Dibujante de historietas que trabajó en la historieta de aventura y romántica sobre todo para el extranjero, a través de agencias como Creaciones Editoriales, A.L.I. o Dalger Press. Se recuerdan en España sus obras más personales, Las Trillizas y Simplísima.
Jaume Rumeu Perera nació en 1930 y medró aprendiendo de los grandes de la historieta de prensa estadounidense, como reflejaba su trazo seguro y elegante, que comenzó a mostrar a la temprana edad de 18 años en los cuadernos de Ediciones Ibero Americanas en los que se estrenó como dibujante, concretamente en Johnny el temerario, un héroe espacial similar a Flash Gordon.
Al inicio de la década de los años cincuenta pasó a integrarse en la agencia dependiente del sello Bruguera, formada en 1948, Creaciones Editoriales, donde fue uno de los firmantes en las historietas que preparaba el guionista Víctor Mora para diferentes periódicos o publicaciones de extranjero, al menos desde 1952. Firmaba como Romeo, no con su apellido catalán, castellanizando su firma tal y como era aconsejable bajo la dictadura franquista. Con Mora participó en la serie de aventuras espaciales “Capitán Espacio”, que se publicó en España en el suplemento A todo color de La Prensa, y en el serial también de ciencia ficción “El planeta del horror”, una obra concebida para tiras de prensa diarias que la empresa quiso vender en el extranjero. También en estos años dibujó este autor directamente para tebeos que se publicaban en España, en cuadernos de aventuras como Bisonte Gráfico (el arranque de la muy seguida “Colección Dan”) y en secciones didácticas que llevaban imágenes ilustrativas de tipo figurativo como las que se ofrecían en Pulgarcito, de larga tradición, inaugurada por firmas como E. Giner o P. Alférez.
Durante la segunda mitad de los cincuenta, Rumeu siguió dibujando historietas, pero ahora para el sello Toray, de ciencia ficción y de espionaje sobre todo, aunque también participó en títulos como Rosas Blancas, y entrando en la década de los años sesenta inició una trayectoria ligada casi exclusivamente al mercado exterior y en muchos casos sobre temas románticos. A través de agencia dibujó el serial titulado Susette para la revista escocesa Cherie, sobre guiones ajenos, y en la revista Romeo dibujó las desventuras amorosas de Juliette, pero en esta ocasión logró convencer a los editores de incluir guiones propios.
Hacia finales de los años sesenta, Rumeu comenzó a usar otro seudónimo, Homero, que utilizó para trabajos que desarrolló con la agencia belga A.L.I., cuyos efectivos procedían en gran parte de Creaciones Editoriales realmente. La gran mayoría de esos trabajos quedaron inéditos en España, tanto los realizados a través de Creaciones Editoriales como los que hizo con A.L.I. y que se publicaron en títulos británicos como Tammy o Misty (ya a finales de los setenta), protagonizados por muchachas; otros de género bélico o aventurero pudieron verse en publicaciones de Toray tras ser traducidos por este sello.
En los finales setenta, y mientras seguía dibujando para el extranjero, Rumeu intentó la aventura de hacer profesión en su patria y propuso a Editorial Valenciana lanzar una colección de tebeos protagonizados por chicas aventureras. Las Trillizas fue el título, unas historietas sencillas, pero quizá demasiado atrevidas para su tiempo por el protagonismo concedido a las mujeres, que tuvo gran éxito durante seis años en varios países auropeos pero no triunfó en España, dejando la serie tras haber concluido once historietas. El sello Valenciana convino en transformar la serie en una con referentes televisivos, naciendo así Los Ángeles de Charlie, que era en realidad la misma obra de Rumeu Las Trillizas pero apoyada ahora en la popularidad de la serie televisiva homónima hacia 1977. Otra intentona de incorporarse a la “nueva historieta de autor” que puso en pie en España durante este periodo fue su obra Simplísima, libro de historietas con guión de Amat cargado de referentes ideológicos que publicó el efímero sello Bufafurats.
Durante la década de los ochenta, Rumeu utilizaba ya siempre su verdadero apellido para firmar sus obras y siguió trabajando –a través de Creaciones Editoriales– para Escocia, aportando durante esta década guiones para cómics de género deportivo, sobre fútbol en concreto, según recuerda su hija Iris. Conocemos con precisión lo que hizo entre 1983 y 1985 para el mercado sueco, para el sello Semic, historietas dirigidas a un público infantil femenino que se publicaron en la revista Min Häst (Mi Caballo), al menos las historietas cuyos originales conserva su hija: “Hast med klass”, “Hastkonster”, “Krig och karlet”, en las cuales también incorporó algunos guiones propios. Durante el final de esta década siguió trabajando en este género, pero para la revista neerlandesa Tina, al menos hasta 1987.
Al final de los años ochenta le alcanzó la crisis, como a todos los autores vinculados a Creaciones Editoriales (Bruguera había quebrado, aunque la agencia subsistiera). Rumeu tuvo que retirarse del dibujo para buscar trabajo como contable, si bien la apetencia por hacer cómics le pudo y volvió a intentar publicar historietas, según se refleja en sus cuadernos de cuentas: dibujó para el mercado holandés a través de la agencia Dalger Press, cómics de fútbol, de caballos y protagonizadas por Barbie. La última fecha que consta en sus asientos contables fue el 25 de abril de 1991, donde aclara que vendió varias de sus historietas de Las Trillizas para esta agencia y dirigidas al mercado neerlandés.
En el año 1992, él y su familia se retiraron a vivir a Estartit (Girona), donde montó un estudio pero no volvió a dibujar. Falleció en 2003. En esta localidad, su hija prepara una exposición sobre su vida y obra en la historieta para ser inaugurada en 2011.