XAQUÍN MARÍN EN LOS INICIOS DEL HUMOR GRÁFICO GALLEGO
EVA MARÍA TEIJEIRO SUÁREZ(Universidad de Santiago de Compostela (USC))

Title:
Xaquín Marín in the beginnings of the Galician Cartoons
Resumen / Abstract:
Los años setenta y ochenta suponen la recuperación del humor gráfico gallego tras la posguerra, retomando la tradición previa a la Guerra Civil, con referentes como Castelao. En los setenta se reactiva la producción gráfica con diversas publicaciones; en los ochenta se consolida este proceso mediante actuaciones concretas en ese ámbito artístico-cultural. Este proceso de revitalización y dignificación de la viñeta (y el cómic) estuvo liderado por Xaquín Marín y Siro, quienes relacionaron sus precedentes con la generación posterior. / The Galician satiric cartoons revival took place in the 70’s and the 80’s after the post-war period. This revival meant a return to the tradition which developed before the Civil War with Castelao’s work as a point of reference. In the 70’s, the Graphic Production was relaunched through several publications, a process which was consolidated in the 80’s by means of specific actions in the artistic and cultural sphere. This process of revitalization and dignification of the vignette and the comic was led by both Xaquín Marín and Siro, who acted as bridges between generations.
Palabras clave / Keywords:
Humor gráfico gallego, Cómics en Galicia, dignificación del medio, Xaquín Marín/ Galician Satiric Cartoons, Galician Comics, media dignity, Xaquín Marín

XAQUÍN MARÍN EN LOS INICIOS DEL HUMOR GRÁFICO GALLEGO

El inicio de la producción gráfica de Xaquín Marín se corresponde con las décadas de los setenta y los ochenta, identificadas como las de recuperación de la actividad en este ámbito artístico y cultural, después de la etapa de silencio y represión correspondiente a la posguerra (esa «longa noite de pedra», en palabras de Celso Emilio Ferreiro). El contexto histórico que abarca de finales de la dictadura a finales de los años ochenta coincide con el momento en el que se retoma una tradición de ilustración gráfica muy importante, la denominada “Edad de Oro”, en la que se sentaron las bases de este formato en Galicia con la obra de autores tan representativos como Castelao, aunque hubiese manifestaciones previas, algunas incluso anteriores al siglo XX. El alzamiento militar de 1936, que supuso el final de la etapa republicana, el inicio de la guerra y la imposición de un régimen dictatorial después, interrumpió esa etapa de esplendor.

     
      Página de "Buscando otro mundo", quizá el primer cómic largo dibujado por Marín, inédito hasta 2010. © 2010 X. Marín.

Efectivamente, el enorme desarrollo del humor gráfico gallego en el primer tercio del siglo XX (impulsado con la creación de Vida Gallega en 1909 y la actividad de Castelao, Maside, Cebreiro y Torres) se vio interrumpido abruptamente con la Guerra Civil y no inició su recuperación hasta el final del franquismo, pues la etapa de posguerra silenció a buena parte de los autores (unas veces físicamente —Camilo Díaz Baliño—, otras a través del exilio —Castelao, Seoane—, otras mediante la represión y la censura). De la mediocridad dominante en esa etapa hay que salvar a Atomé, Quesada y Lalo. Por otra parte, en la década de los sesenta, los autores de humor gráfico gallegos están notablemente influidos por Mingote y La Codorniz (donde publicaron Xaquín Marín, Quesada y Pepe Carreiro), los grandes referentes del humor en castellano de la época.

(...) o certo é que os humoristas gráficos que nos dabamos a coñecer a finais dos anos sesenta estabamos máis condicionados polo semanario madrileño La Codorniz ca pola nosa tradición. Desde entón, o noso traballo foi un continuado esforzo por nos vencellar á escola humorístico-gráfica galega, tanto na presentación do texto como na representación gráfica. (Siro, 1995: 10)

Tras las “décadas oscuras” (Caballero, 2015b: 202), la actividad en este ámbito se reinicia a principios de los años setenta, momento en el que coinciden en activo tres generaciones de humoristas gráficos gallegos: la que estaría representada por Quesada (Vigo, 1933), la que presenta como referentes fundamentales a Siro y Xaquín Marín (los dos nacidos en 1943, con trayectorias coincidentes hasta cierto punto) y la que se corresponde con el Grupo do Castro, en la que se incluyen cronológicamente Xosé Díaz y Rosendo Díaz (hijos de Isaac Díaz Pardo), Xesús Campos Álvarez ( Chichi) y Luis (Caparrós) Esperante (nacidos en torno a 1950), aunque se sumaron como miembros activos de este grupo de cómic otros autores como Reimundo Patiño y Xaquín Marín. En este mismo arco cronológico, sin adscribirse a un grupo concreto, estarían creadores como Xosé Lois (1949), Gogue (1953), Pepe Carreiro (1953) y Pepe Barro (1955).

La etapa que comprende los años setenta y ochenta, aunque presenta ciertas características comunes, no es uniforme: puede establecerse una diferenciación clara en una fase anterior a 1977, y otra posterior.

