Propaganda: El
primer frente de ataque
Los Estados
Unidos tienen una larga e importante trayectoria de sugestión
masiva a través del arte de los carteles propagandísticos,
desarrollada principalmente después de la II Guerra Mundial. La
exaltación patriótica producida por los atentados del 11-S también
se manifestó en una serie de imágenes fijas que intentaban
reconstruir la prepotente identidad nacional, golpeada tras el
derrumbe de las Torres Gemelas.
Como en el caso
de las historietas, Marvel fue la primera editorial en sumarse a
las campañas de propaganda, poniendo a sus superhéroes a
disposición de la labor del Pentágono. En diciembre de 2001, la
Casa de las Ideas, Vanguard Productions y la distribuidora Diamond
juntaron esfuerzos para presentar las limitados 2.500 unidades de
The Spirit of America, impresionante ilustración de Jim
Steranko protagonizada por un Capitán América abiertamente
dispuesto a luchar. «Tras la estela de muerte y destrucción
terrorista, América se ha reunido con un sentido renovado del
patriotismo y una poderosa resolución de proteger la libertad de
la nación», editorializaron las empresas al momento de ofrecer el
producto al mercado. «Fui conmocionado por el 11-S –escribió
Steranko-. Todo era tan triste, tan terrible. Los que tuvimos la
suerte de no estar allí en ese momento, debemos hacer algo. Yo
realicé la que creo es la pintura definitiva del Capitán América».
El segundo
artista gráfico en sumarse al frenesí patriotero fue Joe Jusko,
quien supo ser miembro del departamento de Policía de Nueva York.
El ilustrador utilizó la figura del Capitán América para despedir
a los muertos con un marcial saludo militar: «Los héroes que
pueblan nuestro universo de fantasía pueden volar, doblar el metal
y alzar toneladas de escombros con sus manos desnudas.
Desafortunadamente, los héroes reales del World Trade Center no
poseían ninguno de esos poderes... y murieron, dejando atrás
esposas, maridos y niños. Y a diferencia de los héroes de nuestra
imaginación, ellos no volverán. Ni el próximo mes, ni el próximo
año», escribió Jusko para la presentación oficial de la litografía
coproducida por Marvel y Dynamic Forces en enero de 2002.
Ese mismo mes,
ambas empresas dieron a conocer otra litografía, esta vez
protagonizada por Hulk e ilustrada por Randy Green. Ready for
battle mostraba al gigante esmeralda «sosteniendo a un niño en
pleno ‘Ground Zero’, listo para defender a nuestro país junto con
los hombres y las mujeres de nuestras fuerzas armadas», tal como
rezaba la descripción comercial.
Al igual que
con Heroes y A moment of silence, el dinero
recaudado fue donado a distintas fundaciones honorarias y a la
Cruz Roja.
No toda la
historieta que reluce es Marvel
La postura
belicista y hegemónica propagada por la Casa de las Ideas no fue
la única visión que las revistas de historietas norteamericanas
echaron sobre el 11-S. Menos radicalizados y más universales
resultaron los dos volúmenes de 9-11: Stories to remember
(enero de 2002), producidos por Dark Horse y DC Comics, que
contaron con la participación de Mike Mignola, Alan Moore, Peter
Kuper, Humberto Ramos, Will Eisner,
Alex Ross, Dave McKean, P.
Craig Russell, Dave Gibbons, Frank Miller, Stan Lee, Bill
Sienkiewicz, Neal Adams, Denny O’Neil, Michael W. Kaluta, Joe
Kubert, Richard Corben, Tim Sale, Neil Gaiman, los españoles José
Luis García López, Carlos Pacheco y José Luis Ágreda, y la de los
argentinos Carlos Meglia, Enrique Alcatena, Pablo Maiztegui-Francisco
Solano López, Enrique Breccia, Ariel Olivetti y Eduardo Risso,
entre otras luminarias internacionales.
Resulta
llamativa la mayor amplitud ideológica que presentan estos breves
relatos al intentar entender las razones por detrás del atentado y
plantear la construcción de una política exterior alternativa a la
propuesta por la administración Bush Jr., todo ello al tiempo que
se rinde el consabido homenaje a policías, bomberos y personal
médico. Más aún, teniendo en cuenta que detrás de una parte del
proyecto se encuentra el conglomerado Time / Warner / America On
Line (AOL), propietarios de DC. Seguramente, esta libertad de
opinión guarda relación con el resguardo de la propiedad
intelectual que algunos autores mantuvieron sobre sus trabajos en
ambos tomos de 9-11: Stories to remember, relegando a DC y
a Dark Horse al rol de compiladores, salvo en el caso de que se
utilizaran explícitamente personajes bajo su dominio editorial.
Este mismo
espíritu sobrevoló también las páginas de 9-11: Emergency
Relief (Alternative Comics, enero de 2002), volumen antológico
en el cual participaron Frank Cho, Will Eisner, Jeff Smith, Harvey
Pekar, James Kochalka y Mark Wheathley; y los dos números de
Tuesday (Kim-Rehr Productions, octubre-noviembre de 2002),
donde el dibujante Henrik Rehr, responsable de la tira Ferd’nand
desde 1989, rememora sus vivencias particulares del 11-S, mientras
buscaba con desesperación a su hijo en la zona del desastre.
A la sombra de
ninguna Torre
Tras el
atentado, la postura más crítica fue tomada por los artistas que
se desempeñan en los medios gráficos masivos, diarios y
publicaciones de interés general, más allá del reducido gueto de
las revistas de historietas o comic books. Entre todas las voces
que se alzaron, la más virulenta fue la de Art Spiegelman, ganador
del Premio Pulitzer en 1992 por Maus y director de arte del
influyente The New Yorker.
A principios de
2002, diferencias ideológicas llevaron a la ruptura entre el
historietista y el semanario, que se encontraba mucho más cerca
del discurso único entronizado por el Pentágono que de las dudas
planteadas por Spiegelman. «Desde que cayeron las Torres Gemelas,
parece como si estuviera viviendo en un exilio interno, o como un
disidente político confinado a una isla. Ya no me siento en
armonía con la cultura norteamericana, especialmente ahora que
todos los medios de comunicación se han vuelto conservadores y
tremendamente tímidos», declaró el creador de Raw Comics.
Desde el 6 de
septiembre de 2002, Spiegelman se encuentra desarrollando la
historieta autobiográfica In the shadow of no Towers para
el semanario Forward, único medio norteamericano que se
animó a cobijar este durísimo trabajo contra la conquista
hegemónica comandada por George W. Bush y su ejército de halcones.
«Intento conseguir las fotos de este desfile –sostiene Spiegelman-,
al menos las relacionadas con sus consecuencias directas, que son
esta monstruosa situación geopolítica en la que hemos caído, con
un alerta rojo permanente para la guerra y una interminable sed de
petróleo que nos ha llevado a protagonizar algunas aventuras
extrañas y, seguramente, nos llevará a otras en el futuro».
In the shadow
of no Towers
está siendo publicado en Europa por el diario alemán Die Zeit
y la revista británica The London Review of Books.
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