OH WICKED WANDA! LA CONSOLIDACIÓN DEL CÓMIC ERÓTICO EN LOS MAGAZINES MASCULINOS
EDUARDO MARTÍNEZ-PINNA

Notas:
Artículo del autor realizado expresamente para TEBEOSFERA 9, especial sobre la mujer en el cómic erótico. A la derecha, ilustración procedente de la portada de "Penthouse" de noviembre de 1993, en su edición británica.

OH WICKED WANDA! LA CONSOLIDACIÓN DEL CÓMIC ERÓTICO EN LOS MAGAZINES MASCULINOS

Oh Wicked Wanda! es uno de los grandes cómics eróticos que ha originado la industria de la historieta. Obra vinculada, a la vez que derivada, de las strips publicadas en la prensa británica diaria del género glamour girls y de las revistas de hombres del mercado anglosajón (men’s magazines). Dentro de este apartado rinde tributo y es homenaje a la serie Little Annie Fanny, cómic de madurez y de éxito del extraordinario Harvey Kurtzman que publica Playboy por aquellas fechas. Oh Wicked Wanda! debuta en septiembre de 1973 en las páginas del magazine erótico británico Penthouse, y se mantiene durante 88 episodios, estando fechado el último en diciembre de 1980. Es obra de un extraordinario equipo de autores británicos formado por el periodista y escritor cosmopolita Frederick Mullally, en los irreverentes y divertidos textos, y la leyenda del cómic británico Ron Embleton, autor de unos dibujos plenos de carnalidad, volumen, color y curvas.


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El erotismo como género. Su vinculación a las revistas masculinas

El erotismo, en una primera aproximación, se refiere a actividades que versan sobre el amor apasionado, el deseo sexual y el sexo en general. En el cerrado y al mismo tiempo conspicuo arte del cómic, es un género con bases y tributaciones propias, que prolifera según se disipa la censura. Hay, pues, una relación inversa entre la censura y la pornografía, entendiéndose ésta como la manifestación más extrema y más notoria del erotismo.

La sugestión erótica intuida en los cómics románticos o de cualquier género merced a la presencia de damas que suscitan intereses pasionales entre los protagonistas queda fuera de los márgenes establecidos en el género. Temas tan redundantes en el arte de las viñetas como las novias eternas, las mujeres fatales, la liberación femenina, las metáforas sobre el sexo, las elipsis y fundidos en negro no se deben encuadrar en el género porque insinúan, no muestran.

La difusión del cómic erótico se ajusta a cualquier soporte de edición del arte de las viñetas (tiras diarias, cuadernos o comic books, revistas de cómics, álbumes o libros), pero halla un acomodo especial como parte de las revistas masculinas, llamadas en el mercado anglosajón men’s magazines, publicaciones generalistas, más o menos atrevidas en cuanto a contenidos sicalípticos, que, habiendo surgido en el mercado a comienzos del siglo XX, se renuevan de una manera cuantiosa tras la II Guerra Mundial, consecuencia de la atenuación de la censura sobre el sexo, quizá por el júbilo que asienta en las poblaciones vencedoras de una guerra total. Algunas de ellas incluyen, además, cómics eróticos entre sus contenidos.

Pero el final de la guerra no sólo trae la censura política y relajación en temas carnales. Con ella viene la prosperidad económica, el rock’n’roll, la delincuencia juvenil por rebeldía, escándalos en altas esferas, escándalos sexuales y además… recrudecimiento del machismo institucional. Tras la guerra, el gobierno exhorta a las mujeres a trabajos domésticos para que la población masculina que se licencia del ejército por miles, se integre con facilidad en el mercado laboral y se incremente la natalidad. Las revistas masculinas son además productos de marcado carácter sexista, pues tratan a las mujeres o como tigresas manipuladoras de la equilibrada mentalidad masculina o como seres dóciles que se consuelan merced a la protección de los varones aludiendo a nombres cariñosos e impersonales como honey, doll, baby o sweetheart. Lucha de sexos o sumisión. El feminismo tomará fuerza en la década de los años sesenta, y su actividad ideológica se orientará fundamentalmente a combatir la desigualdad de facto que se observa en el mundo civilizado y democrático. Sus publicaciones se simultanean sin complejos con los men’s magazines.

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Algunos men's magazines.
Los men’s magazines constituyen un concepto amplio, difuso, por lo que un intento de especificación no deja de ser más que un etiquetado artificial. Los hay con escasas, o acaso medidas, concesiones al erotismo entre un contenido ecléctico, urbano y cosmopolita (Esquire, por ejemplo, editado en EE UU en 1933, o GQ, también en EE UU, a partir de 1957). Otro gran grupo está representado por aquellas publicaciones que buscan sus lectores entre la población masculina homosexual, y que por ello cuentan con un contenido en sexo más profuso y especializado (aquellas que tienden a encuadrarse en el acrónimo LGTB o lesbian, gay, transgender, bisexual. The Advocate, aparecida en California en 1967, es uno de sus emblemas más insignes. Famosa por su tirada resulta Out, también estadounidense, cuyo primer número es de 1992, o la española Zero, de distribución más errática, a partir de 1998). Las lad’s magazines son aquellas revistas orientadas a hombres jóvenes, por lo que el sexo es parte importante de su contenido (más recientes y banales en sus contenidos y editorial, destacando la británica FHM, surgida en 1995, o la estadounidense Barracuda, de 1998). Son bastantes los títulos con tiradas y distribución pródigas cuya razón de ser es la de incluir gran cantidad de contenido erótico o pornográfico, destacando en este apartado Playboy y Penthouse, aunque hay muchos títulos más, como Hustler, editada en EE UU a partir de 1974, o las británicas The Knave (1951), Mayfair (1965) o Escort (1980).

 

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Los precedentes de Oh Wicked Wanda!

Tal y como se ha indicado, las revistas masculinas hallan su hueco en las estanterías de los quioscos y puestos de venta de prensa a comienzos del siglo XX. Es tanto fuente de información como de entretenimiento. Parte de este último se basa en las voluptuosas damas que ocupan portada y buena cantidad de páginas interiores, así como de los cómics picantes y chistes verdes que complementan la oferta lúdica y festiva de la revista. Su éxito editorial se explica porque es un producto muy económico de producir (millares de ejemplares con copiosos márgenes de ganancia en su venta.

