La primera gran exposición de Francesc Ruiz en una institución pública española se articula a través de una retrospectiva y una instalación de nueva producción. La parte retrospectiva reúne obras producidas en las dos últimas décadas de una práctica comprometida con la producción y distribución de cómics, así como con la circulación de contenidos y cuerpos —disidentes o no— que sitúan temáticas relativas a la homosexualidad, la clase social, el espacio queer, el urbanismo y la psicogeografía en el centro de la investigación de Ruiz.
Quioscos similares a los que encontramos en las calles de El Cairo o Philadelphia, aparecen repletos de tebeos producidos por Ruiz a partir de sus derivas urbanas indagando en la historia del cómic de esas ciudades. Junto a estos, se muestran espacios de distribución formal e informal de publicaciones de carácter homoerótico creadas para consumo heterosexual en Japón (género Yaoi) o Italia (las series Sukia y Rolando del Fico). Las instalaciones se combinan con dibujos de gran formato en los que se recartografía la zona de cruising de Montjuic y los barrios acomodados de la zona alta de Barcelona, una ciudad cuya identidad visual a partir de las Olimpiadas de verano de 1992 es sometida a deconstrucción en una animación.
Temas como la planificación urbanística, la distribución, la disidencia o el exceso visual encuentran continuidad en la segunda parte de la exposición, que se titula Three Streets, Three Colours. Concebida expresamente para el atrio de CA2M, esta monumental instalación se inspira en tres tipos de configuración urbana visibles en las ciudades globales. En Three Streets, Three Colours, la ciudad vertical que Francesc Ruiz imagina arranca, de abajo arriba, de The Blue Street: Lycamobile, para seguir con The Yellow Street: Logistics and Last Mile Delivery y acabar en The Red Street: The Illegal Street. Las telecomunicaciones globales, los servicios de entrega rápida y la industria de entretenimiento para adultos son responsables de un nuevo tipo de urbanismo privatizado y desregulado, en el que cuerpos, basura y sobrecarga visual convergen para formar una unidad.