En lo que al período 1970-1977 se refiere, coincide con los últimos años de la dictadura (el llamado tardofranquismo) y los primeros de la Transición, momento de cierta relajación en la limitación de la libertad de expresión pese al mantenimiento de la censura; posiblemente esa fue una de las causas de que resurgiese con fuerza este formato expresivo mixto, tras tres décadas de decadencia, absolutamente condicionado por el control de las publicaciones. La reaparición en escena del humor gráfico gallego supuso también su utilización como arma de denuncia social y política con relativa frecuencia. En esta época, además, nació como tal el “humorista gráfico” que intentaba hacer de las viñetas (y cómics) su medio de vida habitual; seguirá habiendo dibujantes y pintores que ocasionalmente realicen viñetas para prensa, aunque se tiende a la especialización de los autores (y a la profesionalización). En cualquier caso, este primer impulso será el preámbulo del período comprendido entre 1982 y 2000, «la segunda edad de oro del humor gráfico gallego, después de la primera y genuina, la protagonizada por Castelao y los humoristas de su generación entre 1909 y 1936» (Caballero, 2015b: 198). En esta introducción el límite cronológico superior es 1990.

     
Xaquín Marín, “A percura da comida”, Chan, 36, V-1971. © 1971 X. Marín.
     

Al final de los años setenta y durante la década de los ochenta se recupera oficialmente la libertad de expresión, condicionada desde entonces, en el nuevo marco del Estado del bienestar y las autonomías, por la ley de la oferta y la demanda del mercado editorial. En el período comprendido entre 1977 y 1980, etapa preautonómica, las controversias en prensa sobre diversos temas socio-políticos fueron habituales, y recibieron tratamiento humorístico con relativa frecuencia. El humor gráfico no fue ajeno a esta tendencia. En 1981 tuvieron lugar las primeras elecciones al Parlamento autonómico, cerrándose de alguna manera el ciclo de la Transición en Galicia. A continuación siguieron los años iniciales de la andadura autonómica y la consolidación del proceso democrático. Los cambios sociales y políticos fueron notables y tuvieron reflejo en los distintos ámbitos artísticos y culturales.

Volviendo al momento inicial de esta breve panorámica histórica, en los años setenta los autores de humor gráfico gallegos —que con frecuencia combinaban la creación de viñetas y tiras cómicas con la elaboración de cómics (banda deseñada en Galicia)— contaban con una serie bastante limitada de opciones para difundir su producción: la publicación en prensa, las publicaciones monográficas y las exposiciones colectivas.

En cuanto a los espacios en la prensa generalista de la comunidad o en la prensa estatal (en ese caso no era habitual que el texto estuviese en gallego), hay que diferenciar los medios diarios de los que presentan otro tipo de periodicidad:

a) La publicación en periódicos (medios de comunicación impresos diarios). Resulta un índice de la recuperación del formato mixto dibujo / texto la mayor presencia de autores de viñetas en gallego en la prensa diaria:Faro de Vigo cuenta con Quesada ya en 1970; Siro publica enFerrol Diario en 1971, comienza a colaborar con El Ideal Gallego (A Coruña) un año después y más o menos en estas fechas en La Región de Ourense ilustra la sección Con esta lupa (sobre política internacional) con texto de Carlos Casares; también publicará Xaquín Marín en El Ideal Gallego a partir de 1975 (tras su paso por La Codorniz y Hermano Lobo); aun así, «hacia 1975 sólo había cuatro humoristas en la prensa gallega que publicaban en gallego, y no siempre (Siro, Xaquín Marín, Quesada y Lalo)». (Caballero, 2015b: 204).

Además de las colaboraciones viñetísticas, en esta etapa algunos medios diarios comenzaron a introducir secciones con historietas: este es el caso de “As furnas do rei Cintolo”, en El Ideal Gallego, que comenzó a publicarse a mediados de 1974, donde aparecerían series como Historias dunha vella descoñecida, de Luis Esperante. El periódico orensano La Región editó entre 1974 y 1975 el suplementoAxóuxere, donde fue publicado en varias entregas Comandante Iago, de Ulises Sarry, un cómic de ficción científica (en la línea de 2 viaxes o Ratas, de Xaquín Marín).

b) También existían publicaciones periódicas no diarias que incluían viñetas.

La revista madrileña Chan, dirigida por Borobó (Raimundo García Domínguez), se convirtió a principios de los setenta en una referencia del humor gráfico gallego al publicar primero la serie de Siro Nenos (1970) y “O emigrante”, de Xaquín Marín (1971), con la que da inicio a su ciclo da fame (cuatro historietas autoconclusivas cuyo eje central es la subsistencia, de ahí esa denominación). Reconocidos estudiosos como Clodio González Pérez consideran que estas dos colaboraciones señalaban el inicio de una nueva etapa en el humor gráfico gallego, en la que se recuperaba el prestigio perdido en este ámbito y se retomaba de alguna manera la tradición propia, tanto en lo referente al uso de la lengua gallega como en la estética.


