Información de la editorial:
A Harald Hardrada, protagonista de Harald, el último vikingo, se le ha llamado a menudo «el último vikingo», porque con su muerte en la batalla de Stamford Bridge en 1066 se considera que el periodo histórico que conocemos como la Era Vikinga llegó a su fin. Una era que había comenzado casi tres siglos antes, cuando en el año 793 un grupo de vikingos saqueó el monasterio de Lindisfarne, en la costa de Inglaterra. Durante los dos siglos siguientes, los vikingos llevaron con sus incursiones el terror a buena parte de Europa, pero, tras un primer periodo de saqueos, en muchos lugares grupos de vikingos intentaban conquistar el territorio.
El mundo de Harald era ya uno en cambio, en el que los monarcas escandinavos afianzaban su poder y en el que el cristianismo iba desplazando a los viejos dioses, pero en el que todavía había hueco para que los aventureros del norte intentasen ganar fama y fortuna a punta de espada, fuese como mercenarios en Bizancio o tratando de conquistar su propio reino. Para que lo sitúes temporalmente, en la península ibérica es la época de los almorávides y de El Cid –apenas un poco mayor que Harald–, y faltan solo unas décadas para que comiencen las Cruzadas.