EL ESTUDIO DE LA HISTORIETA SEGÚN MARIANO AYUSO. PASIÓN, VOCACIÓN Y RIGOR
EDUARDO MARTÍNEZ-PINNA

Resumen / Abstract:
Repaso a la revista sobre estudios e investigación de la historieta 'Sunday', publicada por Mariano Ayuso entre 1976 y 1985. / Review of 'Sunday', magazine on comics research studies published by Mariano Ayuso between 1976 and 1985.

EL ESTUDIO DE LA HISTORIETA SEGÚN MARIANO AYUSO. PASIÓN, VOCACIÓN Y RIGOR

 

Ubicación y marco histórico de Sunday

A principios de los años setenta del pasado siglo XX, época que algunos periodistas e historiadores han llamado “tardofranquismo”, florece un movimiento de estudio de los cómics caracterizado por la edición de libros y el auge de revistas o fanzines que aportan cuerpo doctrinal a la industria del cómic. Un movimiento lo suficientemente atractivo, comprometido e internacional como para motivar la realización de congresos, simposios y festivales, además de conferencias y otras manifestaciones diversas sobre una industria que va creciendo en importancia. Un arte íntimamente relacionado con otras manifestaciones artísticas como la novela de quiosco (serie negra o ciencia ficción), programas de televisión y en general otras actividades creativas como la costura y la moda en el vestir y otras artes plásticas o artesanías, encuadradas en el aparatoso nombre de diseño. En definitiva, auge de la cultura popular.

La cinematografía se impulsa con la apertura de nuevas salas, muchas de ellas herederas de las llamadas de arte y ensayo, aquellas que exhiben productos sin doblar y de distribución comercial restringida, así como el estreno de películas censuradas en tiempos pretéritos, tanto de contenidos políticos como violentos o simplemente eróticos

El incremento de la cultura musical deriva en la apertura de salas de conciertos que cobijan a estrellas musicales recientes, tanto foráneas como patrias. La gran cantidad de población juvenil (los nacidos a principios de la década de los sesenta) y el fin de una censura aburrida promueven y desarrollan una cultura de masas cuyo usuario principal es precisamente la población más lozana. Una rama de este florecimiento cultural adopta con el tiempo el pomposo nombre de la movida madrileña, centrada en su mayor parte en la industria musical, desde los vinilos hasta los conciertos, pasando por la formación y promoción de nuevas bandas musicales ubicadas en la cosmopolita ciudad mesetaria.

Entre las consecuencias lógicas que ha traído esta apertura cultural destaca la producción de fanzines, publicaciones que canalizan el saber de estas actividades y un sentir libertario. Los temas más recurrentes son, por lógica, aquellos que gozan de más predicamento entre una población joven que aspira a culta, probablemente por su formación universitaria: la música pop, la fantasía y la ciencia ficción, y, por supuesto, los cómics. La difusión de la cultura debe ser escrita, pues son tiempos de papel impreso.

 

Sunday. Colaboradores, idiosincrasia y referentes. Su independencia

Durante la Transición y la restauración de la democracia es Sunday la referencia dedicada al estudio y a la investigación de la historieta. Una publicación dirigida por Mariano Ayuso que se mantiene en el mercado entre 1976 y 1985 y de la que se llegan a publicar 17 números. Entre sus precedentes cronológicos más emblemáticos figuran fanzines como Cuto (de seis entregas entre 1967 y 1968) o Bang! (de dieciséis, publicadas entre 1968 y 1977), en los que Mariano Ayuso colabora activamente.

Sirvan también como ilustres precedentes revistas con títulos como Zeppelin (de doce entregas entre 1973 y 1974) y El Globo (de veintiuna, también entre los mismos años). Ambas son revistas de impecable factura técnica, con una cuidada inclusión de cómics y eficientes textos teóricos. Están editadas por Buru Lan, tienen una marcada inspiración de la revista italiana Linus y han sido tratadas en textos profusos en anteriores números de Tebeosfera. Con estas publicaciones Sunday mantiene similitudes como la alternancia entre trabajos de estudio y la mera publicación de historietas.

