LOS ELEGIDOS (THE BOONDOCK SAINTS). La ley del pulgar
Los hermanos CONNOR (VERITAS) y MURPHY (AEQUITAS) MACMANUS, irlandeses bostonianos, reciben la sagrada misión de ejecutar en el mundo del crimen la Ley de Dios, que es superior a la del Hombre. La santidad que aureola su tarea les proporcionará letales e importantes aliados.
URGE SOLUCIÓN
Consideramos que el lector es consciente de que existe un cierto número de películas que tienen una clara estética de cómic en su ejecución. Sospechamos que sus realizadores apostaron por este aspecto al considerarlo o bien un homenaje a un medio del cual son afectos, tributo a un sistema divulgativo y narrativo anterior al celuloide, compuesto por viñetas, o sea, fotogramas concretos, o una forma óptima, poderosa, ágil, de realzar la historia que pretendían contar, sin complejos ni empacho, algo de lo que algunos laureados podían tomar nota, en vez de hacer mohines y entrecomillar cómic como temiendo que se escape un virus del término.
Consideramos que algunas de estas películas merecen cierta atención por nuestra parte, sobre todo por resaltar esos detalles que son puramente de la historieta, en consonancia con el espíritu general de TEBEOSFERA. Y, por tanto, reseñamos un film que nos parece un excelente ejemplo de esta apreciación.
A rebufo de la reciente y muy aguda reseña de MANUEL BARRERO sobre el último y catastrófico estreno de THE PUNISHER (otro mangoneo de la productora, sin duda, ejerciendo presión sobre una realizadora novata, como le pasó a TIM BURTON con BATMAN), comentamos una película (de 1999) que también desarrolla el polémico asunto de la Ley, su ejecución y los que deciden que deben aplicar la justicia porque el Sistema, sencillamente, se demostró incompetente o ineficaz para administrarla, deslindándose de sus responsabilidades a través de un retorcido y complejo protocolo.
Por supuesto, haremos detalle de los aspectos estéticos y anejos al cómic, que son los que persigue esta reseña.
Cartel original de este filme. El resto de imágenes corresponde a momentos del metraje.
LA GENEROSIDAD DE LOS SANTOS
El film de TROY DUFFY (aspirante a médico, que se pasó a la música, que terminó realizando esta película –con notable maestría pese a ser nuevo en estas lides-, producto de una experiencia personal) está embebido de todos los rasgos que caracterizan al género de vigilantes, que luego disecciona con divertida y perspicaz profundidad. Sus protagonistas tienen características de héroes de tebeo, con personalidades forzadas un tanto para que encajen en el diseño narrativo elegido.
Una vez asimilado el modus operandi del vigilante (víctima de una tragedia personal, asqueado de la pasividad social, repugnado por un permisivo Sistema saturado e incapaz de saciar su humano deseo de sangre en la medida exigida), le da la vuelta y presenta a una pareja de hermanos, profundamente religiosos, que no beatos, un tanto inofensivos que, de pronto, se ven implicados en un crimen y, después, asumen que han sido elegidos por la Más Alta Autoridad, Absolutamente Indiscutible, para ejecutar Su Ley Irrevocable.
Duffy evita la viudedad a los MacManus; ni siquiera, como EL EX PRESO DE COREA, sufren una mutilación o algo que realmente justifique su radical postura. Abandona el canon dotándoles del discernimiento obtenido durante la noche, pues padecen una revelación (interesante detalle de connotaciones religiosas: como SAULO saliendo de la ceguera), en la cual también son bautizados, siendo así legitimados para emprender la labor encomendada por el mismo Dios.
Ellos no se consideran la justicia, sino herramientas de un mandato divino. Por este detalle, Los Elegidos se diferencia considerablemente de otras obras (en papel o filmadas) de este estilo. FRANK THE PUNISHER CASTLE es la justicia, como CHARLES PAUL KELSEY BRONSON; a resultas de su tragedia, tienen un súbito y preclaro instinto de que esto es así y deben actuar sin demora. Ya hemos visto que, a diferencia, los hermanos MacManus se consideran vehículos, no entidades. Dios manda. Ellos obedecen.
Ahora, apreciemos sus rasgos de tebeo: llevan un (casposo) uniforme, sus tatuajes y rosarios son sus emblemas, poseen marcados perfiles psicológicos, uno de los hermanos se arroja, desde un sexto piso, para salvar al otro, flameando su albornoz como una cutre capa de Batman, su ruinosa FORTALEZA DE LA SOLEDAD… Otro detalle que reafirma su decidida inspiración en el cómic se ratifica en cómo IL DUCE (BILLY CONNOLLY) sale a escena: forrado de pistolas, al estilo del propio Punisher, o algún rival suyo de medio pelo.
PATER NOSTI
Este personaje acapara también un buen número de tics gráficos. Nos recuerda a Castle por su etapa entre rejas (donde tiene sus roces con PUZZLE, ese villano de la cara tajada de forma tan macabra –sale en la última peli, ¿no?-), luego por su edad, madura, por su carácter cerrado, sombrío, huraño, autor de un lema poético que es la contraseña que le impide ejecutar a sus iluminados vástagos. Ya el modo como es presentado (la audiencia de la libertad condicional) es el primer aviso sobre su inspiración ilustrada.
