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La oficina de Prensa de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente ha confirmado lo que hasta ahora era un secreto a voces: «Pedro Sánchez ha sido un perfecto hijo de la gran… digo, un niño muy malo, muy mentiroso y muy, muy travieso el pasado año, superando con mucho sus registros de maldad de 2012, cuando le regalamos una tesis doctoral de juguete y los de 2018, cuando le llevamos un avión Falcon con sus motores contaminantes incluidos y alrededor de 100.000 euros en snacks y bebidas alcohólicas a bordo».

En el comunicado, Sus Majestades confirman que «a pesar de los ruegos del presidente expresados en su carta, no vamos a poder llevar a cada español una lata de vaselina perfumada autoplicable de la marca Yzeta. Nosotros —y parece mentira que tengamos que recordar estas cosas— llevamos ilusión a las casas de la buena gente, no sustancias, por muy perfumadas que sean, que puedan servir para que el Gobierno les ponga mirando a Tudela. Además, para eso ya existe la figura regulada del trabajador autónomo, que viene a ser lo mismo, aunque sin perfume».

Así comienza la noticia de portada del número 16 de La Gallina Ilustrada que ya está en los quioscos a un precio moderadísimo (como si fuéramos del Partido Popular) y que tú puedes comprar para que la sátira no-de-izquierdas vuelva a tener un hueco en Estepaís antes conocido como España.

Veinticuatro páginas de diversión, enfados mayúsculos, viñetas, dibujos, entretenimiento, acordarnos de la madre que les parió a los socialistas, de la madre desconocida que parió en una calle sórdida a los nacionalistas, pasatiempos, poemas satíricos, opinión, información, tiras cómicas, horóscopos, efemérides, tías buenas (bueno, sólo una, pero está cañón) y las mejores firmas: Fray Josepho, Monsieur de Sans-Foy, Emilio Campmany, Rafael Bardají, Beatriz Rojo, María Durán, el moderadísimo Eduardo Garcia Serrano, Fernando Paz, Mariela de Ulloa, Diego Pardos, Isabel Miquelarena y muchos más… También José Antonio Fúster, pero ese es el director y no le gusta que digamos que escribe. Pero escribe. Ah, y Carlos Esteban.