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  Capt. Billy's Whiz Bang, número de mayo de 1926 de este spicy magazine.
En octubre de 1919, el capitán Wilford Hamilton Fawcett, veterano de la I Guerra Mundial, comienza a publicar su propio título, llamado Captain Billy’s Whiz Bang, basado en los supuestos citados. Es el primer modelo de revista masculina, el patrón que se mantiene y se remeda en buena medida en las publicaciones actuales. Dicho magazín contiene una línea editorial agradable y fresca que le reporta un gran éxito en el mercado y que le sirve para fijar una plataforma editorial (Fawcett Publications) que incluye la publicación de otro tipo de revistas, comic books y libros de bolsillo.

Un modelo limitado, prácticamente alternativo, de magazines son aquellos que publican imágenes de contenido sexual extremo, sobre todo si se tiene en cuenta el tiempo de publicación (la década siguiente al final de la II Guerra Mundial). Abordan el subgénero del sadomasoquismo y sus variantes más impúdicas. Irving Klaw (1910-1966) tiene el honor de haber sido el primero en trabajar con el mito erótico Bettie Page en películas de serie Z y fotografías para ser vendidas por correo y llenar las páginas de docenas de revistas picantes. Es también editor de cómics realizados por la terna mágica del sadomasoquismo, representado por los excelentes John Willie, Eric Stanton y Eneg. A mediados de la década de los años cincuenta es encausado por un comité que vela por los buenos modos editoriales, presidido por el senador de Tennessee Estes Kefauver (que sostiene la existencia de una relación directa entre la pornografía y la delincuencia juvenil), y condenado en 1962 a dos años de presidio y fuerte multa por delitos de conspiración y distribución de material obsceno a través del servicio postal de los EE UU. Sólo una mínima parte del ingente fondo de archivo de clichés y celuloides son salvados de la destrucción por su hermana Paula cuando el artista incomprendido sufre los rigores del presidio. Muere en 1966 víctima de una peritonitis.

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Sadomasoquismo, tacones y nudos. Cortesía de John Willie.  
John Alexander Scott Coutts (1902-1962), cuyo seudónimo es John Willie, es el primer autor referencial al ser publicado por Klaw. Concretamente los títulos Sweet Gwendoline, The Escape Artists y The Missing Princess. Debido a la crudeza de la exposición y la fisicidad que imprime al bondage, lindando con la pornografía, Klaw pide a Eric Stanton que censure los dibujos poniendo ropa en las carnes mórbidas y desnudas de las angelicales y sufrientes damas de Willie. Ello trae como consecuencia la ruptura con Klaw, por lo que desplaza Sweet Gwendoline a los magazines editados por Robert Harrison, Wink (1947-1950) y Bizarre (a partir de 1950), desdramatizando el argumento e introduciendo situaciones y personajes más arquetípicos, en especial el conde Sir Dystic dArcy con el rostro y ademanes del famoso actor cómico británico Terry-Thomas.

El continuador más capacitado de esta terna es el hijo de emigrantes rusos Ernest Stanten (Eric Stanton), ayudado en bastantes ocasiones por su compañero de estudio, además de condiscípulo en The Cartoonist and Ilustrators School, el posteriormente famoso autor de superhéroes Steve Ditko. Hay una leyenda urbana que supone que las influencias de Stanton en The Amazing Spider-Man (la obra más conocida de Steve Ditko para Marvel Comics) son indiscutibles. No deja de ser un chisme, y un error de apreciación, pues lo más probable es que fuese justo al revés, ya que la manera de trabajar del oscuro y personal Ditko resulta ostensible en la obra erótica de un hombre tan vital y optimista como Stanton. Tras la debacle jurídica de Irving Klaw, Stanton encuentra su hueco laboral a principios de la década de los años sesenta en las publicaciones digest size (14 x 19 cm) de Lenny Burtman, siendo la más representativa de ellas Exotique, en la que firmaba con seudónimos como Savage y John Bee. Stanton es el mayor especialista en FemDom, representaciones de situaciones en las que las mujeres pelean, dominan y castigan a los hombres, y en mucha menor medida a otras mujeres. Títulos fabulosos dentro de su dilatada carrera llevan nombres tan sugerentes como Tops and Bottoms, Bond Beauty o Lady in Charge, además del satírico Blunder Bound and the Princkazoons que hace befa contra la famosa superheroína de DC Wonder Woman.

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En la primera imagen, pese a la clara firma de Eric Stanton, ¿hay intervención de Steve Ditko? Parece evidente. A la derecha, obras de Stanton y Gene Milbrew, respectivamente.
Completa parcialmente esta exigua nómina uno de los múltiples ayudantes de Will Eisner, el afroamericano Gene Bilbrew, llamado también Eneg. Su coronación en el subgénero bondage tiene lugar en el magazín ya citado Exotique. Gran parte de su trabajo se deja ver en la revista Fantasia y en una serie de cómics de contenido homosexual publicado por Spade Classics. A estos nombres de culto del subgénero sadomasoquista hay que añadir al interesantísimo Bill Ward, del que se habla en parágrafos siguientes, muy presente en títulos de la fanfarria bondage tales como Connoisseur, Extatique y Bound.

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Jack Cole (1914-1958) es uno de los grandes ilustradores de Quality y uno de los más destacados ayudantes de Will Eisner en The Spirit. Es creador, para esa casa, del más original de todos los superhéroes, el inclasificable Plastic Man, en el titulo Police Comics # 1 (agosto 1941). En 1954 hace carrera  con sexy gags en las revistas de Goodman conocidas como Humorama y en Playboy, de Heffner, en una sección conocida como “Females by Cole”. Cuando había dado un giro a su carrera y trabajaba en la serie sindicada Betsy and Me, iniciada el 26-V-1958,  distribuida por Chicago Sun Times y dibujada como si de una moderna película de dibujos animados se tratara, se suicidó de un disparo, truncándose la vida y la obra de un gran artista en plena progresión creativa.