Su precedente por excelencia, al menos en la figura de su editor, Mariano Ayuso, es el fanzine Comics Camp Comics In, con doce números ordinarios de salida aperiódica publicados entre 1972 y 1975, cuya razón de ser es el estudio de los grandes clásicos estadounidenses. Su elenco de colaboradores incluye a Juan Antonio de Blas, Francisco López Mora, Antonio Martín, Enrique Martínez Peñaranda, Faustino Arbesú, Francisco Tadeo Juan y Pedro Tabernero, entre otras firmas y seudónimos.

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De izquierda a derecha, portadas de Cuto nº 1 (1967), Bang nº 00 (VIII-1968) y Comics Camp, Comics In (I-1972).

Sunday es un fanzine creado en exclusividad por Mariano Ayuso que se ocupa del estudio y la investigación de la historieta, aunque en algunas ocasiones se ramifica en otras formas de cultura popular. En los créditos de la revista se hace referencia a que es el mismo Ayuso el responsable de la opinión de los redactores, además de no aceptar editoriales, asociaciones ni subvenciones que puedan presionar sobre su independencia. Así, Sunday se ve en la necesidad de solicitar la suscripción de sus lectores y el pago por anticipado para poder hacer frente a los costes de edición. De hecho, en los créditos figura la siguiente leyenda: «Se advierte que esta revista es una tirada muy reducida y la única manera de poder asegurársela es suscribiéndose a ella». Las firmas de unos colaboradores muy recurrentes en casi todos los números de la revista, como las de Javier Coma, Manuel García Quintana, Juan Antonio de Blas, Francisco Tadeo Juan y otros, enriquecen con su esfuerzo y sapiencia la revista, escribiendo los textos teóricos que hacen que Sunday sea literatura de consulta perfectamente válida en la actualidad.

Su presencia en el mercado se mantiene durante diecisiete entregas, fechadas entre julio de 1976 y mayo de 1985. De éstas, dos son números dobles (el 7-8 y el 15-16), con un centenar de páginas, frente a las sesenta y cuatro que llevan los números convencionales. Su cadencia, por motivos antes explicados, se hace irregular, demorándose las fechas de salida hasta ocho meses sobre el ejemplar precedente. Su aparición en el mercado prácticamente coincide con el llamado “boom” del cómic español, en el que muchas editoriales inundan los quioscos españoles con sus revistas de cómics para adultos, entre las que destacan por su renovadora propuesta Nueva Frontera (revistas Tótem, Blue Jeans y Bumerang), La Cúpula (El Víbora), Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Madrid (Madriz), Norma (Cairo) y Toutain Ediciones (Creepy y 1984).

Sunday comparte con ellas las estanterías de las recién inauguradas librerías de cómics (una de las primeras, en Madrid, fue Totem, propiedad de Mariano Ayuso, situada en la calle Gaztambide, en el madrileño barrio de Argüelles), además de revistas, libros y cómics de importación que estos establecimientos ofertan.

La aspiración de Sunday es la difusión de la historieta como medio de cultura popular en una España bastante iletrada en estos temas. Hay que crear un caldo de cultivo que fomente el conocimiento de este medio para despertar del letargo a los coleccionistas o aficionados, sin olvidar las complicidades con el escaso sector de entendidos. En una industria con tan poco sustrato, la vía más lógica para generar afición consiste en la simple presentación de obras y autores contrastados, pese a no ser muy conocidos en España, pero que pudieran estar próximos a publicar en la embrionaria industria del momento. Sunday encaja a la perfección en este contexto, pero su difusión es lamentablemente escasa, más por su aspecto vocacional (de libertad y de opinión), que por su entrega profesional. Los ejemplares tendrán alto precio y cadencias de salida dilatadas, que son el tributo que se paga por la independencia de criterios, proclamada por su editor a los cuatro vientos.

 