                 
    Xaquín Marín, “O emigrante”, Chan, 35, III-1971.
© 1971 X. Marín.
          Siro, "Os Nenos", Chan, 27, VI-1970.
© 1970 Siro.
   


Teima
fue una publicación monolingüe en gallego, semanal, que solo alcanzó 35 números (se editó durante ocho meses), aunque tenía una considerable presencia del humor gráfico; en ella publicaron Siro, Xaquín Marín (las tiras de Caitano) y otros como Reimundo Patiño o Pepe Carreiro (en 1977 inició en ella la serie de O galo Camilo, que luego trasladaría al periódico El Pueblo Gallego en 1979).

A Nosa Terra era un semanario nacionalista, con importante compromiso con la lengua y la identidad gallega, publicado a partir de 1977 (llegando hasta el año 2010). Entre la nómina de sus colaboradores gráficos se incluían Xosé Lois (fue donde creó a Sabeliña), Pepe Carreiro, Chichi Campos o Xaquín Marín, quien reutilizó sus “pés” (ya presentes en sus colaboraciones en La Codorniz), dotándolos de una entidad propia como formato de publicación (Historias de esmagados).

En lo referente a las distintas posibilidades de publicación en prensa, también hay que tener en cuenta la existencia de medios vinculados a partidos políticos, asociaciones e instituciones; por ejemplo, enA Voz do Pobo (de filiación comunista) verá la luz O fillo de Breogán de Pepe Carreiro, y posteriormente otras series del mismo autor.

           
  Portada del primero y único número de A Cova das Choias, 1973.
         Vagalume, 1, 1-I-1975.  

Por una parte, aunque son casos excepcionales, aparecen algunas publicaciones periódicas monográficas de humor gráfico. La primera de ella fue A Cova das Choias, obra del colectivo de cómic do Castro (bajo la denominación de Roi Xordo): fue publicada en Ginebra en 1973 y distribuida de forma clandestina en España. Solo salió un número, con historietas para adultos y carácter comprometido; algunas colaboraciones eran de Chichi Campos y Xosé Díaz. Hacia el final de la década, en 1979, apareció Xofre, fanzine que marcaría el inicio de una nueva etapa en cuanto a las publicaciones de cómic y humor gráfico gallego, puesto que sus autores tienden ya a la profesionalización en el ámbito de la historieta. Fue editada por el colectivo homónimo, constituido por Xan Carlos López Domínguez, Fran Jaraba y Miguelanxo Prado. También constó de un único número. Por otra parte, entre 1975 y 1978 se publicó Vagalume, revista de cómic infantil y juvenil de periodicidad quincenal que publicó 46 números, incluyendo producción de historietistas gallegos (Oitabén, Xiráldez, Saavedra Pita...), pero también de los lectores y lectoras. Se trataba de un proyecto pionero, con carácter didáctico, en el que colaboró, entre otros, el Instituto da Lingua Galega.

Por otra parte, tiene lugar, también de manera excepcional, la edición de libros de humor gráfico y cómic. Otra forma de difusión de la obra de autores de este ámbito de creación es la publicación de antologías monográficas con una selección de viñetas, en la mayoría de los casos ya publicadas previamente en prensa (lo que garantiza un público concreto: quienes siguen al autor). Este sistema, que tiene como precedente las Cousas da vida de Castelao (que fueron editadas por Galaxia en varios volúmenes desde 1961 hasta 1971), permitió a autores como Quesada, Cebreiro, Xaquín Marín, Siro, Lalo o Xosé Lois ver recopilada en volúmenes una gran parte de su obra, que de otra manera se encontraría totalmente dispersa en distintas publicaciones periódicas.

     
      Primera antología de Chispas da roda, de Fernando Quesada, en la colección O Moucho de Edicións Castrelos. © 1971 F. Quesada.

Quesada, el humorista gráfico gallego con más proyección a nivel estatal (por sus colaboraciones en diversas publicaciones de la época), vio buena parte de su producción publicada en los cinco volúmenes de la serie Chispas da roda (editados por Castrelos, colección O Moucho, en 1971, 1973, 1974, 1976 y 1979, respectivamente). La constante reedición de esta serie ofrece un indicador de su popularidad en la época.

Los dos autores pertenecientes a la generación inmediatamente posterior, Siro y Xaquín Marín, también dieron lugar a la publicación de libros-antología, pero algo más tardíamente: en el caso de Siro, los primeros fueron Os pecados capitales (1977), Debuxos de humor (1985) e Xente na brétema (la primera versión, de 1988; la segunda, de 2003). Las primeras ediciones antológicas de Xaquín Marín fueron Gaspariño (1978, Do Rueiro; con una segunda parte en 1982, Xerais; ambos protagonizados por el personaje presentado en “As furnas do rei Cintolo” en 1974), Alcacén para gaitas (Ediciós do Castro, Sada, 1980; selecta de viñetas de El Ideal Gallego); Dos pés á testa (Galaxia, Vigo, 1986, con prólogo de Agustín Fernández Paz; se trata de una recopilación de su producción desde sus comienzos: incluye a personajes como Gaspariño, pero también los simbólicos “pies” del autor). Como una publicación independiente de estas características implicaba tener una cierta trayectoria previa para que la editorial considerase rentable la edición, no estaba al alcance de todos los autores conseguirla.

