SUPERMAN SE ANIMA Y VUELA
Los cortos de animación de los hermanos Fleischer
1. Los precedentes
El decenio iniciado en 1930 constituye una edad de oro para las artes en los Estados Unidos. La Gran Depresión fue acompañada de una explosión de creatividad en literatura, cine y música (Fernández Valentí, pp. 32 y 33). El cómic no fue una excepción, y las tiras de prensa se vieron acompañadas por revistas especializadas en la recopilación de historietas que fueron denominadas comic books. Uno de los empresarios del nuevo sector fue el novelista Malcolm Wheeler-Nicholson, que fundó National Allied Publications, empresa dedicada a la edición de comic books de historietas originales (Guiral, pp. 10-20).
Primera portada de Action Comics, con Superman. |
En abril de 1938 tuvo lugar un acontecimiento decisivo para la historia del cómic: tras diversos intentos, el guionista Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster consiguieron que National publicase en el número uno de su nueva revista Action Comics la primera aventura de Superman . El personaje gozó de un éxito casi inmediato debido a su carácter innovador. Por supuesto, como cualquier obra artística denota influencias de creaciones previas de otros autores. Entre otras podemos citar las siguientes: el John Carter de la serie de novelas “marcianas” de E. R. Burroughs , en lo que se refiere a la capacidad de dar gigantescos saltos; el Zorro , en lo relativo a la doble identidad que oculta al héroe tras una apariencia anodina; Doc Savage , personaje que posee una fuerza sobrehumana; Popeye y su fuerza extraordinaria al comer espinacas... Pero quizá la influencia más clara, hasta el punto de que llegó a existir una acusación de plagio, fue la de la novela Gladiator, el superhombre (Gladiator, 1930) de Philip Wylie. Aunque hay innegables semejanzas entre Hugo Donner, el protagonista de la novela, y el primer Superman (Díaz y Alboreca, pp. 16-20), no solo no prosperó la demanda, sino que la diversidad de medios artísticos (novela y cómic) supone una diferencia entre ambas obras lo bastante sustancial como para resaltar la originalidad de Superman .
Las ventas de Action Comics crecieron exponencialmente, y en enero de 1939 Siegel y Shuster comenzaron a publicar aventuras de Superman en tiras de prensa diarias que se publicaron cada vez en más periódicos. En el verano del mismo año se publicó Superman, una revista dedicada exclusivamente al superhéroe con sesenta y cuatro páginas a todo color y periodicidad trimestral. Pronto aparecieron también las páginas en los periódicos dominicales. Por otro lado, la editorial comenzó a explotar el denominado merchandising, vendiendo todo tipo de productos relacionados con el famoso extraterrestre (Hernando, capítulo 1).
Collier y Alexander, las voces. |
En 1940 el superhombre saltó a otro medio. Si hasta entonces había aparecido en viñetas, pasó a tener voz en un popular serial radiofónico que llegaba a todos los hogares con destino a un público más intergeneracional que infantil: Las aventuras de Superman . El programa comenzó emitiéndose tres días a la semana. Bajo el patrocinio de una famosa marca de cereales, hizo importantes contribuciones al bagaje de Superman. Una de ellas fue la famosa presentación de «¡Mira! ¡En el cielo! ¡Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡Es... Superman!». El actor que prestó por primera vez su voz al héroe del cómic fue Bud Collyer, quien estuvo muy acertado al ofrecer diversos tonos al personaje; más agudo y dubitativo cuando se trataba de Clark Kent y más grave y decidido para Superman. Eso se podía apreciar perfectamente en su famosa frase «Este es un trabajo para Superman», iniciada con el tono de Kent y terminada con el de Superman. Sin embargo, el protagonismo de Collyer se ocultó al público durante años, jugando la productora con la ficción de que era la voz del propio Superman (Díaz y Alboreca, pp. 33-38).
El programa incorporó al elenco ciertos personajes secundarios que resultarían importantes en el futuro. En el segundo capítulo del serial, emitido el 14 de febrero de 1940, apareció Perry White como editor del periódico en el que trabajan Clark y Lois Lane. En el cómic había aparecido un personaje que desempeñaba el mismo cargo bajo el nombre de George Taylor. Los guionistas y el actor Julian Noa crearon a un jefe gruñón, autoritario y capaz. Las historietas acabaron aceptando a White en el número siete de Superman, publicado en noviembre de 1940, lo que demuestra el impacto del serial (Díaz y Alboreca, p. 38). Además, el diario dirigido por White ya no se denominaba Daily Star, como en los cómics, sino Daily Planet (Hernando, capítulo 1).