Difusión de obras poco comerciales

Una de las más loables pretensiones de la revista (además del estudio en profundidad del arte de la historieta) es la publicación y la difusión de cómics clásicos o, como mínimo, realizados por autores con carreras contrastadas que aumentan el valor de la publicación. Por sus páginas desfilan ediciones únicas (o que han sido únicas durante mucho tiempo) en el panorama editorial español. Trabajos que aunque sólo sean una muestra constituyen válidos ejemplos para coleccionistas y aficionados. Sirvan como muestra ilustrativa las dos historias de EC de la New Trend (esto es, de la edad de oro de la afamada editorial dirigida por Bill Gaines) firmadas por Al Williamson y entintadas por Frank Frazetta (número 6), los tres episodios de Sunday (obra de la cual la revista toma su nombre), firmados por el tándem formado por Víctor Mora y Víctor de la Fuente (números 1, 2 y 6), o la historieta Capitán Cormorant, de un Hugo Pratt en su primera fase, cuando todavía mostraba influencias de Milton Caniff (número 7-8). Las tiras diarias y páginas dominicales de The Green Berets, de Joe Kubert (número 9), y Star Wars, de Al Williamson (número 15-16); el sensacional trabajo de Antonio Pérez Carrillo El Hombre de Surabaya (número 7/8), y la delicada pieza de Milo Manara Dedicated to Corto (número 17), confirman la oportunidad de editar unas historietas que son únicas y exclusivas de esta revista, inéditas en español, al menos durante muchos años. Antepónganse como valor añadido a tan exquisitas publicaciones los estudios que las preceden y se comprobará lo meritorio de la selección.

Pero la redacción de Sunday no olvida otros nombres que, aun sin ser tan populares como los citados, han colaborado con sugestivas obras en la historia del medio, siendo el castellano el idioma en que escribieron. Enric Sió, con dos episodios de la serie Mara (números 2 y 3); el argentino Francisco Solano López, con un episodio de Slot Barr (número 4); Alfonso Azpiri, con otro de Zephyd (número 5); Jesús Blasco, con una historia de Cuto titulada Cuto en Nápoles (número 13), o el clásico García Iranzo, con un trabajo de El Cachorro publicado en primera edición en 1956 (número 14). En esta nómina se hace de justicia añadir dos trabajos de Gabi (Gabriel Arnau), uno de los veteranos artistas de la revista Trinca (números 2 y 4); una selección de historietas de Manuel Gago (número 10), y episodios de Francisco Batet para la revista El Coyote (números 5 y 12).

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De izquierda a derecha, páginas de historietas de Sunday, El Cachorro y Cuto.

Toda selección está sujeta a complacencias subjetivas. El equipo de redacción de Sunday, al ser una publicación de difusión minoritaria y deficitaria económicamente, busca con ahínco la gratuidad en la edición de los cómics, y así se hace constar en los créditos de los mismos. Las buenas relaciones de Mariano Ayuso con buena parte de los creadores de los cuales se publican trabajos facilitan y obvian el proceso de selección. Relaciones que se estrechan en los festivales de Lucca y Angulema, en los que el ínclito editor se prodiga con frecuencia. Por esta razón sí se echan en falta —y se comprende su ausencia por lo dispendiosos que resultan— trabajos que adornen los interesantes estudios de The Shadow (con derechos de copia por parte de DC), Doc Savage (Marvel), el mundo de Edgar Rice Burroughs, alguna obra de Carlos Giménez, de Didier Comès o algún trabajo de Métal Hurlant o Blueberry (en aquellos tiempos trasvasado de Dargaud a Les Humanoïdes Associés).

La selección de autores de la edad de oro del cómic sindicado estadounidense se presenta algo pobre. Frente a los trabajos de Ming Foo y The Lone Ranger se podían haber incluido muestras de otros grandes desconocidos tratados con intensidad en las páginas de Sunday. Los espléndidos textos de Roy Crane y su obra Rosco Sweeney, George McManus y Bringing Up Father, algún pasaje de la prolija obra de Milton Caniff, Austin Briggs y Mel Graff y su Secret Agent X-9 y José Luis Salinas acerca de su Cisco Kid hubiesen merecido un colofón en forma de una historia gráfica para cada uno de ellos que por desgracia no apareció.

 

El estudio del cómic como forma narrativa

La orientación de los artículos —muchos de ellos ensayos por su extensión— lleva una pauta dirigida con poca sutileza que obedece fundamentalmente a dos razones. La primera responde a la orientación progresista de su editor, y la segunda, a la de la propia situación educativa de un país ávido de cultura popular. Desde un punto de vista argumental, los ensayos tienden a agruparse en bloques fácilmente discernibles. En todos ellos predomina una fuente consultiva de gran alcance. De esta manera, interpretando la poco compleja línea editorial de Sunday, cualquier enunciación ideológica propuesta por la internacional socialista supera en intensidad emocional y valor ético a cualquier otra sugerida o apostillada por liberales y conservadores.

