Durante los años 70, la colección Joyas Literarias Juveniles de la Editorial Bruguera se convirtió en el primer contacto con la literatura clásica de la mayoría de los niños y niñas de este país. Las casi trescientas adaptaciones al cómic firmadas por extraordinarios guionistas y dibujantes supusieron para muchos y muchas el descubrimiento de Julio Verne, Emilio Salgari, Karl May, Daniel Defoe o Charles Dickens, por solo citar algunos nombres de una inmensa lista. Una colección que se grabó a fuego en la memoria colectiva tanto por la increíble calidad de las adaptaciones como por las inolvidables portadas de Antonio Bernal Romero (Hospitalet de Llobegrat, 1924-2013). Su estilo de exquisita perfección era bien conocido en las portadas de series tan famosas como las ediciones de Trueno Color, Jabato Color y El Corsario de Hierro, siempre llenas de dinamismo y acción, pero en las portadas de las Joyas Literarias brillaba todavía más, demostrando la pasmosa facilidad con la que elegía la escena perfecta que representaba la obra literaria a la que daba paso. Su exquisito realismo, el perfecto equilibrio de las paletas elegidas y, sobre todo, esa vida y dinamismo que su trazo contenía dotaba a sus ilustraciones de una inusual fuerza narrativa que obligaba a adentrarse en ese clásico que su portada anunciaba. Su labor como portadista fue reclamada no solo desde España, sino desde toda Europa y EE.UU., consolidándose no como uno de los autores más prolíficos de nuestro país con miles de portadas, sino como una referencia e influencia decisiva para toda la generación de grandes portadistas que, desde España, crearon escuela en las revistas americanas de los años 70.
La exposición Las joyas de Bernal recoge una pequeña selección de estas auténticas joyas de la ilustración, perfecta demostración de su inmenso arte y su potencia visual.