Hijo de pintores, decidió dedicarse a la historieta usando como firma la traducción al inglés de su apellido.
Se inició en los años noventa en la revista Makoki y en las páginas de El Víbora, compaginando el dibujo de historietas con la docencia en la Escola Joso de cómic.
Como viera pocas oportunidades en la industria del cómic, eligió luego la profesión de tatuador, que ejerció por varios países de Europa, en Canadá y, finalmente, en la ciudad báltica de Lübeck.