Un primer grupo de artículos vendría representado por el estudio y valoración de los grandes clásicos, preferentemente estadounidenses. Investigadores como Francisco Tadeo Juan, el luso José de Matos Cruz y el conspicuo y siempre documentado Javier Coma colman con creces las características de esta publicación en su aspecto consultivo, encuadrándose buena parte de sus labores entre lo mejor de la revista. Los trabajos más cortos de los dos primeros y los prolijos ensayos de Javier Coma, en especial los referidos a los cómics EC de William Gaines (el espíritu progresista frente a la censura), Bringing Up Father, de George McManus (deliciosa sátira moral contra los excesos de ricos y nuevos ricos), o a la obra del inmortal Milton Caniff (Terry and the Pirates y Steve Canyon), siguen siendo documentadas fuentes de consulta merced a unas opiniones ecuánimes y a un cuerpo del escrito generoso en datos editoriales y cronológicos.

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Primera página del artículo de Javier Coma sobre Steve Canyon mencionado en el texto. 
El postulado editorialista dejado por Javier Coma en su artículo “La saga de Steve Canyon cumple 30 años” defiende, con argumentos bien sostenidos, que durante los diez o doce primeros años de la serie, ésta se constituye como una obra maestra, caracterizada por la fuerza del relato, su plástica y sus magníficos claroscuros consecuencia de la iluminación expresionista. A finales de la década de los cincuenta, el espíritu cosmopolita e intelectual de Caniff cede ante un añejo nacionalismo patrio de claro talante reaccionario. Ello motiva que la crítica europea le cave una tumba y le señale con lápida de fascista. Aun así, es una de las grandes figuras del cómic mundial. En la obra Terry and the Pirates, el autor elude, según Javier Coma, los postulados del fascismo. En una de las escenas clave de una obra llena de escenas clave equipara la elocuencia de una de sus protagonistas, la bella líder guerrillera Dragon Lady (muy parecida en su físico a la actriz Gene Tierney), con las prédicas que Dolores Ibárruri, La Pasionaria (vicepresidenta de las Cortes en 1937), exhorta a los milicianos que luchan contra el ejército rebelde en la Guerra Civil Española. La bella Dragon Lady, haciendo suyas las soflamas de la señora Ibárruri, alienta a los guerrilleros chinos a que se alcen en armas contra el invasor, que pasaría a nombrarse como japonés a partir de 1941, con la entrada en guerra de los EE UU en el frente del Pacífico durante la II Guerra Mundial.

Un segundo grupo está formado por los artículos firmados por Miguel Ruiz Márquez sobre los personajes de literatura popular The Shadow y Doc Savage. Un estudio cuyo meollo versa sobre las adaptaciones a la historieta realizadas por National Periodical Publications (actual DC Comics) y Marvel, respectivamente, y que sirven de base consultiva hasta la fecha de realización, ya que en años posteriores estas editoriales, en especial DC, vienen editando más series limitadas con el protagonismo de esos personajes.

El tercer grupo de esta clasificación viene representado por los grandes ensayos de opinión escritos por Juan Antonio de Blas, en especial sobre las obras Blueberry y las protagonizadas por el marino Corto Maltés, aunque su pluma detalla en profundidad otros ensayos relativos a Sunday y otras obras de Víctor de la Fuente, Carlos Giménez o Didier Comès. Pese a tener poca bibliografía y resultar controvertido el aporte histórico por su mucha carga ideológica, siguen representando uno de los grandes pilares de la publicación, y pese al tiempo transcurrido y su carácter editorialista (muy en consonancia con el progresismo socialista de Mariano Ayuso), mantienen un extraordinario tono literario que da prueba de su valor como obra de consulta, pese a ser dados a afirmaciones polémicas. De esta manera, y por mucho que el articulista pretenda encuadrarlo dentro de los límites ideológicos de la izquierda, sensiblemente afín a la línea editorial de Sunday, la ideología de Corto Maltés comulga con la libertaria, pese a que buena parte de su obra —veintiuna historias cortas de 20 páginas— la desarrolla en la revista francesa Pif,un esqueje ideológico del Partido Comunista Francés. El director de la misma, Claude Compeyron, comentaba a Pratt que sus personajes no casaban con la idiosincrasia del partido, que eran demasiado individualistas y libertarios. Otra de las grandes tesis referenciadas y razonadas en los textos de Juan Antonio de Blas es la atinada y serena reflexión que postula (pero sin pontificar) que Jean-Michel Charlier tiende a ser traba del extraordinario poder narrativo de Gir, hecho evidenciable al estudiar la obra en profundidad y con distancia

