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TEBEOSFERA
\ TEBEOTECA
\ COLABORACIÓN ESPECIAL
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LA SITUACIÓN DEL HUMOR GRÁFICO
EN LA ARGENTINA |
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El grave problema de
crisis económica por el que atraviesa Argentina prosigue; insiste
la herida, tercamente dolorosa, de la desazón y la tristeza. De
nuevo insistimos en Tebeosfera sobre este hecho al que ya
nos vamos haciendo insensibles en tanto el globo informativo se
hincha con otras matanzas y otras crisis. Ahora, Von Rebeur nos
describe más concretamente la situación de los humoristas gráficos
de allá, y dos de sus colegas de profesión emiten su crónica,
sorprendentemente fuerte de espíritu, aún.
Ana von Rebeur es periodista, dibujante humorística y
presidenta de FECO Argentina (Federación Internacional de
Organizaciones de Cartunistas). Es
autora de diez libros de humor, siendo los últimos Chistes
Feministas (Planeta, 2001), No me pisen que ando en
ojotas (Planeta, 2001) y Madre hay una sola y justo te
toca serlo (Grijalbo-Modadori, 2000). Ha sido reconocida con el Award
of Success del Aydin Dogan Vakfi, Turquía, 2001, y con la Mención
de Honor del Festival de Humor Yomiuri Yimbun de Tokyo, Japón.
Claudio Kappel
es humorista gráfico, vive y trabaja en Buenos Aires, Argentina.
Oscar Milicich (Osmi)
es humorista gráfico, vive y trabaja en Rosario, Argentina. |
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LO QUE PASA EN
LA ARGENTINA NO ES CHISTE
El humor
siempre representó un estado de rebeldía y resistencia contra el
status quo, una mirada avispada para azuzar conciencias, una acto
de protesta escondido tras una sonrisa. No es raro, entonces, que
después del primer shock inicial que nos dejó a todos sin palabras
ante el caos financiero, político y económico en que se ve hundida
la Argentina, no nos quedara a los humoristas otro remedio que
hacer chistes ante semejante tema enorme como es ver en directo el
cataclismo de un país al que todos insisten en esquilmar, de
tantas riquezas naturales que tiene.
La Argentina es una paradoja para el mundo entero: acá la droga y
el alcoholismo denotan la presencia de enfermo a quien hay que
ayudar, no hay tanta obesidad como en Australia o Estados Unidos,
ni casos de desnutrición masiva como en África, la mayoría de la
gente usa calzado, bebe agua potable en abundancia, no padecemos
cataclismo naturales como terremotos o ciclones, el clima es
siempre benigno y las cosechas son fáciles debido a que se
realizan en tierras llamas y fértiles.
Pero tenemos un karma desgraciado, tal vez justamente debido a que
nuestras bendiciones fueron nuestras maldiciones: allí donde todo
abunda por naturaleza, la tentación de robar a lo bestia. Y
nuestros gobiernos siempre han robado.
Los indios nativos ni siquiera tenían en sus lenguas una palabra
que refiera al acto de robar: eran comunidades tranquilas que
compartían todo lo que tenían. La primera desgracia fue la llegada
de los incas, que impusieron la primer dictadura entre pueblos
locales y mansos, como los tehuelches, diaguitas, guaraníes,
wichis y qom. En la lengua inca sí existía la palabra “robar”, y
figuraba en los tres mandamientos del reino: “No mates, no dañes,
no robes” .
Luego llegaron los españoles masacrando a todos los pueblos
aborígenes y robar su tierras, para repartirlas como “mercedes”
entre los más destacados de los militares genocidas. De ahí en
más, todo intento de gobierno igualitario fue respondido con fuego
y más matanzas. El poder pasó de ser las ramas a ser el dinero.