Un poco más inestable fue la participación de Lois Lane en las ondas. No apareció hasta el episodio número siete con la voz de la actriz Rollie Bester. Sin embargo, esta fue pronto reemplazada por Helen Choate, igualmente sustituida al poco tiempo por Joan Alexander. Los hábiles guiones del programa radiofónico, escritos por B.P. Freeman y Jack Johnstone, enfrentaron a Superman con científicos locos y le pusieron en contacto con culturas desaparecidas, lo que aproximó la serie a la ciencia ficción y la apartó del contenido social que Siegel había introducido en los inicios del cómic. Por supuesto, el serial no solo influyó en el contenido de las historietas que se seguían publicando en revistas y prensa, sino que potenció sus ventas. La explotación “multimedia” no es un invento reciente relacionado con Internet, como creen algunos. Como resultado, en 1940 se creó una tercera revista que incluía historietas de Superman y Batman: World's Finest Comics.
2. Los productores
Hacia 1940, el máximo responsable de la franquicia, Robert Maxwell, intentó llevar a Superman al cine haciendo que Paramount Pictures se interesase en realizar una serie de películas de animación (Hernando). Paramount era el principal de los grandes estudios, con más estrellas que cualquier otro; pero venía sufriendo una crisis durante la década de los años treinta. El estallido de la II Guerra Mundial cambió las cosas. La afluencia al cine se incrementó hasta recuperar los niveles anteriores a la Gran Depresión y esto mejoró las finanzas del estudio (Heredero). Pero respecto al cine de animación, su situación era más débil que la de otros competidores, como MGM o Warner. Por ello contactó con los Estudios Fleischer para forjar una alianza que permitiera llevar a Superman a la pantalla.
Max Fleischer, productor |
Los Estudios Fleischer fueron durante los años treinta los principales rivales de Disney en el cine de animación. Habían sido fundados en 1921 como Inkwell Studios por los hermanos Max y Dave Fleischer . El primero había inventado el rotoscopio, instrumento que permitía “calcar” los movimientos de personajes reales a fin de que los dibujos tuvieran un movimiento más natural. Fueron los creadores de Koko el Payaso y luego llevaron a la pantalla con gran éxito a la sicalíptica Betty Boop y a Popeye el Marino. Cuando Disney estrenó en 1937 el primer largometraje animado, Blancanieves y los siete enanitos, los hermanos respondieron con Los viajes de Gulliver (1939) (Díaz y Alboreca, p. 36). Como el proyecto sobre Superman les parecía problemático, los Fleischer pidieron a Paramount 100.000 dólares por capítulo, una cantidad astronómica para la época. Para su sorpresa, la productora les ofreció la mitad de esa cantidad, lo que suponía tres veces más del coste de un corto de Popeye y constituía una oferta irrechazable (Díaz y Alboreca, p. 38).
Durante la producción de la serie, el dibujante Joe Shuster, creador de Superman, hizo un viaje a Miami. A través de un amigo tuvo la oportunidad de visitar los estudios y ver cómo se realizaba la serie de animación. El artista se ofreció a colaborar realizando varios dibujos de los rostros de Superman, Clark y Lois, oportunidad que fue bien acogida por los animadores (Olivares, p. 72). Quizá debido a ello todos los cortometrajes incluyen en sus créditos la mención a que Superman es una creación de Siegel y Shuster.
3. Superman
La primera película de la serie se titulaba genéricamente Superman, si bien posteriormente ha sido titulada en ocasiones como El científico loco. Tiene una duración de casi diez minutos y medio e incluye una breve explicación acerca del origen de Superman que no dura más de ochenta segundos. Tras esta introducción viene el tradicional comentario inspirado en los cómics e ilustrado con imágenes: «Más rápido que una bala, más potente que una locomotora, capaz de saltar sobre rascacielos... el hijo de Krypton es ahora el hombre de acero». Después aparece la imagen de Superman con los brazos en jarras y se informa de que, para usar mejor sus poderes en bien de la justicia, Superman se hace pasar por Clark Kent, pacífico reportero de un importante periódico metropolitano. Entonces la imagen cambia de atuendo y muestra a Kent vestido con traje azul, corbata, sombrero y gafas.
