UNA CHICA DE 50
OSCAR DE MAJO

Notas:
Texto conmemorativo por el quincuagésimo aniversario del nacimiento de Supergirl.
UNA CHICA DE 50. Los 50 años de Supergirl
 
www.tebeosfera.comEl nacimiento de un “concepto”
 
En mayo de 2009 se cumplen los 50 años de “vida” de la Chica de Acero como personaje regular; por eso, y pensando en el aluvión de notas y notitas que lloverán de los cielos superheroicos (y también de la Tierra de los humanos), se me ocurrió ganarles de mano, empezar antes, e intentar (en la medida de mis fuerzas y mis posibilidades) ser original.
 
Por eso, porque quiero intentar ser original, no quiero hacer un catálogo; no quiero hablar de autores (cuando hablo de autores me alejo de los personajes); no quiero abrevar de otras fuentes, de las que se bebió tanto... Simplemente quiero “hablar” (o escribir) sobre Supergirl (Superchica, como siempre la llamamos en nuestra lengua, y como pienso llamarla de ahora en adelante en esta nota, simplemente porque me gusta más).
 
¿Por qué empiezo hablando de los 50 años de Superchica como “personaje regular”? Justamente porque la chica de acero, antes de personaje “fijo o regular”, fue un concepto: el concepto de una “supermujer” que acompañara a Superman, que fuera su contraparte femenina. Curiosamente, nunca se pensó en un “Robin” para Superman, como ocurrió con Batman, Green Arrow, Aquaman, y tantos otros, dentro y fuera de DC Comics. Incluso, cuando se introdujo el personaje de Superboy no fue un “entenado” de Superman, sino un desfasaje temporal.
 
En este caso la idea fue otra. A pesar de la existencia de Lois Lane como “la chica” de Superman, desde siempre, cuando se pensó en otro ser superpoderoso que lo acompañara, se pensó en una mujer.

Y justamente las primeras versiones de una chica de acero cayeron sobre la intrépida Lois, que muchas veces, antes de 1959, en sueños e historias bizarras se puso el uniforme de Superman (faldita corta mediante) y surcó los cielos de Metrópolis. Me aventuro a decir que la primera Superchica fue Lois, indudablemente, pero siempre en forma ocasional, ya que, siguiendo con conceptos, es la única que nunca hubiera podido serlo en forma permanente. ¿Quién, si no, hubiera caído de las azoteas, a la espera de ser salvada? El perfil de la Lois de los 50 no daba para volverla “super”. Por eso se buscaron también mujeres poderosas que llegaron del espacio, de otros tiempos, de otras realidades, y que aparecían y desaparecían como por arte de magia en un solo número, ya que todavía no existía el “continuará”.

 
 
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El primer intento de una Superchica como la que conocemos se dio un año antes del “debut oficial”, en agosto de 1958, en el Superman 123, con la llegada de una chica que lucía igual (físicamente –rubia, media melena- y en su uniforme) a la que después sería la versión definitiva. Incluso, cuando se recopilan las historias de Supergirl, ésta es siempre la primera de la lista, como si fuera la primera aparición del personaje. Pero no lo es. 

Esta “presuperchica” pegó, pero no convenció, y apareció y desapareció en el mismo número, como tantas. ¿Por qué? Porque se volvió a repetir el mismo concepto erróneo: el de buscar una “mujer” para Superman.

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¿Para qué quería Superman una mujer, si ya tenía una? (incluso dos, porque para esta época ya se estaba introduciendo a Lana Lang como la “tercera en discordia”). Y menos una “supermujer”; si una común le daba tantos dolores de cabeza, una superpoderosa hubiera sido literalmente insoportable... Y ahí se encendió la lamparita en la cabeza de los creativos de DC: una adolescente (una “Robin”), con la que matamos dos pájaros de un tiro y unimos los dos conceptos; pero pariente, casi una hermana, para que no hubiera melentendidos ni suspicacias sexuales...

 Y así nació, en el Action Comics 252, de mayo de 1959, “nuestra” Superchica.

 El nacimiento de Kara Zor-El

Kara Zor-El, “The Supergirl from Krypton”, como reza el título de esta primera aventura (“The Girl of Steel”, quizás el ideal, se lo había “robado” el Superman 123) es la prima de Superman. La maravillosa historia de la salvación de Argo, la ciudad entera de Krypton que vagó años en el espacio, en la que nació Kara, permitió que hubiera otra kryptoniana, nacida años después de la destrucción del planeta.
 
No solamente esta primera historia; toda esta larga etapa de Supergirl en Actions Comics fue genial, sobre todo teniendo en cuenta las características de las historias de la época, ingenuas por demás y repetitivas. Otto Binder (se me escapó un autor, intentaré no repetirlo) y sus seguidores contaron historias realmente buenas e introdujeron novedades más que interesantes. Una de ellas fue la de las primeras “megasagas” (no existían a principios de los ’60), en las que el “continuará” (casi nunca escrito, casi siempre implícito) unió largas líneas argumentales maravillosas, como las de la inmunidad de Supergirl a la kryptonita, la de la pérdida de los superpoderes, la de Lesla- Lar, la historia de Lena Thorul y, sobre todo, la de la salvación de Zor-El y Allura, los padres de Superchica. Una mejor que la otra. Y con el plus de contar (a veces con más, a veces con menos protagonismo) las desventuras amorosas de Linda Danvers, la identidad secreta de Kara, para atraer al público femenino, al que también se apuntaba. Pero sin llegar nunca a lo “meloso”.
 
 
 
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En esta etapa, las historias de la Chica de Acero siempre estaban como complemento de la aventura principal de Action Comics, protagonizada por Superman, que, no casualmente, pronto dejó de ser la principal. 

