HEROÍNAS FANTÁSTICAS SENSUALES Y ASEXUADAS. EL CASO DE RED SONJA
MANUEL BARRERO

Notas:
Texto desarrollado para el número 9 de TEBEOSFERA, dedicado al tratamiento erótico de la imagen de la mujer en los cómics. A la derecha, primera aparición de Red Sonja en los cómics, en `Conan the Barbarian´ nº 23.
HEROÍNAS FANTÁSTICAS SENSUALES Y ASEXUADAS. EL CASO DE RED SONJA
 
Red Sonja, Valeria y Bêlit, entre otras guerreras de los comic books de fantasía heroica de la década de los años setenta, fueron ejemplos de heroínas libres y con carácter, por contraposición a las típicas damiselas tradicionalmente rendidas a los pies del héroe masculino en los cómics americanos (y de todo el mundo). De todas ellas, la más conocida y popular fue Sonja, obviamente, escogida como personaje muy atractivo para los lectores de los cómics de Conan y para un público en general que lo tomó como referente del prototipo de personaje sexy de los cómics, no en vano fue elegida como la mujer más sexy de los cómics por la prestigiosa revista de divulgación Comic Buyer’s Guide en 2011.
 
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El personaje literario tomado como referencia, aquí dibujada por Nicollet para su edición francesa. 
Para crear a Sonja la Roja en los meses finales de 1972 (su primera aparición tuvo lugar en un cuaderno de la colección Conan the Barbarian que llevó fecha de febrero de 1973, así que debutó tres meses antes en los quioscos estadounidenses), el guionista Roy Thomas mezcló a dos personajes literarios de Robert E. Howard, Agnes de Chastillon y Red Sonya de Rogatino, con el fin de concebir un espíritu aventurero que sirviera como aliciente y apoyo en las correrías de un joven Conan por tierras orientales. En principio era solamente una soldado, a la par que un reto para el mayor semental de entre los bárbaros de Hiboria, pues no consiguió yacer con ella. Para explicar la animadversión de Sonja hacia los hombres Thomas concibió un hecho traumático, una violación en su adolescencia (esto lo narró después, en la revista Kull and the Barbarians), razón más que suficiente para que germinase en la muchacha el odio por el sexo masculino… para siempre. Recordemos que en la Era Hiboria no había otra terapia que la batalla.
 
Sonja quedó marcada desde sus inicios en los cómics como una mujer resentida, obligada al nomadismo y a ser mujer incompleta porque la vejación la había vuelto reacia al coito. La diosa Scáthach, que le confirió el dominio de la esgrima y el conocimiento de otras artes bélicas, le prescribió desentenderse de las artes amatorias, salvo que un hombre le ganase en justa lid (lo que no deja de ser una metáfora de que los machos pueden “ganarse” a las hembras tras demostrar su hombría). Contrariamente a lo esperado, Sonja no se vuelve hombruna ni oculta sus dones femeninos bajo ropajes, por el contrario los muestra esplendorosamente y por esta razón los hombres seguirían pretendiéndola sin cesar.

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  Primer aspecto de Sonja, bien pertrechada pero con los muslos a la vista. Conan the Barbarian, nº 24. Dibujo de Barry Smith.
El dibujante británico Barry Smith fue el primero en dibujarla, con sus muslos al aire pues vestía un corto calzón rojo y botas altas por entonces;  para la parte superior diseñó una suerte de camisola de cota de malla, que no impedía apreciar su busto juvenil y generoso. Luego, el español Estaban Maroto, que acostumbraba a introducir el desnudo femenino artístico aderezado con elementos fantásticos en sus composiciones ilustradas, dibujó a la heroína con un nuevo atuendo, consistente en una especie de cota de malla cortada como si fuese un biquini (lo hizo en un póster para la empresa de Jim Steranko Heritage, en 1973, que se publicó también en el nº 5 de la revista Comixscene). Aquel indumento era muy efectivo para una pose estática, pero claramente impropio para combatir o para hacer cualquier otro movimiento. Empero, era innegable que resultaba atractivo para las portadas de los tebeos. La iconicidad característica de la historieta contribuía a admitir ese minitraje, porque encajaba con la iconografía fantástica de los universos de espada y brujería descritos en la literatura popular y porque permitía mostrar un personaje con fuerte carga sexual dentro de las exigencias de moralidad que por entonces todavía pesaban sobre los tebeos. El personaje, al parecer, gustaba a las chicas por representar cierto espíritu de rebeldía femenina y de lucha por la igualdad de las mujeres en sociedad, sin por ello dejar de encandilar a los chicos, por razones evidentes. Obtuvo críticas, pero pocas señalaron lo inverosímil de su “armadura”, que exhibía al mundo más de lo que protegía, contribuyendo en realidad a perpetuar una imagen sexista de la mujer, que incluso siendo guerrera dejaba a la vista sus reclamos sexuales. Maroto, Neal Adams, Dick Giordano, John Buscema y otros luego tuvieron que esforzarse en dibujar con sumo cuidado las poses, escorzos y movimientos de la espadachina para que la cota de malla estuviera siempre tapando la zona oportuna en cada viñeta.

La paradoja estaba servida: la mujer más deseada de la Era Hiboria era la que más exteriorizaba su sex appeal, pero también era la que más fieramente protegía su sexualidad. La idea era realmente buena, puesto que constituía un reto constante para Conan en las historietas, un argumento infalible para construir historietas cortas con el pretexto del acoso sexual y, en cualquier circunstancia, un solaz para los fetichistas.

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 La revolución en el vestuario llegó de la mano de Esteban Maroto. A la izquierda, ilustración del español que convenció a Thomas para adoptar el nuevo "uniforme". En el centro, primera portada en la que Sonja aparece así ataviada, de Boris Vallejo (que no permitía apreciarla), la de The Savage Sword of Conan nº 1, y a la derecha, primera historieta en la que aparece con el iron bikini, por Maroto y Adams, publicada en ese mismo tebeo.   

 
LA VOLUPTUOSA CASTRADORA
 
Este nuevo personaje de los primeros setenta (muy lejos de las guerreras ideadas por Howard) logró ser protagonista de varias series de cómics, de un surtido de novelas y hasta fue llevada al cine y a otros productos del mercadeo con este aspecto tan llamativo. También fue pionera en un subgénero dentro de los cómics. En su momento fue el carácter protagónico femenino más autosuficiente y agresivo de la historieta americana, junto con Vampirella (nacida en noviembre de 1969) y Satana (nacida en octubre de 1973), dos mujeres pensadas para un lector más adulto, el que accedía a los magazines de Warren o Marvel. Las dos mencionadas eran mujeres de almas oscuras, malvadas, al contrario que Sonja, y por lo tanto, promiscuas, pero, claro, esto último no era tan fácil mostrarlo en los comic books, ni sacar a relucir cuerpos más desnudos que el de Sonja durante los años setenta. El iron bikini de Red Sonja marcaba el límite.
 