Tras una imagen del rascacielos que alberga al diario, vemos al editor jefe Perry White llamando por interfono a Clark Kent y Lois Lane. Cuando el jefe les encarga la misión, ella reclama llevar sola el asunto y no admite réplica. A continuación la periodista pilota una avioneta y se dirige a la guarida del villano, que se encuentra en la cima de una montaña y es un lugar de clima gélido. Una vez se presenta ingenuamente allí es fácilmente capturada por el científico loco y deberá ser salvada por el héroe.
Imagen de Superman en esta serie. | |||
El científico loco era un tipo habitual en el cine fantástico de los años treinta, particularmente en el cine de Universal . En este filme es un hombrecillo casi calvo, salvo por una crestilla central y que viste una especie de traje mao que anticipa al que llevará veinte años más tarde el Doctor No. Dispone de un arma destructiva con aspecto de telescopio gigante que al funcionar tiene todo tipo de luces, pistones, indicadores de aguja y líquidos burbujeantes. Está asistido por un ave de presa de color azulado dotada de personalidad casi humana; un recurso caricaturesco que no se repetirá a lo largo de la serie. La llegada de Lois interrumpe la ejecución de su malvado plan. Con ayuda de su mascota, abre la puerta a la visitante y la atrapa. La secuencia en la que el villano ata a Lois a una silla está narrada eficazmente con los personajes fuera de campo, mostrando sus sombras proyectadas en la pared.
Cuando el científico destruye un puente, Clark pronuncia su famosa frase «Esto parece un trabajo para Superman», cambiando el tono en las dos últimas palabras, del agudo del periodista al grave del superhéroe. A continuación, se dirige al almacén del diario y a través del cristal vemos su silueta cambiándose de ropa al tiempo que suena el vibrante tema musical de acompañamiento. Pero mientras tanto, el desquiciado inventor ha elegido un nuevo objetivo para su arma: el edificio que alberga al mismísimo Daily Planet. El rayo hace impacto en la base y el rascacielos se inclina hacia un lado. Por desgracia, el atentado contra las torres gemelas de Nueva York nos ha dejado claro que un edificio no se derrumba de esta manera, como un árbol cuando es talado; sabemos que lo hace verticalmente hundiéndose sobre sí mismo. Pero en 1941 y en una película de animación esta licencia es admisible y casi verosímil; como admisible es que Superman evite el derrumbe empujando el edificio hasta volver a colocarlo en posición vertical, o que incluso se ayude tirando de la aguja que corona la construcción.
Tras evitar el colapso del Daily Planet, Superman se enfrenta a la poderosa arma. Y lo hace no solo saltando, sino volando; porque Superman vuela empujando el rayo en su trayectoria. Esto es una novedad respecto a los grandes saltos que el superhéroe había dado hasta entonces en cómics y radio. El demente científico reacciona incrementando la potencia del rayo, lo que hace retroceder por un momento a Superman; pero este se recupera pronto y continúa avanzando hasta llegar a la guarida del villano. Una vez allí, literalmente anuda el cañón del arma, lo que hace que esta acabe explotando. Entre llamaradas, Superman rescata tanto a Lois como al científico y se los lleva bajo el brazo volando con facilidad. Durante el vuelo vemos una curiosa toma de los campos vistos desde el aire, desde la perspectiva del héroe. Finalmente, el delincuente es depositado en una celda de la prisión y su imagen agarrando inútilmente los barrotes se encadena con la fotografía en primera plana del Daily Planet que ilustra el artículo de Lois Lane. Este informa de cómo Superman ha evitado la destrucción de la ciudad, del encarcelamiento del criminal y de que la personalidad de Superman sigue siendo un misterio, un final que se repetirá en los siguientes episodios.
El filme concluye con una secuencia que se repetirá con pequeñas variantes a lo largo de la serie. White felicita a Lane por su brillante artículo y esta responde que todo ha sido gracias a Superman. Clark escucha sonriente desde su mesa y guiña un ojo cómplice al espectador.