El cuarto grupo, representado por los textos de Manuel García Quintana sobre autores españoles por entonces de vanguardia —Carlos Giménez, Alfonso Font y Manfred Sommer—, tienen un aire de respeto venerable, alcanzando gran originalidad al ilustrarse los trabajos con los bocetos que originarán las páginas definitivas de obras como Cuentos de un futuro imperfecto (Font) y Frank Cappa. Wellcome (Sommer). Por el contrario, los extensos comentarios sobre el trimestral Métal Hurlant resultan sectarios. Manuel García Quintana estima que la obra de los autores seminales de Métal Hurlant, como es su trípode fundador, Moebius, Druillet, y Dionnet, es excelsa gracias a una ideología próxima a las revueltas del mayo francés, y su obra en viñetas, una suerte de incunables. Por el contrario, autores de la categoría de Charlier y, sobre todo, René Goscinny, representan a la gran empresa explotadora del obrero creativo. Un maniqueísmo tan elemental simplifica cualquier hecho hasta el punto de oscurecerlo. Entre los blancos y los negros, siempre inexistentes, existe la realidad de los grises. Al estudio le sobran resúmenes y comentarios sobre las obras que comenta, a la vez que adolece de un encuadramiento histórico que ponga en contexto la decadencia de Pilote y la aparición de nuevas publicaciones mensuales (Charlie Mensuel, L’Echo des Savannes o Fluide Glacial) que en cierta medida derivan de aquélla, entre los que se encuentra la, por entonces, muy valorada Métal Hurlant.

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 Inicio del artículo de Salvador Vázquez de Parga sobre Ángel Puigmiguel, en el número 11.
Una serie de artículos variados, a modo de cajón de sastre, pueden agruparse como quinto grupo. El ya fallecido juez y gran aficionado Salvador Vázquez de Parga y su artículo arqueológico sobre Ángel Puigmiguel, que fue modificado por la editorial —según reconoce el propio Ayuso—, lo que motiva el enfado y la ausencia de nuevas colaboraciones de este investigador en la revista. El excepcional aunque desafortunado estudio (resulta incompleto) de Enrique Martínez Peñaranda sobre la obra de Antonio Pérez Carrillo, autor de estilo clásico, próximo al de su referente Alex Raymond, es un texto informativo, desapasionado, documentado y pleno de datos bibliográficos que, pese a que resultan incompletos, lo mantienen en una prudente actualidad como fuente de consulta. Un artículo firmado por Luis F. Cárdenas sobre la poco conocida obra del argentino Francisco Solano López Slott Barr, con inclusión gratuita y difusora de uno de los episodios completos con que cuenta la obra, completa este grupo de textos.

En la penúltima edición de Sunday (número doble 15-16) se publica un estudio de clara intención publicitaria titulado “De espadas y pinceles” cuyo contenido es el comentario pormenorizado de los números de Conan the Barbarian realizados por Barry Smith y escritos por el guionista estrella Roy Thomas. Viene firmado por Moncho Cordero con aportación de datos y bibliografía de parte de Mariano Ayuso, en aquel momento editor de los cómics protagonizados por Conan y publicados por Planeta DeAgostini o por su filial Forum. Mariano Ayuso, desde su elitista foro, las páginas de Sunday, se da un baño de multitudes “planetarias” para difundir el best-seller de Roy Thomas y Barry Smith a su restringido y cultivado público lector. La edición de Conan por parte de Planeta resulta aciaga, esgrimiendo entre sus defectos la mala impresión, el desorden editorial, la inclusión de artículos desafortunados, correos agresivos y mal llevados (contestados por el propio Ayuso, que firmaba con el chocarrero nombre de Profesor Osuya), y la formación de un club fantasmal, Club Conan, del que se ignora cuál pudo ser su orientación, o lo que es lo mismo, a qué comprometía y cuáles eran sus prebendas.