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Sonja víctima del Comics Code. Viñetas de la historieta "The Song of Red Sonja": arriba, tal y como aparecieron en 1973, en Conan the Barbarian nº 24; abajo, rescatadas para Marvel Treasury Edition, con más pecho a la vista y las manos en salva sea la parte.
 
Los editores no eran endocrinólogos, pero sabían bien la incidencia que estas mujeres dibujadas tenían sobre la secreción hormonal de los adolescentes. Entre los nueve y los quince años, los muchachos multiplican su testosterona por veinticinco y eso les condiciona a la hora de controlar sus apetitos. Precisamente ésa era la franja de edad de la mayoría de consumidores de comic books, al menos en el último tercio del siglo XX. Era cuestión de tiempo que se llegara a acoplar la biología con la iconografía en disparatadas heroínas de papel, pero lo inesperado es que surgieron opiniones en sentido opuesto, pues hubo quienes vieron en los cómics de Red Sonja los símbolos de un feminismo castrador. Es verdad que en estos cómics se enfatizaba una nueva identidad femenina, más independiente y poderosa, y eso parecía amenazar los mitos de esposa modelo, doncella delicada o la joven como refugio sexual, tan firmemente arraigados en la cultura occidental. La mujer siempre había sido el más rico y plástico de nuestros emblemas, y en la historieta, su imagen se simplificaba todavía más por razones instrumentales y de mercado. No cayeron en la cuenta los editores de que para que las mujeres pudieran ser un poco más tendrían que significar un poco menos para los varones; que sólo podrían acumular poder en la medida en que dejaran de operar como símbolo de los hombres. Así que esta suerte de insurrección usando signos masculinos y eróticos conllevó opiniones encontradas.
 
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 John Buscema y Pablo Marcos dieron el toque definitivo al traje de baño / batalla de Sonja en esta historieta de The Savage Sword of Conan.
Si las espadachinas de la historieta de fantasía heroica fueron tomadas por abanderadas del feminismo sería porque los hombres se consideraron objetivo de su agresividad sexual. Pero estos personajes estuvieron por encima de esa reflexión sobre el compromiso social o la castración figurada. Ellas fueron antes aventureras que activistas. Sonja no era una feminista, era una ‘salvaje’ en un mundo primitivo integrada en él como una más, si bien adoptaba una actitud romántica ante un panorama plagado de injusticias, pero nunca lo hizo con intención de resolver problemas de carácter social. Sonja luchaba contra el abuso, no para liderar un movimiento contra la brutalidad masculina por haber sido violada de niña. Marvel aceptó el modelito de Maroto porque quería vender tebeos a los chavales, productos impresos en los que la figura femenina había sido históricamente estereotipada, y esa cota de malla de verano era idónea para despertar la libido de sus lectores objetivos. Ciertamente eso dejó abierta la puerta a interpretaciones retorcidas, entre ellas la de verla como una chica carnosa dispuesta a ser doblegada por un macho.

Esto le vino de perlas a Frank Thorne, autor erotómano y dado a cierto fetichismo, que dio una vuelta de tuerca al personaje en ese sentido, erotizándola aún más. Archie Goodwin escogió al ya veterano Thorne como dibujante de la primera serie regular de Red Sonja (Marvel Feature Presents, 1975-1976, que continuó en Red Sonja desde enero de 1977), sin saber que iba a moldear a la pelirroja con más curvas y a introducirla en escenarios plagados de símbolos fálicos. Con todo, esta lúbrica Sonja fue alabada por algunas chicas de la época en la sección de correo de los lectores, que declararon sentirse identificadas con el espíritu independiente de la hyrkania, porque, en resumidas cuentas, venía a defender el eslogan: «Ante la violación, castración». El personaje podía tener tanto atractivo para una lectora como para un lector de entonces, por tratarse de una mujer traumatizada en su adolescencia y con un voto de castidad hecho a cambio de poder practicar venganza sobre los que abusan de los débiles. Este debate entre deber y pasión, entre la promesa hecha y el deseo cohibido, la convirtió en el tipo de personaje ideal para desarrollar argumentos de elevada carga dramática. Pero casi nadie aprovechó aquellas posibilidades. Muy poco Thomas, que volvía una y otra vez sobre el tema de la revancha, y tampoco las mujeres que tomaron el relevo en los guiones de la serie posteriormente, Wendy Pini, Louise Simonson o Mary Wilshire. Sólo en el siglo XXI Avon Oeming regeneraría algunas de las facetas dramáticas del personaje.

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Frank Thorne fue lo mejor que le pudo pasar a Red Sonja en los años setenta. Era un autor veterano, apreciaba la literatura de Robert E. Howard, y su erotomanía le llevaría a juguetear con el sex appeal de la guerrera. A la izquierda, su versión de las "tres Sonjas" hasta que él se hizo cargo. Bajo estas líneas, portada del primer número de la serie regular de Marvel dibujada por él en 1975.

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UN PERSONAJE INCAPAZ DE AMAR
 
Sonja debutó en el número 23 de Conan the Barbarian y se libró del norteño en el 24. Tras un episodio publicado en el número de presentación del magazín en blanco y negro Savage Sword of Conan, donde estrenaba traje de baño para seguir dando guerra, se reunió otra vez con el bárbaro en las páginas de la misma revista (con el nuevo traje) y, tras librar batalla con un matrimonio diabólico con inclinaciones homosexuales (en Conan the Barbarian 43 y 44), volvió a dejar tirado a su acompañante cimmerio, literalmente.
 
La aventurera hizo pocas pero intensas apariciones en Kull and the Barbarians y Marvel Feature, y luego pasó a protagonizar su propia serie con historietas dibujadas por Frank Thorne sobre guiones de Thomas y Clara Noto. El estilo de Thorne sufrió cierto rechazo por parte de la afición al principio, fue él quien tocó con un aura mítica al personaje. El dibujante concibió un escenario hiborio muy diferente de los que habíamos visto hasta la fecha en los cómics de Conan, distinto del de Smith (refulgente), Kane (salvaje), Adams (ignoto) y Buscema (árido), y fue colocando subrepticiamente falos por doquier miraba el lector: la torre que se alzaba en medio de la ciudad, los artesonados, las cabezas de los monstruos que combatía, las campanas… Quizá Thorne no fuese el responsable, pero a mediados de los setenta Red Sonja alcanzó su máxima popularidad.
 
