OCTUBRE EN
NEGRO. Regreso a los orígenes, por Koldo
Lus
En diciembre de 2003, y coincidiendo con la
retrospectiva que le dedica el Salón del Cómic de Getxo,
la editorial Astiberri saca al mercado una lujosa recopilación
de los primeros álbumes de Pasqual Ferry, previos a su salto a
la industria norteamericana.
El libro, cuya edición ha sido cuidada al
máximo – encuadernado en tapa dura, es además una serie limitada
de 2.000 ejemplares numerados y firmados por el autor – recopila
las cuatro series largas realizadas por Ferry en los últimos
ochenta y primeros noventa: Crepúsculo, Nociones de realidad
1/ Sebastian Gorza, La Ruta de la Medusa y Marius Dark:
La Torre. Todas ellas habían
sido publicadas como álbumes independientes con anterioridad, a
excepción de Marius Dark, que únicamente apareció
publicada por entregas en la revista CIMOC.
En estas cuatro obras podemos asistir a la
evolución de un autor situado ya desde la primera de ellas en
una temprana madurez, y previamente curtido en su militancia en
el ya mítico prozine Zero, así como, ya profesionalizado,
en revistas como Más Madera, Madriz, HdiosO, y tantas
otras. Con estas obras, Ferry logró desde el primer
momento concitar la atención y el –casi– unánime aplauso de
público y crítica (con Crepúsculo, su primer álbum, ganó
a un tiempo el Premio al Mejor Autor Novel del Saló del
Cómic de Barcelona (1989) y al mejor guión en los premios
de la revista 1984 y en los otorgados por el Diario de
Avisos de Santa Cruz de Tenerife.
Complementando las historias anteriores, el
libro, cuya edición ha sido supervisada directamente por el
propio autor, incluye toda una serie de contenidos
complementarios, tan interesantes como las historias en sí. Así,
además de las ilustraciones realizadas ex profeso para la
cubierta, contracubierta, guardas, prólogos y portadillas
interiores, Pasqual Ferry ha dibujado 15 páginas nuevas de
historieta, como introducción y epílogo, y sirviendo de
transición entre las historias. A destacar la inclusión del
abocetado completo de la Segunda parte de La Ruta de la
Medusa, inédita hasta el momento (aunque reducido a la mitad
de su tamaño por obvias cuestiones de espacio). El tomo incluye
además dos prólogos, por Carlos Giménez y Miguelanxo Prado, una
entrevista – relato al final de cada obra y un perfil bio
bibliográfico de Pascual Ferry.
Se trata esta de una edición muy esteticista,
donde Ferry cose el material antiguo con los nuevos
contenidos para lograr una lectura unitaria de su etapa
“adulta”, un tanto forzada, pero que nos ofrece la oportunidad
de disfrutar de nuevos dibujos del Ferry clásico.
En el lado negativo, es una lástima que este espíritu unificador
– amén de los mas prosaicos motivos de economía – hayan llevado
a que Marius Dark sea publicado en blanco y negro, en
lugar de su espléndido (si exceptuamos la primera entrega) color
original - a la postre, la primera experiencia de Ferry en este
sentido.
Por
más impecable que se presente desde un punto de vista formal (ojalá
todas las reediciones se realizaran con este cuidado y rigor, y
con tanto esfuerzo) queda la duda, para aquellos que disfrutamos
de Ferry en su momento, sobre la necesidad de esta recopilación,
habiendo sido tres de las cuatro obras seleccionadas publicadas
con anterioridad por Toutain y Glénat con una calidad más que
suficiente (si bien La Ruta de la Medusa aumenta su formato con
respecto al tomo de Glénat), y ofreciendo una más que discutible
(por más que bendecida por el propio Ferry) edición de La
Torre, más aún si tenemos en cuenta que tras esta
presentación “definitiva” de estas obras de Ferry, habrán de
pasar muchos años antes de ver una edición de “Marius Dark” en
su color original. Al mismo tiempo, parece dudoso que el
excesivo lujo (y elevado precio) del tomo consiga captar la
atención del nuevo lector que no disfrutó de estas obras en su
momento. Por otra parte, y aunque habrá quien aprecie como se
merece este esfuerzo por lograr una visión unitaria –lineal- de
la obra de Ferry, su publicación independiente ofrecía a cada
una de las historias un espacio propio del que salían
beneficiadas.
Al margen de
lo anterior, hay que decir que esta publicación es una lectura
más que recomendable tanto para los iniciados en el mundo del
cómic como para todos aquellos que lo visiten por vez primera.
Este
“Omnibus Volume” ofrece a aquel interesado en descubrir a Ferry
la oportunidad de disfrutar de una sola vez de la que sigue
siendo la mejor etapa hasta la fecha de un autor que representa
como nadie el espíritu del cómic adulto en los 80. A los
completistas nos regala con un buen puñado de páginas inéditas y
otras mejoras parciales, a la espera de que alguien decida
recopilar el Ferry más disperso (que abarca varios cientos de
páginas), y más del “inédito”, tanto en lo referente a
historietas así como a portadas, esbozos y estudios, en la forma
de uno de esos sketchbooks tan de actualidad y que
resultan, en su mayoría, mucho menos necesarios que éste.
Quién sabe.
Tal vez algún Noviembre.
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