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ENTREVISTA A ENRIQUE VENTURA, EL HOMBRE ORQUESTA ( y 2 )


Entrevista practicada por Jaume Capdevila

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[ Enrique Ventura (a la izquierda) y Miguel Ángel Nieto en una fotografía de 1979 ]


Háblame de Maremágnum. Para algunos es una joya de la historieta.

Bah, no hay para tanto. Bueno, por lo menos en lo que se refiere a los dibujos, porque los guiones de Miguel Ángel sí que eran buenos. Además, no creo que lo haya leído mucha gente. Cuándo Trinca lo sacó no hicieron una tirada muy grande, y además lo de Trinca, que estaba hecha por gente de derechas, era cara y estaba mal distribuida. Aunque era una buena revista, no creo que fuese muy leída.

Hombre, yo creo que sí. Alguien la debía leer.

Es que aquí no había dinero para comprar tebeos. Cuando yo era chico, nunca pude comprarme un tebeo. Lo único que podía comprarme era lo de Diego Valor... Eran los pijos que tenían pelas los únicos que se podían permitir comprar cómics. Bueno, y los infantiles también eran populares, pero en casa no comprábamos. Lo que mi padre sí que compraba cada semana era La Codorniz. Uno de mis grandes hallazgos fue descubrir la Hemeroteca Nacional, que además estaba cerca de mi casa, y allí me hinché de leer todas la revistas y tebeos y cómics del mundo... ¡Y lo que disfruté!

Pues ahora que sacas el tema de los tebeos que leías, háblame de tus influencias. ¿Qué autores crees que te han influido y cómo se ha formado ese estilo tan particular tuyo?

¡Bueeeenooo! Ya te he dicho antes que los que nos volvían locos eran los americanos. Sobre todo Mort Drucker y Jack Davis. Pero también me impresionó, por ejemplo Tintín, que tiene un tratamiento muy tridimensional, muy cinematográfico. Claro, eso ahora con el ordenador es muy fácil, con un programa de 3D... Aquí me debe influir lo de Arquitectura. Además yo siempre he tenido muy en cuenta la perspectiva, las proporciones. Y quiero ser muy realista pero a nivel de detalles. Los americanos son muy detallistas en todo. Y como no domino el dibujo académico y realista, no como Adolfo Usero, que es un monstruo, que dibuja lo que le da la gana. Pues yo tiro hacia una deformación un poco humorística. Y lo de incluir caricaturas, también te tira hacia el humor. Pero lo que nos gustaba de verdad era experimentar. Probar perspectivas, enfoques, tramas, pruebas en cada página. Siempre con la inquietud de ver como resolver ese detalle o ese plano.

Si una cosa salta a la vista, es el detallismo con que trabajas cada viñeta y cada dibujo.

Eso no es nada más que paciencia. Y un poco de complejo, porque como pagan bien y además por una cosa que me gusta hacer, como dibujar, pues no soy capaz de hacer un dibujo de cinco minutos, y empecé a complicar el dibujo, y a documentarme, y me ha acabao gustando.

Si algo se nota es que disfrutas dibujando.

Claro que me divierto dibujando, pero es que tampoco tengo más remedio. Lo mejor que uno puede hacer es pasárselo bien con lo que haga. Yo me lo paso pipa dibujando, y escribiendo, y tomando un gin tonic y haciendo lo que sea.

Por eso las viñetas de Ventura & Nieto rezuman vitalidad y dinamismo...

Pues no se. Pero lo de los dibujos no es más que para compensar. Mi dibujo siempre ha sido un poco acartonado, y cuando ya me estaba dejando más suelto, entonces me metí a trabajar en dibujos animados, con lo que perdí mucha libertad de dibujo. Porque, claro, no te puedes salir ni un pelo de las proporciones. En animación el personaje debe ser corpóreo, o si no en la pantalla la gente no se lo cree. Bueno, eso era antes, porque ahora hay ese que enseña el culo...

El Shin Chan.

Sí, ese, que es un garabato. Por suerte ahora la gente tiene el coco más preparado para la imagen y lo entienden. Pero si eso sale hace diez años no lo hubiese entendido nadie. ¡Los ojos tenían que estar dentro de la cara!

Haré como que no lo sé y que no he visto ese pasillo que tienes, en el que no se ve la pared porque está forrado con cintas de vídeo, y te preguntaré: Ya que sacas el tema, en tus páginas se nota un poco la influencia del cine, ¿qué hay del carácter cinematográfico que das a tus viñetas?