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 Red Sonja pronto se convirtió en uno de los personajes de Marvel más emblemáticos. Arriba, encabezando la comitiva en la portada del libro The Superhero Women. Bajo estas líneas, la autora de cómics Wendy Pini disfrazada del personaje en la SonjaCon, al lado de Frank Thorne.
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En la década de los setenta comenzaron a proliferar los festivales exclusivamente orientados a la literatura fantástica y los cómics, que eran ya organizados por empresas. Desde la segunda mitad de los sesenta, Phil Seuling se fue haciendo un nombre con sus Comic Art Convention montadas en los pisos altos del Statler Hilton Hotel neoyorquino los días 4 de julio, fiesta nacional. Marvel comenzó a organizar festivales sobre sus propios personajes en 1975, los encuentros denominados Marvel-Con, en cuyo programa de 1976 dedicaron un buen espacio a Conan, uno de sus personajes más mimados (y eso que aquél fue el año del abanderado Capitán América). Aquel mismo año tuvo lugar la llamada SonjaCon, primera convención de la historia dedicada en exclusiva a un personaje de Marvel, y además de fantasía heroica, y primero y único que fue dedicado a una mujer. Para la ocasión, el mismo Thorne montó un espectáculo con cuatro modelos y representó un espectáculo en el que rememoraba la historia y diferentes atuendos del personaje. Obtuvo el suficiente reclamo como para hacer una tournée con aquel picante cosplay por varias localidades.
 
Thorne le dio a la peligrosa moza volumen, altivez y visibilidad en la vida real. En sus historietas, mientras tanto, ella se fue mostrando más débil a cada entrega, sobre todo en sus aventuras en compañía del personaje Mikal por tierras de Argos. Este buen mozo con ojos arrebatadores hizo tilín en el corazón de Sonja y a punto estuvo de iniciar una relación con él, pero la cosa no pasó de la promesa romántica. Fue lástima que ni Noto ni Thomas desearan librar a la pelirroja del lastre de su promesa de abstinencia. El personaje era todo un éxito, y era el momento adecuado de experimentar con ella cierto desarrollo, porque insistir en su vagabundeo como mercenaria por Hiboria, resolviendo entuertos mientras rechazaba caricias, resultaba harto repetitivo. Pero su evolución no se gestionó bien.
 
Thorne abandonó la serie tras dibujar una docena de números (una de sus historietas, “Wizards of the Black Sun”, acabaría publicándose en The Savage Sword of Conan), y otros tomaron las riendas gráficas, como Buscema y su hermano Sal, Rubinstein, Milgrom y De Zúñiga, que dibujaron la serie hasta su cancelación, a la altura del número 15, tras algunos vagabundeos de la espadachina por tierras inhóspitas de Hiboria, parajes que habían perdido todo su interés con respecto a los ideados por Thorne. El número de mayo de 1979 fue el último. El interés del público se desinfló tan rápido como se había generado.

La fiera mercenaria siguió paseando su bikini metálico durante un tiempo por las páginas de complemento de la revista Savage Sword of Conan. En el 29 nos sorprendieron con una adaptación a la historieta del show de Thorne y sus chicas, y en el 45, con un guión de la escritora Christy Marx muy interesante, por cuanto descubría un espíritu quebradizo en la guerrera, que miraba hacia atrás en su pasado para adivinar en Conan la posibilidad de un amor. Esta Sonja con posibilidad de volver a “ser mujer” volvió a entreverse en las páginas de Conan the Barbarian, pues fue invitada en el número de despedida de Thomas de la serie, el 115, en el que Conan quiso utilizarla para recuperar a su añorada Bêlit. Pero no se prosiguió en esta línea y se prefirió dejarla en permanente vagabundeo encorsetada en su incapacidad para amar. En este discurso estéril cupo un desacostumbrado viaje a Nueva York en el número 79 de Marvel Team-Up, una historieta dibujada por el Byrne de los buenos tiempos, que concibió a la Sonja más tetuda jamás vista, pero también menos interesante a los ojos de los aficionados a la fantasía heroica.

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La impresionante Sonja de John Byrne, en el momento en el que la conoce Spider-Man durante el cruce de series que tuvo lugar en Marvel Team-Up.  La Sonja literaria de 1981 partió del modelo instaurado por Marvel Comics. Portada de la primera novela de R. L. Tierney, por Boris.

 
Sonja había desaparecido de los cómics precisamente en la temporada en que nuevas curvilíneas superheroínas protagonizaban sus propias series, como Ms. Marvel, Spider Woman o She-Hulk, y cuyos guionistas demostraron interés por desarrollarlas como mujeres al mismo tiempo que se batían el bronce contra villanos de toda especie. Sonja no parecía encajar con ese grupo, aparte de que ya no estaba Roy Thomas en Marvel para preocuparse de rescatarla. Ella permaneció rea de su incapacidad para madurar como heroína, y como mujer, y si volvió a los cómics fue por la sorpresiva aparición de novelas populares protagonizadas por el personaje. Estas novelas, todas de Richard L. Tierney, llevaron portadas de Boris Vallejo en las que tomaba como referencia el personaje creado por Thomas y Smith, no el creado por Howard, en una singular pirueta entre medios nunca antes vista (que a la postre derivó en un litigio por la propiedad del personaje no resuelto hasta 2008). Las novelas se publicaron entre 1981 y 1983, y Marvel aprovechó el tirón lanzando en ese último año un nuevo comic book  titulado Red Sonja Vol. II, carente de originalidad, mera excusa para mezclar a la mercenaria en la biografía de otro personaje de ficción, también objetivo del libidinoso Conan en el futuro, la pirata Valeria. No obtuvieron aplauso, claro.
 
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Red Sonja V.2Red Sonja V. 3
Bajo estas líneas, ilustración de Howard Chaykin en la que aparece la pelirroja con el nuevo atuendo que quisieron establecer las guionistas de cómics que la trataron durante los años ochenta.
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Dos años más tarde, a rebufo de la película estrenada en 1985, Marvel lanzó la nueva serie Red Sonja Vol. III con una renovada Sonja, ahora descrita y escrita por guionistas mujeres. Llegaba con nuevo diseño de uniforme, más ergonómico, con más tela; también con nueva conciencia, más femenina y más alegre, con menos porción de los pensamientos del personaje centrados en matar y más dirigidos a madurar sus sentimientos y sus anhelos femeninos. Fue su última oportunidad de ampliar su limitado registro de motivaciones, pero tuvo la mala suerte de que en el curso de la serie se interpuso la horrenda película de Richard Fleischer (1985), descrita en otro universo y que recomponía / desbarataba al personaje y su leyenda. En 1986 fue cancelada esta tercera oportunidad.
 
En sus siguientes apariciones durante los años ochenta y noventa, Red Sonja actuó siempre como comparsa “invitada” en historietas de Conan en The Savage Sword o Conan the King. Varios guionistas la convirtieron en una alegre asaltante que cambiaba de traje cada dos por tres y que parecía haber olvidado sus votos y sus aventuras previas (el guionista Larry Yakata metió un par de veces la pata en este sentido). Mucho mejores fueron los guiones de dos sagas que fueron narradas en las páginas de Conan the Barbarian, donde Semeiks sí que trató de modo interesante su trauma adolescente si bien para ello echó mano del recurso fácil: volvieron a violarla (en Conan the Barbarian nº 196-198).