Otro de los escalones que han dado lustre a estas publicaciones se relaciona de manera íntima con la editorial de Martin Goodman, Atlas (llamada así entre 1950-1961), que posteriormente derivaría a Marvel (a partir de 1961), y que anteriormente se había venido llamando Timely (entre 1939-1950). Las revistas en cuestión, digest (por su pequeño tamaño), se engloban en una sección editorial llamada Humorama, editada por Martin Goodman’s Publishing, con sede en Nueva York, dirigida por su hermano Abe. Su presencia en el mercado se prolonga durante la decena de años que va desde mediados de la década de los cincuenta a la de los sesenta. Sus contenidos esenciales son de calado erótico un tanto ingenuo, y además de cómics y gags incluyen reportajes sobre las grandes damas del erotismo de clase B (bailarinas de night clubs, strippers, actrices de películas de distribución restringida o serie Z y modelos de fotografías picantes). Destacan nombres como Lilly St. Clair (bailarina de night club), Irish McCalla y Julie Newmar (actrices) o Eve Meyer, Joi Lansing, Tina Louise o la muy conocida Bettie Page, modelos y playmates que se inmortalizarían en las páginas de Playboy. Uno de los puntos fuertes de la revista son los gags picarescos realizados por estrellas de la ilustración y del cómic mainstream y de superhéroes, entre los que figuran como más representativos Jack Cole o Jake (1914-1958), William Hess Ward o Bill Ward (1919-1998) –anteriormente citado como autor de pornografía fetichista–, Daniel S. DeCarlo o Dan DeCarlo (1919-2001) –uno de los más interesantes e implicado en los comic books de mainstream– o William Michael Wenzel o Bill Wenzel (1918-1987). Los títulos más interesantes de este tipo de revistas son: Breezy, Cartoon Parade, Eyeful of Fun, Gee-Whiz, Jest Joker, Laugh Digest, Laugh Riot, Romp, Fun House o Zip, entre otros más.

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Dan DeCarlo (1919-2001) tiene una amplia carrera en comic books, destacando en Archie Comics, y en Timely, de Martin Goodman (Millie the Model o Sherry the Showgirl). Es uno de los grandes portadistas de las revistas Humorama, y en su legado de influencias figuran autores tan trascendentes como Paul Dini, Bruce Timm o el extraordinario Jaime Hernández. Bill Wenzel (1918-1987) es otro de los grandes ilustradores de portadas de Humorama, tal y como recoge la ilustración. Sus pin ups son más entradas en carnes, más curvadas y con más abdomen y en general con atributos femeninos grandes y redondeados.

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Bill Ward (1919-1998) es uno de los compañeros de filas de Jack Cole en Quality Comics. En esa editorial rinde la curiosa serie Torchy (historietas sexis) en Doll Man # 8 (primavera de 1946), además del panfleto bélico militarista Blackhawk a partir de abril de 1953. Su carrera como ilustrador alcanza enteros en la sección Humorama de Martin Goodman, y en muchos magazines más. Acaba como especialista de cómics sado de alto calado erótico y como uno de los mejores integrantes del especial The Adventures of Pussycat, tal y como recoge la ilustración. Sus pin ups son altas espigadas, y a pesar de ser amplias de pecho y glúteos, resultan más atléticas y fibrosas que cualquiera de las realizadas por sus compañeros generacionales.  
Ya como Marvel Comics, en octubre de 1968, sale al mercado el número único del magazín The Adventures of Pussycat, cuyo contenido son cortas historias satíricas realizadas por una colección de talentos del comic book tan brillantes como Wally Wood, Bill Ward o Jim Mooney. El catálogo se completa con Bill Everett, autor de la portada y de alguna otra historieta interior. Pussycat, como no podía ser de otra manera, es una espía de formas concupiscentes, rubia y permanentemente semidesnuda, un arquetipo sobre el que el cuadro de autores citado se luce sobradamente con su grafismo de gran conocimiento anatómico. Un intento fallido de competencia con la estrella de Playboy, Little Annie Fanny, obra de Kurtzman y Elder.

La publicación de cómics eróticos es un estímulo comercial en otras revistas ajenas (que no beligerantes) con el erotismo. Eso mismo debe opinar el staff creativo de la sesuda Evergreen Review, buque insignia de la literatura beatnik, cuando en las ediciones de 1965 publican por entregas la irreverente Phoebe Zeit-Geist, obra escrita por Michael ODonaghue (que posteriormente sería el director del magazín satírico National Lampoon, iniciado en abril de 1970) y dibujada por el artesanal Frank Springer, autor de mucha obra de oficio en el mainstream de los comic books. El cómic es una parodia de géneros y situaciones, con raptos de hermosas mujeres, damiselas en apuros, animales quiméricos “reptiloides” y torturas a manos de nazis, comunistas chinos o de lesbianas asesinas, grupo este que aporta al pastiche tonos de astracán y sal gruesa. Es otra repetición de obras tan lustrosas como la famosa Barbarella, de Jean Claude Forest, publicada en Francia por V-Magazine, o la rubia Little Annie Fanny de Playboy.

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  Phoebe Zeit-Geist. Portada del recopilatorio.
Evergreen Review (1957-1973) ha sido una de las grandes revistas literarias de EE UU. Por sus cultivadas páginas han pasado las firmas de los influyentes escritores beatniks estadounidenses o internacionales, así como otros adscritos a similar filosofía, tales como Albert Camus, Bertolt Brecht, Samuel Beckett, Charles Bukowski, William Burroughs, Jack Kerouac, Norman Mailer, Vladimir Nabokov o Malcolm X.

