Gran aficionado y coleccionista de historietas desde chaval, Rodríguez Arbesú se formó como perito industrial en la Escuela de Ingenieros Técnicos de Gijón, en la que ofició como profesor. También fue, en paralelo y durante un tiempo, trabajador de Ensidesa.
Inició su carrera como teórico del cómic en 1973, en el diario El Comercio de Gijón, donde condujo la sección El cómic, un medio de expresión pop, en la que estudiaba los cómics desde perspectivas lingüísticas o ideológicas. Esta metodologías de análisis le acompañaron cuando pasó a formar parte del equipo de El Wendigo, un fanzine que comenzó a dirigir él desde 1977, año en el que creó los Premios Haxtur para el festival sobre historieta que se celebraba en Gijón. Luego, ese premio se entregaría en el Salón Internacional del Cómic del Principado de Asturias, que agrupó los festivales de Gijón y Oviedo en una sede y que sería uno de los más visitados por figuras internacionales desde su inicio en 1990. Entre las actividades que Rodríguez Arbesú coordinó para las ediciones de ese festival hubo un buen número de exposiciones sobre obras capitales y transformadoras de la historieta mundial, generando un conjunto de catálogos muy apreciables y un gran número de textos teóricos que se publicaron en la longeva publicación El Wendigo.
Una de sus contribuciones teóricas más importantes sería la dedicada al estudio de la historieta local (en la serie teórica, luego recopilada en libro La historieta asturiana) y su pasión por la obra de los hermanos De la Fuente (recogida en el libro De la Fuente saga). Dedicó un amplio estudio a la obra de Windsor McCay, que fue el primer cómic que le impulsó a escribir sobre tebeos, y en 2017 le dedicó un monográfico que firmó junto a su hija Carlota Rodríguez: Windsor McCay. Arte y lenguaje.
Fue guionista de historietas para El Wendigo, La Rana Verde, SOS, Espolique o Sureño. También fue guionista y realizador cinematográfico de cortometrajes, algunos de ellos basados en sus propios guiones de cómic. Se encargó de conducir un programa para la televión regional en 1984, titulado Asturias y la historieta, que llegaría a ser emitido en la televisión nacional años después.
A lo largo de su vida acumuló una gran cantidad de originales de historieta y su colección sobrepasaba las 300.000 muestras de cómics de todo el mundo.
Fue reconocida su labor teórica en pro de la historieta por el Ayuntamiento de Villaviciosa y por la Universidad de Oviedo.