Unido a sus hijos, forman un trío letal que se atreve con el más grande de los peligros (el capo mafioso, que parece un borrador de TONY SOPRANO) y luego se encaran a un tenebroso e incierto futuro. La pregunta lanzada (“¿Hasta dónde vamos a llegar?”) recibe una respuesta implacable… y de cómic (“La cuestión es si tienes la fuerza para continuar”). Los críticos que vituperan Los Elegidos (aferrados a manidos argumentos progres) evitan resaltar la importancia de esta escena. En ella, uno de los implicados parece cuestionar tanto la validez de la cruzada (¿quién quedará, al final, enmarcado como uno de sus objetivos: un tío que se salte un stop?), como busca una salida, una conclusión, a su actividad, criminal a los ojos de la Ley del Hombre, aprobada por Dios, empero, so pena de llevarlos a un futuro oscuro, sin salida, o a un dramático fin. Se limitan a resaltar los toques cómicos de la cinta (colocados estratégicamente para suavizar el impacto de la violencia, cosa que tampoco señalan) y otros efectos del montaje.
No obstante, el cuerpo de la crítica es negativo, asustadizamente ideológico, pues nadie debe tomarse la justicia por su mano, ¡qué barbaridad!, que para eso tenemos leyes. Pero ¿y cuando éstas fallan o son claramente insuficientes, o la sentencia absurda, desproporcionada?
¿QUÉ HACEMOS CON LOS PREDADORES?
Ya dijimos, en su momento, que cuando se toca este tema, el de la necesidad humana del linchamiento como medio de satisfacer un apetito social, es imposible no hacer demagogia o digresión. Las almas de buena voluntad se escandalizan, naturalmente, ante esta postura. El problema básico reside en que el Hombre no es una elegante máquina racional ASIMOV, como muchos quisieran, sino un ser profundamente marcado por rasgos atávicos: celosos, competitivos, territoriales. El instinto predador perdura, acendrado, en nuestros cromosomas. Y estas buenas almas, quizás porque en ellos sí han evolucionado, o no lo comprenden o se obstinan en negar una evidencia clamorosa.
Somos animales con agudos instintos dañinos; ciertos delincuentes son clasificados como predadores sexuales por su clara conducta de acecho y caza. Se pide la pena de muerte porque queremos ver saciado cierto instinto. La justicia es asunto secundario. Todas estas películas, tebeos, o pulps, cumplen una importante misión social: proporcionar catarsis a las masas, relajar cierta contractura del alma.
La prueba más palpable de nuestra animalidad está en el sexo: nos estimula químicamente una secreción hormonal olfateada, y elegimos a la pareja por determinados atributos físicos. Nadie se ha emparejado atendiendo, como sex appeal, al coeficiente intelectual. El físico determina la acción.
Es lo que más nos atrae de PAMELA BARB WIRE ANDERSON (por ejemplo): su capacidad para resolver las ecuaciones que nos permiten viajar por el tiempo, ¿verdad? Su carrocería neumática y curvilínea es lo que menos apreciamos en ella.
Troy Duffy (y según parece, el agudo interés de WILLEM JESUCRISTO DAFOE por llevar adelante este proyecto, encarnando al singular agente del FBI PAUL SMECKER) intenta, al tiempo que nos colma de catarsis, exponer estas cuestiones en un metraje dotado de numerosos aciertos, realzados por el elegante empleo de la peligrosa cámara lenta (la cual destaca los abundantes guiños al cómic de la película), dejando que sea el espectador quien saque una conclusión, pues Los Elegidos no es un metraje hermético, donde todos los postulados impostados son inamovibles (EL EXTERMINADOR, DEATH WISH, The Punisher) sino un repaso a ciertos criterios que adornan nuestra ética social.
Un reciente crimen ha espoleado el ansia de revancha/linchamiento (según los doctos radiofónicos) de la Sociedad, exigiendo penas más duras. El legislador ya ha dicho que nones, así se ponga la gente, y no por humanistas consideraciones más bien bizantinas, sino por la sencilla razón de que una Ley más estricta podría arrojarles a ellos a prisión. La Ley actual asegura su impunidad; el refrán es preclaro: Hecha la ley, hecha la trampa, y ellos son quienes las redactan, trampas por delante. Las almas bondadosas afirman que la mano firme no sólo no resuelve nada, sino que podría ser hasta contraproducente, al espolear la ira del asesino.
Entonces, ¿qué hacemos con los predadores que rondan por ahí? Éstos no vienen del Cosmos: son engendrados en la Tierra, como todos. Hay que dar una solución, y quizás, por primera vez en la Historia, poseamos los medios adecuados.
Quizás alguna de estas medidas exija una posición drástica, pero vamos a recordarles a muchos que Se ríe de las heridas quien no las padece. Seguramente, alguno de los que ahora se niegan a endurecer la sanción, cambiarían de parecer si ellos fuesen las víctimas. Tan poco durarían sus etéreos principios.
