UN CAMALEÓN DEL CÓMIC ERÓTICO. ENTREVISTA A CARLOS VILA
CARLOS VILA, MANUEL BARRERO

Notas:
Entrevista practicada a Carlos Vila entre mayo y junio de 2012, centrada en su trayectoria como autor de cómic humorístico pornográfico, que complementa los contenidos del número 9 de TEBEOSFERA, especial sobre la representación de la mujer en el cómic. A la derecha, viñeta del autor publicada en la contraportada de su álbum `¡SEXOPATÍAS pa tíos!´
UN CAMALEÓN DEL CÓMIC ERÓTICO
ENTREVISTA A CARLOS VILA
 
Carlos Vila fue uno de los autores habituales en las publicaciones de Iru. Firmaba como Vila, como Karlos, como Porky, como La Flauta de Bartolo, como Rasputón… y más seudónimos. Finalmente adoptó la firma Vila Vila, que recogía sus dos apellidos. En su estilo gráfico, Vila es un representante del cómic erótico más grueso, agresivo y directo, pero demostró una gran capacidad para adoptar diferentes estilos y cumplió sobradamente con las expectativas de sus editores, no en vano es un profesional de la historieta que ha dibujado en tebeos de horror, en tebeos comprometidos y en adaptaciones históricas. Le entrevistamos:
 
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Página de Carlos Vila imitativa del estilo de Esteban Maroto para Terror Gráfico nº 6. 
TEBEOSFERA: Dinos dónde naciste, cuándo, y a qué dedicaste tu tiempo libre en la infancia.
 
Vila Vila: Nací en Monterroso, un pueblo del interior de Lugo, en Galicia. Emigré a Barcelona a la edad de cinco años, y desde hace cuatro he vuelto a Monterroso. Mi infancia la pasaba, además de dibujando y pintando, haciendo fotografías con una cámara Werlisa Color que me regalaron mis padres.
 
T: Comenzaste haciendo horror para Vilmar, Ursus y Producciones Editoriales. ¿Qué recuerdos tienes del singular editor de Vilmar?
 
V: Lo que se me ha quedado grabado de esa época era lo que pagaban por página, 300 pesetas, que daban como mucho para ir a entregar en el metro y comprar material, y quedaba algo para tabaco y para cerveza.

Y también recuerdo que te sugerían amablemente: “Tú deberías imitar el estilo de fulanito o menganito” (a mí me sugirieron que copiase a Maroto, y recuerdo que me enseñaron unas páginas de Guinovart muy trabajadas en schoeller montado sobre cartón pluma). También me viene a la memoria que alguna vez habían alargado el número de páginas que había entregado, mutilando por aquí y añadiendo por allá a las viñetas para remontarlas de nuevo.

T: ¿Qué recuerdas de la gente con la que trabajaste en Pánico, Horror, Horus o Infinitum 2000?

V: Que la mayoría hoy en día son profesionales, como Sauri, Castells o Ferrer, y muchos más que ahora no recuerdo.
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 Obras miméticas de Carlos Vila. La páginas superior fue publicada en Infinitum 2000. La inferior corresponde al nº 8 de Horus.

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T: Participaste en publicaciones marginales españolas como Star. ¿Eras afín al movimiento underground?
 
V: Quizás me sienta mas identificado con el movimiento de autores que intentaban hacer crítica política, no me considero ligado al movimiento underground, lo que no quiere decir que no haya coincidido con lo que tenía de reivindicativo tanto política como socialmente. Aunque creo que gráficamente nunca me he acercado al cómic underground.
 
T: Te supongo contrario al régimen franquista por tu participación en Butifarra! ¿Crees que el cómic entonces servía también como herramienta para la contestación y/o la liberación del pueblo?
 
V: Estoy convencido de que sí, de que era un medio que se resistía al régimen dictatorial del caudillo y toda su camarilla, como un sector muy concreto de la prensa escrita y de algunos intelectuales y artistas que se jugaban el cuello y que llegaron a pasar por el banquillo simplemente por opinar distinto de lo establecido. En el caso de Butifarra! recuerdo que fueron citados a juicio Azagra, Max y Sarto.
En mi caso dejé de colaborar durante la época en la que estaba haciendo el servicio militar, ya que además yo pertenecía al comité de soldados y a una organización política clandestina (como lo eran todas por entonces).
 
T: Cuéntanos tu aventura con Rampa-Rambla. ¿Te interesaba el por entonces llamado “cómic de autor”?
 
V: Con Rampa-Rambla tuve una relación esporádica, pues conocía personalmente a varios de sus editores, a Beá, a Usero. Mi relación fue breve, pues me propusieron formar un taller de cómic en un aula de cultura para el Ayuntamiento de l’Hospitalet en el que impartí clases durante seis años.
 
