RUNAS, TEBEO DE FANTASÍA Y SUPERACIÓN
HarperCollins Ibérica es una filial del poderoso grupo editorial HarperCollins Publishers que opera en Portugal y España desde 2015 y que desde 2017 está editando cómics en castellano. Lo hace a través de dos sellos, HarperCollins, bajo el cual ha lanzado la colección Novela Gráfica y el manga Unordinary,y HarperKids, orientado este al público infantil y adolescente. Gracias a HarperKids conocemos las aventuras de Ariol, un desternillante tebeo infantil de Emmanuel Guibert y Marc Boutavant, o la muy atractiva saga fantástica Lightfall, de Tim Probert. Con HarperKids, además, HarperCollins ha abierto la puerta a valores nacionales, como el didáctico Pedro Cifuentes (Un viaje por las letras, El club de los castigados) o Artur Laperla (la serie 4 cobayas mutantes ).
Ahora publica la obra de otro español, Carlos Sánchez, un ilustrador que nació, se formó y trabaja en Barcelona, y que nos ha sorprendido con la obra de fantasía Runas, que HarperKids lanza al mismo tiempo en catalán (Runes). Es un tebeo de debut y el comienzo de una serie, todo un reto para un dibujante tan joven, que, además, fue escogido y editado por el prestigioso sello Flying Eye Books, pues lanzó esta obra para el mercado angloparlante hace unos pocos meses, en mayo de 2024, bajo el título Rune. The Tale of Thousand Faces.
Esto no supone una sorpresa, aunque desde luego es meritorio. Flying Eye Books es una editorial londinense especializada en libros para niños y adolescentes que ha cosechado múltiples galardones desde su fundación, a principios de 2013. Flying Eye era el subsello especializado en literatura infantil del editor Nobrow, pero se decidió escindir para trabajar de forma independiente poniendo el máximo esfuerzo en el cuidado del diseño de sus libros y buscando la máxima calidad en los ilustradores. Dio la campanada con la serie Hilda, de Luke Pearson, un canto a la fantasía infantil y a la naturaleza que sigue siendo un cómic superventas, y también vendió muchos libros de las series Professor Astro Cat’s Frontiers of Space, de Ben Newman y Dominic Walliman; The Secret of Black Rock, de Joe Todd-Stanton o Shackleton’s Journey, de William Grill.
Sin descuidar la producción propia, Flying Eye se ha caracterizado por trabajar con ilustradores de todo el mundo. También traducen libro infantil y juvenil no producido en Reino Unido. De ahí que no sorprenda que ellos hayan sido los primeros editores de Carlos Sánchez, aunque no es el primer español al que editan. No olvidemos que ellos publicaron previamente Pablo & Jane , de nuestro José Domingo, y la serie de libros ilustrados Monster Support Group, de la también gallega Laura Suárez, que no son tebeos, pero se aproximan mucho narrativamente al lenguaje del cómic. Otro ilustrador español que ha trabajado para este sello es Ricardo Cavolo. Flying Eye tiene en su catálogo libros de muchos autores británicos y americanos, pero también de firmas que producen su obra desde Francia, Países Bajos, Dinamarca, Italia, Canadá, Australia, Polonia, India, Filipinas, Singapur... o España.
Lo más relevante del sello británico es su probada calidad. Ha lanzado libros ilustrados exquisitos, algo en lo que está especializado, pero también está produciendo estupendos cómics que suelen barajar dos bazas: una apariencia gráfica atractiva enhebrada en un relato dinámico, y un abanico de mensajes de refuerzo, que suelen ir desde el valor de la amistad a la necesidad de la aceptación personal. Los protagonistas de sus cómics suelen ser desenfadados, sinceros y nobles, y si muestran alguna flaqueza, para resolverla cuentan con todo un cómic. De ahí que la superación y la lucha contra los miedos internos es la clave de muchos de sus tebeos. Entre los mejores que hemos podido conocer de este sello se hallan: Cactus Kid, del californiano Emmanuel Guerrero; The Adventures of Team Pom, de la filipina Isabel Roxas; Hupo and the Wonder Thief, de Billy Partridge, todas ellas en el tramo infantil. Sisters of the Mist, obra de la danesa Marlyn Spaaij; Mason Mooney, de Seaerra Miller; o Fantasy Sports, del estadounidense Sam Bosma (y quizá es el más cercano a la estética de los mangas), si queremos citar tres títulos más indicados para adolescentes.
Runas, el tebeo de Carlos Sánchez, da la talla si lo comparamos con los anteriores. Está concebido como un cómic para chavales (a partir de 9 años, dice la editorial), consistente en una aventura fantástica protagonizada por una niña, Chiri, que se desenvuelve entre ogros, druidas, brujas y dragones. La historia es, de partida, elemental. Chiri es resuelta y viaja con un amigo, Dai, que es espantadizo pero fiel. Huyendo de unos abusones, acaban entrando en un mundo fantástico llamado Mundo Pastel, en el que encuentran nuevos amigos (un arqueólogo, un ogro guerrero, una druida, una cabra almohada y un gato). Mientras buscan la manera de regresar a su mundo se topan con la maldad máxima de allí, el Rey Sombra, que retará a todos ellos a superarse a sí mismos.
La obra se construye como un relato aventurero clásico, pues, que no muestra especial originalidad en las propuestas gráficas ni en las narrativas, pero sí en las propuestas añadidas. Por ejemplo, concede gran importancia a la debilidad de sus personajes, haciendo una reflexión suave (pero que cala) sobre la discapacidad, y el autor dibuja a los protagonistas expresándose en el lenguaje de señas o de signos, de modo que los sordomudos que se acerquen a este cómic pueden experimentar una lectura añadida, algo muy poco visto en el cómic español.
Desde luego cabe destacar que el dibujo de Sánchez es muy agradable, claramente orientado al ámbito ilustrado por cuanto delata la narrativa de la primera parte del tebeo, que no es tan fluida como sería deseable, lo cual seguro que solventará en siguientes entregas. Pero el autor usa muy bien los escenarios. Construye escenas de multitudes muy bien equilibradas y engarza secuencias dentro de un mismo escenario con elegancia. El Mundo Pastel al que nos lleva está claramente influido por el mundo en el que viven Finn y Jake (los protagonistas de Hora de Aventuras, una de las mejores series de animación de la historia) y según se van pasando las páginas se constata que el escenario toma forma en nuestro cerebro como un mundo convincente. A ello contribuye el color enormemente, aplicado dentro de una gama de pasteles que Sánchez parece manejar con sabiduría. En el último tramo del tebeo todos esos factores se mezclan armónicamente y acabamos totalmente absorbidos por el relato de este joven barcelonés.
Runas es un tebeo muy recomendable para preadolescentes interesados por la fantasía, una ópera prima de un ilustrador sabio con el color y los personajes adorables, que muestra titubeos narrativos y algo de sobrenarración por querer introducir en el cómic el lenguaje de signos, pero que resuelve correctamente una aventura inspiradora y llena de optimismo.
