Pineda Bono fue un autor de historietas de estilo pulcro que se formó como dibujante para todo, de historieta de aventura y de humor, y así comenzó su andadura, en las publicaciones de Marco pasada la veintena: en Hipo, Monito y Fifí y en La Risa en 1958, en Cheyene en 1959, dibujando las aventuras de Rin-Tin-Tin, algunas de las cuales se reprodujeron luego en la cabecera Rin-Tin-Tin y su fiel Roy. Firmaba por entonces lo aventurero como Pineda Bono y como Bono la historieta de humor, la misma firma que usaría a su paso por la revista en catalán Cavall Fort, desde 1963, luciéndola en la portada del primer número de la colección precisamente, donde debutó su serie Quina trepa!, en 1961 (en verdad, una copia de la serie de Jean Roba Boule et Bill) .
Demostrada su calidad como dibujante, fue prontamente captado por Editorial Bruguera para trabajar en sus publicaciones desde 1966, año en el que comenzó a colaborar en la revista Tío Vivo con su serie Don Próspero y con Ceferino el pueblerino, una de sus creaciones más celebradas. En la misma cabecera, en 1968, publicó Linotipio, y en 1970 Peladillo sin blanca, empleado de banca. También colaboró en Din Dan, con Don Tary (1968), en El DDT, con Bonifacio y Pedernal (acaso su serie más citada, de 1970) y en Copito, con Rabín de los bosques (1977). Sus historietas se pudieron leer también en la segunda época, apaisada, de Pulgarcito y de Tío Vivo, en Super Zipi y Zape, Super Cataplasma, Super Rompetechos, Super Sacarino y otras revistas.
Tras el cierre de Bruguera, trabajó para el mercado exterior a través de la agencia Bardon Art, en series como Bucky Bug (de 1994a 1997) para la revista neerlandesa Donald Duck o Herbie y Rakker para la del mismo país Penny.