Los magazines militares han contado con su aportación de viñetas eróticas, máxime cuando se trataba de un colectivo que entonces era mayoritariamente masculino. El precedente genial es el superlativo título de Milton Caniff Male Call, que pasa de ser un spin off de Terry and the Pirates (al estar protagonizado por Burma, el personaje principal femenino de la saga) a un título original cuya estrella es Miss Lace, personaje que exhibe la contundente anatomía de la modelo de Caniff, Dottie Partington. La obra, distribuida por Camp Newspaper Service, se prolonga desde el 10 de enero de 1943 hasta el 3 de marzo de 1946. Pero el título más famoso y emblemático de las historietas destinadas a soldados es Sally Forth, rubia ingenua permanentemente desnuda que debuta en el tabloide Military News en 1968, en una historia de 16 páginas. La simpática y guapa Sally regresa a las revistas castrenses el 26 de julio de 1971 en el título Overseas Weekly, distribuida para tropas acuarteladas fuera de EE UU, cancelándose el 22 de abril de 1974. Es obra del mítico Wally Wood, autor suicida y una de los grandes personalidades del cómic estadounidense de todos los tiempos.

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Debut gráfico de Sally Forth WAC, por del genial Wally Wood, otro de los autores grandes, suicidas y malditos de la industria estadounidense.  
Si Playboy es el precedente de Penthouse, Hugh Heffner es el editor que inspira a Bob Guccione. Ello implica que Harvey Kurtzman es el espejo donde se mira Frederick Mullaly y que Bill Elder lo es de Ron Embleton. En definitiva, Little Annie Fanny es el precedente de Oh Wicked Wanda!

Tras el cese de Kurtzman en la editorial EC de William M. Gaines, y el fracaso que supuso Trump (dos números, de enero y marzo de 1957), una especie de remedo caro de Mad editado por Heffner, el gran Harvey y buena parte de su compañía estable (Bill Elder y Jack Davis) se embarcan en un proceso de autoedición que se tradujo en el título Humbug, revista de once números aparecida en el mercado estadounidense entre agosto de 1957 y octubre de 1958. La publicación se viene a pique por una mala distribución y una política editorial errada en donde contrasta el alto precio con una calidad de papel deficiente y un tamaño inadecuado.

El éxito de Kurtzman se perfila en la revista Help!, editada por James Warren, crisol de experiencias en ámbitos variados como el inicio del cómic alternativo (underground), la presentación en canales de distribución populares del cómic erótico y en una dirección brillante del mismo Harvey con personalidades de empaque en la industria del entertainment, como Terry Gilliam (cofundador de Monty Pithon), Gloria Steinmen, mástil del feminismo reivindicativo, o Charles Alverson. Help! es un magazine que se mantiene en el mercado durante 26 números, entre agosto de 1960 y septiembre de 1965.

Autores como Skip Williamson, Spain Rodríguez, Gilbert Shelton (con el debut del personaje Woder-Wart Hog) y Robert Crumb (con trabajos sobre personajes clave en su particular universo como Fritz the Kat, Bo Bolinski o Mr. Natural), esto es, la plana mayor del comix underground, ha iniciado y probablemente prestigiado su carrera en esta revista.  

La normalización del cómic erótico viene de la mano del personaje Goodman Beaver, un joven ingenuo en permanente cruzada contra las hipocresías de la vida moderna. Protagoniza cinco historias aparecidas entre las ediciones 12 (septiembre de 1961) y 16 (noviembre de 1962), siendo la más famosa la del número 13 (febrero 1962), titulada “Goodman Goes Playboy”, cuya escena clave es una orgía en la redacción de la famosa revista con un Goodman presentado en esa sociedad de la mano del protagonista de Archie Comics. El debut de este personaje tiene lugar en la segunda historia del libro editado por Ballantine Books Harvey Kurtzman’s Jungle Book, titulada “Organization Man in the Grey Flannel Executive Suite”, obra del tándem Kurtzman y Bill Elder en 1959.

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Boceto o intento gráfico de la apariencia de Little Annie Fanny de Will Elder, y primera página de la entrega de octubre de 1965 de esta serie, de Kurtzman, Elder, Davis y Siegel.
En 1962, la conexión entre Harvey Kurtzman y Hugh Heffner se restablece y sale a la luz Little Annie Fanny, una especie de Goodman Beaver con un aspecto físico a medio camino entre Marilyn Monroe (recién fallecida) y Brigitte Bardot. Su presencia en el magazín mítico se prolonga durante 107 entregas, fechadas entre octubre de 1962 y septiembre de 1988. Es uno de los cómics mejor financiados de la industria (Heffner es un patrón que paga con sobrada generosidad), y además de ser la enseña del género erótico, es el mejor jamás publicado, probablemente. Con Little Annie Fanny el erotismo gráfico se libera del encorsetamiento de lo minoritario (revistas de la serie Z realizadas por John Willie o Eric Stanton) y entra en el mainstream (gran mercado), con tiradas de miles y miles de ejemplares. Pero este cómic es mucho más que un saneado ejercicio de talento carnal. La aguda escritura de Kurtzman y el arte espléndido de Elder (ayudado por talentos como Jack Davis, Frank Frazetta, Russ Heath o William Stout) hacen escarnio sobre el capitalismo, el feminismo, la corrupción política, las conspiraciones del poder fáctico contra el pueblo, el terror nuclear, el arte moderno, e incluso los “sagrados” movimientos juveniles como el comix underground (del que Kurtzman es pilar fundacional, o suegro, según su agudo criterio) o la música pop comandada por The Beatles.

 

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La prensa británica y sus daily strips
 
Haciendo una breve recapitulación de lo visto en párrafos anteriores, Oh Wicked Wanda! es uno de los grandes hitos del género erótico, debiendo su presencia y desarrollo a la confluencia de dos grandes caminos seguidos por el género. Caminos que siempre han ido a expensas de la tolerancia de la censura en cuestiones enteramente sexuales. El primero de los caminos es el ya visto, que ha versado sobre la evolución de los men’s magazines estadounidenses, sobre todo los de contenido abiertamente erótico. Un camino cuyas etapas más eminentes van desde Captain Billy’s Whiz Bang hasta Playboy. El segundo es la presencia de un rico sustrato erótico presente en la prensa diaria británica a modo de daily strips que responde a un género llamado glamour girls, en esencia, los libertinos cómics británicos aparecidos en sus más afamados tabloides.
 
