Descripción de la editorial:
Mahmoud es como todos los prisioneros: como no puede viajar al exterior de los muros que le aprisionan, vagabundea por su propio interior. Ebrio de sueños y de ideas, utiliza cada rincón de su corazón y de su alma para hacer errar a su memoria. Durante horas, habla consigo mismo, contándose una y otra vez la historia que ha hecho de él lo que es ahora: un refugiado palestino, recluido tras un muro de hormigón alambrado, a la sombra de los puestos de vigilancia. A veces, los prisioneros reciben visitas. Mahmoud se muestra especialmente sensible a las de las hermosas extranjeras, pero también abre la puerta a algún visitante masculino, como el joven francés que dibuja y sabe mirar y escuchar. Mahmoud también dibuja: con sus lápices, atrapa instantáneas de una libertad inaccesible. Tienen otras cosas en común, además del dibujo: les gusta charlar hasta quedarse sin aliento y recrear el mundo con palabras.