LA ARGENTINA QUE RECUERDA.
Una reseña sobre la obra La Argentina que rie.
Siempre se agradece la aparición de libros como este que nos ocupa La argentina que ríe. Libros bien editados, con apoyo gubernamental (con lo que supone de reconocimiento) y que recogen información de una época que está quedando en el olvido. A pesar de su engañoso subtítulo, este documento no abarca sólo lo que normalmente entendemos como "humor gráfico", sino que realmente revisa la producción de las revistas de humor (básicamente, revistas de historietas) que aparecieron en Argentina durante las décadas de los 1940 y 1950 del pasado siglo, con especial atención a sus principales partícipes, los guionistas y dibujantes que en ellas colaboraron.
Algunos de los autores referenciados en este libro, grandes creadores del humor dibujado
El responsable de tal proyecto es nada menos que Andrés Cascioli, dibujante de historietas y fundador de publicaciones emblemáticas argentinas como Satiricón o Hum® (Humor Registrado), y de la no menos célebre editorial Ediciones de la Urraca. Autor de reconocido prestigio Cascioli, junto a su socio Oche Califa, ha conseguido recopilar información sobre los más destacados autores de historieta e ilustración argentinos, pioneros de un medio que desarrolló una gran actividad en unos años en los que Argentina, como reconoce Cascioli en una entrevista, era feliz [entrevista en YouTube]. Y esa felicidad se expresó a través de numerosas publicaciones periódicas con tiradas astronómicas (basta recordar los 400.000 ejemplares que podía distribuir Patoruzú), en las que se repetían nombres que llegarían a ser (por sus obras y por sus mismas vidas) míticos. Así, podemos encontrar nutridos datos biográficos y muestras del talento de Roberto Battaglia, Oscar Blotta, Alberto Breccia, Calé, Rodolfo Claro, Ramón Columba, Juan Ángel Cotta, Divito, Fantasio, Ferro, Francho, Toño Gallo, Carlos Garaycochea, Alcides Gubellini, Abel Ianiro, Rafael Martínez, Mazzone, Luis J. Medrano, Juan R. Mezzadra, Olivera, Oski, Lino Palacio, León Poch, Dante Quinterno, Tulio Lovato, Arístuides Rechain, Pedro Segui, Torino y Tristán. Personajes que han marcado la infancia de muchos argentinos y han influido en el imaginario colectivo, como el cacique Patoruzú de Qinterno y Lovato, Langostino de Ferro, Piantadino de Mazzone, Don Nicola de Torino, Juan Mondiola de Segui, Fúlmine de Divito. Y más, como los retratos costumbristas de Medrano o de Calé en su "Buenos Aires en camiseta", las fabulosas ilustraciones de Lino Palacio para Billiken o de Blotta para Patoruzú, las caricaturas de famosos de Ianiro... y las chicas de Divito.
Llama la atención como se repite una constante en autores y publicaciones: el marcado localismo que centra en Argentina, sobre todo en el ambiente de Buenos Aires (porteño a decir de los argentinos) toda su temática. No se hacen apenas referencias al exterior, sino que el tango, el boxeo, el fútbol y las mujeres copan con frecuencia viñetas y páginas. El humor político es muy escaso en esta época (ejemplos contados serían los chistes de Tristán, Arístides Rechain o del mismo Lino Palacio con el pseudónimo Flax), y según Cascioli tendría su explicación en la delicada situación política del momento, en la que el gobierno se alineaba con las fuerzas del Eje y no consideraban "conveniente" ningún tipo de disidencia, obligando a los autores a un acercamiento a las costumbres autóctonas. Era una etapa de prosperidad que no merecía desaprovecharse. Como escribe Cascioli en elprólogo, «Era, por lo visto, una Argentina en la que su propia realidad satisfacía el imaginario popular».
Muestra del volumen con su diseño de páginas interiores
El volumen está dividido en tres partes. Una introducción a modo de repaso de la evolución de las publicaciones argentinas en la primera mitad del siglo XX, escueto pero denso, con abundante información hemerográfica. El grueso del texto, con biografías de los autores más significativos (a cargo de Juan Carlos Muñiz) y numerosas muestras de sus trabajos (incluso en distintas etapas del mismo). Y un epílogo, el artículo "De Patoruzú a Rico Tipo", en el que Cascioli (autor también de la introducción) desmenuza el inicio de estas dos señeras revistas. La reproducción de ilustraciones, viñetas y páginas es muy abundante (como por otra parte corresponde a una obra de estas características), teniendo en muchas ocasiones que realizarse un verdadero trabajo de restauración a partir de los originales dado el mal estado de los mismos. Y este es uno de los puntos que hablan a favor de este trabajo: la recuperación de esa otra memoria, la de un medio profundamente imbricado a nivel popular en una época en la que la historieta tenía otra consideración, quizás menos respetada pero desde luego más aceptada. Un trabajo y unos autores que, al igual que en España, son prácticamente unos desconocidos para el lector actual.
Y haciendo referencia a España, ¿qué influencia tuvieron estas publicaciones en el entonces pujante mercado nacional? Ya otros investigadores han sacado a relucir posibles relaciones, como la señalada por Fernández Soto entre Fúlmine, personaje de Divito que llegó a tener adaptación fílmica, y el primitivo Mortadelo. O, como menciona Guiral en sus obras sobre Bruguera (y ha reconocido Francisco Ibáñez en alguna entrevista), de la influencia de las revistas humorísticas, sobre todo Rico Tipo, en el modelo de publicación de Bruguera (más evidente, desde luego, en cabeceras como DDT o Can Can). Hasta qué punto los artistas argentinos marcaron a los españoles deberá ser fruto de una futura (y apasionante) investigación.
Cascioli (y colaboradores) ha elaborado un producto elegante, digno, fundamental, para el cual ha tenido que recurrir al Fondo Nacional de las Artes. No hay editores para las obras que recuperan esa parte de la historia argentina, se lamenta el editor, y el apoyo de una institución en el desarrollo y la investigación de la historieta ha supuesto un importante beneficio. De tal manera, Cascioli pretende editar otros volúmenes dedicados a glosar la producción de historieta argentina a lo largo del siglo XX.
En España vivimos una situación similar, y afortunadamente iniciativas como la de Editorial El Jueves y Antoni Guiral y la de decenas de aficionados voluntariosos está haciendo que aparezcan en el mercado verdaderas obras de rescate de un material de primera calidad. Ojalá podamos formar parte de ese proceso de recuperación de autores, obras y publicaciones que merecen ser recordadas y conservadas para las generaciones venideras.
Javier Alcázar
LA ARGENTINA QUE RIE. El humor gráfico en las décadas de 1940 y 1950
Andrés Cascioli, Oche Califa (eds.)
Fondo Nacional de las Artes. Buenos Aires, 2008.
352 pp., color
ISBN: 978-987-641-002-1
TEBEOENLACES:
Video sobre el libro aparecido en el diario Clarín, 0-II-2008, haga clic aquí para verlo.
Larga reseña del libro en La Nación, publicada el día 09-X-2008