Cuaderno grapado con 44 páginas en blanco y negro más cubiertas en color que contiene tres historietas.
Promoción editorial:
Siguiendo la estela de los grandes autores independientes americanos, Adrián Bago se marca un despliegue de virtuosismo gráfico y emociones inconfesables en una revista de cómics realizada íntegramente por él. Costumbrismo de nuestras miserias con un barniz de humor ácido. Egos desmedidos, obsesiones, sexo chungo, vanidad, fracaso e infelicidad generada por la distancia que suele haber entre las expectativas y la realidad. Después de leerlo se sentirá mejor, por comparación.
Con su galanura y su fuerza sobre el escenario, con su don de gentes y su raciocinio elevado, resulta difícil de creer que Adrián Bago haya hecho del fracaso y la frustración el axis mundi de su obra. Las miserias humanas generadas por las zanahorias sociales pendentes de cañas kilométricas, los rucios paticortos que nos han tocado en suerte, las aspiraciones desplazadas, las vanidades, la soledad de fondo y la autoflagelación inmisericorde rociada de humor cítrico acampan, cómo no, en Bibelots.
Bibelots es un one-man-comic, vamos, un tebeo hecho íntegramente por un solo menda –Adrián Bago en este caso– con varias historietas no directamente conectadas, al modo de las que se estilaban en el tebeo independiente americano de corte siateliano. Virtuosismo dibujil, costumbrismo y humanidad en sentido mundano. Además, mil detallicos, solapas, anuncios de palo, cromos de colecciones imposibles pero necesarias… una gozada para las amantes de los tebeos de papel, con su correo del lector y esa cosa viva de ver detrás de cada pollada que hay personas detrás. ¡Más personas y menos máquinas! Bueno, más personas si son como Adrián Bago y más Máquinas si son como Isidrín o el Chatisfaier.