Con la vuelta de Thomas a Marvel Sonja fue recuperada con honores para los cómics de Conan, en las sagas desarrolladas desde el nº 200 de Conan the Barbarian y hasta su cancelación en el nº 275, si bien las aventuras de ambos guerreros continuaron luego en las páginas de los últimos ejemplares de Savage Sword (218-235), que concluyeron en la graphic novel titulada The Ravagers out of Time. El personaje no observó desarrollo como mujer ni profundidad psicológica en estos nuevos episodios, donde era una espada más entre un colectivo de guerreros con un fin común. Con posterioridad, Thomas escribió nuevos guiones para ella en exclusiva con el fin de complementar los contenidos de la revista Savage Sword of Conan. Desarrolló la idea de transportarla a reinos remotos y luego se limitó a adaptar las novelas que se habían escrito sobre el personaje en los primeros años de la década de los ochenta. Aquellos cómics, coescritos junto a su esposa, Danette Couto, merecían mucho más la pena que todo lo publicado durante la ausencia de los Thomas en Marvel. Tanto en la saga en Zanadú como en la del Anillo de Ikribu se profundizó por fin en el papel asumido por la mujer hircania, el de mártir negada al amor, que acababa sucumbiendo al enamoramiento pese a que una voz interior le dictaba que se reprimiera. ¡Por fin!


BAD GIRL PIONERA Y SIN RECONOCIMIENTO FINISECULAR

Hacia el final de la década de los años ochenta llegaría el rechazo definitivo del Comics Code y, sumidos en el competitivo mercado de los noventa, los editores buscaron todo tipo de señuelos para captar lectores. Uno de los más eficaces consistió en enaltecer a superpoderosas muchachas en flor empinando sus tetas bajo un maquillado ceño muy fruncido y potenciar el contraste entre su hipertrofia mamaria y su tierno rostro. Se les dio en llamar bad girls, o “chicas malas”, por contraposición a las desprotegidas chicas de los cómics de los años cuarenta y cincuenta. Se quería vender a personajes femeninos que regalaban la vista de los aficionados, reconstruyendo falsamente el nuevo modelo de mujer finisecular, más segura y dura, con más poder en la sociedad y en el hogar, y que llevaba la voz cantante en sus respectivas series de cómics. El error estribaba en que esta corriente temática era conducida por hombres generalmente, por lo que los tebeos de este tipo consistían en muestrarios de poses, exagerados bustos y respingones panderos. Ejemplo de ello lo encontramos en la revisada She-Hulk (sin duda lo mejor de aquel periodo), la impresionante Power Girl, la curvilínea Catwoman, las nuevas Vampirella y Pantha, las temibles y oscuras Glory, Angela, Witchblade, Avengelyne, Darkchylde, Ghost, Dawn o Lady Death, por citar un puñado de las más célebres. Hubo más. Como correspondía a la carga erótica que llevaban aparejada, unas cuantas de estas muchachas que eran heroínas de espada y brujería enarbolaron grandes armas de fálicas proporciones, como espadas o lanzas, lo que aumentó su atractivo (es de suponer). Por ejemplo, Avengelyne y Lady Death vivieron sus episodios dentro de este género, y también fluctuaron entre la fantasía épica y la heroica: Aria (batalladora pero con poca carga fantástica), las muchachas de las series de Image Warlands y More than Mortal, la Tiger Woman invitada a la serie The Land (Caliber Press), Artesia de Sirius Entertainment, las series de Dark Horse sobre la televisiva Xena, o las muchachas que asomaron por Tooth and Claw y las series de CrossGen Comics. El límite lo marcó la hinchada Monika de Battle Chasers, guerrera, perversa y con mamas como balones.
 
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 La vuelta de Red Sonja en los noventa supuso un retorno a los orígenes en su aspecto exterior, aunque en su interior había sido modernizada y "neumatizada".
Sonja no estuvo incluida en esta remesa. Las apariciones de Sonja en el mercado de los cómics durante el fin del siglo XX fueron olvidables. Los editores de Marvel la rescataron en 1995 para conducir el penoso lanzamiento único Red Sonja Scavenger Hunt, que protagonizó junto con otras lagartonas neumáticas. Algo más tarde, con el uso de la licencia Conan en manos de Panini, se perpetraron un par de historietas similares para el proyecto Conan il Conquistatore con Sonja implicada, pero Marvel se desentendió de ella en los últimos años noventa tras ser canceladas todas las series de Conan y concluir que los cómics “de bárbaros” ya no eran negocio. La licencia corrió de mano en mano entonces y la tomó al vuelo Blackthorne Publishing en 1998 para lanzar un tebeo con efecto estereoscópico, singular pero poco estimable salvo por las medidas de la heroína.
 
Los editores no acertaban. Sonja seguía siendo un personaje con una presencia muy poderosa que no supieron aprovechar. La prueba estaba en el mercadeo que siguió generando pese a que no había cómics protagonizados por ella en las librerías especializadas. La empresa Comic Images abrió una brecha en la explotación de los productos derivados de los cómics con sus colecciones de cartas al final de la década de los ochenta, un mercado que se reveló verdaderamente competitivo en los noventa, cuando entraron en liza las empresas Sky Box y Fleer. Sonja estuvo en la colección de trading cards de Boris Vallejo, Boris (Comic Images, 1991), que fue la primera colección de tarjetas de fantasy editadas en los Estados Unidos, que marcaron el comienzo de este boyante negocio. También estuvo en Boris 3 (Comic Images, 1993) y en The Best of Boris (Comic Images, 1995). Sorprendentemente, en Europa del Este llegó a hacerse una emisión de sellos de correos con imágenes de Boris, una de las cuales era de Red Sonja. También conocemos la existencia de dos juguetes articulados de Red Sonja que aparecieron a finales de los años noventa, de la empresa Hard Hero. La misma firma lanzó espectaculares figuras de Kull y Red Sonja.
 
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Versión paródica pornográfica del deseado romance entre Conan y Sonja publicado en Penthouse Comix nº 26. 
El personaje también fue parodiado sexualmente, como pudimos apreciar en 1994 en Penthouse Comix, la revista de la casa de las tres llaves, que quiso hacer pornografía soft con autores de prestigio. Desde luego, aportó ejemplos de lo más destacado del cómic erótico de su tiempo, bien que de tono rebajado. De espada y brujería hallamos dos ejemplos en el número 26, excepcionales ambos. Uno fue Zheena, una heroína pelirroja de espada y brujería que acaba practicando la coyunda con un hechicero y que nos recordó a Zetari porque era hija de los británicos Edginton y Burns. En aquel mismo número se publicó la historieta “Old Flames”, en la que Paolo Parente, el imitador italiano de Bisley, relataba cómo una pareja se disfrazaba de Conan y Sonja para vivir una fantasía sexual en una historia olvidable por su guión pero espectacularmente dibujada.

