Salvador Rubio Llin comenzó su carrera dibujando para Editorial Valenciana la serie El Patriota en 1961, junto a Manuel Gago. Posteriormente trabajó para las editoriales Maga, en El Defensor, con Adolfo Buylla y Rafael Boluda y sobre guiones de Pedro Quesada; en Martín el Gaucho (firmando Salva) y en las Novelas Gráficas Clásicas de Toray. También participó, esporádicamente, en revistas como Flecha Roja, Pantera Negra, Jaimito y Pumby, y en los extraordinarios de Roberto Alcázar y Pedrín.
A partir del comienzo de los sesenta, Llin dibujó para el extranjero a través de la agencia Bardon Art, así como para el mercado japonés, singularmente. Fue uno de los colaboradores más habituales del cómic de horror alemán Gespenster Geschichten, publicado por Bastei Verlag.
En la década de los años ochenta participó en las producciones del historietista Miguel Quesada para el editor Alfred Ortells.