[
Leer la primera parte de la entrevista,
publicada en la quinta edición
de Tebeosfera ]
Tebeosfera:
Se
observa un cambio en tu estilo en los primeros noventa de la mano de
Olivares, Germán García, Pulido, Bustos, Javier Rodríguez (o al
mismo tiempo que ellos, y a mi parecer, claro) ¿crees que conformáis
un grupo definido, al menos desde el punto de vista estético; una
suerte de “generación”?
José Luis Ágreda:
A esta
pregunta ya he contestado antes más o menos. Pienso que no. De los
que has puesto, los cuatro últimos sí que tienen puntos en común,
pero no con Javier, excepto Luis que sí que ha bebido mucho de
Javier, como yo mismo. Olivares viene de antes, ha vivido otras
épocas del cómic en España y su formación es diferente también. No,
no creo que la estética sea lo que pueda unirme a mí con Germán,
Pulido o Javi Rodriguez.
T:
¿Cómo logras entrar en
el Especial Nuevo Comix Underground de El Víbora... Dices
haber tenido mucha suerte, pero, sería interesante que comentaras el
modo en que te moviste y lograste contactos, pues muchos neófitos no
saben cómo hacerlo...
JLA: A mí
me habían llamado para la exposición del Saló "Qué Joven Te
Veo", que reunía autores nacidos en torno a 1970. En ese Saló, al
tener un par de páginas expuestas, me resultó más fácil acercarme a
mucha gente, entre ellos a Hernán Migoya, que unos meses después me
llamó para hacer una historieta para el especial. Creo que fue
Christian el que me lo presentó. Las cosas se fueron enlazando
bien, por eso lo de la buena suerte. No tuve que moverme demasiado.
No sé, no tengo una receta de cómo acercarse. También es verdad que
unos años antes me había pasado por Barcelona recorriendo
editoriales y no me comí un colín. Trabajar, suerte y llamar a las
puertas adecuadas, no presentar un producto, aunque sea bueno, a
alguien que no le interesa ese tipo de trabajo.
T:
Se te ve siempre
vinculado con ciertas músicas y ciertas filmografías, siempre
apartadas del “mainstream” ¿es de ahí de dónde surgen algunos de tus
intereses e ideas? ¿podrías citarnos una o dos docenas de nombres de
músicos y cineastas que te han influido o que puedas ver vinculados
a tu modo de entender la historieta (de entonces y de ahora)?
JLA: Uy...
da un poco de cosa cuando dices lo de "entonces" y "ahora" como si
separasen muchos años...
Bueno, lo
de la música y el cine... o la literatura añadiría yo...
Efectivamente mi educación estética pasa por mucho de ese cine
alejado del mainstream. No sé de dónde viene mi interés por
eso. Yo empecé a ver mucho cine clásico gracias, otra vez, a mi
hermano. Veíamos y comentábamos muchas películas, pero conforme
llegaba a los dieciocho me fueron interesando también otras
historias un poco diferentes. Ya en la universidad, y formando parte
del cine-club, descubrí autores que me contaban cosas nuevas y de
forma distinta. A esa edad también hay siempre algo de snobismo, de
no seguir la corriente habitual, y eso creo que es sano, si se es al
mismo tiempo un poco crítico con todo. De "entonces", y que me sigan
interesando mucho mucho, y que creo que sí que me han influido en el
tipo de historias que cuento o en la forma de hacerlo, te puedo
decir un par de nombres, Jim Jarmusch y Aki Kaurismaki. No siempre
hacen películas maravillosas, pero sí que siempre tienen una mirada
especial, un gesto, un tono. De "ahora" añadiría a Wong Kar Wai, por
ejemplo. En el cine-club conocí a Lucía, que es la que me va
enseñando ahora cosas distintas (clásicas y modernas), ella es mucho
más aficionada y experta que yo y me dejo influir felizmente por sus
recomendaciones. En música, prácticamente lo mismo. Aunque antes era
un poco más arriesgado, ahora me da más pereza escuchar a grupos
excesivamente raros. Si me pusiesen ahora un disco de los Swans, por
ejemplo, me parecería aburrido e incluso malo. Bueno, antes también
me lo parecían, pero me aguantaba... Cuando Bernardo y yo hacíamos
"Los Chapas" en El Jueves, nos metíamos con el tono petulante
del Rock de Luxe, pero en realidad yo suelo seguir con
interés sus comentarios y busco las cosas que recomiendan que me
parece que me pueden molar. Si quieres otro par de nombres... Pixies
y Einsturzende Neubaten de "entonces" y Will Oldham y Dominique A de
"ahora". En libros, Burroughs, Kerouac y Auster de la "época arty" y
Nabokov y Von Rezzori de ahora. Y entremedias todo lo demás. Sigo
viendo películas comerciales, escuchando música de cine, y leyendo
ciencia ficción.
T:
Hempel
y Ware son autores que, de repente, se erigen en tus modelos a
seguir: cómics muy personales, y divertidos, según tú. Mas, ¿no ves
algo vacías las propuestas de Ware? ¿O bien compartes su mensaje de
elegía a la soledad humana, que se entrevé en sus a veces
laberínticas composiciones de página?
JLA: Vaya
con la pregunta tendenciosa... A mí Ware no me parece vacuo. Es más,
me parece denso e intenso. Y divertido, usa esencialmente la ironía
y el humor en todas sus viñetas. Es muy obsesivo con su tema, pero
¿qué pasa?: lo cuenta tan magníficamente bien y de manera tan
original que siempre me resulta interesante ver su enfoque. Además,
es muy excitante artísticamente. Por otra parte, no es un autor
oscuro, en eso es muy americano, no intenta esconder o disimular su
pensamiento o sentimiento, ni siquiera con "laberínticas
composiciones de página". Es una propuesta a la que hay que abrirse,
es cierto. Pero no es difícil de leer, aunque exija algo más del
lector que lo que suelen exigir los tebeos habitualmente. Y eso es
sólo un problema de los tebeos, no de Chris Ware.
Hempel es más abiertamente divertido, y no por ello menos lleno de
contenido. Narrativamente también es muy sabio y sus tebeos se
disfrutan igualmente a un nivel de entretenimiento, estético,
sentimental e intelectual.
T:
En tu obra también hay
retazos de Kyle Baker y M. Mignola, si bien son universos los de
estos autores bastante distantes entre sí ¿Estás de acuerdo; qué
obtienes de cada uno?
JLA: Sí,
sí. Son dos autores que me interesan mucho también. Baker, como se
prodiga menos, pues como que me llama más la atención. Y que su
Cowboy Wally Show me parece una obra maestra de guión. Mignola
me interesa especialmente por el dibujo, aunque sus historias de
Hellboy me parecen muy entretenidas y con nivelón. Es un gusto
leerlo.
T:
¿Estás conmigo en que
Kricfalusi, Bill Wray, Roger Landridge, o incluso Lutes y Seth, son
valores a los que un mercado español sobresaturado de mediocridad no
ha llegado a tratar debidamente? ¿Podrías hacer eso extensivo a
otros autores que tú lees y la mayoría de los lectores no leen o no
conocen?
JLA: ¿Es
que el mercado español trata debidamente a alguien? No sé, no me voy
a poner a decir nombres, intento leer las cosas que me pueden
interesar, vengan de donde vengan, lo que pasa es que el mercado
francés y el norteamericano son los más accesibles. Todo son cosas
que se pueden pillar a través del Previews o por Amazon, así
que no voy a descubrir ningún autor oscuro y desconocido y que no
hayan comentado ya las revistas de crítica. Vamos, que no suelo
salir de Fantagraphics o Drawn & Quarterly. Y, si acaso, tebeos de
superhéroes emparentados por autores o estética con las series de
Batman Animated de Bruce Timm. En los franceses es Bernardo el
que me suele dar chivatazos de las novedades o autores que cree que
me pueden gustar.
T:
La añoranza creo que es
otro de tus temas capitales. O la nostalgia por la memoria que se
pierde ¿te atrae este Leitmotiv?
JLA:
La añoranza sí, por
supuesto. Y la pérdida. Lo de la memoria lo he usado en una o dos
historias, pero tiene más que ver con la pérdida en general. Y sí,
me interesan esas historias, por alguna razón. Puede ser una
defensa, un prepararse a perder. O que soy masoquista y me gusta
regodearme en esos sentimientos. La verdad, no sé de dónde viene la
necesidad de contar estas cosas, o la necesidad de contar
simplemente.
T:
Hay mucho de melancólico
en tu historieta, tu aportación a NSLM, tu historieta de la
sirena varada para la Bienal, Cosecha Rosa... ¿es comparable esta
tónica a la triste ironía de Jarmush o a la resignación ante lo
inmarcesible que late en Lynch?
Yo veo
que tu obra se halla pendiente de una tristeza sosegada pero
inacabable; me atrevo a afirmar que la conduce (te conduce) una
necesidad de cantar a la infancia cohibida y a la timidez asumida
¿quizá me atrevo mucho en mis apreciaciones?
JLA: Bueno,
ahora habría que puntualizar. Nos estamos centrando en una parte de
mi obra que ni siquiera es la que más ocupa en mi producción, y nos
estamos olvidando de que yo me dedico al humor principalmente y que
semana a semana publico páginas de risas, con mayor o menor fortuna,
en El Jueves. Y esas historias son tan personales como las
otras de las que estamos hablando, porque dan mi visión de lo que me
rodea. Dicho esto, para que no parezca que yo me paso el día mirando
melancólicamente por la ventana escuchando a los Tindersticks,
procedo a contestar a tu pregunta. En las historietas que hago
generalmente sin fines comerciales sí que suelo desfogar esos
sentimientos más nostálgicos, o melancólicos, los que no tienen
cabida en las revistas en las que publico habitualmente.
Como ya te he dicho antes, Jarmush me
interesa mucho por el tono de sus historias, por sus personajes.
Lynch también, como espectador. Pero en lo que se refiere a posos
claros en mi trabajo, yo me referiría especialmente a Jarmush y a
Kaurismaki. Y a Tom Waits en la música. En los tres casos, y también
en Lynch, el humor está unido a la tristeza o el drama, y ese
contraste enriquece ambos aspectos. Sobre el tema de mis historias,
no he pensado tanto como tú, me temo. Cuento lo que me pide el
cuerpo, y en cada caso es algo distinto. Después, con la distancia,
que a mí me resulta imposible mantener, es posible descubrir los
temas recurrentes, o incluso el TEMA del que uno está hablando
siempre. Lo de la infancia es cierto, que está ahí, junto con el
paso del tiempo y las cosas que se pierden con él. Pero lo de
cohibida o timidez asumida no sé si lo veo tan claro, no lo entiendo
bien en relación a mi trabajo. Vamos, yo soy tímido, y lo he sido
aún más, hasta extremos ridículos, pero no lo veo como un tema que
me interese o que haya tratado yo. El miedo sí, por ejemplo, o la
inseguridad. El fracaso, la pérdida. Historias de personajes que no
tienen la capacidad de superar sus debilidades, y que están a merced
de los otros. Y eso es triste, y hay que contarlo como algo triste,
como algo ridículo, risible, pero triste.
T:
¿Qué valor crees que hay
que darle al ilustrador del libro infantil? ¿es narrador, es
representador, es el reclamo de la añoranza, es demiurgo? Este
mercado sigue siendo medianamente robusto en España y la obra que
aquí se destina es mejor remunerada que la del historietista, si
bien sigue estando desvinculada de las “artes mayores” y carece del
respaldo analítico y teórico de la historieta... ¿qué significado
tiene a tu juicio, como vehículo plástico, narrativo, industrial?
JLA:
Respecto a la primera pregunta, al valor que hay que darle al
ilustrador, dependerá tanto del propio artista como de la obra, como
del público al que va destinada. Para niños muy pequeños el peso de
la narración viene de la mano de las ilustraciones, conforme va
creciendo el lector, crece también la importancia de las palabras en
detrimento de los dibujos. Las ilustraciones son siempre el primer
reclamo del libro, las que deberán atraer al lector hacia él y,
según mi opinión, deberán ser fieles al mismo para que el comprador
no se sienta defraudado. ¿Y qué debe representar? Eso es cosa
del
ilustrador, o de las exigencias del editor o del autor del texto, o
de un pacto de todos ellos. Puede sugerir o puede representar
detalladamente, una cosa condicionará al lector menos que la otra.