Para Sonja, y volviendo al mainstream, la mejor promesa editorial de todas fue la que llegó en 1999 bajo el amparo de la empresa Cross Plains Comics. Este sello no disponía de los derechos sobre Conan, pero sí había llegado a un acuerdo con la empresa que gestionaba sus derechos, Red Sonja Corporation. Cross Plains anunció que lanzaría un libro de cómics de 192 páginas titulado Red Sonja: The Life and Times of a She-Devil, primero de una serie de volúmenes destinados a recopilar todas y cada una de las historietas en las que asomaba la pelirroja, colocadas en orden cronológico. No llego a aparecer ese libro, pero sí que vio la luz un excelente tebeo dibujado por el gran amante del personaje Steve Lightle, Red Sonja. A Death in Scarlet (en cubierta figuró el título Robert E. Howard’s Red Sonja). El trabajo de Thomas, Lightle y de Tayreza, quien puso color, resultó extraordinario. Allí se recreaba a una Sonja núbil en una aventurilla de juventud de los tiempos en que operaba como ladrona. Lightle dibujó la aventura con líneas delicadas y curvas temblorosas, con un deseo expreso de que todo tuviera un aire aseado y adolescente. Pero fue un tebeo triste, porque se leía de un plumazo y porque Sonja no contagiaba su entusiasmo. Esta historieta supuso el luctuoso fin de carrera para una empresa de cómics que se las prometía felices.

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Tres de las portadas distintas con las que apareció a la venta el primer número de Red Sonja editado por Dynamite, con ilustradores de renombre y el "bikini de hierro" ajustadísimo.

PURA DINAMITA
 
Cuando todos pensábamos que habíamos perdido a la diablesa con espada, llegó el Conan de Dark Horse y la nueva apetencia por la fantasía heroica en los primeros años del siglo XXI. Con ellos vino la pelirroja, cedida por la Red Sonja Corporation a la pequeña empresa editorial Dynamite Entertainment en 2005. Sus nuevos editores no tuvieron arrobo en anunciar que Red Sonja era un personaje que vivía en tiempos de Conan y así salpicarse con el éxito que estaba cosechando el cimmerio en los comic books de la competencia. Además, se afirmó en los tebeos que era «una creación de Robert E. Howard», algo manifiestamente engañoso, pero contemplado en su contrato, y por eso no permitieron a Dark Horse que reeditara las aventuras de Conan the Barbarian números 66, 67 y 68 en el volumen 9 de The Chronicles of Conan, porque en ellos salía la pelirroja.
 
Los cómics que planearon los de Dynamite se situaron a digna altura en comparación con lo producido anteriormente. El número 1 de Red Sonja (fechado en junio de 2005), con guión de Avon Oeming y dibujos de Mel Rubi, recurría al esquema tópico de las bad girls: el ideal del sueño húmedo de cualquier preadolescente se enfrenta y vence a enemigos impresionantes y, mientras tanto, adopta posturitas que muestran golosamente su anatomía. Después, esta ‘nueva’ Red Sonja se distanció de aquel modelo para sumergirse en una trama compleja extendida a lo largo de más de una docena de números, con lo que se ofrecía al lector un producto más seductor. Algo que no anticipaba el barajado de pin-up’s en que consistió su promoción, fundamentado en los juegos de cubiertas alternativas firmados por autores de prestigio en la industria, como Michael Turner, Joseph Michael Linsner, Alex Ross, Adams Hughes o Michael Wm. Kaluta entre otros. De entre los portadistas nuevos hay que entresacar al eficiente Caesar Rodriguez, colorista de bastantes cubiertas y también del interior, que realzó el trabajo de Rubi.
 
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Arriba, la Sonja de Mel Rubi, un buen arranque para la nueva serie. Bajo estas líneas, portada del nº 12, en plena refriega contra Kulan Gath; unos buenos cómics. 
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En conjunto, la serie de Red Sonja satisfizo al aficionado. El guionista construyó relatos interesantes, coherentes y rítmicos, amén de que mostró respeto por sus recreadores homenajeando a su dibujante más señalado cuando bautizó al caballo de la pelirroja como ‘Thorne’ en el primer episodio. También Oeming se permitió poner en tela de juicio la utilidad de la armadura de Sonja, el iron bikini, haciendo que el personaje lo considerase práctico porque: «Los hombres son fáciles de distraer». Guionista listo. Además, Oeming demostró saber adaptarse a una Hiboria llena de posibilidades sin tener que concebir amplificaciones fantásticas innecesarias. Por su parte, Rubi demostró ser un dibujante muy capacitado para construir fondos y situar en ellos la infrecuente anatomía de la pelirroja. Tambien generó atmósferas adecuadas y combinó buenas angulaciones con recursos dinámicos resueltos con economía. Narraba lo suficientemente bien, en suma. En su labor conjunta, los autores quizá pecaron de efectistas, por ejemplo a Oeming parecía encantarle la violencia (sobre todo los cráneos atravesados por flechas), pero eso dotaba a las historietas de un atractivo singular, del que Sonja nunca había gozado en los tiempos del Code. Lo más criticable era que los escenarios seguían siendo los mismos, enjoyadas monarquías emplazadas en páramos desérticos y tabernas perdidas en poblados casi en ruinas, y se perpetuaba el error de representar al personaje demasiado lozano para su edad (incluso en la historia todos han oído hablar de la leyenda de Sonja y existen reproducciones de su imagen “de cuando era joven”).
 
Tras una introducción algo lenta a modo de presentación, la colección evolucionó con algún episodio intercalado (de J. T. Krul y Noah Salonga) y con la narración en paralelo de la infancia de Sonja, dibujada por Pablo Marcos, no pudiendo evitar volver a narrar la dramática violación de la muchacha, claro está. A continuación, Oeming introdujo al personaje en el nevado norte para enfrentarla a un brujo que ha acumulado gran poder, Kulan Gath, conocido incluso en el Universo Marvel. La aventura fue intensa, un festival de hechicería, sangre y dolor. Lo relevante fue que Oeming hizo madurar al personaje después de mucho tiempo sin observar cambios. Guardó el respeto debido a su imagen ya asentada hasta en la historieta aparentemente paródica que ensayó para el primer Red Sonja Annual, ligado a esta colección, una obra de repudio a la llamada ‘violencia de género’. La inmersión en la larga saga con Kulan Gath resultó muy sabrosa, logró urdir un buen guión en conexión con el poema épico finlandés del Kalevala y llevar la historieta con buen ritmo, hasta alcanzar resonancias épicas y la categoría de high fantasy, visto que Kulan Gath reordenaba el poder en el mundo hiborio, transformado bajo su latente amenaza.