Claro que me gusta el cine, y claro que se debe notar en las viñetas. Es que sobre todo me gusta que las cosas sean verosímiles. Cuándo Miguel Ángel y yo experimentábamos, probábamos de dibujar como si la viñeta estuviese tomada por una cámara, y por ejemplo enfocábamos el personaje principal y desenfocábamos el fondo, y en la siguiente viñeta desenfocábamos al personaje y enfocábamos el fondo... ¡Vaya gilipollez! Pero nos encantaba. Y es que a Miguel Ángel también le iba esto. Y me da rabia cuando debo trabajar con guionistas que no tienen esta visión cinematográfica, porque sale una historieta lineal, aburrida, plana... Mira, cuando hice el story board para El Caballero del Dragón me di cuenta que un dibujante de historietas no es más que un cineasta pobre. Hay cómics porque un lápiz es más barato que una cámara de cine, ¡¿porqué si no?!

O sea que te hubiese gustado ser director de cine.

¡A mi me gusta todo! Ya te lo he dicho antes: el cine, dibujar, escribir...

Venga, que hable el Enrique Ventura escritor.

Me lo paso pipa. Y es muy absorbente, por lo que ahora con la viñeta diaria en La Vanguardia y las páginas del Groucho y tal, es que no puedo hacerlo. Para dibujar te tienes que meter ante la mesa de dibujo, pero escribir puedes hacerlo las 24 horas del día. Y si no estás garabateando un papel, le estás dando vueltas a la historia en la mollera. Y es muy diferente meterte en una historieta, en un álbum -no digamos ya en una historieta de dos páginas o un chiste- que en una novela de verdad. Y lo siento, pero creo que con una historieta no puedes conseguir la misma profundidad que con una novela. Ojo, que hablo de profundidad, no de calidad. Pero es que con el dibujo no puedes hablar de la vida interior, y en una novela sí, te puedes entretener durante páginas en un detalle ínfimo. En historieta todo es vida exterior, muchas veces superficial. En una narración puedes lograr una riqueza de lenguaje, de emociones, incluso por minimalista que sea. Pero es más trabajoso. Tienes que encajar muchas piezas.

Seguro que tienes algo en el tintero.

Huy, un montón de cosas. Tengo una novela a medio escribir, y un tocho de parodias de descubrimientos científicos, y unas conversaciones con Verónica y... Pero ahora no puedo escribir. Mientras haga el chiste diario ni me lo planteo. Porque si escribes tienes que estar al cien por cien, o si no no lo disfrutas. Y me lo pasé tan bien con mi primera novela (bueno, y con la segunda y con la tercera...), que si escribo quiero enterarme y disfrutarlo, no hacerlo porque sí.

¿Y como es que te dedicas a la literatura juvenil?

Es que es un gran género olvidado. En una época en que Miguel Ángel estaba flojo de trabajo, Andreu Martín nos propuso escribir novelas juveniles para Anaya (a mí también). Yo al principio le dije que nanai, pero ese verano se me ocurrió un argumento y empecé a darle vueltas y salió Cuatro gatos...

Y entonces resulta que tú también eres un gran narrador.

Tanto tiempo con Miguel Ángel, algo se me debió pegar. Porque Miguel Ángel era un gran guionista incomprendido. La lástima es que nuestras obras tienen un gran guión, pero en cuanto a dibujo no tienen mucho mérito.

Aquí me ya me permitirás discrepar. Yo creo que tú eres un dibujante extraordinario.

Huy, que va. Cuando me releo (porque en el momento de hacer las cosas, muchas veces no te das cuenta), veo cosas mías de hace años que, salvo algunas veces, pienso «¿Pero como has publicado esto?». Porque veo que hay gente impecable, que miras dibujos suyos de ahora y de hace treinta años y son perfectos, y yo no soy impecable, ni mucho menos. Incluso te diré que me gustan más algunos de mis dibujos más antiguos, que creo que estoy perdiendo gracia, que no experimento... yo no me veo en las primeras dilas de los que saben dibujar de verdad.

A ver, dime alguno de esos dibujos que se salvan de que pienses «¿Pero como he publicado esto?».

Pues no sé. A veces un personaje de un chiste, a veces una secuencia de dos o tres viñetas que veo bien planteadas, o algunos de los dibujos que he hecho gratis o por compromiso, o unos dibujos que hice en unas cartas de amor... ¡Nunca voy a volver a dibujar como en esas cartas!

