LA REPRESENTACIÓN DE LA MUJER EN LA TIRA BARRIO CHINO (1989) DE MARTINI Y MAITENA
MARIEL CERRA

LA REPRESENTACIÓN DE LA MUJER EN LA TIRA
BARRIO CHINO (1989) DE MARTINI / MAITENA

Introducción

La historieta erótica, tanto como la pornografía, es un importante medio que genera y fija modelos de masculinidad y feminidad. Tal como señala la teórica del Postporno, Beatriz Preciado (PRECIADO, 2009, 14), «la pornografía genera escenarios utópicos para satisfacer al ojo masculino heterosexual (…) es una potente producción de género y de sexualidad». El lenguaje de la historieta erótica también fue estructurado por el inconsciente de la sociedad patriarcal.

Maitena Burundarena, famosa por sus Mujeres alteradas, fue una de las pocas mujeres que publicaron historieta erótica en Argentina durante los años ochenta, coincidente con el auge de este género. Las tiras publicadas fueron: “El langa”, “Coramina”, “Barrio Chino” e “Historias por metro”. Las primeras dos aparecieron en SexHumor y las otras en Fierro.

La tira “Barrio Chino” está basada en el libro homónimo de Juan Martini, adaptada e ilustrada por Maitena Burundarena. Sobre esta historieta, Maitena declara (ACCORSI, 2000):

«”Barrio Chino”, de hecho, tenía bastante erotismo, y toda esa parte la hacía yo, era una salvedad, una licencia, que no estaba en el cuento, y yo la metía en la historieta. Las “Historias por metro” también eran todas eróticas. Cuando enganché esa veta, lo disfruté más, me divertí más en ese género (…) La aventura era el sexo, era esa pequeña cosa que pasaba.»

Esta historieta se encuentra ambientada en Barcelona, en el mundo del hampa. Es un retrato de la marginalidad, presenta personajes fuera de los límites de la legalidad que compran cocaína a niños y ven riñas de gallos, en donde la violencia está a la orden del día. La tira sigue la línea estilística y temática de la segunda etapa de la revista Fierro con la dirección de Marcelo Figueras. Según Carlos Alberto Scolari (SCOLARI, 1999, 252), Figueras.

«[…] dio inicio al período post moderno en Fierro, alejado del tono característico nac’n’pop de los primeros años. Se relaciona con el nuevo imaginario de la época: la negación de cualquier utopía, la violencia urbana y el sexo desenfrenado visto a través de una persiana americana eran algunas de las coordenadas de este territorio temático que será recordado como clásico de los años ‘80»

Las protagonistas

La historia comienza cuando el personaje de Rita pide ayuda para encontrar a su novio, que cree que fue secuestrado por un mafioso. Gina acepta colaborar y convence a su novio, Bruno, para que lo haga también. En esa búsqueda comienza una relación amorosa, o sexual, entre Rita y Gina.

Tenemos como protagonista principal a Gina, quien nos relata lo que sucede. Los dos personajes femeninos principales son polos opuestos. Gina no le tiene miedo al peligro y se entromete en lo que no debe. En cambio, Rita es una “chica sentimental”, según las palabras de Gina, y, al mismo tiempo, es la dueña del deseo de ésta. En un principio la ve como una mujer frágil e inocente. Se muestra que ellas tienen relaciones sexuales varias veces, aunque Rita le termina “robando” el novio a Gina. Esta última se podría asimilar a la femme fatale del cine negro: bella y seductora que lleva a la persona que la ayuda a la desgracia. Paradójicamente, el personaje de Gina se asimila estéticamente a una de las femmes fatales más importantes del cine negro: Veronica Lake.

Gina y Rita se representan visualmente delgadas, voluptuosas y lindas, según los cánones de belleza canónicos occidentales. Están vestidas con ropa sugerente o desnudas. Como ocurre en la historieta erótica dominante, Gina y Rita interpretan el tradicional papel exhibicionista, su apariencia está sumamente codificada para causar un fuerte impacto visual y erótico.

