consecuencia de un arrebato colérico de Filemón.
Ibáñez hace la sátira suprema del género de este modo; se mofa de la tenaz preparación y la fría inteligencia meticulosa del agente secreto, donde todo obedece a un trasunto cerebral del deux ex machina, a un principio calvinista del éxito gracias a Dios, porque Él prefiere a los industriosos. Nuestro autor tiene tablas en el día-a-día y cree en la providencia, las casualidades y los golpes de suerte como fuerza principal del triunfo.
Y mientras Bond “anuda” a la chica de turno, como justa recompensa a su victoria sobre multitud de enemigos a los que mató sin remordimientos (un símbolo interesante: el sexo y la violencia aunados o como consecuencia; el macho triunfante tiene derecho a copular, un atavismo cavernícola), Mortadelo y Filemón pasean hasta el estanco a comprar un paquete de Celtas y echar la quiniela, siempre la quiniela, a ver si salen de pobres esta vez.
 
CINE DE BARRIO
 
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Mortadelo y Filemón
han sido animados en distintas ocasiones y cada vez a peor (en nuestro humilde juicio). Con sus limitaciones, los episodios que dibujaron ESTUDIOS VARA superan a las nuevas tandas “computarizadas”. Esos dibujos animados reflejaban “el momento” que Ibáñez retrataba, esa España de alpargatas de esparto, botijos y soplillos en vez de aire acondicionado, pues también lo vivía.
Tanto vale decir de la primera película de Mortadelo y Filemón (en nuestro discreto parecer), todo un éxito comercial, no obstante. Ciertamente reconocemos el considerable empeño de sus autores por captar toda la energía, cinética, centrífuga, centrípeta, positiva y negativa, de los gags de las trompadas de los tebeos que son, ya dijimos, como del CORRECAMINOS, y tienen el salvajismo de las posesiones infernales de SAM RAIMI sufridas por BRUCE CAMPBELL, pero no han captado el aparato emocional e histórico que reviste a los personajes y universos anejos. Transformaron al SÚPER en un viejo rijoso, a BACTERIO en un científico nazi exiliado en Occidente; a la cargante (aunque inevitable) SEÑORITA OFELIA en un elemento histérico a la caza del “sofisticado” Filemón. Francamente, vuestro Scriptor quedó sumamente perplejo cuando ROMPETECHOS aparece como un falangista ultramontano. Pero ¿alguna vez el supremo miope, nuestro MR. MAGOO, tuvo una afiliación política, y más ésa? ¡Caramba! Y ¿desde cuándo pasa esto? ¿Tan anclados nos hemos quedado en la nostalgia, en el recuerdo de un personaje desorientado y despolitizado que sufre estrambóticas desventuras por culpa de su miopía de camello? Pues parece ser que sí.
 
RECAPITULANDO
 
Mortadelo y Filemón, con El elixir de la vida, seguía procurando poner en solfa un mundo opaco que el cine ha mitificado con abundantes ejemplos haciéndonos creer que el equilibrio del mundo y la continuidad de sus naciones dependen exclusivamente de señores (y señoras) que se mueven entre complejas sombras y relaciones poco recomendables (según sea el malo, más o menos sofisticado, sibarita, extravagante…) y que, repentinamente, descalabran con una gran bola de fuego y varias toneladas de chatarra retorcida una conspiración por sacar al planeta de su eje, y del holocausto ellos (o ellas) salen apenas rasguñados.
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El elixir de la vida
, modestamente creemos, compite y se integra con otras grandes obras como LOS INVASORES (sátira a las series de OVNIS y, si nos estiran, sustrato de MEN IN BLACK), GATOLANDIA 76, LOS MONSTRUOS o LOS INVENTOS DEL PROFESOR BACTERIO, donde se respiraba aún un aire “a campo” de una España más sencilla y menos mendaz (como puede demostrarnos más de un programa de la parrilla televisiva, de indiscutible popularidad, pero no por eso menos zafio) que se excitaba (o escandalizaba) con las minifaldas de MARY QUANT, o pestañeaba incrédula viendo a NEIL ARMSTRONG pisar la Luna, y soñaba con la URSULA ANDRESS de un James Bond untado en brillantina que repartía piñas como una trilladora, tumbando un considerable número de sicarios más bien obtusos.
En cambio, Mortadelo y Filemón son quienes las reciben; aun en eso, son seres humanos íntegros.
 
 


FICHA TÉCNICA

 
MORTADELO Y FILEMÓN – EL ELIXIR DE LA VIDA
AUTOR: FRANCISCO IBÁÑEZ
EDITA (ESPAÑA): EDICIONES B, S.A., GRUPO Z, 1992
FORMATO: TOMO ENCOLADO DE 68 PÁGINAS, COLOR
ISBN: 84-735-851-6
DEP. LEGAL: B.45.859-90
P.V.P.: 275 PTAS
TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2010): Antonio Santos. Con edición de Javier Alcázar y Manuel Barrero. · Imágenes tomadas del tebeo citado, todas de Francisco Ibáñez.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
ANTONIO SANTOS (2010): "Mortadelo y Filemón. Salvar el mundo con alpargatas de esparto", en Tebeosfera, segunda época , 6 (23-IX-2010). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 30/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/mortadelo_y_filemon._salvar_el_mundo_con_alpargatas_de_esparto.html