La película fue nominada al Óscar al mejor cortometraje de animación, aunque una vez más el premio fue para Disney gracias a su filme Salvamento gatuno.
4. Clark Kent / Superman
En la introducción que incluyen los dos primeros episodios se nos dice que en algún lugar del Universo existió el planeta Krypton, de color verdoso y poblado por una raza de superhombres. Esto sugiere que Superman no es una excepción a su especie ni ha cobrado superpoderes al llegar a la Tierra. Puesto que la existencia de Krypton estaba amenazada por fuertes terremotos, un científico envió a su hijo a la Tierra en un cohete poco antes de que el planeta estallase. Se relata que un motorista encontró al niño y lo llevó a un orfanato. Luego se dice que el pequeño fue descubriendo sus poderes conforme iba creciendo, sin que se explique si sus cuidadores fueron conscientes de ello o no. La infancia de Superman es un misterio.
La imagen de Clark Kent. | |||
La imagen de Kent responde a la proporcionada por los cómics, vistiendo la habitual ropa formal y la característica onda en el cabello. En cuanto a su voz, la proporciona nuevamente Bud Collyer (Díaz y Alboreca, p. 39) ―una vez más sin acreditación en los títulos― lo que enlaza la serie cinematográfica con el serial radiofónico y proporciona mayor credibilidad al personaje. En el rol de Clark, Collyer usa de nuevo el habitual tono agudo y dubitativo que utilizaba en las ondas y que se transforma en grave y enérgico cuando el personaje se convierte en Superman; de esta manera, tanto la imagen como la voz resultaban muy familiares al público norteamericano de la época.
El personaje sufrió una importante transformación durante la serie, aunque es difícil precisar en qué momento se produjo. Desde su creación en las historietas, Superman era capaz de saltar enormes distancias ―sus creadores habían invocado el ejemplo de los saltamontes para explicarlo― y así se informaba en la presentación situada al inicio de cada episodio. En El gigante del Ártico vemos cómo se refleja esta característica: el superhéroe se desplaza saltando de edificio en edificio de una forma que recuerda a un bailarín y resulta algo ridícula. En otras ocasiones vemos que Superman sube a los aparatos voladores de los villanos y estos le hacen caer hasta el suelo mediante maniobras evasivas, como en Los monstruos mecánicos y Los hombres bala . Sin embargo, ya en el primer episodio el hombre de acero parece volar cuando se enfrenta al rayo destructor del científico loco. Superman avanza golpeando los impulsos del rayo sin poner los pies en el suelo, lo que no parece ser un mero salto. Finalmente los creadores de la serie hablaron con la editorial y preguntaron si habría inconveniente en que Superman volara. Como resultado, la introducción cambió en los dos últimos episodios. En El volcán vemos por primera vez que ya no se dice que Superman es capaz de saltar por encima de grandes rascacielos, sino que es capaz de volar más alto que cualquier avión.
Por lo demás, el personaje es quizá demasiado “perfecto” y necesita del necesario complemento que supone Lois. Superman no comete errores ni tiene vicios. Al igual que Tintin ―por citar un ejemplo del cómic— necesita a Milú, Hernández y Fernández y al capitán Haddock con sus flaquezas para que la historia progrese, Superman precisa de las acciones arriesgadas de Lois Lane y los ataques del malvado de turno para reaccionar.
5. Otros científicos malvados
Científicos locos... | ||||
... robots ... | ||||
... bandidos ... | ||||
... dinosaurios ... | ||||
... cohetes ... | ||||
... meteoritos ... | ||||
.. e indigenistas malvados. | ||||
Aunque para la época del estreno del primer cortometraje de la serie los cómics ya habían presentado a algunos de los enemigos habituales de Superman —como el Ultrahumanita o Lex Luthor—, la serie de animación no muestra a ninguno de ellos. Los seguidores del héroe solo podían reconocer entre los personajes cinematográficos a Lois Lane, Perry White y el propio Superman. Y en cada episodio, el hombre de acero se enfrentaba a un adversario distinto. El tipo más repetido es el del científico de diverso pelaje. Ya hemos visto al loco del primer episodio, deseoso de venganza porque sus méritos no han sido debidamente reconocidos, Hay más.