Otro tipo de publicaciones exentas en el ámbito del humor gráfico fueron 2 viaxes (1975), obra de Reimundo Patiño y Xaquín Marín, y Ratas de Xaquín Marín, publicada en 1977 (compuesta entre 1974 y 1975, con texto en gallego, aunque la primera edición fue rotulada en castellano para su publicación); a ambas podría sumarse el citado Gaspariño (1978), por su carácter unitario, construido como una sucesión de tiras cómicas con cierta interrelación argumental.

Estaríamos ante una obra de banda deseñada: no es una viñeta, ni siquiera una tira cómica inserta en un medio de prensa. Es una obra completa e independiente, con trama argumental propia, que se caracteriza por combinar texto e imagen y se construye mediante una sucesión de unidades (viñetas). No es una casualidad que en este momento tanto R. Patiño como Xaquín Marín, considerados los padres de la BD gallega, formasen parte del Grupo do Castro, denominado también Grupo de cómic do Castro. Por otra parte, este planteamiento unitario de una obra gráfica estaba presente en el Comandante Iago, de Ulises Sarry, que había sido publicado por entregas más o menos en la misma época. El hecho de que tanto esta obra gráfica como las citadas 2 viaxes y Ratas sean susceptibles de encuadrarse en la ciencia ficción, con ambientación distópica en el futuro, no es una casualidad: permite a sus autores referirse simbólicamente a la realidad gallega del momento, esquivando el control de la censura.

               
    2 viaxes, de X. Marín y R. Patiño, con ilustración de portada de Patiño. © 1975 R. Patiño       Página de "A longa viaxe de volta dende as estrelas", cómic de X. Marín del álbum 2 viaxes. © 1975 X. Marín.

   

Con respecto a estas obras iniciales de cómic, hay que señalar que publicar historietas en la época no era fácil, por lo que el humor gráfico resultó una opción mejor para autores como Xaquín Marín, que presentaban cierta predisposición hacia ese medio, mucho más inmediato y con más posibilidades de publicación.

Las dificultades para publicar en prensa a principios de los setenta en algunos casos concretos, a lo que se añadía la imposibilidad de publicar obras propias de forma independiente, fue seguramente uno de los motivos fundamentales que favorecieron la creación por parte de ciertos autores de obras gráficas de carácter mural, pensadas para ser expuestas y no para ser impresas en publicaciones. Si a esto se añade que muchos de los autores eran pintores también, es comprensible que este tipo de formato tuviese relativa aceptación entre algunos de los humoristas gráficos gallegos de la época: entienden el cómic como otra forma de manifestación artística, con gran potencial de comunicación (Xaquín Marín incide de forma explícita en este aspecto en diferentes ocasiones) y especialmente interesante para la denuncia y la reivindicación.

     
       Primera serigrafía de O home que falaba vegliota, de Raimundo Patiño. © 1972 R. Patiño.

Además, este medio que combinaba texto e imágenes tenía la enorme ventaja de carecer de una gran tradición previa, por lo que era ideal para la experimentación formal. De hecho, el cómic gallego de esta etapa, lejos de imitar cánones externos, se caracterizó por su transgresión de las incipientes convenciones del mismo, por lo que se considera a autores como Reimundo Patiño (1936-1985) verdaderos pioneros (incluso a nivel internacional). Precisamente este pintor coruñés, vinculado al expresionismo y al surrealismo, que combinó la vanguardia con la tradición gallega, será el gran referente para las primeras generaciones de humoristas gráficos y autores de cómic gallegos. Su búsqueda de nuevos formatos expresivos tiene como resultado la obra O home que falaba vegliota, una serie de doce enormes planchas serigrafiadas que componían una gigantesca historieta: estaban pensadas para ser “musealizadas”, para formar parte de exposiciones artísticas, no para ser reproducidas tipográficamente. Esta obra, en la que se aludía de forma simbólica a la situación de la lengua gallega, fue expuesta por primera vez en Madrid, en la galería Redor, en 1972.

Tanto Patiño como o Grupo do Castro xa sinalaban nalgunhas entrevistas que a fin última dos seus traballos era a publicación. No entanto, os recursos materiais, tanto económicos como de distribución necesarios eran moi dificultosos para época, e entón o mellor xeito de se dar a coñecer era a exposición. Patiño fixérao en Madrid con O home que falaba vegliota, e cando o Grupo do castro ve iso quere facelo aquí tamén. Tentouno nas festas do Castro no verán do 72, cando expuxeron nunha lona que axiña lles retirou a Garda Civil. Logo a canle foi a Escola Normal da Coruña (...)