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  Spotlight on Sally. Ropa interior de encaje y golosas transparencias por cortesía de Arthur Ferrier.
Las tiras de prensa británicas aportan a la historia de los cómics la creación de un género picante, para adultos, de suave contenido erótico, que se vincula a escenas de cuarto de baño, cambio de vestuario y exhibición de ropa interior de encaje y escotada. Alude al nombre de glamour girls. Uno de sus primeros y más destacados artífices es Arthur Ferrier, creador de divertidas y optimistas strips como Film Fanny y Our Dumb Blonde, ambas para el semanario Sunday Pictorial y comenzadas respectivamente en 1938 y 1939, a las que le siguen Spotlight on Sally, en 1945, para The News of the World, o Eve, para el Daily Sketch e iniciada el 23 de noviembre de 1953. La obra clave del género, la que lo identifica, le aporta sus señas de identidad y circunscribe su libro de estilo, es Jane’s Journal. The Diary of a Bright Young Thing, tira diaria publicada en el Daily Mirror a partir del 5-XII-1932 por obra de Norman Pett, manteniéndose como titular hasta el 29-IV-1948. Es sustituido por un academicista y menos vital Michael Hubbard que la mantiene hasta su cancelación el 10-X-1958. El arte y el talento de Pett se desplazan durante esos años al Sunday Dispatch en la strip titulada Susie.

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Clásica daily strip de Jane, obra de Norman Pett. Ropa interior de encaje, guapos galanes y el perrito Teckel.  
A estas obras les siguen muchos títulos, extendiéndose durante las décadas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta con sus particularidades propias. En los años cuarenta se vinculan argumentalmente a la II Guerra Mundial. La strip principal, Jane, protagonizada por una rubia ingenua y guapa, aporta optimismo y simpatía, y, para alegría del sufrido público lector, está permanentemente semidesnuda. La II Guerra Mundial resulta una experiencia atroz para el pueblo británico, pues son incontables las toneladas de bombas y explosivos que cayeron sobre su suelo.

Durante los años cincuenta, los diarios británicos no consiguen crear un personaje femenino lo suficientemente carismático y atractivo. El feminismo se encuentra asfixiado por un Estado que promueve la inserción laboral masculina de gran número de varones licenciados del ejército tras la guerra y un fomento de la natalidad reactiva tras una contienda de tan devastadoras consecuencias. La presencia femenina en labores de esposa y madre colabora con la reinserción y el incremento natalicio, al menos en opinión de los estadistas europeos de mediados del siglo XX. Las protagonistas del género tienen anatomías diseñadas para satisfacer la libido masculina, y su estatus laboral y personal se corresponde con oficinistas y novias guapas, simpáticas y alegres, cuya chispa concupiscente se desarrolla al cambiarse de ropa y asearse en duchas y bañeras con frecuencia.

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  Tres daily strips de Jane, Daughter of Jane, con el clásico contenido erótico del género glamour girl. Encajes interiores, cuartos de baño y toallas como única indumentaria. Genial trabajo del holandés Maz.
Sirvan como ejemplo series como Carmen & Co. publicada por el Daily Sketch y dibujada por Jim Holdaway a principios de los años cincuenta, y por Albert Mazure (Maz) a partir de 1957, o Carol Day, ilustrada con maestría por David Wright en 1956 y publicada por el Daily Mail. Se puede cerrar esta ilustrativa lista con dos series publicadas en las páginas del Daily Mirror a finales de la década, como son Jane, Daughter of Jane, con una agradable carga picante, obra del compacto Maz, y I'm Patti, servida con maestría por Bob Hamilton.

La consideración hacia los postulados ideológicos del feminismo ha sido más bien escasa en el cómic erótico en general y en el género glamour girl en particular. Sólo durante los años sesenta y comienzos de los setenta los lectores de las tiras diarias comenzaron a encontrarse con intrépidas heroínas, personajes algo más formados, pero a la postre arquetipos construidos al gusto masculino. Series como Scarth (en The Sun), dibujada por el español Luis Roca en 1969 como versión femenina y suavemente erótica del icono Garth, o Tiffany Jones, obra de Pat Torret iniciada en 1964 para el Daily Sketch, sobre el alegre mundo de la moda en Londres, son ejemplos de estos supuestos citados. Tan sólo la serie de aventuras Modesty Blaise, protagonizada por un remedo femenino de James Bond y creada por el escritor Peter ODonnell, es el personaje más acorde con el feminismo y más alejado de la fantasía sexual masculina. Es un andrógino, resolutiva en la acción y en la inteligencia, cuyo partenaire masculino, Willie Garvin, una suerte de enamorado leal con una impostada carrera de donjuán, ya que por mucha dama que seduzca, su interés sentimental, el real, se encuentra en su jefa, Modesty. Es una interesante obra publicada en el Evening Standar y dibujada con indudable maestría por Jim Holdaway y después continuada por el español Badía Romero.

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Arriba, Tiffany Jones, urbanismo londinense de Pat Torret. Abajo, Modesty Blaise dibujada por Jim Holdaway en la tira diaria de 4-III-1969. Su aproximación gráfica menos guapa pero más sensual y carnal.
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Oh Wicked Wanda!
Uno de los más destacados cómics eróticos

Penthouse es una revista masculina fundada por Bob Guccione en 1965, editada por Penthouse Media Group en el Reino Unido. Su libro de estilo mezcla con acierto el reportaje cosmopolita, los artículos sobre el modo de vida urbano, y el erotismo, que se va tornando hacia la pornografía a medida que el producto se consolida. Pese a que su sección de chistes y gags no es tan renombrada como su más directa competidora estadounidense, mantiene una meritoria calidad media. A partir de 1997, la pornografía adquiere matices escatológicos (modelos orinando), y sus artículos coquetean con el llamado “mal gusto”, por otra parte muy del “gusto” de sus cada vez menos refinados usuarios. Su decadencia última, a finales de 1998, se debe a la proliferación de los contenidos eróticos y pornográficos en internet y la facilidad y la gratuidad de su acceso, ya sean de contenidos suaves o extremos.