El segundo episodio —Los monstruos mecánicos— nos muestra a un inventor, si bien este está muy lejos de haber perdido el juicio. Su móvil es la codicia, y para sus fines ha creado una compañía de robots voladores acorazados capaces de perpetrar atrevidos atracos a plena luz del día superando a las fuerzas del orden. El principio del filme se desarrolla de forma muda y muestra el robo cometido por una de estas criaturas mecánicas y cómo está controlado a distancia por su inventor. Solo cuando aparecen Lois y Clark en una exposición de joyas se introducen unos escuetos diálogos. Por la sorpresa de Clark comprendemos que él se encargaba de cubrir la noticia y que Lois ha llegado para quitarsela. Pero la auténtica noticia será el robo cometido por otra de las criaturas del inventor ladrón. La policía es incapaz de detenerlo, pues las balas rebotan en el cuerpo de este nuevo hombre de acero. Mientras Clark intenta cambiarse de traje en una cabina telefónica —primera vez que lo hace en el cine— Lois se introduce disimuladamente en el interior del robot. Mientras Superman persigue al robot, que se dirige volando hacia su guarida, se percata con su visión de rayos-X de que Lois está en el interior e intenta rescatarla posándose encima del androide. Cuando el villano se percata de ello, gira al robot de forma que Superman cae. Aquí podemos ver que Superman todavía no vuela, pues no deja de descender hasta llegar al suelo.
Nuevamente Lois se enfrenta al villano con más coraje que inteligencia y aquel decide eliminarla por un procedimiento típico del cine popular: la instala en una plataforma colgante que va bajando poco a poco con destino a un gran caldero de metal fundido. Superman acude al rescate, pero el malhechor activa a todos sus robots para que se enfrenten al superhéroe. Este tiene dificultades al principio debido al gran número y fuerza de sus adversarios, pues de otra manera el combate carecería de emoción, pero pronto es capaz de destruirlos uno a uno gracias a sus poderes. Pese al retraso, Superman llega a tiempo de rescatar a Lois de la plataforma colgante, y cuando el malvado vuelca el metal hirviente sobre ellos, el hombre de acero protege a Lane con su capa. Una vez más Superman vuelve a la ciudad portando a Lois y llevando al malvado colgado por su ropa. Posteriormente, el Daily Planet informa de la noticia en un nuevo artículo firmado por Lois Lane.
El capítulo sexto, titulado El telescopio magnético , nos vuelve a mostrar a un científico que transita por el camino equivocado. Este no tiene afán de venganza o de lucro, sino meramente de conocimiento, pero su obsesión por investigar le lleva a poner en peligro a toda la ciudad; ha inventado un gigantesco electroimán capaz de atraer cuerpos celestes. Cuando uno de estos choca con la ciudad, las autoridades le prohíben continuar con sus experimentos, pero él desoye el llamamiento; el riesgo para las vidas de los ciudadanos le parece asumible con tal de continuar con su investigación. Como se dedica a atraer un cometa, la policía decide cortar la fuente de energía de su laboratorio, con la consecuencia de que el cuerpo celeste queda fuera de control y se dirige a toda velocidad contra la ciudad.
Lois Lane avisa al periódico y Superman acude al rescate. Dos veces choca frontalmente con el cometa y sale despedido cayendo sobre la Tierra. Superado por primera vez por un adversario, opta por restablecer la energía en el laboratorio a fin de que Lois revierta el recorrido del cometa y de esta forma se aleja el peligro. En la oscuridad del laboratorio, Lois besa a Superman, pero cuando se enciende la luz comprueba que se trata de Clark.
El capítulo siete, El terremoto eléctrico , muestra a otro inventor, pero el móvil de este es el más peculiar de todos. Se trata de un nativo americano que aparece protestando en el Daily Planet porque la isla de Manhattan fue expoliada a sus antepasados y reclama su devolución. Sostiene que los actuales habitantes deben abandonarla de inmediato. Su reclamación es despreciada por White e incomprendida por el propio Kent, algo que hoy en día sería considerado políticamente incorrecto. Pero Lois ve algo más en el individuo y decide seguirle. Así averiguará que dispone de una increíble base submarina —que anticipa la que destruirá James Bond en Octopussy— desde la que ha tendido cables por el fondo marino que llevan a puntos esenciales de la ciudad. Estos cables transmiten poderosos impulsos eléctricos capaces de provocar fuertes temblores de tierra con los que puede destruir la metrópoli. Naturalmente, Superman destruirá la mortífera arma, salvará a Lane y detendrá al villano. Si alguien tenía alguna duda respecto a la moralidad de este debido a su ideología indigenista, quedará disipada por su último intento de destruir la base submarina con explosivos cuando Superman y Lois se encuentran todavía en ella.