Tal como se anticipa en este fragmento (Hermida, 2015a), entre ese año y el siguiente el Grupo de cómic do Castro potenciaría varias exposiciones para hacer públicas sus obras, enmarcadas en el ámbito del cómic y del humor gráfico. Este grupo destaca por la originalidad de sus propuestas, su carácter reivindicativo y la presencia de mensajes encriptados en su producción. Según Xosé Díaz, el impacto que la visualización de la obra de R. Patiño había supuesto para ellos fue el motor de esas exposiciones. En 1973, a ellos se suman el propio Reimundo Patiño, Xaquín Marín, Pepe Barro y Ricardo Lázaro, para generar una muestra itinerante de cómic gallego que recorrió distintas localidades, siendo víctima en ocasiones de ataques por parte de la ultraderecha.

Dos de los lugares donde fue exhibida la Mostra do Cómic Galego, en la que estaba incluida la obra de Patiño, fueron la Escuela de Magisterio de A Coruña (la Normal) y el Círculo Mercantil de Santiago (en colaboración con la Asociación Cultural O Galo). Esta difusión pública supuso un impulso importante para la posterior publicación de A Cova das Choias: «A partir desa visibilidade xurdiu a revista A Cova das Choias. O editor Carlos Xohán viu ese material, pareceulle publicable e sacouno na súa editora de Xenebra. Logo distribuíse de xeito clandestino en Galicia». (Hermida, 2015a).

     
Xaquín Marín, “A leiteira”, Chan, 37, VI-1971. © 1971 X. Marín.
     

Otra obra relevante presente en esa muestra era la serie de cinco serigrafías Carta ao pai, de Pepe Barro (1955), que ilustra un texto de Darío Xohán Cabana que había sido publicando antes en una antología de relatos; posteriormente fue distribuido en una publicación de la Unión do Pobo Galego (UPG), sin firmar (por su carácter reivindicativo), y reeditado en Suiza (al abordar la temática de la emigración).

La organización de exposiciones y otras actividades en relación con el humor gráfico y el cómic se vertebró en torno a colectivos como el citado Grupo do Castro y a Fusquenlla, constituido a principios de los años setenta por Reimundo Patiño, Xaquín Marín y Xesús Castro (aunque nunca actuó como tal colectivo artístico).

La división del proceso de resurgimiento del humor gráfico gallego en las décadas de los setenta y los ochenta en dos etapas, la anterior a 1977 y la posterior a ese año, hay que ponerla en relación con la situación real en cuanto a la libertad de expresión. Hasta ese año todavía está condicionada por la legislación vigente; aunque varios reales decretos habían derogado ciertos aspectos de la Ley de Prensa de Manuel Fraga, de 1966 (como el artículo 2 de dicha ley, por el que se sometía la libertad de expresión a los Principios del Movimiento Nacional, o el secuestro de publicaciones), en última instancia, estaba vigente de forma genérica y, en ocasiones era aplicada (el caso de Siro, que todavía en 1976, muerto ya el dictador, fue procesado por lo civil por unas viñetas publicadas en El Ideal Gallego, y a punto estuvo de pasar por un consejo de guerra por otra publicación gráfica, es un ejemplo de esto). Es decir, se mantenía todavía viva la censura, y no solo administrativamente. El cambio real —legal— tiene lugar a finales de 1978, cuando entra en vigor la Constitución, que incluye el derecho a la información y la libertad de expresión.

La década de los ochenta se corresponde con la eclosión del humor gráfico en Galicia, gracias al compromiso de ciertos autores, que van a potenciar mejoras en el ámbito de la producción, realizando una intensa actividad de visibilización y de “dignificación” del humor como forma expresiva, e incidiendo especialmente en su valor como elemento representativo de la idiosincrasia de la cultura gallega.

En los primeros años de esta década se producen una serie de grandes acontecimientos en lo que al humor gráfico gallego se refiere, siendo el más significativo de todos ellos, por servir de detonante para casi todos los demás, la celebración del I Seminario Galego do Humor, en junio de 1982, en el Laboratorio do Castro, en Sada (A Coruña), en torno a la figura de Isaac Díaz Pardo. Allí estuvieron presentes humoristas gráficos gallegos tan representativos de la época como Quesada, Siro, Xaquín Marín, Chichi Campos, Xosé Lois, Gogue o Pepe Carreiro, pero también hubo sitio para estudiosos de este ámbito expresivo (Carlos Baliñas, Clodio González Pérez, Agustín Fernández Paz).

El mismo año del encuentro en su sede editorial, Ediciós do Castro lanza la colección Os nosos humoristas, con siete monografías dedicadas a figuras como Castelao (1982), Vidales Tomé (1982), Padín (1983), Maside (1983), Prada (1984), Torres (1985) y Cebreiro (1986). Todos los volúmenes eran obra de C. González Pérez.

Otra de las propuestas debatidas durante ese seminario, la creación de una revista de humor gráfico en Galicia, se materializó ya al año siguiente con la aparición de Can sen Dono, dirigida por Gogue y Pepe Carreiro, contando con aportaciones de obras gráficas por parte de muchos de los asistentes a la reunión en Sada.