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  Amanda, de Mullally y Richardson.
Oh Wicked Wanda! es una especie de versión británica de Little Annie Fanny, con unos contenidos muy similares tanto en los dibujos (extraordinarios), obra del genio del cómic británico Ron Embleton, como en el nivel de sus irónicos y vitriólicos textos, dados a la befa y al escarnio, escritos por el cosmopolita Frederick Mullally, periodista y escritor bohemio nacido en Londres en 1918. Su carrera en el cuarto poder la inicia en India, como editor de tabloides de Calcuta y Bombay. La prosigue en Londres en labores de edición, de dirección y como acerado columnista de opinión. En 1950 abandona el periodismo y funda una empresa de representación de personalidades y relaciones públicas. Es en esa cobertura empresarial cuando consigue una entrevista con el príncipe Raniero III de Mónaco, especialmente famoso tras sus esponsales con la star hollywoodiense Grace Kelly –conocida posteriormente como princesa Gracia de Mónaco–. El evento periodístico tiene lugar durante la luna de miel de la pareja en el yate propiedad de la regia familia, cuando navega cerca de Ibiza. En 1958 inicia una fructífera carrera literaria con la novela Dance Macabre, a la que sigue su actividad como guionista televisivo en la serie de la BBC titulada Looking for Clancy. Su obra en cómic se completa en los guiones de la tira diaria Amanda, iniciada el 26 de enero de 1976, publicada en The Sun y dibujada por John Richardson.

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El acompañamiento gráfico de estilo naif de los relatos de Oh Wicked Wanda! Obra de Brian Forbes.  
Frederick Mullally comienza su relación con Wanda de una manera estrictamente literaria en forma de cortos relatos eróticos con una imagen visual característica, consistente en una ilustración que acompaña cada relato, pintada en estilo naif, obra de Brian Forbes. Esta versión literaria e inicial de Oh Wicked Wanda! debuta en septiembre de 1969 y se mantiene durante un año aproximadamente.
 

Las entregas en cómic tienen una extensión de ocho páginas (las primeras son de siete), comenzando en el ejemplar fechado en septiembre de 1973, y acumulan más sarcasmo que su precedente estadounidense firmado por Kurtzman. El cómic, extremo en sus concepciones gráfica y literaria, germina en las páginas del magazín de Guccione al amparo de una coartada de humor grueso en una revista que apenas practica la autorregulación de contenidos y que, por supuesto, es refractaria a la censura. Desarrolla tramas de contenido políticamente incorrecto que cargan tintas sobre las vacas sagradas de la civilización occidental: la cultura de masas, los premios Nobel, el cine porno, los parques temáticos, los tópicos típicos de los diversos países, la teoría de la conspiración, las naves espaciales, la meca del cine, la alta política y las altas finanzas, el Kama Sutra, la ludopatía y muchos de los temas vigentes del momento, retratados desde su óptica más punzante y sazonados con enorme descaro sexual. El humor primario y sangriento que destila este cóctel resulta enormemente eficaz y se acompaña de un espectacular dibujo pleno de volúmenes (en carnes y curvas femeninas) fortalecido con un acertadísimo uso del color. Embleton es un fisonomista excepcional que saca parecido en sus retratos de famosas personalidades que se exhiben en poses y acciones impropias de su quehacer. Son pocas las historietas en las que desfila un plantel de damas tan agraciadas y tan deseables. La obra rinde culto a la belleza de las mujeres y al magnetismo que irradian.

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Hardcore extremo. Pederastia, zoofilia, violaciones. Siempre con caras alegres. Mayo de 1977.

Típico tópico. Sevilla Feria de Abril. ¿Juan Carlos I? Abril de 1977.

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Autores interactuando con el lector, y además Sophia Loren en bragas y sostén.

No hay duda que los creadores están sobradamente capacitados para la narrativa en cómic. Entre los recursos narrativos que manejan con precisión de virtuoso destacan varios por ser perfectamente bien utilizados. Así, por ejemplo, los autores rompen la cuarta pared dirigiéndose a sus lectores para informarles de su gran lascivia consecuencia de la realización de un dibujo de mujeres promiscuas de belleza exuberante. La protagonista de la historia, la sensual morena de formas perfectas con una estatura cercana a los dos metros, Wanda von Kressus (llamada por su amante Boo’Ful, contracción de booty beautiful o "culo lindo") se encuentra muy ligera de ropa o desnuda en la práctica totalidad de las 88 entregas. Lo mismo le sucede a la joven rubia (¡una menor de edad!) y compañera sexual de Wanda llamada Candyfloss o Pusscake ("pastelito de vulva"), lo que convierte a la protagonista en una lesbiana pederasta o al menos entusiasta del estupro. Wanda y Candyfloss cuentan con un equipo de prostitutas con un nombre tan descriptivo en su actividad como PIF (Puss International Force), con unos uniformes escuetos en tela que apenas tapan y que evocan la parafernalia paramilitar de índole nacionalsocialista. La desnudez femenina exhibida en el cómic es procaz. El vello púbico queda al descubierto y es dibujado con detalle y precisión, tal y como prescribe la directiva o el libro de estilo de Penthouse, famosa porque sus modelos (penthouse pets) muestran con descaro lo poblada en pilosidad que se halla la zona de su bragadura. Oh Wicked Wanda! es un cómic de lesbianas hecho por y para hombres y, por tanto, alejado de congeniar con el feminismo. Es más, retrata a una mujer fetiche para la masculinidad, temida y deseada por igual. La atractiva, cínica, cruel y anhelada Wanda conduce un automóvil que es la esencia de los coches deportivos. Un “Supo Delecto Peniso” matrícula FKU2, como es fácil pensar un anagrama tan soez y poco imaginativo como efectivo en su comicidad.

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La esencia de la obra. Wanda y su Boo’Ful o booty beautiful ("culo lindo"). Estupro con una menor. Para finalizar las lindezas J. Hoover Grud aconseja al lector (se rompe la cuarta pared) que no haga inmoralidades con sus manos. Episodio de junio de 1977.

Una patada en todos los fondillos de Little Annie Fanny. Kurtzman jamás trató así a su rival inglesa.


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El automóvil de Wanda. Mayo de 1978.