Este capítulo nos sirve para situarnos geográficamente: la ciudad en la que vive Superman no es otra que Nueva York. En los distintos capítulos tan solo alude a la ciudad (the city), pero no hay mención alguna a Metrópolis.
6. Lois Lane
Lois Lane, también luce un aspecto similar al de los cómics. Su voz también era la habitual, ya que la interpretaba Joan Alexander, la misma actriz del serial radiofónico. El personaje cinematográfico da muestras del carácter que habitualmente se le atribuye. No solo es una mujer que ocupa un importante puesto en un periódico relevante, sino que es extremadamente competitiva; constantemente intenta arrebatar la exclusiva a Kent. Como ejemplo, en El volcán llega a sustraerle el pase de prensa a Clark para atribuirse la exclusiva. Encarna así un tipo femenino alejado de los cánones de esposa sumisa de la época, aunque no infrecuente en el cine previo de los años treinta; algunas célebres películas de Howard Hawks, Frank Capra o George Cukor muestran mujeres trabajadoras y decididas muy similares.
Sin embargo, la valentía de Lane se convierte en temeridad y con frecuencia se pone en peligro irreflexivamente. Esto puede hacer que desde cierta tendencia del feminismo actual se pueda criticar al personaje al considerar que no deja de ser la tradicional mujercita que es siempre salvada por el hombre. Pero este es un punto de vista erróneo por tres motivos. En primer lugar, porque, conceptualmente, aunque Superman sea un varón, no es humano. Se trata de un extraterrestre dotado de superpoderes con los que salva no solo a Lois, sino a personas de todo género, clase y condición. En segundo lugar, porque, desde un punto de vista temporal, resulta anacrónico aplicar criterios del siglo XXI a una obra artística del siglo anterior. A principios de los años cuarenta la mentalidad dominante, incluso entre las mujeres feministas, era muy distinta a la actual. La movilización de cientos de miles de varones a consecuencia de la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial ocasionó que muchas mujeres tuvieran que ocupar sus puestos en la industria; industria que marcó la diferencia y dio la victoria al bando aliado. Este hecho produjo un notable avance en los derechos y valoración social de las mujeres estadounidenses que no tendría parangón hasta los profundos cambios sociales iniciados dos décadas más tarde. La serie de los Fleischer comenzó a producirse antes de que estas transformaciones tuvieran lugar. Por último, hay que tener en cuenta que el personaje de Lois Lane no es una simple patosa que se limita a ponerse en peligro para ser salvada por Superman, sino que en algunos episodios contribuye activamente a la resolución del peligro. Así ocurre en El telescopio magnético cuando, tras restablecer Superman la corriente eléctrica a través de su propio cuerpo, es la periodista quien maneja el aparato para evitar que el cometa impacte contra la ciudad. O en el episodio El tren del billón de dólares, cuando repele el ataque de los bandidos armada de una metralleta y conduce una locomotora. Decididamente, es un personaje femenino fuerte para su época.
Lois, encantadora. | Lois, periodista. | ||||||
Lois, combativa. | Lois en peligro | ||||||
Por otro lado, Lois no es una mujer totalmente egoísta, como demuestra al poner su vida en peligro para salvar a una niña en Terror en el circo . En este episodio abandona su obsesión por la exclusiva y asume un papel activo que demuestra que es una auténtica heroína sin superpoderes.
7. Bandidos
Ya hemos mencionado al inventor ladrón de Los monstruos mecánicos, pero hay otros bandidos más tradicionales. El tren del billón de dólares muestra a un grupo de facinerosos que asalta un tren que transporta un cargamento de oro por valor de mil millones de dólares (que no un billón). Los forajidos están fuertemente armados y perfectamente dotados de todo tipo de medios. Comienzan desenganchando el vagón de cola, en el que inocentemente viajan la mayor parte de los vigilantes armados. Dos de los bandidos pelean con el maquinista y su ayudante, hasta que los cuatro caen de la locomotora, lo que deja al convoy sin control. Es entonces Lois quien toma la iniciativa y defiende el tren del ataque hasta que llega Superman. Los asaltantes utilizan todo tipo de medios contra él. Los gases lacrimógenos le hacen toser un tiempo, pero el hombre de acero se sobrepone. Cuando los bandidos vuelan un puente, Superman rescata el tren de la caída y finalmente arrastra el convoy hasta la estación y captura a los ladrones.