       
    Xaquín Marín, “A cobra do vrao”, Chan, 38, VII-VIII-1971. © 1971 X. Marín.

   

En 1983, Siro y Xaquín Marín inician una campaña en favor del humor gallego que durará dos años, combinando una exposición itinerante por distintas localidades de Galicia con la proclamación del Manifesto en defensa do humor. Esta campaña tenía como finalidad fundamental defender el humor gallego ante la situación de peligro en la que se encontraba («perigaba na súa singularidade e importancia»); el manifiesto «denunciaba a inhibición de autoridades políticas e culturais en apoiar unha das principais peculiaridades dos galegos» (Marín, 1995b: 11). En cada localidad la presentación de esta propuesta iba acompañada de la presencia de prestigiosos intelectuales, como Ramón Piñeiro, Domingo García-Sabell, X. Chao Rego, Manuel María, Carlos Baliñas, Xavier Costa Clavell, Calros Silvar, Clodio González Pérez... El objetivo era denunciar el olvido al que había sido sometida la singularidad del humor gallego por parte de diversos ámbitos de la sociedad contemporánea (como sociólogos, entidades culturales, críticos de arte, responsables de los medios de comunicación) y promover la dignificación del género humorístico en sus distintas manifestaciones, en particular del humor gráfico gallego.

Esta gira en defensa del humor obtuvo ciertos logros concretos en poco tiempo:

a) Acceso de humoristas gallegos comprometidos con la lengua y la cultura a los diarios: surgió interés real por incluir en los periódicos y otras publicaciones la obra de estos autores, de reconocida calidad pero con insuficiente presencia en los medios hasta ese momento.

     
      Xaquín Marín, "O astronauta", 1971. © 1971 X. Marín.

En este sentido, además de mantenerse publicando a diario la mayoría de quienes habían comenzado sus colaboraciones en prensa en la década anterior (algunos de ellos hasta la actualidad, caso de Xaquín Marín a partir de 1988 en La Voz de Galicia), se incorporan nuevos creadores como Xosé Lois y Gogue. El primero de ellos —Xosé Lois González— publicó en A Nosa Terra desde 1979 hasta la desaparición del semanario, en 2010; en 1982 inicia su participación en La Región (Ourense) con su personaje O Carrabouxo, que alcanzó tal fama que incluso cuenta con una estatua en esta ciudad. También Floreano, creación de Gogue –José Rodríguez López–, cuenta con un espacio escultórico en O Grove; el pontevedrés inició su colaboración con Faro de Vigo en 1981, en distintas secciones, y desde 1989 publica las tiras y viñetas protagonizadas por dicho personaje.

b) Creación de los Encontros de Humoristas Galegos, celebrados en la comarca del Condado, Pontevedra, entre 1984 y 1988. Las cinco ediciones tuvieron lugar en régimen de autoconvocatoria, aunque contaban con el respaldo de la Sociedade Cultural e Deportiva do Condado. Entre sus propuestas estaba crear una asociación gremial, aunque esta iniciativa no cuajó al final (siendo de los mayores detractores de esta organización Xaquín Marín, que tampoco era favorable al establecimiento de unas tarifas uniformes en el ámbito del humor gráfico).

Aun sin conseguir los objetivos propuestos, Xosé Alberte Suárez Lage ( Picho), responsable de estas reuniones, consideraba que resultaron muy positivas, al contribuir a la normalización del humor gráfico en la prensa diaria y sensibilizar a la opinión pública sobre las dificultades de la libertad de expresión.

Con posterioridad tuvo lugar el I Salón de Primavera e Simposio de Humoristas Galegos (Vigo, 1989), organizado por la Concejalía de Cultura, ubicado en la Fundación Laxeiro, aunque fueron las Bienales de Caricatura de Ourense (1992-2008) los eventos de este ámbito considerados sucesores, de alguna manera, de los Encontros.

c) Aparición de las primeras revistas estables de humor gráfico desde la Guerra Civil: Can sen Dono en la década de los ochenta, y después Xo! (1993) y Sapoconcho (1994).

Aunque en el caso de las dos primeras su publicación fue discontinua y no tuvo gran duración temporal, supusieron un punto de inflexión en el proceso de recuperación del humor gráfico gallego en la segunda mitad del siglo XX.

Can sen Dono (editada en Vigo) contó con dos etapas, la primera de 1983-1984, y la segunda entre 1989 y 1991. El proyecto de esta publicación mensual, con predominio del dibujo sobre el texto (en gallego), había sido presentado en el Seminario de Humor de Sada; se editaron 17 números, cinco de ellos, extras. En cuanto a su periodicidad, aunque sí fue mensual al principio, después se convirtió en trimestral y terminó apareciendo circunstancialmente (coincidiendo con acontecimientos puntuales como el referéndum de la OTAN, la guerra del Golfo Pérsico, etc). Dirigida por Pepe Carreiro y Gogue (en su segunda etapa, Picho Suárez Lage), era una revista plural, en la que colaboraron desde Quesada a Xaquín Marín.

