Los superhéroes
hiperveloces existen desde el comienzo de los tiempos.
Superman, sin ir más lejos, era muy rápido, mucho más que una bala,
podía adelantar a un tren a la carrera, volaba más veloz que un
avión supersónico... Pero no era el más rápido, Súper Ratón, otro
héroe igualmente mítico, aunque más concienciado con la falta de
nutrición de su joven audiencia, igualaba los poderes de su
contrapartida de ojos azules, confundiéndose en un borrón rojo y
amarillo cuando volaba. Corredores como Flash o seres marvelitas,
cósmicos como Estela Plateada, o mortales sin carisma, como Photon,
lindaban con la luz en una carrera imposible de ganar para el
superhombre de DC.
Alguno de los problemas en los que se podría ver complicado alguien
que se moviese demasiado rápido viene muy bien descrito en un viejo
relato de Wells, en él, el protagonista se desplaza muy rápido,
tanto que su ropa arde debido a la fricción con el aire, lo que le
hace limitar conscientemente su velocidad, para no volatizarse el
proceso. Este pequeño problema, que sin duda condicionaría
enormemente a un mortal común, léase el lector, o un gato, o yo
mismo, es sin duda una molestia despreciable para aquel que ha
atravesado estrellas con la única protección de su piel plateada, o
para aquella cuya misma naturaleza luminosa le evita estos mundanos
picores. Para Mercurio, un velocista mucho más humilde que su
contrapartida de DC, esto sí podría representar un problema, ya que
la manida solución del traje que absorbe el calor le obligaría a
tener que llevar una engorrosa máscara, muy fuera de moda, además.
La alternativa al traje es pedir socorro a su fisiología mutante:
'Mercurio tiene un metabolismo capaz de resistir las enormes
temperaturas que se originan cuando se desplaza a grandes
velocidades'. Esta solución tiene algo que nos incomoda,
probablemente el que haríamos resistente al calor a un tipo al que
nunca invitaríamos a nuestro cumpleaños. Así y todo, tendremos que
aceptarlo, maldición, no hay otro remedio.
Otro engorroso problema de avanzar muy rápido es la respiración, o
su ausencia, para ser más exactos. Si el vengador decidiese correr
con la boca abierta, sus pulmones podrían enfrentarse a una presión
tal que no podrían expirar, con el consiguiente disgusto para el
lector, que vería al corredor asfixiarse mientras huye de un
centinela. Intentar respirar solamente por la nariz representaría el
mismo problema, por lo que si Mercurio insiste en querer hacerlo,
postura harto intransigente por su parte, sólo le queda como
solución el llevar una máscara que le tapase las vías respiratorias
y una bombonita de oxígeno adosada, lo que debemos descartar por su
evidente falta de estética.
También podríamos dotarlo de válvulas especiales en su garganta que
le permitiesen tragar aire a un ritmo razonable, pero es algo tan
rocambolesco que sólo Tom DeFalco se atrevería a sugerirlo. Así, lo
mejor será considerar que Mercurio no puede respirar mientras corre,
lo que debería obligarlo a parar cada cierto tiempo, digamos que un
minuto. Es incomodo pero no es grave.
Por supuesto, si no puedes abrir la boca para respirar, mucho menos
vas a poder abrirla para hablar, salvo que lo hagas mirando hacia un
lado, claro, que de esta forma no entra tanto aire en la cavidad
bucal. Por otro lado, si tuviésemos la nefasta manía de desplazarnos
a velocidades supersónicas, sería inútil intentar hablar hacia
adelante mientras estamos acelerando, por no decir que es estúpido,
ya que nosotros mismos podríamos llegar antes que las palabras, con
el consiguiente trastorno del oyente, que nos vería sonreír mirando
a un lado, sin saber si le hemos dicho que se acercan cincuenta mil
mujeres Kree por la izquierda o si tenemos una contracción muscular
que nos hace sonreír mirando a occidente. (No voy a mencionar el
pequeño detalle de que el receptor oye el mensaje al revés en estas
condiciones, y en un tono quizás demasiado agudo. No, no voy a
hacerlo.)
