Portada e interior a color. Encuadernado en cartulina gráfica. Plastificado mate.
Información de la Editorial:
Año 1936, 67,5 metros de altura. Imperturbable falo de cemento blanco instalado en el centro de la avenida mas ancha del mundo. Si fuera un simbolo, significaría algo. Si fuera un totem, tendría sus devotos. Si fuera una pieza arquitectónica, tendría estilo. Pero el obelisco es y seguirá siendo un misterio para todos nosotros. Un polo de atracción continua e injustificada, un folklore sinsentido, un capricho porteño... como tantos. Leemos el centro de Buenos Aires y vemos que la fábula se erige sobre un amarradero fluvial de putas, pendencieros e inmigrantes buscando sobrevivir a males peores. Apenas una aldea mínima con rancheríos escasos y lemas poblacionales. Una ciudad sin puentes, a excepción de Puente Alsina, sin alamedas, salvo el lacónico paseo del Rosedal. Una ciudad sin la Gran Vía madrileña, ni parques memorables como en Manhattan, ni bulevares como en París, ni torres o castillos como en Roma; sin carreteras con flores como en Holanda, ni fortalezas como en Montevideo, sin playas blancas como en La Habana, sin museos de cera como en Londres, sin relojes como el Big Ben, ni bohemios paseos en góndola como en Venecia. Sin plazas majestuosas como en Berlín, ni bares inolvidables como en Praga... Buenos Aires tiene la riqueza del misterio en la dignidad ordinaria y melodrámatica de su gente y sus pequeñas vidas.
Colección Crepúsculo