La desnudez afecta en menor medida a los personajes masculinos. Entre éstos destacan dos que aportan comicidad gruesa y brutal. El primero de ellos es el neandertal J. Hoover Grud (homenaje onomástico al jefe del FBI, J. Edgar Hoover), gigantesco, torturador, jefe de seguridad de los sucesivos burdeles con los que Wanda alivia la promiscuidad masculina en diversos lugares del globo, fiel como un perro, inocente como un niño y en el fondo un intelectual introspectivo. El hombre viejo de cabeza de huevo y sadomasoquista responde al nombre de Homer Sapiens. Su tormentoso pasado está relacionado con el nazismo, ya que fue un acreditado científico del Tercer Reich.

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Unos cuantos presidentes yanquis y Ted Kennedy el hermanísimo, que, pese a ser igual de dipsómano, imprudente y mujeriego que sus hermanos, tuvo mucho menos fair play.

 
Los guiños a la alta política, en sus aspectos más amarillos y prosaicos, constituyen uno de los ingredientes narrativos más interesantes de la obra, presentando a muchos políticos y mandatarios en actividades distintas (ridículas o vergonzantes) a las que habitualmente realizan. Destacan Charles de Gaulle, Mahatma Gandhi, Margaret Thatcher, la familia real británica, Juan de Borbón, su hijo Juan Carlos de Borbón o Fidel Castro. Entre la alta política estadounidense sobresalen por su frecuente presencia Lyndon Johnson, Gerald Ford, Spiro Agnew, Richard Nixon, Henry Kissinger, Jimmy Carter o su hermano, entre otros más. Especialmente cruel resulta la befa sangrienta explotada de manera reiterativa en variados episodios sobre Ted Kennedy y el puente de Chappaquiddick, luctuoso suceso acaecido en Massachusetts el 18 de julio de 1969, en el que el mujeriego hermanísimo de John y Robert Kennedy estrelló su coche marca Odsmobile Delmont 88 contra el dique del puente resultando malherida y agonizante su joven acompañante, la abogada Mary Jo Kopechne, ayudante de la campaña política y ocasional amante de su hermano Robert. Lejos de prestar ayuda, el avergonzado hermanísimo, senador de los EE UU, se dio a una vergonzosa retirada, por lo que la joven letrada quedó desamparada muriendo ahogada. El político demócrata, pilar ético de una comunidad de seres biempensantes, denunció el hecho al día siguiente, cuando nada se pudo hacer por la finada. Se le condenó a cárcel por omisión de socorro, y aunque no cumplió condena, su carrera política quedó en una vía muerta. El ala demócrata más radical del partido siempre ha estimado que el juerguista Ted fue intoxicado con LSD por el equipo del conservador Richard Nixon en aquella juerga de alcohol y sexo acontecida en el balneario Marthas Vineyard de Massachusetts.

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Famosos gánsteres. Anthony Quinn, George Raft, James Cagney y Marlon Brando.

También se hacen visibles aportando presencia, casi siempre ordinaria, personajes del mundo del espectáculo, principalmente famosos actores como Anthony Quinn, George Raft, James Cagney, Marlon Brando (en el papel del gánster Burpo, un sosias de Vito Corleone adicto a los fetuchini), Telly Savalas, Edward G. Robinson, Lee Marvin, John Barrymore con la botella de licor (era dipsómano), Robert Redford, Clint Eastwood, Jane Fonda (Jane Fondle) o Sophia Loren en ropa interior seduciendo a Mullally o Kirk Douglas vestido de etiqueta.

Entre los eventos culturales o fenómenos sociales propios de la civilización occidental, las críticas se manifiestan con ferocidad en espectáculos como las corridas de toros en Sevilla, el turf (premio Arco de Triunfo de París), el cricket australiano, salones de té con geishas folgando y alejándose del concepto etéreo y vaporoso de la ceremonia del té al

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Un barrio chino de una ciudad cualquiera. En concreto Estocolmo. Junio de 1977.  
estilo nipón, los casinos de Las Vegas, las trampas y sus fulleros, el cine representado en los platós de Monument Valley entre Arizona y Utah, o el mismo Hollywood con protagonismo de los autores de la serie, haciendo el papel de dos arribistas guionistas. Son extraordinarias las viñetas de ambiente nocturno y barrios chinos de ciudades tan caracterizadas como Las Vegas, Estocolmo o el Barrio Latino de París, plenos de neón y muchedumbre humana hambrienta de sexo fácil que los autores desdramatizan al presentarlo como artículo de consumo habitual. Embleton es un artista especializado en sobrecargar grandes viñetas, por lo que plasma con natural solvencia escenarios plagados de referencias, retratos de famosos y guiños tan sofisticados como los dedicados al lumpen que constituye buena parte de la masa lectora de Penthouse. Las referencias al mundo del cómic son evidentemente más amables. Se retratan personajes clave como Lil Abner, Pogo, los de Thimble Theatre, Krazy Kat, personajes de la factoría Disney, el emblema bobalicón de Mad Alfred E. Neuman, e incluso personajes de Little Annie Fanny, éstos de manera menos amable y más revanchista.

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La tradicional orgía resuelta en una gran y poblada viñeta. Muchos famosos. Episodio de febrero de 1977.

La extraordinaria capacitación técnica de Ron Embleton. Cien personajes sin contar los de los cuadros. En el centro, una neumática Little Annie Fanny.

Frederick Mullally es hombre de amplios criterios, capaz de trabajar en cualquier lugar del mundo. Un firme defensor de la aldea global, por lo que mueve el escenario y a los personajes por todo el orbe, al albur de las directivas ideológicas de Penthouse, una revista masculina y erótica, pero también urbana y cosmopolita. Pero no sólo se mueven por el espacio. Merced al uso de una máquina para viajar al pasado, el elenco protagonista desplaza sus humanidades por el tiempo, estando presentes en la Revolución Francesa, la II Guerra Mundial, la firma de la Carta Magna por el rey Juan Sin Tierra y la revolución puritana de Oliver Cromwell. Sexo descastado con los prohombres del presente y con los del pasado.

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Homenaje amable a los cómics clásicos sindicados. Autorretrato del autor. Página del episodio de junio de 1977. Más ataque contra la entrañable Annie. Esta vez a sus turgentes glándulas mamarias.