Similares son los bandidos de Los hombres bala, el quinto episodio de la serie. Estos disponen de una especie de vehículo-bala que despliega unas alas que le permiten despegar y volar, alas que luego pliega para adquirir forma de cohete con la que es capaz de atravesar y destruir sus objetivos. A cambio de no continuar con su destrucción exigen al Ayuntamiento el pago de un rescate. Como la ciudad no cede al chantaje, continúan con su plan de devastación hasta que los frena Superman.
Perry White. |
8. Perry White
El jefe de Clark y Lois es Perry White. Como hemos comentado, el personaje se llamaba George Taylor en los cómics, pero el serial radiofónico le cambió el nombre. El éxito del serial fue tal que el personaje se impuso también en el cómic y de allí pasó al cine. En el primer episodio vemos como Kent llama a su superior «Mr. White», nombre que ya resultaba familiar para los seguidores de Superman. El ilustre periodista tiene menos relevancia en la serie cinematográfica, limitándose a introducir las noticias y encargar misiones. Tampoco hace gala del carácter explosivo que ostentaba en la radio.
9. Fuerzas de la naturaleza
Terremotos... | ||||
... volcanes ... | ||||
... y gorilas. |
Ya hemos visto que, en El telescopio magnético, además del científico poco escrupuloso, había un cuerpo celeste con rumbo de colisión a la Tierra al que Superman no consigue vencer con su fuerza. En la serie hay otros adversarios no humanos a los que se enfrenta el superhéroe.
El cuarto episodio, El gigante del Ártico, muestra cómo unos científicos encuentran un tiranosaurio congelado en Siberia y lo trasladan a la ciudad. White recibe la opinión de un científico que dice que si el dinosaurio es descongelado podría revivir y envía a Lois a investigar. La entrevista que Lane realiza a uno de los operarios encargados del mantenimiento del gigantesco congelador produce un accidente y la previsible descongelación y vuelta a la vida del monstruo. Este va provocando destrozos por donde pasa como años más tarde hará el japonés Godzilla. Superman va siempre detrás del tiranosaurio, intentando reparar los destrozos, hasta que consigue alcanzarlo antes de que llegue a un estadio deportivo repleto de gente. Allí lo inmoviliza sin dañarlo y salva nuevamente a Lois de ser devorada. El dinosaurio es exhibido en un zoológico.
El episodio octavo se titula El volcán. En él, Lois y Clark son enviados a una isla donde un volcán amenaza con volver a entrar en erupción y arrasar la ciudad adyacente. Lane volverá a quedar en peligro cuando comienza la actividad y Superman deberá acudir una vez más al rescate. El hombre de acero activa los explosivos que estaban preparados para volar la boca del volcán y desvía la lava hacia el mar.
Por último, Terror en el circo muestra cómo un gigantesco simio pone en peligro a los trabajadores y espectadores de un circo. Como en el caso del tiranosaurio, la principal dificultad para Superman no es doblegar a la bestia, sino alcanzarla ya que tiene que dedicarse a salvar a otras personas antes de enfrentarse a ella.
10. Valoración.
Los hermanos Fleischer tuvieron éxito en su empeño de realizar una serie de animación con dibujo realista a excepción de la mencionada ave del científico loco. Esto se combinó con abundantes elementos de fantasía de diverso estilo: robots voladores, dinosaurios, rayos destructores y, por supuesto, un extraterrestre superpoderoso.
Además, la serie juega con las luces y las sombras de forma extremadamente hábil, creando un estilo que anticipa el del cine negro que surgió poco después con El halcón maltés y otros filmes. Podemos señalar cómo el primer episodio muestra indirectamente al científico loco sometiendo a Lois mediante las sombras que se proyectan en la pared, Y destacan los excelentes decorados de fondo, con un estilo que recuerda el art-déco (Guiral, p. 73).