Mucho dinero en manos de unos pocos, tratando de mantener en la
esclavitud a la gran mayoría: eso es lo que pasó en los últimos
tres siglos, sumado a una masa inmigratoria que creyó que
encontraba acá el Paraíso perdido para encontrase con leyes
arbitrarias, impuestos absurdos y desocupación. Como buenos hijos
y nietos de inmigrantes, donde no te hacen la vida fácil el
concepto de “patria” allí es difícil de asimilar.
Los argentinos pasamos los ´60 y los ´70 escuchando en todos los
medios que este era el mejor país del mundo. Hablar mal del país
era una ofensa, una traición. Desde los ´80 hasta ahora nos
venimos mancillando día a día con la novedad de que somos el peor
país del mundo, manejados por una dinastía inagotable de cuadillos
corruptos que se sirven a sí mismos en lugar de servir al pueblo.
Y seguimos siendo inmigrantes perpetuos, mirando con añoranza a
los destinos de donde vinieron nuestros abuelos, pensando “¿ Por
qué no se habrán quedado allí?”. Como dice el humorista Enrique
Pinti, «siempre sentimos que estábamos de paso, y como todo el
que está de paso nos robamos las toallas y los jaboncitos del
hotel que es nuestro país.»
Si algo teníamos de bueno era educación y salud gratuitas. Ahora,
eso está en un tembladeral. Y el nivel educativo y de salud del
argentino promedio cayó a niveles insoportables. Hay largas colas
frente a las embajadas, y largas colas frente a los bancos: en
ambas buscamos la libertad tronchada.
Ante este panorama, es muy difícil hacer humor.
No tenemos bombas silbando sobre nuestras cabezas, pero sufrimos
una dictadura civil por decreto, sin leyes ni justicia, y un
gobierno sin autoridad más que para mancillar nuestra dignidad,
que ejerce un ejemplo nefasto de arriba hacia abajo, que se
refleja en cualquier ámbito del país. Se maltrata al público en
los bancos, en las escuelas, en los hospitales, en las
bibliotecas, con una impunidad atroz . «¿Y cómo quiere que lo
trate, señor? Estamos en el Tercer Mundo y mire el gobierno que
tenemos...» es la explicación de una empleada airada, de una
directora de escuela, de una recepcionista impaciente.
Como tantos argentinos, por primera vez en mi vida integro las
huestes del 20% de población desempleada.
Hasta hoy , siempre tuve trabajos sólidos, y hasta varios a la
vez. Hace dos años, me empezaron a reducir el precio de las
colaboraciones humorísticas a la mitad, y se me comenzó a pagar
con cheques diferidos. Luego empezaron a quebrar empresas y
editoriales que no me pagaron lo adeudado y tampoco me
indemnizaron. También empezaron a pagarme con especies: perfumes o
zapatillas en lugar de dinero. Lo terrible fue cuando empezaron a
echar de distintas empresas a todos mis jefes. Que me echen a mí,
ya era dramático, pero cuando despiden al jefe de uno es
gravísimo: uno se queda sin interlocutor, sin poder de
renegociación ante el empleador. En un momento llegué e pensar que
yo era el problema, porque daba mala suerte: empresa en la que
entraba , empresa que quebraba. Hasta que vi que lo mismo le
pasaba a muchos colegas.
En esta semana me están llamado de distintos medios (radio,
editoriales, televisión) para hacer colaboraciones sin sueldo. Me
ofrecen que busque mis propios auspiciantes. ¿Una humorista
saliendo a vender su página de humor o su espacio radial? ¡No me
hagan reír! Claro que eso implica que, si acepto, tienen humorista
y vendedora todo en uno . Y encima, gratis.
Los que no fueron despedidos cobran tarde y mal en papeles de
colores: bonos de deuda de una país en bancarrota. Para colmo,
tienen que hacer el trabajo multiplicado que dejó pendiente la
gente que fue despedida.
Pero si algo bueno tenemos los argentinos es que somos versátiles.