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  Escena límite en su bestialidad. Un burdel de niñas para usuarios ricos con aspecto de pervertidos. Splash page del episodio de febrero de 1977.
La falta de rubor y el filtrado por un tamiz de comicidad (brutal y sangrienta) quita hierro a los temas excesivos que los autores declaman sin rubores. Las referencias al cine porno extremo, como la zoofilia, las violaciones o el snuff, presentes en varios episodios. El estupro que rige la relación entre Wanda y Candyfloss (de quince o dieciséis años) se diluye en el esquema de tolerancia de la publicación. Se hacen relativamente salvajes las escenas de un burdel de niñas que no llegan a adolescentes, los clientes usuarios de esas alcahueterías y los proxenetas que chulean a las chiquillas. Las caras de los clientes y de las niñas ajenas al sufrimiento ponen bálsamo a la crudeza del argumento (episodio de febrero de 1977).

Se llega a hablar de una adaptación al cine, pero la idea la rechaza el mismo Guccione por prever problemas con la permisividad de los productores de Hollywood. Por abreviado y descargado de contenidos que se presentara un futuro guión o preproducción, seguiría siendo una acumulación vastísima de material controvertido. En 1980, los informes y auditorías internas que la propia directiva hace de su producto y de sus respectivas secciones comienzan a valorar a la baja la obra. Entre su pérdida de prestigio entre el staff de Penthouse y un viraje a la política cada vez más sarcástico, Oh Wicked Wanda! va precipitándose hacia su final, que se materializa en la última entrega, fechada en diciembre de 1980. A principios de 1981, y siguiendo el lema de “a rey muerto, rey puesto”, Bob Guccione presenta en sociedad para la inclusión en las páginas de Penthouse la obra Sweet Chastity, con guiones suyos (con mayor contenido en sexo y menos literatura, por cómica que sea) y dibujada por el mismo gigantesco talento, el gran Ron Embleton, que se mantiene en la obra hasta su muerte por fallo cardiaco en 1988 a la edad de 57 años.

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Sweet Chastity. Nada que añadir a la carrera ilustre de Embleton.  
Ronald Sidney Embleton es una leyenda del cómic británico y uno de los mejores valedores de su difusión por semanarios tales como Eagle, Rockett, TV Century 21 o Look and Learn, revista donde realiza episodios de relleno de la enorme saga de space opera llamada Trigan Empire, cuyo dibujante titular es Jim Lawrence. Una de sus grandes obras es la titulada Wulf the Briton, publicada en uno de los semanarios más insignes, Express Weekly, en la que ocupa muchísimas portadas durante el tiempo de publicación de la obra, de 1956 a 1960. Es una serie más épica y patriótica que histórica que narra las luchas entre celtas y romanos durante la ocupación romana de Albión, entre el siglo I a. C. y el primero d. C. Embleton muestra sus grandes dotes de composición en la realización de grandes viñetas de coreografía precisa, que posteriormente aplica con destreza en las sobrecargadas páginas de su strip para Penthouse. Obra cargada de extraordinario vigor y ritmo que ostenta un dibujo a color realista que da al conjunto el empaque de las grandes series clásicas a color realizadas en Gran Bretaña tras la II Guerra Mundial y realizadas por una escuela de enormes autores clásicos entre los que destacan el citado Jim Lawrence, Frank Hampson, Frank Bellamy o Peter Jackson.

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  Wulf the Briton. Embleton políticamente correcto. Historia y patriotismo para lectores juveniles de Express Weekly.
La publicación en España de esta obra ha sido circunstancial y sobre todo falseada. En 1979 se publica una monografía titulada Wanda la Perversa que recoge los episodios 41 y 42, 44, 46, 48 a 53, 56 y 57 y del 61 al 63, fechados entre enero de 1977 y noviembre de 1978. Uno de los episodios, el que ocupa el principio del libro, viene aligerado de las tres primeras páginas. Se corresponde con el 53, fechado en enero de 1978. Los demás son transcripción gráfica fiel del original editado en Penthouse. La carencia fundamental de la obra en versión española radica en que no ha sido traducida. Es una adaptación a la idiosincrasia española de los primeros años de la transición, época en que esta monografía fue publicada. El ajuste (que no traducción) al español, por Óscar Nebreda, es ramplón, provinciano, no correspondiéndose en absoluto con la esencia de humor destructivo que exterioriza la obra, propia de la personalidad mundana y viajera de su guionista y de la expresividad de su dibujante. La edición española poco se parece a la inglesa. La original es de 1975, tiene 26 episodios y cuenta con más de 200 páginas. La adaptación española tiene 14 episodios y uno más incompleto, están fechados entre 1977 y 1978 y su presentación no atiende a orden cronológico.

Oh Wicked Wanda! es obra que requiere con prestancia una actualización editorial íntegra (ocuparía unas 650 páginas), pues pese a que el tiempo mella su frescura basada en su actualidad (una actualidad difundida como noticias que publican los magazines) su carácter nihilista y libertario le otorga el suficiente crédito y amplio paraguas para atenuar los rigores extremos del tempus fugit, enemigo de casi cualquier manifestación creativa. Oh Wicked Wanda! es un cómic que aporta suficientes dosis de divertimento, su factura técnica es espléndida, es divisa de un género y es obra de confluencia entre varias corrientes clásicas de la historieta erótica. Aunque parezca claro que no es la mejor obra del género (eminencia ocupada por Little Annie Fanny), sí es una de las más destacadas.

 
 
 
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Creación de la ficha (2012): Eduardo Martínez-Pinna. Revisado por Javier Alcázar y Alejandro Capelo. Editado por Antonio Moreno. · Datos e imágenes tomados de diversas fuentes.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
EDUARDO MARTÍNEZ-PINNA (2012): "Oh Wicked Wanda! La consolidación del cómic erótico en los magazines masculinos", en Tebeosfera, segunda época , 9 (6-III-2012). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 24/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/oh_wicked_wanda_la_consolidacion_del_comic_erotico_en_los_magazines_masculinos.html