Cuaderno de 28 páginas en blanco y negro, con las cubiertas en color.
Adrián Bago ahonda en su despiadada autobiografía por capítulos. En “Ateo de uno mismo” le toca recibir estopa, principalmente, al pobre prepúber Adriancito. Que si sus técnicas masturbatorias primitivas, sus fantasías eróticas con Mariah Carey, sus rutilantes erecciones intempestivas, sus complejos, las humillaciones de los bullies de turno… un repaso a situaciones comprometidas que, posiblemente, no le sean del todo ajenas a nadie, y lejos de zaherir la figura del autor, pasado y presente, generan grandes dosis de empatía, tronche y solidaridad con nuestros yos pre adolescentes.