Sede del Daily Planet. | ||||
La ciudad en alerta | ||||
Luces y sombras | ||||
Clark sonríe cómplice. |
En cuanto a los personajes, consiguieron mantener la estética de los cómics, con las lógicas diferencias que conlleva la animación respecto a la imagen fija. En la faceta del sonido consiguieron conectar con el serial radiofónico, y no solo se utilizaron las populares voces de los actores Bud Collyer y Joan Alexander, sino que también se repitió en cada cortometraje la conocida introducción: «¡Mira! ¡En el cielo! ¡Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡Es... Superman!». Además utilizó la sintonía original de la radio con eficaces arreglos del músico Sammy Timberg. De esta manera, la serie consiguió conectar las viñetas presentes en prensa y comic books con el sonido del serial.
No obstante la importancia del sonido, los diálogos son escasos. Los cortos son mudos en la mayor parte de su extensión, dando primacía a la acción sobre las conversaciones, que se suelen reducir a los encargos que hace White a sus reporteros, las explicaciones de los villanos de turno y alguna charla entre Lois y Clark. La breve duración de las películas —entre siete minutos y medio y once— y la excelente planificación hacen innecesario mucho más. Los filmes se centran en los enfrentamientos que Superman mantiene con sus oponentes, y ese predominio de la acción hace que resulten muy modernos.
Pero, como ya se ha mencionado, la principal aportación de los Fleischer fue impulsar a Superman a volar. Los animadores consideraron que la forma en que el hombre de acero saltaba de edificio en edificio resultaba algo ridícula en una imagen en movimiento. De manera que consultaron con la editorial si podrían hacer que el héroe volara en vez de brincar. La respuesta fue positiva y en el octavo episodio se cambió la presentación; ya no se afirmaba que Superman era capaz de saltar sobre rascacielos, sino que podía volar más alto que cualquier avión. La aportación fructificó, fue un avance aceptado por los creativos de los diversos medios en los que aparecía el superhombre y este voló también en los cómics y en la radio a partir de entonces.
La serie fue bien publicitada por Paramount, que incluso realizó tráileres para cada película, lo que no era usual en los cortometrajes de animación. El resultado fue un éxito comercial que terminó de consolidar el éxito de Superman y repercutió en las ventas de toda la franquicia.
Pese al éxito, los Estudios Fleischer no pudieron continuar la serie y terminaron por desaparecer. Para unos, la causa fue la crisis económica sufrida a causa del elevado gasto de sus ambiciosos largometrajes de animación con los que pretendían competir con Disney; para otros, había diferencias insalvables entre los hermanos (Díaz Maroto y Alboreca, p. 40). Ambas explicaciones son compatibles. La empresa fue adquirida por Paramount y rebautizada como Famous Studios, y continuó realizando otros ocho episodios en los que un bélico Superman se enfrentaba a las fuerzas del Eje, entre otros nuevos adversarios. Después, un cierto cansancio del público invitó a la productora a dar por finalizada la serie.
La calidad de la animación Fleischer era considerable para la época, y pasarían décadas hasta que fuera igualada en las aventuras animadas de Superman. Algunas de sus visualizaciones, como los robots voladores, tuvieron gran influencia en los cómics y el cine realizados posteriormente. Hoy los capítulos están en el dominio público, lo que permite contemplarlos en YouTube, Commons e Internet Archive. Conviene verlos.
Bibliografía
* Díaz Maroto, Carlos; Alboreca, Luis. Batman y Superman. Los mejores del cine. Ediciones Jaguar. Madrid. 2012.
* Fernández Valentí, Tomás. “Los primeros héroes del cómic”. Dirigido por... Nº 345. Junio de 2005. Páginas 32 y 33. Dirigido por S.L. Barcelona.
* Heredero, Carlos F. “Paramount. La montaña en el paraíso”. Dirigido por... Nº 179. Abril de 1990. Páginas 32-50.
* Hernando, David. Superman. La creación de un superhéroe. Timun Mas. 2013. Barcelona.
* Olivares, Javier. Lo que quizá no sabías de... Superman. Dolmen Books. 2016.
* VV. AA. El comic-book: superhéroes y otros géneros. Tomo 3 de Del tebeo al manga. Una historia de los cómics. Coordinador: Antoni Guiral. 2007. Panini España. Torroella de Montgrí.