Podemos hacer cinco cosas a la vez, y adaptarnos a cualquier
cambio. Nos dejamos llevar por los aires de la moda, y quien tenía
un tobogán gigante lo cerró para hacer una sala de pools, una
cancha de paddle o una pista de patinaje sobre el hielo, y luego
un “ Todo x $2”, de la noche a la mañana y como si siempre se
hubiera dedicado a ello. Los arquitectos son taxistas, los
ingenieros distribuyen aceite con su auto, las maestras venden
tortas, las bioquímicas abren un kiosko y hasta en un balneario un
grupo de ingenieros y médicos abrieron un local llamado “La
Empanada Diplomada”, decorado con su inútiles diplomas, de donde
salían deliciosas empanadas de carne cortada con bisturí y medidas
precisas.
Mientras tanto...¿ Qué hacemos los humoristas?
Una amiga humorista se ofreció en una revista para hacer una
página de humor y terminó haciendo una columna sobre decoración de
interiores. Después de todo, el humor tienen que ver con la
decoración del alma.
Otro humorista gráfico se dedica a hacer maravillosos ejemplos de
humor gráfico que reflejan los dramas cotidianos, y se los envía
escaneados a todos sus conocidos por e-mail. El nos ayuda a seguir
adelante, y nosotros lo ayudamos diciéndole que nos encantó su
chiste, y que lo mandamos a sitios web del exterior. El cordobés
Cristóbal “Crist” Reinoso ideó dar clases de dibujo humorístico a
través de Internet...
Sobrevivieron haciendo humor sólo los contratados por grandes
medios, los que trabajan para medios extranjeros y los que se
adaptaron al gusto populachero y chabacano que exige la radio y
televisión actuales (“Que la gente no piense , que lo entienda
hasta a abuela analfabeta”).
El humor televisivo está tan confundido que cada vez que dan
premios al mejor programa del año hay controversia porque
categorizan como “comedia” a los culebrones dramáticos y como
“programa informativo” al de humor político.
En el año pasado el gremio de dibujantes quisimos reunirnos para
formar una Asociación que nos ayudara entre todos a cobrar
protagonismo en un mundo donde las fotos abundan y son más baratas
que un chiste o una tira cómoda hechos artesanalmente. Nuestro
entusiasmo se esfumó con la crisis de diciembre: estábamos
planeando realizar una gran muestra con subasta de originales y el
gobierno confiscó nuestros ahorros. Finalmente, nos volvimos a
dispersar.
De todos modos, creo que estos tiempos de crisis pueden ser
aprovechados de varias maneras. Porque cuando los argentinos nos
entusiasmamos, somos hiperactivos, y aún cuando estamos
desocupados no tenemos un minutos libre: siempre hay algo que
hacer .
Como dice Joan Manuel Serrat, “Bienaventurados los que están en el
fondo del pozo, porque de ahí en más sólo cabe ir mejorando.”
Para mantenernos activos y como manera de laborterapia, muchos de
mis colegas están dando clases de humor gráfico. Otros estamos
enviando obras a concursos internacionales, trabajo que coordino
gratuitamente como presidente local de FECO, federación que reúne
a 2500 humoristas de todo el mundo en 23 sedes esparcidas por todo
el planeta. Estamos recibiendo premios e invitaciones para recibir
premios en Turquía, Japón o Egipto. Pero si yo le muestro mi
medalla japonesa,-obtenida entre 8500 participantes- al carnicero,
él no me da a cambio ni una salchicha.
Gracias a esta maravilla de Internet, mucho nos estamos volcando a
probar suerte en editoriales extranjeras, aún arriesgando a no
poder cobrar un cheque en dinero extranjero debido al cerrado
“corralito” bancario que terminó con la circulación de moneda
extranjera.
Otros están armando libros o muestras individuales, ilustrando
manuales infantiles, diseñando naipes y tarjetas, muchas veces
gratis o por precios absurdamente bajos.