Esta ultima cuestión, que el sonido no se transmite
instantáneamente, También se pone de manifiesto cuando consideramos
otro fenómeno muy popular: la luz. En cierta ocasión vimos como Reed
Richads, apoltronado en su laboratorio de Manhattan, miraba una
explosión en un monitor, a la vez que decía: "Mirad, oh, incultos
compañeros de grupo, ha habido una explosión de naturaleza
desconocida en las cercanías de Plutón. La radiación es TAN extraña
que viaja a mayor velocidad que la luz, aunque aun no ha llegado,
eso sí....". Efectivamente, la radiación DEBÍA ser muy extraña pues,
aun viajando más rápido que la luz, las imágenes de la explosión
habían llegado antes que ella.
Pero, ¿se puede viajar más rápido que la luz?
En
la Física tradicional la luz marca una velocidad limite en el vació
que no puede ser superada. Esta prohibición, lejos de ser un mero
engorro para las telecomunicaciones, es mucho más que eso, pues esta
ligada al Principio de Causalidad, que viene a decir algo más o
menos Así: "Si una acción es causa de otra entonces CUALQUIER
observador vera que la primera ocurre ANTES que la segunda". Un
móvil más veloz que la luz en el vacío vería las cosas de manera tan
extraña que algunas causas serían posteriores a los efectos, con la
consiguiente ganancia en las apuestas de las carreras. Estela
Plateada, que viaja en ocasiones a velocidades súper lumínicas,
nunca ha ganado la lotería, ¿por qué?, ¿es quizás debido a su
integridad más allá de toda duda?, ¿es que cierra los ojos cuando
viaja? Es más, si viaja más rápido que la luz, ¿cómo hace para no
colisionar con todos esos objetos a los que no ve hasta que no ha
adelantado?
Superar la velocidad de la luz es algo que hacen continuamente
algunas partículas, siempre que no se hallen en el vacío, pero ellas
no tienen miembros que perder ni dinero que ganar, es por esto que
no nos ocuparemos de ellas aquí. Cuando algo sobrepasa esta
velocidad se produce un efecto similar a la ruptura de la barrera
del sonido por los aviones a reacción: una pequeña explosión, en
forma de onda luminosa (o sónica, según el caso) justo en el momento
en el que se sobrepasa la velocidad indicada. Dada la escala de
habilidades de Estela Plateada, un señor muy serio además, es
prácticamente seguro decir que puede evitar cualquier efecto
indeseable de sus acciones, como sería la emisión masiva de
radiación gamma o la colisión brutal con un muro de alta densidad.
Otra cosa diferente ocurriría con un corredor menos dotado, como es
el hijo de Magneto, para quien superar la barrera del sonido sería
análogo a atravesar una pared de ladrillos, es decir, una
experiencia dolorosa. Pero el Universo Marvel es sabio y no permite
que sus hijos se rompan la cabeza en empresas suicidas, por eso
Mercurio no se mueve suficientemente rápido como para alcanzar la
velocidad del sonido, o eso parece, al menos... (Por si hay algún
amante de los números ahí fuera, digamos que dicho velocista no
debería poder recorrer el perímetro de un campo de fútbol en menos
de un segundo, si es que no quiere estamparse contra un muro de aire
a muy alta densidad. A mi eso ya me parece muy rápido, en realidad,
pero yo no me gano la vida corriendo).
Llegados a este punto, y dejando por imposibles aquellos personajes
inatacables de puro divismo, lo mejor será recapitular e intentar
construir el velocista funcional y coherente, tal y como debería
ser. Mercurio es un buen nombre, quizás el mejor posible, Así que lo
dejaríamos. (Velocito sería otro, sobre todo si Vid se encargase de
la edición). El diseño del traje, fundamental, debería alejarse del
celeste, un color horrible; un azul oscuro sería mucho más bonito, a
la par que elegante. Mercurio será resistente al calor (¡también su
ropa!) y, si queremos que corra a velocidades supersónicas, tendrá
que ser muy fuerte y difícil de noquear. Además tendrá que poseer
una fisiología especial que le permita coger aire sin reventarse los
pulmones.
Por último, y dado que no podrá hablar mientras va demasiado rápido,
tendrá que compensar esta circunstancia convirtiéndose en un
personaje carismático, simpático, charlatán, con una novia pelirroja
y una tía que le haga pasteles. Con esto, el éxito quedaría
asegurado.
Incluso harían una película.
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