Las protagonistas funcionan como objeto erótico en dos niveles: en el primero de ellos, para los personajes de la historia, y en el segundo, para el lector. La mirada masculina aparece en esos dos planos. En la siguiente figura se ve de manera explícita esto cuando Bruno espía por la cerradura a Gina y Rita. La historieta, como medio visual, brinda el placer de la espectofilia. Esta surge del disfrute de usar a otra persona como objeto de estimulación sexual a través de la vista. En Tres ensayos sobre una teoría sexual, Freud asocia la espectofilia con tomar a otras personas como objetos, sometiéndolas a una mirada controladora y curiosa.

El deseo de la mujer aparece fuertemente en la pareja Rita / Gina, pero podemos plantear ciertas objeciones a esto. Si bien aparecen relaciones lésbicas, cumplen con la fantasía masculina heterosexual dominante en que la mujer lesbiana termina yéndose con el hombre. El lector se identifica con el personaje de Bruno, y, a través de él, termina poseyendo a Rita.

Una situación similar la podemos ver en una de las tiras de “Historias por metro” publicada en el mismo año y la misma revista con guión e ilustración de Maitena. En la historieta se muestra la interacción sexual entre dos mujeres, pero una deja a la otra y se va con un hombre. Esta situación se refleja frecuentemente en el cine pornográfico dominante, como señala la directora de cine XXX Erika Lust en su libro Porno para mujeres.

Mujeres en “el afuera”

Gina y Rita aparecen en el espacio público. Y no en un espacio público cualquiera, en el mundo de la mafia y la marginalidad. No se encuentran relegadas a la esfera privada, como las mujeres de la segunda etapa de su obra. Igualmente, se deja en claro que están en un mundo de hombres. El Lobito dice: “No te metas en esta historia, Gina”, y ella aclara “Hay cosas en el Barrio Chino que no se hablan con mujeres”. Esta conversación se da en un contexto de una riña de gallos donde todos los espectadores son hombres. También, antes de que El Viruta viole a Rita, le aclara: “Este no es un lugar para chicas como vos”. En todo momento se marca que el Barrio Chino no es un lugar para mujeres, y podemos inferir que, por lo tanto, son castigadas.

La violación a las mujeres es un tema recurrente en las historietas publicadas en Fierro por Maitena, aparece tanto en “Barrio Chino” como en “Historias por metro”. En “Barrio Chino” se muestra una escena de violación en la que el arma remplaza al pene como objeto fálico. Vemos esta situación traumática de una manera muy poco realista: luego de que Bruno la rescata, se besan por primera vez. Algo similar sucede en la tira “Historias por metro”, en la que una mujer es violada por un desconocido en el subte y luego termina defendiendo a su agresor. En la revista Fierro eran recurrentes las representaciones de violencia hacia la mujer con el objetivo de erotizar a sus lectores.

Lo más transgresor de esta tira, dentro del género tradicional de la historieta de aventuras, es que se encuentra contada desde la perspectiva de la compañera del héroe. Gina tiene el protagonismo, inicia la búsqueda del novio de Rita, pero quien rescata a Rita en dos ocasiones es Bruno. Al finalizar la historia, Rita se va con su salvador, dejando sola a Gina.

Para finalizar

Las protagonistas de “Barrio Chino” están en los límites de la marginalidad y fuera de la seguridad que les brinda el hogar. No por encontrarse fuera del ámbito privado dejan de ser vistas como objetos sexuales. La historieta permite ver a la mujer lesbiana y su deseo; sin embargo, los encuadres con que se realizan las representaciones de las relaciones sexuales lésbicas tienen el objetivo de erotizar al espectador varón heterosexual.

A pesar de ser sujetos en la historia, Gina y Rita se encuentran delineadas para el disfrute del varón heterosexual, público mayoritario de la revista Fierro. La mujer es tomada como objeto para el placer de la mirada masculina, sigue siendo una portadora de sentido y no constructora.

Maitena siguió la línea editorial de la publicación, al cosificar gráficamente a la mujer y violentarla. Continúa la estructura de la historieta erótica al tratar al género femenino como imagen y al masculino como poseedor de la mirada.

Bibliografía