T: En estas revistas trabajaste con autores de tu edad y con otros de los que sabemos poco. ¿Qué recuerdas de estos nombres: Oduber, Vendrell, Kaffa, Fabián, Man, Ferrán…?
 
V: Tuve poca relación con estos autores, aunque coincidí con Man Meni durante un año, o poco más, en un estudio que montamos con algunos profesionales de la publicidad y la fotografía, muy cerca del Paralelo, en Barcelona
 
T: ¿Por qué elegiste el cómic erótico y porno como salida profesional luego?
 
V: Al cómic erótico y porno llego por casualidad, al acabar el último curso del taller de cómic. Montamos estudio con Francisco Bellido, que trabajaba en una editorial propiedad de su tío José María Beá, y éste me propuso dibujar para Iru algunos cómics guionizados por el propio Beá.
 

T: ¿Qué nos puedes decir del editor de Iru, en cuyas revistas participaste en los años noventa?

V: En el caso de Iru, como casi todos los editores españoles, sólo arriesgaban el capital que invertían, y miraban tanto el dinero que esto les llevaba a no innovar, tanto en el contenido como en la forma, lo cual coartaba a los autores. También recuerdo que precisamente tenían cierta aversión al comic de autor. Afortunadamente, hoy en día hay algunos editores que piensan de otra manera.

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 Carlos Vila con sus firmas diferenciadoras no sólo de publicaciones, también de estilos: Porky firma las dos primeras y Vila Vila es la firma de la tercera de estas páginas del autor.  

T: En las revistas de Iru cambias de estilo firmando como Rasputón, The Pipe of Bartolo / La Flauta de Bartolo, Porky, Vila Vila… ¿Por qué tanto seudónimo?

V: Porque, visto que no podía contar historias con algún trasfondo social, ya que el editor creía que no le interesaban a nadie, opté por usar varios seudónimos y diversificar estilos, y como mínimo divertirme al dibujar. Y también porque no estaba precisamente orgulloso del trabajo que hacía.

Suelo contestar medio en broma medio en serio que yo hago porno porno pasar hambre.
 
T: Pues la verdad es que te esforzabas mucho, adoptando los estilos de otros autores como Maroto, Sienkiewicz, Breccia… ¿eran homenajes o coñas?
 
V: Siempre eran homenajes, aunque los utilizase para contar algún chiste o historia absurda o bufa, pero siempre desde el respeto, eso es lo que pretendía.
 

T: Es innegable que los autores de Iru recurristeis a lo fácil para generar guiones: el chiste de taberna dibujado, la grosería con forma de historieta… ¿Os lo pedían así?

V: Nos lo pedían así, ya que los editores tenían una idea preconcebida de que el lector era una especie de macaco pajillero. Y si te salías algo de la pauta te tachaban de intelectual y te decían que tenías que dibujar más tetas, más culos y más rabos, por decirlo finamente.

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 Historietas de Carlos Vila resueltas con distintos estilos. La primera remite a Maroto, la segunda a Bill Sienkiewicz, la tercera la plantea un estilo completamente distinto y la firma La Flauta de Bartolo.  

T: ¿El machismo que supuraban tus historietas era un humor hiperbólico en consonancia con el machismo que imperaba en otros medios, como la televisión, donde campaban las “mamachicho”, los programas de chistes sexistas, etc.?

V: Precisamente intentaba criticar ese machismo, por lo que creé dos personajes, uno de ellos, Pepe Leches, que era una caricatura de una caricatura, como lo fueron el “landismo” en España o “Jaimito” en Italia. A este personaje casi nunca le salían las cosas bien, era un tipo bajo gordito, calvo y feo que no se comía un rosco, y si lograba algo, siempre salía mal parado. El otro personaje era la variante proletaria del típico español, “currito Pacheco”, al que le pasaba lo mismo.

Intenté siempre hacer historietas ridiculizando el machismo sin que lo notaran los editores, aunque creo que no siempre lo he conseguido.
 
T: ¿Qué diferenciaba las revistas de Iru La Judia Verde, Hara Kiri y El Puro "G" / El Pacha "G" / Pacha? ¿Y cómo os pagaban?
 

V: Seré breve, no había ninguna diferencia, eran la misma revista con cabeceras distintas. Con respecto a tu pregunta sobre cuánto cobrábamos, en Iru eran 4.000 pesetas por página en blanco y negro (guión y dibujo incluidos) y 6.000 si iba en color, si mal no recuerdo.

