Leyendo Krazy Kat
Bill Waterson, en su introducción a The Komplete Kolor Krazy Kat
(Kitchen Sink & Remco Books), afirma que Krazy Kat es un ensayo virtual
de la esencia de la historieta frente a otros medios, es decir, expresa
a la perfección cosas que difícilmente se pueden trasladar a otro medio
y pone ejemplos: cielos que pasan de negro a blanco de una viñeta a
otra, monólogos barrocos y autoconscientes, un paisaje que cambia y se
comporta casi como un personaje más, y un sentido poético que impregna
la totalidad de la obra y que sin embargo no restringe su capacidad
humorística.
Uno de los elementos tradicionalmente más polémicos de la serie y que
han dado lugar a múltiples interpretaciones es el del carácter de la
relación entre Krazy e Ignatz.
¿Ama Krazy a Ignatz? Parece claro que sí. La ceguera del enamoramiento
irracional hace que incluso el acto más inequívocamente hostil por parte
del ratón sea interpretado como una muestra de amor por la Gata Loca.
¿Ama Ignatz a Krazy?. Puede que sí, a su particular manera, si que
siente amor por Krazy. Un amor cuya naturaleza sólo es aceptable desde
la asunción de las reglas por las que se rige Coconino County, claro,
pues desde nuestra propia lógica es difícil aceptar la violencia de
género como una muestra de amor.
¿Ama Pupp
a Krazy?. El buldog agente de la ley siente la necesidad de velar por
Krazy, a quien protege de Ignatz. En algún momento de la serie Pupp
confiesa amar a Krazy, pero tanto su rol de personaje protector como la
nula trascendencia de tal afecto en la serie hace pensar más en la
existencia de un amor de tipo paterno filial que en un enamoramiento
real.
El triangulo Krazy – Ignatz – Pupp no está dotado de la tensión sexual
que algunos quieren achacarle sino que más bien supondría la constante
batalla entre el Yo (Kat), el Ello (Ignatz) y el Superyo (Pupp) que
según la psicología conforman nuestra personalidad.
Una vez llegados a esta conclusión, se antojan innecesarias las
diatribas acerca del sexo de Krazy, pero aun así merecen nuestra
atención por cuanto han sido objeto de discusión e interesada
interpretación durante décadas.
¿Es Krazy gato o gata?. No queda claro, pero si hacemos caso al autor,
Krazy comenzó siendo una gata (incluso la dibujó embarazada) para luego
ir diluyendo su identidad como el espíritu libre que el autor veía en
ella. Curiosamente a Ignatz siempre lo vio como macho (mujer e hijos
incluidos), quizá porque el Ello está todavía identificado más con el
macho que con la hembra. El problema está en que, se trate de un gato o
de una gata, para una relación real entre ambos existe la dificultad de
que pertenecen a dos especies radicalmente diferentes. No creo que
Herriman pretendiera hacer una apología del amor homosexual del mismo
modo que tampoco pretendía hacerla del bestialismo (entendiendo como tal
la relación sexual entre dos miembros de especies diferentes). En el
mundo de Krazy no existe el sexo sino el amor, y si eliminamos el sexo
de la ecuación difícilmente se puede hablar de sexualidad.
Es probable que, divertido ante la reacción del público, Herriman
potenciara la ambigüedad sexual de Krazy, pero en Coconino County las
cosas son simples y claras: las complicaciones están en la mente de
quien desde el exterior interpreta los acontecimientos. Y es que Krazy
Kat recrea un universo propio, con un grafismo único en el que las leyes
de la lógica racional son constantemente subvertidas, como la del 21 de
julio de 1918, en la que Krazy se sitúa debajo de la línea que separa el
horizonte y cuando llega Ignatz, le hace cosquillas hasta que este rompe
la línea y enrolla con ella a Krazy. Otro mundo, otras leyes que en
contadas ocasiones hacen referencia clara a los acontecimientos del
mundo exterior (una excepción es la página del 29 de setiembre de 1918
en la que Krazy pinta un Kaiser en una pared para que Ignatz lance sus
ladrillos a este y no a la Gata Loca a quien le duele la cabeza).
El lenguaje de Krazy Kat
Krazy Kat
ha sido traducida en
varias ocasiones al castellano. Sin embargo y al margen del notable
éxito de alguna de las versiones, se trata de una misión casi imposible.
Puede que no imposible, pero desde luego requeriría de una reelaboración
total del gag o de la presencia de cientos de notas aclaratorias. De
hecho, al margen de las faltas de ortografía y juegos de palabras con
similar pronunciación, la introducción de palabras en francés, español y
hasta navajo hacen indispensable la presencia de notas aclaratorias para
la correcta interpretación de la historia. De hecho, la edición de
Fantagraphics
añade algunas notas relativas a las palabras y referencias más difíciles
de interpretar por el lector americano contemporáneo.