Por una vez calidad y popularidad se dieron la mano. Red Sonja vendía bien, según admitieron los editores de Dynamite, que a partir de ahí planearon nuevos lanzamientos similares, como Xena, y alianzas con otros sellos, como la pactada con Wildstorm para publicar los cuatro olvidables comic books Red Sonja / Claw: The Devil’s Hands, un aperitivo del rescate del personaje de DC con zarpa por mano. También planearon recopilar en libros todo lo publicado por Marvel, The Adventures of Red Sonja, y luego nuevos lanzamientos. Al cabo de un par de meses de iniciarse la serie regular lanzaron el tebeo único Red Sonja Goes East, una infantilada a lo manga obra de Joe Ng sobre guiones de Ron Marz, al que siguió un lanzamiento similar, Red Sonja. One More Day, con Palmiotti y Justin Gray a los guiones y dibujos de Liam Sharp, que consistía en un espectáculo de carne y sangre, sin más. Y no cesó ahí el interés por saturar al lector con tetas y con sangre. La miniserie Red Sonja vs. Thulsa Doom apareció con fecha de diciembre de 2005, tras conseguir los permisos para utilizar a un personaje de la cosmología de Kull, el mago Thulsa Doom; los créditos aludían a Thulsa Doom Corp. / Kull Corp., si bien el personaje puesto sobre el papel procedía de la recreación del mago para la película Conan the Barbarian, con el rostro de Earl Jones tomado como modelo para Doom antes de adquirir el aspecto que tendría luego en las series de Dynamite. El guión era aquí una concesión, por un lado, a Luke Lieberman, hijo del dueño de los derechos del personaje, y por el otro, a Peter David, autor de renombre invitado a escribir algo de Sonja. David se propuso en esa miniserie despertar sentimientos de patriotismo en Sonja y reconstruyó a Doom para ella como un enemigo formidable, a la altura de la amenaza de Kulan Gath, que desde ahí pasaría a convertirse en Némesis en sus próximas aventuras. Al parecer era Lieberman quien tenía planes para hacer más tebeos con Doom y Sonja, y la dejaron sin hogar para que volviese a sus vagabundeos hasta que pudieran volver a enfrentarla con el brujo thurio.

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Sonja busca nuevos enemigos y halla el idóneo en Thulsa Doom, con quien lucha en varias miniseries. Dynamite comenzó a lanzar nuevas series sin pausa, como Savage Red Sonja (portada de Frank Cho).

A partir de este momento, la serie en curso y las miniseries o monografías que fueron apareciendo mostraron aventuras de Red Sonja en solitario o momentáneamente al mando de un puñado de guerreros. Ellos iban armados hasta las cejas, cubiertos de cuero, pieles o metal. Ella, de cuerpo gentil para goce de pupilas masculinas. Esto fue muy evidente en la serie de cuatro números lanzada a mediados de 2006, Savage Red Sonja. Queen of the Frozen Wastes, con espectaculares portadas de Frank Cho, guiones de Cho y Doug Murray y dibujos de un desproporcionado Homs. Era una miniserie en la que se jugó a enfrentar voluptuosidad contra monstruosidad, centrada en el morbo que despertaba una reina vampiro dispuesta a practicar bondage sobre la hirkania. Todo sobre una base absurda: se nos introduce en un emplazamiento gélido y Sonja va semidesnuda sin que el viento helado logre ponerle la piel de gallina siquiera, además muestra una fuerza sobrehumana y aparecen ucronías por doquier (ni los hombres de Neanderthal ni los yeti habían sido bautizados aún).

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 Dynamite y la inverosimilitud. En la viñeta de arriba todos llevan abrigo salvo Sonja. Bajo estas líneas, una ilustración promocional  que es perfecto ejemplo de la escasa ergonomía de su "armadura".
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A raíz del éxito de la nueva Red Sonja “cañón” de Dynamite, se publicó en 2006 un cómic paródico que merece la pena recordar. Fue el divertido Dead Sonja. She-Zombie with a Sword (Blatant Comics, 2006). Este comic book en blanco y negro contenía tres historietas escritas por Rob Potchak Jr. y dibujadas por Ap. Furtado, Owen Gieni y Remy `Eisu´ Mokhtar, autores de las tres cubiertas variantes también. La introducción de Furtado, con los estilemas chuscos del underground pero válida, narraba la historia del ataque de los zombis bárbaros de Herpenian a la aldea de la joven Sonja, donde montan un festival gore. Sonja recibe poderes de una diosa, el bikini metálico y emprende su venganza. Las alusiones a Sam Raimi y Kevin Smith resultan acertadas en esta historieta, y el enfrentamiento entre Dead Sonja y Dead Sonya, en alusión al litigio que se traían los abogados por los derechos de la Sonja de Marvel y la de Howard, resultaba inteligentemente divertido. La Sonja de Marvel convierte en filetes a los abogados zombis. Sonja lucha en aventuras posteriores contra Bonan the Carbarian, trasunto de quien ya sabemos, y contra los Brat Barbarians en una parodia final de estilo manga.

Renovada la popularidad de Red Sonja entre los lectores, en septiembre de 2006 se anunció a bombo y platillo la vuelta del verdadero padre del personaje, Thomas, para escribir un tebeo nuevo, Red Sonja: Monster Isle, dibujado por Marcos, Cliff Chiang y Rodríguez. Fue una historieta de entretanto que Thomas resolvió como revisión de la obra de H. G. Wells The Island of Doctor Moreau. Y no paró ahí la producción en cadena de cómics de Sonja, que fueron sucediéndose como ristras de chorizos: todos iguales. Los Red Sonja Annual pasaron a ser una colección numerada, y al poco aparecieron los especiales Giant Size Red Sonja, tebeos que contenían alguna historieta corta inédita más varias reediciones de historietas completas de Marvel. Sacaron también figuras, cromos (Red Sonja Premiere Cards) y recopilaciones de portadas (Red Sonja Cover Showcase) para que no hubiera pausa en el festival de escotes bárbaros. La editorial terminó el año avanzando la aparición de más libros recopilatorios y de la revista Savage Tales para 2007.
 
Con el título Savage Tales se quería remitir a la mítica cabecera de Marvel, pues se planteó como una revista que acogía aventuras de varios personajes “salvajes”. Por supuesto, la cabeza visible era Sonja, protagonista de la portada y de una de las cuatro historietas que se publicaron por número, fragmentadas y entregadas por partes, con argumentos que pretendían ser muy sangrientos o muy oscuros, ambientados en entornos selváticos (Hunter), exóticos (Quatermain) o mitológicos (Hércules). El conjunto despedía cierto aroma a revista pulp, con el horror y la aventura truculenta como meta, aunque terminó agrupando a los nuevos personajes importantes en la “vida” de Sonja: Thulsa Doom y Osin. El número 7 de Savage Tales fue estupendo, con una historieta impactante dibujada por Lui Antonio, que resultó más sorprendente en la que hizo para el número 9, donde se presentaba a Valaka, heroína tetona con cuchillos muy cortantes. En este número la revista Savage Tales no contuvo historietas de Sonja. El número siguiente fue el último.
 
