Descripción de la editorial:
Hergé era un apasionado de los coches, por eso los dibujó con pasión y talento. Los coches ocupan un lugar fundamental en las Aventuras de Tintín, en los que se identifican al menos setenta y nueve modelos distintos. Hergé aseguró que empezó a interesarse por reproducir «coches reales» con todo rigor a partir del álbum El loto azul. Sin embargo, en Tintín en el país de los Soviets ya se reconoce un Almicar CGS, y en Tintín en el Congo el famoso Ford T. El papel fundamental que desempeñan los coches revela su relación íntima, en paralelo con los dos ciclos de los que habla Frédéric Soumois en su libro Dossier Tintín: El primer ciclo es el de las aventuras, y el segundo ciclo es el doméstico. Más que simples medios de transporte, prácticamente estos vehículos se convierten en personajes animados que provocan atropellos, persecuciones y accidentes. Llegan a ser verdaderos actores de los destinos de los héroes.