Lamentablemente, los humoristas debemos competir con los políticos
todo el tiempo: los chistes que hacen ellos negando un día lo que
dijeron el día anterior, nos obliga a ver la tercer subcapa de
ironía, porque la primera es un sarcasmo en estado puro de un
gobierno que se burla de todos nosotros constantemente. La
angustia es tal que creo que, una vez más, el humor será la
salvación, el refugio, el consuelo, el alivio para todos.
Desde hace años, en los concursos internacionales los rusos,
letones, ucranianos, polacos, cubanos e iraníes están cosechando
premios maravillosos. Muchos nos preguntamos por qué son tan
creativos. Y nos respondemos que allí donde hay dolor, miseria,
corrupción, censura, crisis y desaliento, el humor se potencia
como una revolución interna. El humor ha tenido un impresionante
éxito en los peores años de la dictadura argentina, para
aletargarse en tiempos democráticos. Creo que en esta nueva
dictadura civil el humor está a punto de florecer. Todo está listo
para que nazca un caldo de cultivo ideal para la protesta
humorística, para la crítica desde la sonrisa, para el pellizco
cotidiano del chiste irónico, para no aletargarnos ni
acostumbrarnos a la injusticia.
Pese a todo, los argentinos no nos rendimos. Tampoco nos
censuramos. La censura existe, veladamente –«Este tema no es
apropiado para nuestra sección.»-, pero muchas veces logramos
sortearla, porque las obscenidades mayores vienen de los
dirigentes. Todo lo nuestro es puro candor, en comparación. Los
argentinos seguimos con la moral en alta. Todavía nos queda la
propia dignidad: «Eso no lo hago», «Esto no lo acepto»,
cacerolazos y “escraches” a los políticos corruptos. Tenemos
grupos barriales solidarios formados para ayudar a los que menos
tienen, información permanente en la web sobre corruptelas
cotidianas, tamberos que regalan la leche a los indigentes para no
venderla a precios viles, clubes del trueque donde no circula el
dinero, donde se cambian tomates caseros por cortes de pelo y
asesoramiento legal por tortas de chocolate... y esta bendita
manía de reírnos de nosotros mismos, que nos salva de la
desesperación. Todo lo que nos sucede es tan doloroso que parece
un enorme funeral. Pero ya se sabe que es junto al cajón del
muerto donde se escuchan los mejores chistes.
Ana von Rebeur
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AL MENOS
ME EXPRESO
Publico todos los días un chiste
gráfico en la contratapa del diario La Prensa. La crisis en la
Argentina ha generado un par de cosas en lo que a mi producción se
refiere: la velocidad de los acontecimientos hace que haya chistes
que al día siguiente de haber sido elaborados caducan. En los tres
años que llevo publicando diariamente, como los chistes los
elaboro con anticipación, es la primera vez que me pasa que en el
diario me rebotan... ¡cinco chistes!
Pero justificadamente: fue en diciembre del año pasado, eran
chistes que yo había entregado la semana anterior con De la Rúa y
Cavallo, así que, por razones de público conocimiento, obviamente
ya no servían. Por otro lado, el desánimo es tan grande, que a
veces no dan ganas ni de agarrar el lápiz. Si a esto le sumamos la
pobreza de lo que pagan (en Argentina son pocos los que ganan bien
en el humorismo gráfico), el desaliento para trabajar es muy
grande.
De todas formas, me siento un privilegiado al poder expresar todos
los días -con humor e ironía- lo que siento.
Claudio Kappel
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ARGENTINO, UN
CHISTE DEL DESTINO
Muchas veces me pregunto si los
políticos argentinos no me estarán sacando mi profesión.
Todos los días al levantarme, prendo la PC para leer los diarios locales
y nacionales (me sale más barato que comprar 2 ó 3 diarios todos los
días) al leer los titulares; enseguida busco las noticias más
importantes y relevantes... todo es todo chiste, por más que busque algo
serio, no encuentro. Siempre lo mismo, me da la impresión que desde hace
años, nuestra clase política está empecinada en querer hacernos
participar de sus propias ocurrencias, pero no se dan cuenta que su
sentido del humor –negro- apunta a tan solo un pequeño grupo de lectores
y que para el resto, la función terminó hace varios años atrás.