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Red Sonja y Spider-Man vuelven a encontrarse, pero en peores condiciones. 
El caso de Valaka no era único. Todo lo que iba apareciendo de Sonja era anatómicamente morboso, como las otras series que Dynamite se atrevió a lanzar en 2007 y 2008, como Jungle Girl y Eva. Daughter of Dracula, tebeos consistentes en muestrarios de posturitas de estiradísimas muchachas siliconadas que no sufrían daño en las refriegas. Sonja, por ejemplo, seguía núbil y sin mácula pese a sus mil revolcones, encontronazos, caídas y tortazos. Ni una cicatriz. Red Sonja no “crecía” ni en edad ni en personalidad. Lo único que sus autores ensayaron en sus historietas fue el juego de contrastes entre turgencias femeninas y monstruosidad recargada o fuerza bruta, sin aportar nada nuevo al personaje como mujer ni como guerrera. Esto lo pudimos comprobar en 2007, en la recuperación del “What if..?” en el que Sonja se encontraba con Spider-Man. Con el mismo argumento de partida que en el tebeo de Chris Claremont y John Byrne arrancó la miniserie de cinco números Spider-Man/Red Sonja, ahora con Avon Oeming y Mel Rubi a las riendas de la historia. El escenario era mucho más rocambolesco y preocupante, eso sí, con varios enemigos del Cabeza de Red pululando por Hiboria y el descerebrado Venom sometido por el hechicero, que pasó a convertirse en una amenaza aún peor al adquirir los poderes del simbionte.

 
SONJA, REINA NI MUERTA
 
Las siguientes aventuras que corrió el personaje lo hizo guiada por Luke Lieberman, entre otros, que siguió escribiendo la serie con la inercia marcada por Oeming, dado que implicó a la pelirroja en hazañas de increíbles dimensiones (dentro del subgénero de la high fantasy) y sin desarrollar apenas la psicología del personaje, que a veces se siente atraída por algún compañero de fatigas, picor que le dura lo justo, hasta el siguiente brote de adrenalina. El rumor de la posible película del personaje, que llegó a presentar Robert Rodríguez en San Diego, empujó a los editores a lanzar Sonja tras Sonja: The Adventures of Red Sonja recogía los comic books de Marvel en un tomo lanzado en 2005; Classic Red Sonja Remastered reimprimió en color la adaptación de la novela The Ring of Ikribu que se había servido por entregas en The Savage Sword of Conan (con dibujos de Esteban Maroto) y otras historietas de Marvel previamente aparecidas en blanco y negro.
 
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 Arriba, portada de un lanzamiento de recopilación, Classic Red Sonja Remastered, con portada de Esteban Maroto. Sobre estas líneas, página de Lui Antonio de Savage Red Sonja. Bajo estas líneas, sexto número de Queen Sonja, con su peto dorado.
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Red Sonja. Vacant Shell
, de 2007, proseguía insistiendo en la imagen voluptuosa del personaje sobre guiones básicos. Este lanzamiento único escrito por Rick Remender llevó dibujos del delicado Paul Renaud, un virtuoso del lápiz, que concebía a Sonja siempre guapísima, sofisticada y altiva. La historieta redundaba en un tópico, el del poblado zombificado por un demonio que, por supuesto, pretende a Sonja. La cosa acaba mal para los monstruos, pero Sonja vuelve a su ruta sin despeinarse siquiera. De 2007 también fue la miniserie Sword of Red Sonja. Doom of the Gods, en la que se retomaba el protagonismo de Thulsa Doom. Lieberman, esta vez asistido por Ethan Ryker en los guiones, propuso una de las más atractivas miniseries de Sonja gracias a la participación de Lui Antonio, con un primer número espectacular. En estas páginas la espadachina se mostraba peligrosa y revanchista como nunca en un entorno muy creíble, producto del esfuerzo de Antonio sobre el tablero de dibujo. La mercenaria pelirroja intenta vengarse del villano Doom y se encuentra con seres aún más poderosos y destructivos a los que sólo puede vencer usando sus mismas artes hechiceras. Los dos primeros números resultan muy angustiosos, excelentemente dibujados y con una tensión que flota constantemente en el ambiente. Es decir, atendemos a un baile de viñetas en las que el ritmo no cesa, con el aliciente (o estorbo) de que se nos muestra a la guerrera en todas las posturas posibles, incluyendo escorzos forzados en busca de la entrepierna. Como aliciente, Antonio concedió al personaje un rostro más acorde con su origen hiborio / oriental y rediseñó el bikini para realzarla levemente, bajando un poco la copa de su sujetador de malla hacia el pezón y engrosando sus mamas (o bien la culpa fue de Will Murai, que aumentó golosamente el volumen de los pechos con su coloreado digital). La calidad gráfica descendió en los dos últimos números, y las concesiones finales del guión al tremendismo fantástico —al parecer, inevitable en estos tiempos— rebajaron su calidad general. Pese a todo, de lo mejor del personaje que se ha publicado en los últimos años.
 
Pero ahí se acabó lo bueno, porque la serie regular comenzó a estar desprovista de interés, salvo por la mucha sangre derramada. Los argumentos se detenían en refriegas sangrientas o en las típicas asechanzas de poder político entre ciudades estado colindantes. La calidad de la serie descendió ostensiblemente con la sustitución de Rubi por Jackson Herbert, y más todavía cuando Arvid Nelson se hizo cargo de los guiones. Luego los textos pasaron a cargo de Brian Reed y los dibujos a manos de Walter Geovani. A esta altura, se decidió dar un giro inesperado a los guiones, y Sonja resultó muerta en el número 34. Siguió publicándose la serie, pero con una Sonja alternativa que vivía una vida de casada y madre y que, tras un encontronazo con piratas, halla a un guerrero transdimensional, Osin, que ha aceptado la maldición de Claw para poder luchar al lado de Sonja. Más que complicado, retorcido.
 
A raíz de esta circunstancia alguien tuvo la genial idea de que se podían contar las aventuras de Sonja en su juventud o en su madurez, cuando llegase a… reina, como Conan. Pues vaya genialidad… De 2009 data Queen Sonja, una miniserie en cuatro números escrita por Joshua Ortega y dibujada por Mel Rubi. Se trataba de una propuesta más para mostrar violencia y desnudeces a los chavales lectores, pero con un aliciente: Sonja ha llegado a conquistar un trono, el de la desconocida nación de Sogaria, cercana a Kamala pero sin rasgos característicos como para situarla en la Era Hiboria. La madura reina sigue tan lozana como siempre, y ahora hasta se atreve con el minibiquini (las copas de su cota no cubren sus pechos al completo, y sus ingles están detrás de una suerte de cota / tanga). Sonja, además, suelta unos espadazos que cortan carne y huesos sin el menor esfuerzo, y el guionista se complace en mostrarnos tantos cortes como le es posible.
 
