El sello Litoral surgió para editar una revista de creación literaria en Málaga en 1926, gracias al primer impulso de Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.
Contribuyó a la difusión de los poetas de la Generación del 27, fue interrumpida durante la Guerra Civil y volvio a la vida en 1968, editándose desde entonces en la localidad de Torremolinos bajo la dirección de Lorenzo Saval.
Al menos dedicó un número al humorismo.