Pongamos un simple ejemplo: La página del 15 de enero de 1927
(erróneamente datada por Javier Coma como de 1928), titulada en la
antología de Eseuve como “El nacimiento de Krazy”, comienza con la Gata
confesando Ignatz que su madre le dijo que la encontró «en un corazón de
rosa». Dicha expresión no tiene un equivalente en castellano e invalida
buena parte del chiste ya que si bien las cigüeñas traen niños y así
entendemos el significado de la primera frase, no se da la fluidez
necesaria en la narración. Igualmente, las expresiones que cruzan entre
sí Santa Claus y una cigüeña, mientras se juegan a dados a ver quién
entra por la chimenea, son sensiblemente diferentes en la traducción, si
bien en este caso, se conserva el espíritu a costa de eliminar un argot
difícil de integrar en la historia. De otro lado, la cigüeña que
interviene se refiere a Krazy como brunette, es decir morena (es
un adjetivo que se aplica más a mujeres, siendo su equivalente masculino
brunet) y el traductor opta arbitrariamente por «moreno»,
adjudicando al personaje un sexo opuesto al que el autor quiere dar a
entender que posee en esa historia. Finalmente, en la última viñeta,
falta espacio para meter todo el texto de la traducción y se opta por
sustituir “Mr. Stork” por “el Mr. ”, alterando sustancialmente la forma
de expresarse de Krazy.
Y
con todo no es una mala traducción ni la más difícil de realizar de
cuantas podrían presentarse como ejemplo, sino la muestra de lo difícil
que resultaría realizar una edición española digna de una de las obras
maestras de la historia del cómic mundial.
Mientras llega esa
edición perfecta, siempre nos quedará el acceder a la magnífica
reedición que está llevando a cabo Fantagraphics con diseños de Chris
Ware y edición de Bill Blackbeard, cuyo tercer tomo (recopilando las
dominicales de los años 1929 y 1930) está a punto de aparecer; o tratar
de buscar el indispensable estudio / antologia de Patrick McDonnell,
O´Connell y De Havenon. Los volúmenes que recopilan las dominicales a
color de Kitchen Sink o las dominicales previas a 1925 editadas por
Eclipse requieren de una búsqueda en e-Bay, pero no son misión imposible
si se dispone de los recursos económicos suficientes. De vez en cuando
se puede incluso adquirir un original de Herriman, pero para eso sí que
hay que tener una economía saneada.
Herriman en la
historia del cómic
Bill Waterson,
creador de Calvin y Hobbes dijo de Krazy Kat que no fue una aventura
comercial demasiado
exitosa, pero
logró ser algo mejor: ARTE. No estoy de acuerdo con Waterson en lo de
que no fuera una éxito comercial. Tal vez no lo fue durante toda su
larguísima existencia, pero gozó de una amplia distribución, tuvo varias
adaptaciones a diversos medios y hasta creó merchadising en un
tiempo en el que ciertamente las maquinarias de explotación comercial de
los iconos populares no estaban tan engrasadas como ahora.
Reconocido como uno de los grandes artistas del siglo 20 , entre los
admiradores de su obra están la practica totalidad de los dibujantes de
historietas del mundo, escritores (Michael Chabon por poner un ejemplo
es un rendido fan de Herriman) o pintores ( es conocida la admiración de
Picasso por la tira).
La obra de Herriman no tuvo a penas seguidores ni en estilo gráfico (
profundamente personal) ni en el literario ( el surrealismo tuvo y sigue
teniendo adeptos, pero la creación de un mundo tan fascinante como
Coconino County o el uso del elaborado léxico del que el autor hace gala
no ha tenido continuidad clara en el medio). Tal vez el único autor cuya
obra es profundamente deudora de Herriman sin que por ello deje de tener
personalidad y valores propios sea Patrick McDaniel, autor
del mejor libro sobre la vida y obra de Herriman y creador de la
magnifica Mutts, quizá la mejor tira
de prensa de la actualidad.
Otros autores se inspiraron en hallazgos de Herriman para construir
algunos de los pilares sobre los que sustentar su obra. Así, pocos
podrán deducir que las cambiantes cabeceras de The Spirit tenían
el antecedente claro de las igualmente mutantes cabeceras de la página
dominical de Krazy Kat ( y es conocida la admiración de Eisner
por Herriman). Parece evidente que buena parte de la poética que
impregna la serie de Pogo tiene su más directo antecedente en la
obra de Herriman y si nos centramos en sus muchos hallazgos narrativos
(de ritmo, de cinética, de composición) la lista sería interminable.
La obra de Herriman y más concretamente Krazy Kat constituye uno
de los pilares sobre los cuales se sentaron las leyes, la gramática del
lenguaje de la historieta y su lectura hoy en día resulta tan moderna y
gratificante como cuando fue creada hace ahora casi un siglo. Su
intemporalidad y riqueza de recursos hace que no sólo posea un indudable
valor histórico, sino que sea de obligada lectura para aficionados y
profesionales por igual. |