LA DIGRESIÓN SOBRE PUNISHER
Se ataca al vigilante de la calavera, fundamentalmente, por sus mortales métodos. Pero reflexionemos un momento: ¿cómo se atreven tipos como SPIDER-MAN, DAREDEVIL, o Batman, a criticarle? ¡Ellos mismos son vigilantes! ¡Van enmascarados (Castle, no) y ejecutan la ley como les sale del ánima! Cierto que no matan a nadie, pero, a ellos, ¿quién les ha otorgado el derecho a imponer la ley? (Sí, ya, está eso del arresto ciudadano.) Para aplicarla, ya están la policía y JUDGE DREDD, ¿no? Es legítimo, en cambio, aplaudir la conducta criminal de estos enmascarados, ¡pero vituperar vehementemente a The Punisher!
RECAPITULANDO
Con gran astucia, Duffy construye una parábola/catarsis en la que niega a sus protagonistas la decisión final. Otros la toman por ellos, al contrario de sus homólogos del cómic, el cine o el género pulp: sus protagonistas son individualistas inflexibles e implacables, máquinas de inexpugnable criterio razonado.
Apelando a Dios, el realizador saca, de una forma ingeniosa, del atolladero ético a sus personajes, evitándoles plantearse si un individuo, voluntariamente, debe tomar atajos y ejecutar criminales. Castle no lo duda. RORSCHACH (Duffy hace mención a KITTY GENOVESE en la película) tampoco. Los MacManus, en cambio, hacen lo que les mandan.
Hemos dejado al final comentar la actuación de Dafoe, por lo exuberante del carácter de Smecker (también un tanto estridente) y su complejidad. Como agente del FBI está asqueado del Sistema (lleno de agujeros), pero no tiene la fuerza de voluntad para desobedecerlo y se empeña en cumplir sus leyes (porque, fuera de ellas, ¿qué hay?), envidiando empero la fe y determinación de los MacManus, Los Santos, como los denomina la prensa, adjudicándoles aureola de superhéroes (en el epílogo se les junta con Batman y SUPERMAN). También intuimos que le asquea su propia sexualidad (da muestras en varias ocasiones) pero tampoco logra zafarse de ella. Es revelador que empiece a ver la luz tras salir del confesionario.
El resto del elenco (los detectives intimidados –en más de un sentido- que colaboran con Smecker) es también “de tebeo”, dueños de estereotipos más que de personalidades. A riesgo de errar, creemos que esta cinta inspiró bastante a otro irlandés del mundo de la historieta, GARTH ENNIS, porque su The Punisher refleja ecos, tenues, de esta producción.
Los Elegidos, producción de MIRAMAX desarrollada por una filial indie, pasó meteórica por nuestras pantallas. Carece de atractivos suficientes para llamar poderosamente la atención. Sin embargo, quizás sea la mejor cinta sobre vigilantes jamás filmada (pues emplea la violencia como vehículo, no como un fin que tape deficiencias de dirección o de guión), inteligente, divertida, polémica, elegante.
Y no rehúye, insistimos, tributar al mundo de los tebeos, en el cual se apoya para aumentar su grandeza.
Los Elegidos comienza como una sutil comedia con diálogos parecidos a los de QUENTIN TARANTINO o KEVIN SMITH, que se va tornando siniestra según avanza. El papel de DAVID DELLA ROCCO (el astroso mensajero mafioso) también merece un renglón, más que por su minuto de gloria en el bar (donde ejecuta a los hampones) que por ser quien nos presenta a un auténtico villano de historieta, trazado tal cual, y cuya presencia remacha la certeza de que Los Elegidos es un tebeo filmado, con inteligente soltura.
Reseña por Antonio Santos (de su serie GRAMÁTICA PARDA, entrega 21)
FICHA TÉCNICA
TÍTULO: LOS ELEGIDOS (THE BOONDOCK SAINTS)
GUIÓN y DIRECCIÓN: TROY DUFFY
REPARTO: WILLEM DAFOE, SEAN PATRICK FLANERY, NORMAN REEDUS, BILLY CONNOLLY, DAVID DELLA ROCCO
GÉNERO: TRHILLER/VIGILANTES
NACIONALIDAD: EE.UU, CANADÁ, año 1999, estrenada en 2000 en ESPAÑA
BANDA SONORA: IAN ANDERSON, JEFF DANNA
PRODUCE: ELIE SAMAHA, LLOYD SEGAN, ROBERT FRIED, CHRIS BRINKER
PRODUCCIÓN EJECUTIVA: ANDREW STEVENS, ASHOK AMRITRAJ
DURACIÓN: 110 MINUTOS
UNA PRODUCCIÓN FRANCHISE PICTURES, BROOD SYNDICATE, FRIED FILMS, THE LLOYD SEGAN COMPANY y CHRIS BINKER PRODUCTIONS
DISTRIBUYE: TRIPICTURES