EL BARBARO Y EL PORTEÑO: EL CONAN DE QUIQUE ALCATENA
Timothy Truman y Chuck Dixon fueron los responsables de la llegada de Quique Alcatena al mercado norteamericano a finales de la década de los 80 del pasado siglo; por un lado a través de la publicación por parte de su línea editorial “Four Winds”, de las obras que había éste realizado en Argentina junto a Ricardo Barreiro (historias de corte fantástico aparecidas en la revista Skorpio y recopiladas en los álbumes Mundo subterráneo, La fortaleza móvil y El mago), y por otro mediante la realización de trabajos específicos para ese mercado: el entintado de Hawkworld y Spider, junto al dibujo completo de la segunda serie de Spider, todo ello en colaboración con Truman y una serie de trabajos con guión de Dixon para Marvel (Alien Legion, What if), DC (Batman) o Dark Horse (Predator).
No es ningún secreto que Alcatena es uno de los entintadores que mejor ha sabido realzar el lápiz de Truman: su estilo propiciaba cierta agresividad en el dibujo que casaba perfectamente con lo que se estaba contando al ser los guiones de Truman: “duros” y complejos emotivamente. Parámetros que se mantienen en la segunda miniserie de Spider ya dibujada por él en solitario. De cualquier manera, Alcatena no parece muy amigo del trabajo en grupo, existiendo muy pocos casos en su larga trayectoria los que haya colaborado con otro autor en la realización del dibujo.
En cuanto al resto de trabajos para la industria estadounidense anteriores a su gran obra en ese mercado, Conan the Savage, presentan un curioso paralelismo con sus colaboraciones con Barreiro, desde el punto de vista de que se trata de “actualizaciones” del trabajo de los clásicos (“Mundo subterráneo” y “La fortaleza móvil” presentaban una clara impronta de la labor de autores como José Luis Salinas o el mismo Alex Raymond), aunque en este caso se trata de clásicos del comic book. Kirby sería lógicamente el autor que Alcatena reelabora en la serie de Los 4 Fantásticos derivada de la de la de dibujos animados, Marvel Action Hour; mientras que en su trabajo con Batman le correspondería el turno a Bob Kane y Jerry Robinson, y en especial a Frank Robbins en el anual de Legends of Dark Knight dedicado a Man-bat.
Un hecho que querría dejar claro es que a pesar de que estemos hablando de referencias al trabajo de autores clásicos, ello no quiere decir que Alcatena sea un historietista apegado a soluciones añejas o a una forma de entender la historieta pretérita; todo lo contrario. Si de algo se puede calificar a Alcatena es de tratarse de un autor moderno: entendida la modernidad como el desarrollo de una manera más o menos novedosa de elaborar las historietas basándose para ello, aparte de en el talento propio, en la manera de hacer de los autores que te precedieron. En este sentido Alcatena sería algo así como el “continuador natural” del trabajo de gente tan importante para el medio como puedan ser Joe Kubert o los mencionados Kirby y Robbins.
Conan, the savage
No encuentro explicación al escaso eco que tuvo en su momento el trabajo de Alcatena en Conan the Savage; aunque con toda seguridad el que su estilo no sea mera copia del modelo oficial de las colecciones del bárbaro tendrá bastante que ver. Digo que no encuentro explicación porque el paso de Enrique Alcatena por Conan the Savage fue el acontecimiento cualitativamente más importante, desde el punto de vista gráfico, de estos últimos años de vida del personaje.
Alcatena es un dibujante de trazo duro y seco, con un estilo en principio poco dado a esteticismos, que consigue realizar un lápiz lleno de vigor, fuerza y, por que no, verdadera ferocidad. En resumen, era un dibujante perfecto para las historias del bárbaro creado por Robert E. Howard. Pero no solo sucedía que Alcatena presentase un estilo de dibujo que expresivamente casase a la perfección con el tipo de historias a narrar, además Conan the Savage ofrecía un trabajo narrativo muy interesante con una gran dinamización de las secuencias de acción, mediante el empleo de toda una gama de angulaciones.
Hasta aquí tendríamos algo que si bien no es fácil de encontrar, tampoco se aparta de lo conseguido por algunos (pocos) dibujantes que han pasado por las colecciones dedicadas a Conan. La cuestión es que Alcatena consiguió ir más allá. Consiguió no sólo realizar un gran trabajo expresivo, narrativo y descriptivo, si no que además lo hizo con unas historias visualmente elaboradas, con un tratamiento muy interesante de los grises que si bien era llevado a cabo en colaboración con otro dibujante (el entintador) sigue las pautas habituales empleadas por Alcatena.
Por ultimo, Alcatena consigue lo que hasta ese momento no había llevado a cabo dibujante alguno; esto es conjugar en uno solo y bajo su propia concepción de la historieta los dos modelos generales del tratamiento grafico de Conan: el mayoritario de John Buscema y el del creador del personaje Barry Windsor-Smith. Del primero encontramos la capacidad de transferir energía al papel, mientras que con el ingles compartiría la capacidad de conferir a las historias eso que se ha dado en llamar “imaginería”: una ornamentación y ambientación especial para la que utiliza desde su propio estilo como dibujante, hasta elementos aparentemente superfluos como pueden ser los rebordes de la viñetas.
Esa desbordante capacidad para ilustrar aquello que solo existe en su cabeza, pero que se convierte en perfectamente real una vez que ha salido de su lápiz, unida a la habilidad para crear mundos imaginarios, propios e inimitables, sin abandonar la contundencia que acompaña a su dibujo no sólo hacían de Quique Alcatena en dibujante perfecto para Conan the Savage, sino que le convierten en un autor tan inclasificable como brillante
