TEBEOSFERA \ SECCIÓN  

DE MIL HUMORES / 4

Fotografía de Gonzalo Martínez  

por ANA von REBEUR  


Dibujar: La diversión desesperada.


                                           No nacer nunca más sería lo mejor para los mortales humanos. Pero es algo que apenas le sucede a uno de cada cien mil. (Chiste de Freud)

 El duro oficio de hacer reír con dibujos

Alguna vez escuché que definir el humor es como disecar un sapo: primero no entendéis nada. Y, encima, el sapo se muere.

El dibujo es el medio de expresión más primitivo y antiguo de la humanidad, que evolucionó en paralelo con el gratificante efecto de hacer ruidos con un palo, siendo ambas actividades desarrolladas con gran placer e insistencia tanto en la primera etapa de la vida humana, como en la primera etapa de la humanidad. De la primera actividad naces las artes visuales y de la otra, la música. Pero resulta que para hacer música se necesita un instrumento musical de formas sofisticadas, y para dibujar precisamos solamente algo que deje un trazo contrastante sobre alguna superficie: claro sobre oscuro u oscuro sobre claro, o hendiduras en materia blanda .

La música nos entusiasma y conmueve mientras suena. Pero se olvida en cuanto se la deja de hacer sonar. Los dibujos entusiasman y conmueven, pero quedan. Entonces siguen impresionando a montones de personas. La música es un milagro de creatividad por un rato, hasta que llega el silencio. El dibujo es un milagro eterno, que perdura tanto como dure su soporte material.

Es este deseo de trascendencia es que el que marca a cualquier artista- