Para
muestra bastan cuatro botones
Basada en la exitosísima colección que presentó durante el pasado año el
diario italiano La Repubblica (que acaba de anunciar su
continuidad durante buena parte del 2004), la Biblioteca Clarín de la
Historieta toma para sí el formato, algunos personajes y autores y,
sobre todo, el concepto editorial («Todas las ediciones tendrán, además
de las tiras, un prólogo escrito por algún escritor, periodista o
crítico especializado sobre el personaje en cuestión, la historia
detallada de los personajes con todos sus cambios, la biografía del
autor o los autores y entrevistas», dice la separata), que puede
resumirse en: cómodo formato libro, muchas páginas y precio accesible,
fórmula mágica que permitió se agotaran dos ediciones de Mafalda,
la primera de ellas en el día de su aparición.
Esta misma ecuación es la que puede llegar a irritar a más de un
coleccionista fanático. El formato está bien, pero el montaje de las
viñetas al que obliga el mismo está muy mal. En las cuatro ediciones que
se publicaron al cierre de este artículo (11 de febrero de 2004), la
monótona antigüedad de la puesta en página de Mafalda y el
manoseo en el tamaño de las viñetas de La balada del Mar Salado
(agrandadas y reducidas en un ballet que linda con lo ilegible) y El
Loco Chávez, atentan contra la integridad de la historieta original.
El papel es de mala calidad para los $ 9,90 que cuesta cada tomo y el
escaneo de algunas imágenes es realmente lamentable. De todos, Batman
es, hasta el momento, el tomo que más se acerca al ideal que esperaban
los coleccionistas y al respeto que merecen los distintos materiales
elegidos.
Veamos:
Mafalda:
Prólogo del semiólogo y escritor Oscar Steimberg, introducción y notas
bio bibliográficas por Pablo Muñoz. Al cierre de esta edición no
habíamos logrado obtener una copia del tomo que La Repubblica le
dedicó a la infante de Quino (Nº 32, aparecido el 26 de septiembre de
2003), para comprobar si la selección de tiras realizada por Clarín
era la misma que hicieron los italianos. Sí es coincidente la
presentación de las mismas, agrupadas por temática y no por orden
cronológico. Las secciones en que está dividido el volumen son seis:
El pensamiento de Mafalda (I pensieri di Mafalda), Los padres
(I genitori), El hermanito (Il fratellino), Los amigos (Gli
amici), La escuela (La scuola) y Las preguntas (Le domande).
De
cualquier manera, nada justifica los errores cometidos en el armado. A
saber: La segunda tira de la página 119 está montada al revés, el remate
antes del comienzo del chiste. La segunda tira de la página 127 está
repetida en la 128. Lo mismo sucede con la primera tira de la 158
(repetida en la 246) y con la primera tira de la 169 (repetida en la
170). No se informan las fechas de aparición de las tiras, importante
dato para contextualizar correctamente, al menos, el capítulo de Las
preguntas.
Corto
Maltés:
Prólogos
del escritor y periodista Pablo De Santis y del semiólogo y escritor
Umberto Eco, notas bio
bibliográficas de Pablo Muñoz. La separata del 7
de diciembre de 2003 aclara que la selección de historietas realizada
“sigue un criterio histórico: las que hayan sido publicadas
originalmente en blanco y negro, se mantendrán en blanco y negro, y lo
mismo con el color”. Cuando apareció serializada en la revista italiana
Sgt. Kirk entre 1967 y 1969, “Una ballata del Mare Salato” se
presentó en vibrante blanco y negro, no con el color que le agregó la
editorial francesa Casterman, reprodujo la española Norma Editorial y
ahora utilizó Clarín. Por su parte, “Tango (Y todo a media luz)” sí se
publicó en blanco y negro en la revista italiana Corto Maltese en
1985, salvo una página de la clásica secuencia del baile en el Club
Atlético de San Isidro, que fue la única que se imprimió a cuatro
colores en la edición original.
Horrores
más graves: Se omitió la primera página de “La balada...” (la carta
desde Viña del Mar, mencionada en la introducción de Pablo Muñoz) y se
eliminaron tres viñetas (en la edición de Clarín corresponderían al
rostro de Rasputín bajando el diario –secuencia a la que se refiere
Umberto Eco al comienzo de su prólogo-, ubicado entre el primero y el
segundo cuadro de la página 26; el primer acercamiento de la mano de
Rasputín al trasero de Pandora, entre el tercero y cuarto cuadro de la
página 29; y un perfil de Cráneo que debería haber estado entre el
último cuadro de la página 62 y el primero de la 63. Las dos primeras
viñetas son mudas, por lo cual su ausencia sólo altera el ritmo de la
narración, pero la cabeza de Cráneo tiene parlamento, que Clarín añadió
al globo del cuadro anterior (un primer plano del marinero secuaz de
Rasputín, aquí agrandado hasta ocupar la tercera parte de la página).
Hay más.
Como resultado del remontaje, algunas viñetas aparecieron con el orden
cambiado, como el tercer y cuarto cuadro de la página 78. Peor aún, las
dos primeras calles de la página 220 también fueron mezcladas. Lo más
gracioso (o lastimoso) es que en ambos casos se respetaron el orden de
los textos, obteniendo como resultado nuevas viñetas confeccionadas con
ilustraciones y parlamentos que NO iban juntos. Extraña e injustificada
manipulación que Clarín no había cometido antes en sus
colecciones. Lógico, a ninguna persona en su sano juicio se le ocurriría
cambiar la puntuación de un cuento de Borges, eliminar estrofas del
Martín Fierro o alterar el orden de los cantos de la Divina
Comedia. Esperamos que este desliz se deba a la poca práctica
en el manejo de material historietístico y no a algún prejuicio hacia el
noveno arte.
“Tango”
tampoco la sacó barata. Se eliminó una viñeta, un plano del auto en el
que Fosforito lleva al Corto Maltés hasta el Ejército de Salvación.
Debería haber estado entre el primero y el segundo cuadro de la página
281; y su texto correspondiente
fue
incorporado al globo de Fosforito inmediatamente anterior. Para
compensar, se inventaron (sí, leyó bien) dos cuadritos, el cuarto de la
página 280 y el primero de la 298, ambos ampliaciones de las viñetas
precedentes.
Al igual
que en “La Balada...”, el reordenamiento de las páginas trajo aparejado
una serie de cuadros invertidos, como el segundo y el tercero de la
página 234; el tercero y el cuarto de la 242; el cuarto y el quinto de
la 258; el cuarto y el quinto de la 260; el tercero y el cuarto de la
268; y el cuarto y el quinto de la 301.
Contradiciendo al Dios del cómic, para mantener el formato libro, manos
humanas separaron las ilustraciones panorámicas de Pratt en dos viñetas
independientes. Ejemplos: segundo y tercer cuadro de la página 244;
cuarto y quinto de la 245; primero y segundo de la 260; primero y
tercero de la 288; cuarto y quinto de la 296; cuarto y quinto de la 300;
cuarto y quinto de la 312; cuarto y quinto de la 330; y cuarto y quinto
de la 334.
Para
terminar, a la quinta viñeta de la página 298 le falta un pedazo; y el
cuarto cuadro de la 327 debería haber sido el segundo de esa misma
página.
Comparado
con lo anterior, que la traducción alterne el tú con el vos (a todo esto
¿quién habrá traducido los cómics?, o se tratarán de pequeños retoques a
las realizadas por M. Sánchez para la edición de “La balada...” de Norma
y a la de Adriana Bianchi para el “Tango” aparecido en los Cuadernos
de Fierro Nº 1?) y que el rostro de portada del Corto Maltés
presente una serie incomprensible de rayas y letras (por haber sido
tomada de la retiración de portada del mencionado Cuadernos de Fierro,
donde la cara del Corto estaba superpuesta a un plano de la ciudad de
Buenos Aires), no son más que minucias. Tampoco están acreditados el
colorista de “La balada...” ni el letrista
o rotulista
de ambas aventuras.
El
Loco Chávez:
Prólogo
del escritor, periodista y guionista de cómics Juan Sasturain, notas bio
bibliográficas
de Pablo Muñoz. Es el primer volumen que incorpora la leyenda “Edición
revisada por los autores”, lo cual avalaría la manipulación realizada
sobre la historieta.
Falso.
Carlos Trillo sostiene que «lo único que hice fue firmar un contrato con
Clarín cediendo los derechos de la parte del guión de Loco Chávez
para su publicación en una colección. No estaban en mi poder los
originales, así que ha de haber sido Altuna ‘los autores’ que
supervisaron la edición». Por correo electrónico, Horacio Altuna termina
de despejar las dudas: «Al libro aún no lo he visto, no ha llegado a mis
manos y no sé nada sobre la leyenda, los retoques, modificaciones y
censuras que comentan. Tampoco he alterado o redibujado las tiras
originales. Por lo tanto, podrán deducir que lo de ‘edición revisada’ no
responde a la realidad. Lo único acertado es que, efectivamente, la
selección del material a publicar la hice yo».
Las tiras
están reunidas en dos grandes arcos, El periodismo: Un sacerdocio
y El final. El primero une en un discurso continuo las cinco
aventuras recopiladas en España por Norma Editorial en el libro El
Loco Chávez – Profesión: Reportero (“Balderi”, “La estrella”, “El
juez”, “Juan” y “Malone”, Nº 13 de la Colección BN, marzo de 1991) y que
en la Argentina aparecieron publicadas en la revista Puertitas,
junto con una fase introspectiva que deja entrever el desenlace. La
segunda parte reproduce el clásico final de la historieta, esa larga
secuencia que tuvo literalmente en vilo al país. Cosas de la Argentina
contemporánea, la trama escrita en 1987 (dos años antes de la debacle
final alfonsinista y la toma del poder por parte de la cultura menemista),
puede seguirse hoy día como la saga de una generación que debió exilarse
buscando trabajo, pan y dignidad.