Desde fines del año pasado, se mandaron – como decimos nosotros- la GRAN
JODA. Inventaron un corralito para quedarse con todos nuestros pequeños
ahorros, y de ahí en más a manejar nuestro dinero como se les ocurra.
Atrás quedó la ilusión de muchos tontos que creímos que estábamos en el
soñado Primer Mundo. Tontos e idiotas, como aquella vez que un pueblo en
medio de la guerra de Malvinas se reunió en Plaza de Mayo para aclamar
la llegada del Principito de Gran Bretaña para romperle el culo,
mientras un grupo de militares, asesinos y secuestradores de miles de
desaparecidos, terminaban sacando la bandera blanca y negociando una
rendición, no estaba Maradona ni la “mano de Dios” para ganar esa
maldita guerra.
Realidad de una historia argentina que hoy por hoy se lleva a miles de
almas a vivir al extranjero en búsqueda del paraíso perdido, muchos se
empecinan en abandonar el barco porque piensan que con estos capitanes
nunca se llegará a buen puerto. Los entiendo perfectamente, pero como
buen leonino sigo creyendo en mi mejor herramienta, mi mano transpirada
que toma el lápiz y lo apoya sobre la hoja blanca para crear un chiste
que cause una risa liberadora, una alegría crítica y de buen humor,
cargado de solidaridad para combatir el pésimo chiste de un gobierno de
paso, que reelección o re-reelección de por medio, más de diez años no
dura.
Un ruido de cacerola hace temblar mi tablero, mi marcador fino cae al
piso y se destruye la punta –pienso: ¿Cuánto me costará ahora reponerlo
ya que era made in Germany?... Me asomo a la ventana y veo miles de
personas haciendo sonar sus cacerolas como protesta a una realidad
socio-económica que no eligieron en las urnas, hay de todo, ricos y
pobres, cacerolas nuevas y ollas populares, tal vez sea la primera vez
que veo al pueblo unido, saliendo a la calle con el solo motivo de decir
basta de chistes; gobiernen, que para eso están, para eso se prepararon
o estudiaron –si lo hicieron- y sino váyanse, ustedes son los que se
tienen que ir, no nosotros que queremos una Argentina sana y sin
corruptos.
Quedaron atrás los años en que presentabas un trabajo a un jefe de
redacción y te decía que era imposible publicarlo, porque si lo hacía,
los milicos te cerraban el diario –años de censura de ideas– hoy haces
un trabajo y no sabes dónde mierda publicarlo porque son años de censura
económica, cada día son más los medios de comunicación que cierran sus
puertas porque no hay ventas, porque no hay presupuesto, porque nos
invadieron las multinacionales que arrasan con todo proyecto menor o
nacional que exista. Es duro, muy duro, te hablan de competitividad, los
buenos trabajan, los malos no...¿Quién decide? ¿La persona que está a
cargo de una oficina de RR HH es idónea o no? ¿Está digitada por
intereses personales? ...¿Quién lo sabe?. Siempre el acomodo o el
amiguismo hace que trabajes o no.
Argentinos 2002, sin rumbo, pero ilusionados, que trabajando seriamente
y con profesionalismo vamos a salir adelante. ¿Existirá en la Argentina
algún marcador nacional que pueda reemplazar al mío, víctima del último
cacerolazo?
Osmi (Oscar Milicich)
Rosario, marzo de 2002. Argentina |
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GALERÍA
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Viñetas de Ana von Rebeur, Langer, Severi, Maxi, cedidas para
Tebeosfera 020330 |
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el problema argentino |
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[ Los textos de esta
página han sido escritos en exclusiva para Tebeosfera, si bien del de
Ana von Rebeur también existe una versión, menos extensa, servida a una
revista iraní ] | [ Edición: M. Barrero.
Se respeta la lengua de origen para su publicación en Tebeosfera 020330 ]
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