Libro de 210 páginas a dos tintas (negra y amarilla / negra y morada), encuadernado en rústica.
Promoción editorial:
Lo que hace de esta obra un manifiesto salvaje es que la autora no pone excusas, no se arrepiente de sí misma y no narra desde la sumisión. Ese orgullo, ese descaro, es lo que solivianta al lector cishetero melindroso y le hace dar grititos de marqués indignado como si le hubiera abofeteado el mozo de cuadra. Una mujer trans que, a través de estas viñetas, mira a los ojos en lugar de agachar la cabeza. Un ejercicio de insumisión que no necesita artificio alguno para funcionar, solo ser narrado desde la verdad y en primera persona.
No hay artefacto cultural más poderoso que el capaz de transmitir dignidad, orgullo y fiereza a quien lo necesita. Este cómic, sin duda, lo es.
Con prólogo de Alana Portero