Respetando el recato de la edición original en Clarín, las tiras
del primer tramo del libro han sido censuradas, tapando el destape
español con otra lencería distinta a la utilizada por las mujeres
durante su primera aparición en la contratapa del matutino.
«Es más
fácil tapar que destapar –aclara Trillo-. Los originales de las
historias que conforman al libro de Norma habían sido cubiertos por
nosotros para su publicación en Clarín, ya que a Altuna le era
más cómodo dibujar a página y con desnudos, para después pasar a tira y
tapar. No sé quién volvió a cubrir los cuerpos desnudos para el tomo de
la Biblioteca, pero no me parece una decisión errada ya que así fue cómo
aparecieron en el diario. A esta altura habría que aclarar que la
versión de Norma y Glénat tienen tetas y culos porque eran para Norma y
Glénat, que agradecían esas demostraciones en épocas de cierto destape.
Un diario de gran tirada como Clarín nunca publicaría ese tipo de
material, hecho que nosotros siempre conocimos y por el cual trabajamos
mucho desde el sobreentendido o el contraluz. Durante toda su
existencia, El Loco Chávez se realizó pensando en el público de
un diario y no en el circuito del cómic para adultos. Es más, las
páginas de los libros europeos fueron las únicas que tuvieron dos
versiones. Hay un tomo italiano, hecho con los suplementos que adjuntaba
la revista Skorpio, que suma cerca de 2 mil páginas. La
diferencia entre esa cifra y las 64 del tomo de Norma son bastante
elocuentes».
Pasemos a
los daños colaterales del consabido remontaje. Se recortaron parte de
algunas viñetas (7,
8 y 9 de la página 18; 4 y 5 de la 39; 3 de la 49; y
3 y 4 de la 52, entre otras).
Fueron
eliminados 14 cuadritos: entre la sexta y la séptima viñeta de la página
34 (charla entre Balderi y Malone); entre la octava de la 56 y la
primera de la 57 (primer plano de la actriz Selva Gonzaga); entre la
décima de la 58 y la primera de la 59 (Balderi le muestra a Chávez la
foto del juez Sáenz Hernández); entre la novena de la 70 y la primera de
la 71 (charla del juez con sus familiares); entre la décima de la 74 y
la primera de la 75 (el juez dona las joyas de su esposa); entre la
tercera y la cuarta de la 87 (primer plano del miembro del Consejo
Docente que amonesta a Sáenz Hernández); entre la tercera y cuarta de la
89 (el primer telefonazo que despierta a Chávez); dos viñetas entre la
sexta y la séptima de la 90 (sentado en una plaza, Chávez es silencioso
testigo de la charla entre un abuelo y su nieto); entre la octava de la
91 y la primera de la 92 (Chávez busca al juez en su cuarto de trabajo);
entre la novena de la 101 y la primera de la 102 (la imagen final del
replay); entre la sexta y séptima de la 114 (Juan y Rita cuentan su amor
al hermano de la joven); y entre la cuarta y la quinta de la 137
(discusión entre Balderi y Chávez sobre la publicidad). A diferencia de
lo sucedido en el tomo del Corto Maltés, los parlamentos de los cuadros
eliminados no fueron incorporados a ningún otro globo.
Por
último, cuatro viñetas fueron inventadas (la tercera de la página 53; la
séptima de la 58 (la que dice Fin en el medio de un relato
montado como narración continua); la tercera de la 72; y la primera de
la 75 (¡¿ocupando el lugar de una viñeta previamente eliminada?!).
Hay que
resaltar que estos retoques se encuentran sólo en las tiras editadas por
Norma y Puertitas, ya que no hemos logrado comparar el resto del
material compilado por Clarín, aunque salta a la vista que la
tercera viñeta de la página 160 y la octava de la 182 están inventadas,
siendo ampliaciones de sus respectivos cuadros precedentes.
«La
compaginación del libro –dice Trillo- me pareció descuidada, pobre,
lamentable. La tipografía que reemplaza a la original es espantosa y hay
secuencias que no tienen el texto en los globos (cinco viñetas de las
páginas 191 y 192). Se eliminaron fragmentos y se alteró la continuidad
de la historia. Y hasta tiene gruesos errores en las fichas biográficas
relacionadas con la autoría de trabajos que publicó el mismo diario».
Tampoco
se informa la fecha de aparición original de las tiras ni el nombre del
rotulista.
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