Puede enriquecer el texto con subtramas visuales o puede ceñirse a
él. Puede ser, y esto contestaría también a la segunda pregunta, una
interpretación totalmente subjetiva del mismo, añadiendo otro punto
de vista a la obra escrita. Creo que ése sería el valor de las
ilustraciones de textos para adultos, aportar una nueva reflexión
sobre el texto (sea artículo, libro, reportaje...)
T:
Observo que el color, en
tu obra, ha variado desde la acuarela bravía hasta el actual
apastelamiento digital ¿es evolución estilística o mera cuestión
instrumental? Lo pregunto porque tus argumentos evolucionan a la
par, desde planteamientos algo neuróticos hasta los actuales, más
complacientes...
JLA: Creo
que es un poco las dos cosas a la vez. No sé, el color en El Jueves
sigue siendo bastante chillón, aunque lo haga más entonado que hace
tiempo. Y fuera de El Jueves, en ilustraciones sí que "apastelo"
algo más los colores. De todas formas, no suelo variar mucho mi
paleta en el ordenador.
Aunque hay algo en tu definición que me
inquieta... ¿crees que soy complaciente? No pienso que Cosecha
Rosa, por ejemplo, tenga esa intención, buscar el agrado. Quizá
sí que sea menos histriónica que cosas más adolescentes aún, pero no
tenía un propósito específico de complacer a nadie con la historia,
y el tono desapegado en gran parte de la misma, y el mismo final,
no me parece que hagan pensarlo. Vamos, que a mí me encantaría que
a todo el mundo le gustase, pero ésa no ha sido la intención para
contar la historia de una determinada manera.
T:
Ingenuidad infantil,
ternura... todos los que opinamos sobre tebeos vamos calificando así
tus trabajos... pero ¿acaso son máscaras de otros temas que tú
quieres tratar, como la insatisfacción, o de la cobardía?
JLA:
No, no sé. Creo que una
cosa es el tono, y otra el tema. El tono sí que puede ser infantil,
ingenuo, tierno principalmente, y los temas seguir siendo los que tú
comentas.
De todas formas ese tono tierno suele
desaparecer en mis trabajos en El Jueves, y soy bastante
menos cariñoso con mis personajes ahí. "Los
Chapas", cuando yo me encargaba del guión, y tal y como después los
continuó Bernardo, fueron muy maltratados. Lo mismo que cuando trato
temas de actualidad, que rara vez
consigo ser amable con los tipos
que represento. La mirada se hace un poco más canalla. Y ahí sigo
hablando de la cobardía, la falsedad o la insatisfacción, del mismo
modo que en las historietas no comerciales.
T:
La experimentación es
algo que te caracteriza: Jugabas con ello ya en la historieta de Sol
Löbenicht, luego en la saga de Barrabás, y lo bordas en las
historietas “Redes” y la ejecutada para Historia del Blues,
donde trabajas, sin saberlo, sobre la misma “multilinealidad” que
Sergio García desarrolla como tesis (en Sinfonía Gráfica) ¿De
dónde parte este afán, estas ideas tan sorprendentes?
JLA: Muchas
veces me lo he preguntado. No lo sé, una inquietud. A veces es puro
juego, otras es encontrar el modo de contar las cosas de la manera
óptima, aprovechar recursos que están ahí. No he inventado nada en
esto, son formas de comunicar las cosas en el cómic que, por alguna
razón, no se han hecho habituales, pero que tienen mucha fuerza y
que pueden enriquecer el mensaje, o transmitirlo de una forma
nueva. A veces por pereza no se tienen en cuenta estas herramientas
y se recurre a las soluciones habituales, ya probadas, pero creo que
merece la pena entretenerse un poco y pensar la forma más rica para
contar algo. Lo mismo que cuando barajas distintos planos para
contar una escena, puedes plantearte qué tipo de paginación quieres
y tantear distintas posibilidades. En Historia del Blues no funcionó
excesivamente, porque en ese caso, al ser la historia de encargo,
me interesé más en hacer experimentos formales que me sirvieran como
banco de pruebas. Usos posteriores de la multilinealidad, de
la viñeta recorrido y de cosas así han estado más integrados, más
conectados con la historia y, sobre todo, más a su servicio.
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