       
    Xosé Lois, primera tira de “Sabeliña”, A Nosa Terra, 5-X-1979. © 1979 Xosé Lois.

   

La desaparición de Can sen Dono fue compensada, de alguna manera, por la aparición de Xo!, fundada por Pérez Lage y Pepe Carreiro. Comenzó siendo semanal, pero luego se convirtió en mensual.

Sapoconcho era el boletín del Museo do Humor de Fene. Se editaba trimestralmente, era gratuito y contaba con importantes (y desinteresadas) colaboraciones. Se publicaron 19 números y dos extras entre 1994 y 2000.

d) Creación del Museo do Humor de Fene, en 1984. Estuvo dirigido hasta 2008 por Xaquín Marín, quien también fue su fundador y su principal impulsor. No solo fue el primer museo de este ámbito en España, dotado de fondos muy destacables, sino que también realizó una importantísima labor de divulgación y dinamización del humor gráfico en Galicia, convocando las Xornadas de Humor y los Premios Curuxa, y editando el citado Sapoconcho. La creación de la Praza do Humor de A Coruña (1990), diseñada por Siro en homenaje a los grandes humoristas, es vista como un logro más derivado de su actividad.

Aunque la segunda mitad de los ochenta tuvo aportaciones muy relevantes en lo que se refiere al humor gráfico gallego y al cómic (con figuras como Miguelanxo Prado iniciando su trayectoria), la intensidad del trienio 1982-1984, en el que se concentraron la celebración del I Seminario Galego do Humor, la aparición de la serie de publicaciones de Ediciós do Castro sobre humorismo, la exposición itinerante asociada al Manifesto en defensa do humor (con los logros derivados, como la primera etapa de Can sen Dono) y la creación del Museo do Humor, hace que esta etapa sea el período de referencia en cuanto a la recuperación de este tipo de manifestación artística y cultural.

En síntesis, como se adelantaba al principio de esta introducción, los años comprendidos entre 1970 y 1990 conforman una etapa básica en el desarrollo y consolidación del humor gráfico en Galicia, que puede ser entendida como la más destacada después de la considerada edad de oro del género (1909-1936).

En estas dos décadas de la segunda mitad del siglo XX se aprecian, con carácter general, una serie de aspectos relevantes en el humor gráfico gallego:

     
     
     
     
Cartel de cego Paco Pixiñas. Cuatro páginas dibujadas por I. Díaz Pardo, con textos de C. E. Ferreiro bajo el sedónimo Arístides Silveira. © 1970.
     

a) La recuperación del prestigio del humor gráfico en la prensa, especialmente en los periódicos, está indisolublemente unida a la actividad de autores gráficos como Siro y Xaquín Marín. La revitalización de este medio y otros próximos (como el cómic) se vio favorecida por la existencia de precedentes inmediatos (tan tradicionales como los carteles de ciego recreados por Isaac Díaz Pardo y tan vanguardistas como las propuestas de Reimundo Patiño), pero también por la aportaciones de Quesada (en activo ya con anterioridad a los años setenta), el Grupo do Castro (los hermanos Díaz Arias, Chichi Campos y Luis Esperante) y otros creadores coetáneos (Xosé Lois, Gogue, Pepe Carreiro, Pepe Barro...).

b) El carácter crítico, de testimonio y denuncia de estas obras (viñetas en prensa, pero también las primeras “bandas deseñadas”), tras la mordaza de la censura, las equipara a un género periodístico de opinión. Esta interpretación está ya presente en la siguiente cita de Siro López (1995: 9): «Sería Castelao quen, co seu extraordinario talento, convertiría o humor gráfico e a caricatura en xéneros periodísticos de valor incalculable en Galicia» (este precedente resulta especialmente significativo también en relación con el siguiente epígrafe). Otros estudiosos de este proceso manifiestan todavía con más contundencia esta idea en diferentes ocasiones: «El humor gráfico en la prensa debe ser entendido hoy como un ejercicio de periodismo de opinión, similar a la columna, aunque la viñeta sea, ciertamente, una opinión sui géneris por su desenfado y desestructuración» (Caballero, 2016: 322); «Desde la Transición, los humoristas gráficos gallegos vienen desempeñando (...) esta función de cronistas (...) de la actualidad» (Caballero, 2016: 2).

c) La influencia de Castelao, que se percibe más uniforme en los temas abordados (tal vez porque muchos de los aspectos que las viñetas de principios de siglo denunciaban, referentes al contexto gallego, no han cambiado sustancialmente) y en la perspectiva “galegocéntrica” que en la estética, donde se aprecia mayor variedad (en el caso de Siro y Xaquín Marín hay una intención clara de vincularse a la tradición humorística representada por el autor de Rianxo). En este sentido, Xosé Lois no duda en afirmar que «Moitas das cuestións denunciadas por Castelao continúan sen se resolver» (MDG, 2000). En cuanto a la forma, el gran elemento diferenciador de los autores de esta etapa con respecto a la anterior a la Guerra Civil es la incorporación del bocadillo, ausente en las obras de los autores clásicos gallegos del primer tercio del siglo XX.