Un sexto grupo, a modo de colofón, está representado por las viscerales pero interesantísimas crónicas de los festivales de cómics, tanto los realizados en suelo ibérico —caso de Gijón, un prístino Barcelona y un fantasmal Madrid— como los acontecidos tras las fronteras patrias, en Lucca y Angulema. Es interesantísima la crónica que versa sobre una desprestigiada semana de viñetas en Madrid y la defensa ardiente de don Mariano, sobrado de razones en muchas de sus argumentaciones. El sabor remoto, casi arqueológico, de las fotos del editor con afamados autores internacionales de cómics (Burne Hogarth, Joe Kubert, Milo Manara y Hugo Pratt, entre otros) documenta la expresión placentera del editor y dejan ver su amor por el medio y la pasión con la que se entregaba en su trabajo de editor.

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De izquierda a derecha, crónicas de los festivales de Gijón, Barcelona y Madrid, en los números 4, 9 y 15, respectivamente.

 

La intemporalidad de Sunday (pese a todo)

Sunday es una publicación que acompaña el resurgir del cómic en el solar patrio. Sus diecisiete números constituyen una solvente obra de estudio, muchas de cuyas páginas son lectura de referencia que integra el cuerpo consultivo escrito en español de un arte como el cómic. Como obra sincera y apasionada que es —al fin y al cabo está dirigida y redactada por profesionales y aficionados de contrastada solvencia—, lleva con holgura las polémicas que genera, pero que, de obviarse éstas, el sustrato que permanece se presenta como estudio responsable que valida la publicación como texto consultivo. Es una publicación más próxima al espíritu del fanzine que de la revista propiamente dicha, pues, como se ha indicado previamente, ni se cobran las colaboraciones ni disfruta de una buena distribución, y su periodicidad resulta irregular.

En su vertiente de publicar cómics, Sunday ha quedado añeja. Está mediatizada por un escaso presupuesto que la obliga a publicar todo aquello que le resulte gratuito. Si bien es cierto que consigue difundir en español cómics inéditos en el momento, con el tiempo, y por lógica, esta función se ha visto rebasada. Pese a todo, son varias las historietas cuya difusión resulta en el presente muy reducida o incluso inédita, como son los casos de Capitán Cormorant, de Hugo Pratt; Tales of the Green Berets, de Robin Moore y Joe Kubert; Judge Wright, de Bob Fujitani, o Ming Foo, de Nicholas Afonski.

Su espacio de distribución y comercial lo comparte con otros fanzines, o revistas, que han dejado tanta literatura de referencia como el mismo Sunday. Destaca El Wendigo (desde 1974, y publicándose actualmente), dirigida desde su séptima entrega por Faustino R. Arbesú; Viñetas (1982-1984), del gran coleccionista y posterior editor Joan Navarro; Comicguía (desde 1976), de Francisco Tadeo Juan, o Neuróptica (1983-1987), de Antonio Altarriba. No sólo esto. Buena parte de este medio de divulgación se refugia, a modo de secciones, en revistas de cómics normalmente distribuidas y con periodicidad regulada, entre las que destacan “Comics Fanzine”, publicada entre 1983 y 1985 por Antonio Martín en el título de Forum Aventuras Bizarras, o “Fan Comics”, sección de la revista editada por Josep Toutain en 1984 Ilustración Comix Internacional.

Sunday y todas estas publicaciones que surgen al albur y tras su caída han sentado las bases divulgativas de la historieta y han propiciado la aparición de nuevas cabeceras, nuevos textos y nuevos cronistas que, con su labor desinteresada, han colaborado en la contribución de la creación de un cuerpo doctrinal sobre la industria del cómic. Una industria con editoriales activas, que reedita clásicos y que pone a la venta textos teóricos y de divulgación, ya sea en formato de revistas o libros, supone unas bases saneadas para la edición de historietas. La herencia de Sunday como revista y la de sus redactores se han prolongado durante décadas. Un esfuerzo teórico que ha merecido la pena.

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2014): Eduardo Martínez-Pinna. Revisión de Juan Agustí, Javier Alcázar y Alejandro Capelo. Edición de Félix López. · Datos e imágenes tomados de ejemplares originales.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
EDUARDO MARTÍNEZ-PINNA (2014): "El estudio de la historieta según Mariano Ayuso. Pasión, vocación y rigor", en Tebeosfera, segunda época , 12 (28-IV-2014). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 30/IV/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/el_estudio_de_la_historieta_segun_mariano_ayuso._pasion_vocacion_y_rigor.html