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Carlos Vila en Kaña, último intento de Iru por competir con El Jueves (página del nº 13).
Debajo, ilustración del autor para el cuento Punky y Nino, de Editorial Edi Master, que iba incluido en un disco de vinilo.

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T: La revisa Kaña parecía ir por otros derroteros. ¿Crees que el editor quiso hacerle la competencia a El Jueves?
 
V: No directamente, pero teniendo en cuenta que venían de la editorial Amaika y habiendo sido los editores de El Papus, algo de nostalgia tenían. De todas formas, cualquier revista de humor con un mínimo de contenido político siempre será competencia a El Jueves.
 
T: También publicaste en Manga Comics, con la que Iru se sumaba a la moda del manga pero… sin éxito. ¿Por qué?
 

V: No lo tengo muy claro, sobre todo porque cuando entregamos el material del primer número ya nos avisaron de que sólo llegarían al numero 4 y ahí se acabaría la cosa. Pensando mal, creo que pudo ser una maniobra de “ingeniería contable”.

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Dos trabajos humorísticos: página de Amaníaco, nº 1, en la que Vila imita a F. Ibáñez, y (a la derecha) página para la revista Barragán, con guió nada menos que de Vázquez.

 
T: A mitad de los años noventa te instalaste en Penthouse Comix, haciendo porno de nuevo, pero ahora de forma diferente, más elegante. ¿Cambiaste el tono o era lo mismo pero sobre papel cuché?
 
V: Una de las razones es que pagaban el triple de lo que pagaban en Iru, la otra es que en la revista había gente de tanto prestigio como Bernet, Azpiri, Manel o Boix, entre otros profesionales, que daban una calidad alta en cuanto a la realización grafica. Otra razón fue que su director, Jordi Coll, dejaba libertad total para hacer todo lo que nos apeteciese, y eso se nota en el trabajo final.
Y la impresión de calidad te permitía cualquier cosa a nivel gráfico.
 
T: En estos últimos años te hemos visto en Amaníaco, revista de humor no exenta del ocasional chascarrillo soez. ¿Qué cambios se han operado en la forma de hacer humor en el siglo XXI desde tu experiencia?
 
V: Comienzo a colaborar con Amaníaco al proponerme Jordi Coll su proyecto, que era actualizar la revista en su nueva etapa como si fuera el humor que haría Bruguera con temas y el lenguaje de calle actual pero dirigido a un público “púber” de este siglo.
Un profesional (el Ansia) me propuso hacer historietas cortas de personajes históricos, que destacan por ser lo peorcito o por sufrir las consecuencias de su época. Esto me permite desmitificar y contar hechos que algunas veces son desconocidos por el lector en general.

T: Las revistas de cómic porno han ido apagándose todas (Penthouse Comix, Kiss Comix, Eros Comix, Wet Comix), dicen que por la gratuidad e inmediatez de internet.
 
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Hermosa página de Carlos Vila para Penthouse Comix nº 104, donde muestra una evolución sorprendente.

V: Algo sí que ha influido internet, aunque revistas de cómic erótico no hay muchas en red. Creo que el público al que le interesa el porno duro puede coincidir que le interese el cómic erótico, pero no necesariamente. Y pienso que además hay un público que busca concretamente la historia erótica picante y divertida.
El cómic porno ha llegado a su fin porque la maldita crisis le ha pillado de por medio y ha sido arrasado como muchas otras revistas de temas muy diferentes. En el caso de Penthouse Comix, no ha cerrado sólo la revista, también han cerrado las otras setenta y pico de cabeceras de distinta temática del mismo sello.
 
T: Cuéntanos a qué te dedicas hoy, si te apetece, y háblanos de obras tuyas que no hemos comentado.
 
V: Actualmente estoy haciendo retratos, caricaturas y cuadros al óleo o acrílico por encargo, y los compagino con un par de proyectos que estoy realizando con Josep Luis Ferrer. Uno es un álbum de cómic del que prefiero no avanzar nada hasta que el proyecto esté cuajado.
Con Ferrer realizamos para Lleida un álbum sobre Jaume I, del que no acabé del todo satisfecho, ya que tuvimos que hacerlo en cuatro meses. Un trabajo que para realizarlo bien debería haberse hecho en un mínimo de diez meses.
Creación de la ficha (2012): Carlos Vila y Manuel Barrero. Corrección por Alejandro Capelo. · Algunas imágenes han sido proporcionadas por Ricard Sitjà.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
CARLOS VILA, Manuel Barrero (2012): "Un camaleón del cómic erótico. Entrevista a Carlos Vila", en Tebeosfera, segunda época , 9 (13-VI-2012). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 23/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/un_camaleon_del_comic_erotico._entrevista_a_carlos_vila.html