d) El considerable nivel de compromiso de los humoristas gráficos con la lengua y cultura gallegas, auténticas señas de identidad colectiva. En primer lugar, durante las décadas de los setenta y los ochenta, dibujar viñetas en Galicia utilizando como lengua el gallego ya de por sí resulta una toma de partido, si tenemos en cuenta la escasa presencia que esta lengua tenía en los medios de comunicación; el tardofranquismo y la Transición también fueron una época de militancia galleguista de los dibujantes, pero esa tendencia se mantuvo incluso después: en el I Seminario Galego do Humor, los asistentes acordaron enviar una carta a todos los medios de comunicación para poner en valor su aportación a la cultura gallega y contribuir con el humor a la normalización cultural de Galicia, especialmente a la normalización lingüística. El artículo Herdeiros de Castelao, publicado ya en el siglo XXI, lleva como subtítulo una referencia a esta actitud comprometida: “A crítica da realidade social nuclea boa parte das obras dos humoristas gráficos galegos, en moitos casos esquecidos” (MDG, 2000), extendiendo todavía más la cronología de este fenómeno.

e) Se percibe con claridad la relación entre el humor gráfico publicado en prensa y el cómic coetáneo, tanto en cuanto a proximidad temática como en cuanto a la estética (no en vano hay numerosos autores con producción en ambos medios), sobre todo en los años setenta, como puede verse en el siguiente fragmento (Hermida, 2015a):

Detéctanse tendencias ideolóxicas en todo este movemento?

Si, había unha certa homoxeneidade nese sentido. O Grupo do Castro era moi reivindicativo, e proclamábase antiautoritario. Logo tamén se vía certa conexión entre quen publicaba nos xornais, con tiras diarias ou periódicas que daban conta e criticaban acontecementos do momento como a defensa ecolóxica contra as centrais nucleares ou a loita das Encrobas. Xa máis adiante, o tema do Estatuto ou cuestións como a emigración eran temas que saían moi a miúdo. A emigración era algo presente en obras como 2 viaxes, Ratas, O emigrante ou na adaptación que fai Pepe Barro do relato Carta do pai de Darío Xohán Cabana.

Con respecto a la figura de Xaquín Marín, a quien Miguelanxo Prado denomina «o patriarca da banda deseñada galega» (Prado, 2006), hay que decir que es actor directo en la práctica totalidad de los aspectos destacables en cuanto al proceso de renacimiento y amplio desarrollo del humor gráfico gallego durante las décadas de los setenta y los ochenta. Su trayectoria lo convierte en un representante fundamental de este medio en Galicia, por lo que es pertinente terminar esta panorámica con unas breves referencias a su concepción del cómic (entendido en sentido amplio, incluyendo también las viñetas de humor gráfico).

El padre de Gaspariño e Isolino considera que «Os cómics constitúen un medio expresivo, pertencente á familia dos medios nacidos da integración da linguaxe icónica e da verbal ou literaria» (Marín, 1995a: 9); entiende que tienen una enorme potencialidad comunicativa: «O cómic é un dos medios de comunicación máis completos que hai» (AMP, 1999). En este sentido, coincide con la visión que tenía de ellos R. Patiño, que, además de considerarlos una forma de arte popular, creía que tenían una clara función social (Hermida, 2015a):

Todo comezou da man de Reimundo Patiño, que xa viña de tentar crear diferentes organizacións artísticas e políticas, como o movemento Estampa Popular Galega. El vía que a BD era o medio perfecto para levar a arte ao maior número de xente, como un medio de comunicación de masas ben entendido que podía levar tamén á mobilización.

Pero no es esta la única coincidencia de los dos coautores de 2 viaxes: la concepción de cada viñeta como una obra de arte también es una idea común. Quizá porque Xaquín Marín confiesa que no solo pretende provocar una sonrisa en el lector, sino también hacerle reflexionar. «Frente a aquellos que defienden el dibujo de humor de usar y tirar, hecho a prisa para no distraer la atención del lector sobre el mensaje, Marín no tiene reparo en confesar que intenta hacer de cada viñeta una obra de arte» (Caballero, 2016: 326).

La magistral mezcla de arte y compromiso del humorista gráfico ferrolano ha conseguido superar la inmediatez espacio-temporal que caracteriza a las viñetas, al abordar a través del caso gallego las preocupaciones de cualquier ser humano, por lo que sus obras son universales, algo que solo ocurre con la obra de verdaderos genios.

 

Bibliografía

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Creación de la ficha (2017): Eva María Teijeiro. Revisión por Félix Caballero, Alejandro Capelo y Félix López. Edición de Manuel Barrero
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Eva María Teijeiro Suárez (2017): "Xaquín Marín en los inicios del humor gráfico gallego", en Tebeosfera, tercera época, 4 (18-IX-2017). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 22/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/xaquin_marin_en_los_inicios_del_humor_grafico_gallego.html