Historietista español muy capacitado para la aventura, autor de populares series de vaqueros y piratas, siendo muy recordado por El "Cachorro", aunque fue también un virtuoso de la historieta humorística en Toray y en Bruguera.
Juan García Iranzo nació en 1918 en un pueblo de Teruel, pero pasó su infancia en Zaragoza debido al trabajo de su padre, ferroviario. Desde los diez años vivió en Barcelona, ciudad a la que trasladó su madre a la familia y donde ella abrió una lechería y él, desde los catorce años, trabajó como mancebo de farmacia. El dibujo operó sobre el joven Juan una fuerte atracción desde siempre, y decidió estudiar en la Escuela de Bellas Artes hasta que fue movilizado al comienzo de la Guerra Civil. Tras la guerra, de vuelta a Barcelona, buscó trabajo como pintor, aceptando por entonces trabajos de brocha gorda incluso, hasta que halló una oportunidad profesional en el ámbito de la animación, y en 1940 comenzó a trabajar en los Estudios Chamartín, donde conoció a algunos de los historietistas más importantes de su época: Peñarroya, Cifré, Escobar o Jorge. De 1942 y 1943 datan sus primeros trabajos de ilustración: portadas para la colección Viajes y aventuras, de la editorial Maucci, y para las novelas de El tejano, de Distribuciones Barcelonesas.
Sus primeros pasos en la historieta fueron en la editorial Hispano Americana, con la que comenzó en 1941 a dibujar cuadernos de las colecciones Grandes aventuras y Álbumes preferidos de la juventud, entre 1941 y 1942. En el mismo sello, en 1944 ya estaba colaborando en la revista Leyendas, donde creó la serie aventurera Dick Norton y la humorística Antonio Barbas Heredia, de la cual luego hubo una edición en cuadernos. Aquí ya dejaba claro Iranzo que tenía una capacidad innata para narrar mediante imágenes, con la cualidad añadida de que había hecho comulgar la plasticidad y el dinamismo de las figuras caricaturescas con su estilo de dibujo, aparentemente rudo y de tintas cargadas en su interpretación de la aventura, pero muy suave en el contorno y amable en la puesta en página general cuando hacía humor o parodia. Su calidad como historietista no escapó al olfato de la editora Consuelo Gil, que le atrajo a Chicos, revista para la cual trabajó con el seudónimo J. Iribarren dibujando desde 1944 a 1947 las series La ciudad del gong, El pirata desconocido, Fuera de la ley, La cruz de fuego y El eco de las 3 montañas.
En 1946 Iranzo estaba dibujando para cuatro editores diferentes: Gil, Hispano Americana (para Humor de bolsillo hizo Tarzanote de los micos), Bruguera (en la colección Aventuras y viajes, en dos cuadernos monográficos y en la serie Huracán y Polvorilla) y en Toray (Pepito Rayo y Nina, colección que quedó inconclusa). Con Toray comenzó una relación profesional muy fructífera por cuanto fue con esta empresa con la que consiguió el primer reconocimiento popular de cierta envergadura, con la serie servida en cuadernos titulada El Capitán Coraje (cuyo primer número fue dibujado por Macabich).
Desde 1947 Iranzo dejó Gil para trabajar más intensamente con Bruguera en Barcelona, siendo La familia Pepe su creación de peso para Pulgarcito, enmarcada en la crónica doméstica y social tan cara al editor barcelonés, pero sus primeros grandes trabajos los publicó con Toray, en las revistas Chispa y Garabatos, donde se publicaron hasta 1948 sus series Antonio Barbas, La familia Castaña y Rafaé Bolavá, todo lo que dise e verdá. Y con Toray no sólo hizo humor, pues de 1949 data Rayo Kit, otro de sus éxitos, ahora en el universo genérico del western. En estos años dibujó otras historietas de digno recuerdo: en 1950, varios cuadernos verticales de piratas y vaqueros para la colección Selección de Aventuras de Toray, la serie paródica Pancho Colate para Ameller, la serie Violina y "Linda" para Lupita, o las series Listín y Tarugo, El Capitán Veneno, y Perico y Frescales, los dos iguales, para la revista Trampolín, de Acción Católica.
La obra por la que sería más recordado, desde su creación en 1951 y hasta hoy, fue El "Cachorro", una de las colecciones más emblemáticas de la década de los cincuenta, pues, tras 213 entregas, duró hasta 1959, fecha en la que se canceló por deseo expreso del autor, que no quiso mermar calidad en su ejecución cuando los editores le pidieron que alternara su realización con otros trabajos. Tras adoptar esta decisión, Iranzo volvió a trabajar con Toray en 1961, para crear Dick Relámpago, pero la edad dorada de los cuadernos de aventuras ya había pasado. Un año antes, en 1960, su anterior creación, la trepidante parodia de ciencia ficción Kosman, tuvo que ser editada por él mismo, en una empresa que fracasó. Tanto en las aventuras del joven pirata como en las de vaqueros o en las del pistolero espacial, Iranzo desplegó un torbellino de acción sin pausa, muy bien dibujado y rotulado, seductor y adictivo, que llevaba al lector en volandas de una peripecia a otra, a cada cual más increíble. Se han criticado los argumentos de Iranzo, que eran propios, como demasiado apegados a los vicios del folletín y cargados de maniqueísmo, pero lo cierto es que la simplicidad y eventual tendenciosidad de sus guiones iban dirigidas a producir entretenimiento y no a satisfacer posiciones ideológicas o segregacionistas. Su afán era divertir, y en este sentido logró ampliamente sus objetivos.
El autor sobrevivió durante la década de los sesenta con colaboraciones varias, como las series que creó para la revista Tele Radio (El burrito Lucero y La ratita Casilda), y no volvió a registrar otro éxito destacado por hallarse ya su grafismo muy vinculado a un modo específico de hacer historietas. Bruguera reeditó, parcialmente, El "Cachorro" dentro de la colección Bravo en los años setenta, y la serie vivió varios intentos de reedición más, en blanco y negro o en color (como la posterior de Castilla Reno), al igual que algunos de sus vaqueros (los títulos de Ursus Cowboy, Oeste y Rayo Kit contuvieron reediciones de Iranzo). De sus últimos trabajos se recuerda su paso entre 1982 y 1984 por la revista Makoki (con la parodia Don Cipote de la Mancha), o por El Víbora.
Se dedicó a la pintura en los últimos años de su vida. Primero afincado en la localidad granadina de Almuñécar, de donde era su primera esposa. A la muerte de ésta, Iranzo regresó a Barcelona y volvió a contraer matrimonio y pasó temporadas en Palamós. También falleció su segunda esposa antes que él. Murió en Barcelona el 3 de febrero de 1998, habiendo dejado algunas nuevas historietas inéditas y en manos de amigos.