Superchica arrasaba, se llevaba las portadas, se metía en otras colecciones... Y este éxito hizo que a algunos se les ocurriera una idea que parecía brillante: darle un título para ella sola. Le dieron Adventure Comics, a partir del Nº 381, en 1969. Y, además de recalar un tiempo en Superman Family, por dos veces, la serie propia: Supergirl (octubre de 1972) y The Daring New Adventures of Supergirl (diciembre de 1982). Pero la idea fue malísima. 

 
 
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Todas las colecciones fueron un desastre, además de un fracaso editorial, por dos razones: la primera razón, los pésimos argumentos (poco originales, sin acción, estáticos); la segunda, nuevamente el error en el concepto que se explotó: apuntar solamente al público femenino y hacer una “Secretos del Corazón” en versión superpoderosa. Cuando las historias románticas en las que primaba el corazón de Linda Danvers sobre la misión superheroica de Superchica estaban mechadas en la acción principal, era un golazo. Cuando pasaron a ser el único tema, fueron un gol en contra.

Y estas malas historias aceleraron la muerte del personaje (en todos los sentidos) que se produjo en forma magistral y más que digna en el número 7 de Crisis on Infinite Earths (octubre de 1985), constituyéndose en la primera muerte “de verdad” en el plantel superheroico mayor del Universo DC, solamente precedida por la muerte de Jean Grey, en Marvel Comics, con la que tiene varios puntos en común, empezando por la portada. 

 
 
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Kara Zor-El da su vida para salvar el universo. Muere magistralmente, como nació, y cierra una etapa, no solamente en su propio mito y en el de Superman, sino en la historia de la historieta de superhéroes.
 
El nacimiento de Matrix
 
Superchica tenía que morir. Debía morir. No solamente por la debacle que había sufrido en los últimos años, sino porque John Byrne (se me escapó otro autor) creaba, a partir de “Man of Steel” un nuevo mito de Superman en el que no podían quedar más vestigios de Krypton que el propio Kal-El. El emprendimiento lo valía. Bien muerta estaba.
 
Pero un nuevo error vuelve a atentar contra la dignidad de un personaje que nació digno: la gente, la empresa, pedían a Superchica... La extrañaban... Y Byrne aflojó (el peor error que cometió en su paso por el mito de Superman). Y creó una Superchica que no era de Krypton, que no era de la familia de Superman, que tenía poderes protoplasmáticos y que (no, no están leyendo mal) era un clon de una Lana Lang de otra dimensión. Un verdadero disparate.
 

Esta “Matrix” (que aparecía ya como mujer, ya como hombre, ya como cosa) pululó por las colecciones de Superman, desapareció un tiempo, volvió, y jamás logró una identidad propia y, mucho menos, digna.

 
 
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Hasta que a alguien se le ocurrió darle una serie con su nombre, y se demostró que hasta las más pésimas ideas pueden volverse buenas.

Peter David (otra vez... Juro que es el último que nombro) ideó a partir de Supergirl 1 (septiembre de 1996) una fusión apasionante entre una chica común, llamada nada menos que Linda Danvers, y esta nueva Superchica que había deambulado sin suerte por el Universo DC. A partir de conjuros demoníacos (esta Miss Danvers no era ingenua ni inofensiva) se unen los cuerpos de las dos chicas y le otorgan a Linda poderes que nunca imaginó y a Matrix una vida humana que jamás había soñado, dando origen a una línea argumental como pocas.

Pero lo bueno no dura, David se delira y vuelven las aventuras que oscilan entre el aburrimiento y el despropósito (Superchica se convierte en un ser divino, y hasta le salen alas místicas); la serie hace agua y se cancela, a pesar de la última saga magistral con la que David pretende salvar la colección, y que se llama, ¡oh casualidad! “The Supergirl from Krypton” (a no hacerse ilusiones: no era “nuestra” Superchica, sino una Kara Zor-El de un mundo paralelo. Pero se abrieron las puertas...)

 
El renacimiento de Kara Zor-El
 
Y un día, hace no demasiado tiempo, Kara Zor-El, la prima de Superman, “nuestra” Superchica, volvió a llegar a la Tierra (curiosamente, nunca se “dio de baja” a Matrix... ¿coexisten hoy dos Superchicas?).
 
www.tebeosfera.comLlegó en el Superman-Batman 8 (agosto de 2004), dentro de una colección que estaba pasando por su mejor momento, y que le regaló una primera historia apasionante. Esta nueva Kara también es una adolescente, pero nació antes de Kal-El, lo acunó, lo tuvo en sus brazos... Estuvo dormida y perdida décadas en el espacio...
 
También es hija de Zor-El, el hermano del padre de Superman, pero parece que es un asesino, que hizo que su hija matara a su esposa, que quiere que su hija mate a Kal-El... Parece... Nada se sabe a ciencia cierta... Historias apasionantes, y que empezaron bien y se desarrollaron bien en la serie de Superman y Batman y en la propia colección que Kara consiguió en forma casi inmediata y que lleva, más o menos, treinta números.
 
Como dije, nada está dicho. Y no es un juego de palabras. Su verdadero origen, a pesar de que transcurrieron tres años, todavía no está definido. Lejos quedaron los tiempos en que todo se contaba en una aventura de 15 páginas... Tenemos nuevas Crisis, historias que volverán a retocarse, continuidades que quedarán en el olvido...
 
Pero también tenemos de vuelta a “nuestra” Superchica... Démosle tiempo...
 
Tiene nada más que 50 años...
 
 
TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2009): edición de Javier Mora Bordel
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
OSCAR DE MAJO (2009): "Una chica de 50", en Tebeosfera, segunda época , 2 (4-I-2009). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 24/XI/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/una_chica_de_50.html