En 2009, Lieberman se salió con la suya al sacar un tebeo dedicado solamente a un villano, Thulsa Doom. Fue una serie de cinco números con guiones de Lieberman y Arvid Nelson, con portadas de Alex Ross y dibujo interior de Lui Antonio en el arranque. La serie transcurría en Thuria, miles de años antes de Conan y Sonja, con Thulsa convertido en un musculoso héroe de acción con rastas. El resto de la civilización imaginada por Howard aparece en exceso maquillada y resulta poco creíble. Eso sí, no faltan chicas estupendamente dotadas, aunque malditas por la hechicería más abyecta. Todo era excesivo hacia el final, con monstruos gigantes y cercenamientos gratuitos por doquier.
 
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Doom, personaje predilecto de Lieberman. 
Al comienzo de 2010 apareció Red Sonja. Wrath of the Gods, con guión de Lieberman, encantado con la idea de mezclar high fantasy con el terror más brutal. El número de arranque lo dibujó Walter Geovani, artista con pocas dotes pero que hizo a Sonja muy dotada y usó el astuto ardid de adoptar puntos de vista que permitían el lucimiento de nalgas femeninas en casi todas las páginas. Observamos que Lieberman cada vez se estaba alejando más de Howard o de Thomas, y acercándose a los modos del fantasy literario y cinematográfico de comienzo de siglo. Al menos hay que reconocer a Liberman que concibió productos entretenidos, nada trascendentes ni originales, pero plagados de personajes lo suficientemente creíbles para generar satisfacción en el lector.

Tras el número especial 50 de la serie regular comenzó una nueva serie de aventuras de la diablesa pelirroja en 2010, con guiones de Eirc Trautmann y dibujos de Geovani. La Sonja que nos muestran ahora es la joven Sonja recién salida de Pah-Dishah tras participar en la guerra contra Turán. Es decir, es la indómita soldado ataviada con camiseta de cota de malla que había conocido a Conan recientemente. La historia no se planteó mal, pero quedó lastrada por el baile de dibujantes, alguno de ellos empeñado en dibujar a la protagonista con la anatomía propia de una slap dancer. Terminaba esta serie en el número 55, tras perder a todos sus compañeros en batalla. Entonces se le aparece la diosa Scáthach, que le explica que la renuncia es connatural a una soldado. O sea, como guerrera debe renunciar a lo que ama, debe sacrificar todo lo que ama como corresponde a un líder. En el número 56, ya de 2011 y fuera de esta serie, escribía Trautman unas aventuras en las que Sonja se emplea al servicio de Strabonus, dibujadas por Noah Salonga y otros autores memorables, como el pictórico Patrick Berkenkotter, que dibujó una trepidante aventura en Stygia en el número 60. La serie sigue avanzando bien, tirando de las riendas Trautman y Geovani. Van por el número 70 en marzo de 2012.

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En Red Sonja nº 51 daba comienzo una nueva tanda de aventuras que retomaba al personaje con su primera cota de malla. A la derecha, página de ese número en la que Sonja se muestra a su público como siempre deseó.   

CONCLUSIÓN INSATISFECHA

Desde el final de 2010 Dynamite ha distribuido las historias de Sonja en libros, promocionados como “Graphic Novel Collection”. En realidad se trataba de retapados en los que se reciclaban los arcos argumentales de la colección en curso o que agrupaban miniseries o lanzamientos monográficos con algún nexo común (a esto obedecía el tomo Travels, por ejemplo). Después, el sello ha seguido publicando monografías, como Blue, Deluge, Break the Skin o Raven. De estos tebeos nos pareció interesante Deluge, de 2011, donde el dibujante Dan Brereton se hizo cargo del guión, dejando en manos del neófito dibujante Chris Bolson representar a Sonja en el lejano Oriente, concretamente al sur de Khitai, enfrentada a tipos de ojos rasgados y a viejas maldiciones. No fue una mala historia ésta, al menos había varios personajes decentes y el suspense mínimo para mantener la atención del lector. El trabajo de Bolson era de agradecer, porque aunque era algo tosco lograba la atmósfera suficiente para meternos en ambiente. Break the Skin, de 2011, lanzamiento único escrito por Jean van Meter y dibujado por Edgar Salazar, fue algo peor. El dibujante se mostraba algo perezoso con los fondos, y la historia versaba sobre una maldición ancestral que amenazaba el tejido de un asentamiento civilizado, pero apenas si tenía papel el personaje principal. En Raven se plantea una idea atractiva: la diosa que concedió poderes a Sonja también lo hace sobre otra joven, Raven, pero en este caso elige la senda del mal, y la pelirroja tendrá que enfrentarse con ella.
 
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 Red Sonja en la portada del libro guía 100 Sexiest Women in Comics, selección de Comic Buyer`s Guide, de 2011.
Hasta recientes fechas, Red Sonja ha seguido su rumbo enfrentando a la guerrera con más machos briosos y más hechiceros perversos, siempre en guiones de Eric Trautmann y con dibujos de un adecuado pero algo envejecido Geof Isherwood. Los cameos han seguido dándose, lógicamente, y el último de que tenemos noticia es el de Sonja con Witchblade, que es otra de las cinco chicas heroínas de los cómics americanos que más desean los fans, según el listado de Comics Buyer’s Guide.
 
Durante todo este tiempo, Sonja ya ha sido violada varias veces y no hemos asistido a ningún encuentro amoroso satisfactorio para ella. Nunca se le vio cansada de pelear con espada o con sus puños, ni mostraba cicatrices, fueran internas o externas. Fue siempre una mujer impoluta, aparentemente receptiva pero fría, guerrera y libre. Para los jóvenes que la disfrutaron en los setenta fue ángel a la vez que demonio, tuvo muy mal envejecer en el cine, y sus seguidores hemos admirado más su imagen simbólica de los deseos producto de la testosterona que sus aventuras narradas en historietas. De la Sonja que pensó Roy Thomas queda hoy solamente un eco, se perdió la oportunidad de hurgar en el trauma de su adolescencia con interés por madurar un personaje femenino que hubiera dado mucho juego, y también la posibilidad de concebir a una Sonja sexualmente desatada, o simplemente enamorada o incluso madre, pero de un modo más creíble a como lo hizo Dynamite. A la postre, el personaje se quedó en modelo de war lingerie, como las chicas de FHM, pero sin promesa de sexo.

Es una verdadera lástima que la mujer más sexy de los cómics estadounidenses, al decir de CBG, se haya convertido a la postre en la más frígida.

TEBEOAFINES
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Creación de la ficha (2012): Manuel Barrero. Revisión de Antonio Moreno y Alejandro Capelo.
CITA DE ESTE DOCUMENTO / CITATION:
Manuel Barrero (2012): "Heroínas fantásticas sensuales y asexuadas. El caso de Red Sonja", en Tebeosfera, segunda época , 9 (2-IV-2012). Asociación Cultural Tebeosfera, Sevilla. Disponible en línea el 04/XII/2024 en: https://www.tebeosfera.com/documentos/heroinas_fantasticas_sensuales_y_asexuadas._el_caso_de_red_sonja.html