Pero a nivel de historieta, casi nunca coinciden los mejores guiones de Miguel Ángel con mis mejores dibujos. ¡Y eso que él hacia muchos guiones muy buenos! Por ejemplo una cosa que se llamaba “Primera sonrisa, segunda sonrisa...” que hicimos en Rambla, tenía un guión genial. De lo más bonito y poético de Miguel Ángel. Que me guste el dibujo, pues por ejemplo las parodias que hacíamos de historietas de grandes dibujantes: Hugo Pratt, Moebius, Corben... lo encuentro divertido y resultón...

Es que tú dirás lo que quieras, pero a mi me pareces un gran dibujante. En estas mismas historietas, o en muchas otras, te sacas de la manga los recursos más variopintos para hacer efectos deslumbrantes en las viñetas. Eres capaz de utilizar lápices de colores, rotuladores, lápiz de labios o lo que sea, y sacarle el máximo partido...

Es que yo no he ido nunca a una escuela de dibujo. Me tengo que inventar mis técnicas. Muchas cosas son pruebas, y algunas funcionan y otras no. Lo máximo que hice fue, mientras cursaba arquitectura, ir una temporada a Artes y Oficios, pero para sacarme una especie de título para poder dar clases de dibujo. Es que yo fui a un cole muy bueno, que tenía que ver con la Asociación Libre de Enseñanza. Era un cole muy raro, porque era laico y mixto. Creo que en todo Madrid solo había otro que fuera mixto. Ese cole me favoreció mucho, me marcó. Allí no había que rezar ni levantar la mano. Y me gustó tanto que cuando terminé me dio mucha pena y pedí a la directora si podía hacer allí de profesor de dibujo, y me dijo que sí. Con los críos me lo pasé pipa. Yo quería conseguir no que aprendiesen a dibujar, sino que les apetezca. Bueno, y estaban encantados. Ellos, ¡y yo! Al final de curso hicieron una exposición, y los padres me decían «Esto no lo ha hecho mi hijo, lo ha dibujado usted«. Aquí vi clarísimo que no se nace sabiendo dibujar, sino que si uno le pone un poco de empeño y un poco de interés, puede llegar a hacer grandes cosas... ¿Esto a qué viene? Ah sí, que para hacer clase allí necesitaba el título ese de Artes y Oficios, y esa ha sido mi única formación académica. Pero con un profe que pasaba de todo, porque una vez nos pidió que dibujáramos un no-se-qué, yo lo hice, y cuando lo vio, me dijo «¡A ti no te hace falta venir aquí!». Y no me dijo nada más en todo el curso.

Sí bueno, pero yo quería que me hables de tu técnica, de tu estilo.

Pues yo que sé. Como no he ido a ningún sitio a aprender a dibujar, me he leído algunos libros y otras cosa pues me las he inventado yo y me apaño con lo que hay. Es que me gusta mucho, muchísimo experimentar. Mi padre, una vez me dijo: «Enrique, hijo, qué bueno eres para todo lo que no sirve para nada». Viniendo de él, era un piropo cojonudo.

Vale, y tu que has hecho publicidad, historietas, chistes, cine, dibujos animados, ilustración, literatura... ¿con qué disciplina te encuentras más cómodo?

Pues no quiero fastidiarte, pero con lo que más cómodo me encuentro es haciendo música. Es mi vicio secreto. ¡Y eso que no tengo ni idea! Me hubiese gustado saber tocar bien la guitarra y el piano, pero nada, como soy autodidacta, hago lo que puedo. Y con un teclado y el ordenador hago virguerías. Tampoco es que sepa yo nada de solfeo... Incluso cuando escribí mi primer libro, me compuse la banda sonora del libro. Estuvo a punto de publicarse el libro con una casete, pero entre que me daba vergüenza, porque no soy un profesional de la música, y que no estaba del todo terminada, y el libro debía cumplir un calendario, pues al final salió el libro sin música. Pero eso sí, tengo mogollón de cintas con experimentos, desde rock a música sinfónica. Claro, con el ordenador es tan fácil.

Pues ahora podemos afirmar sin ninguna duda que eres un verdadero hombre orquesta.

Ya te lo he dicho, me gusta todo, y siempre me lo paso bien. No tengo ni un segundo libre, ¡ni lo quiero! Tanto por hacer, tanto por descubrir. No es que haga cosas trascendentales. Es más, la mayoría de cosas que hago son más bien inútiles. ¡Pero me divierto tanto!

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[ © 2003 Jaume Capdevila, para Tebeosfera, 031223]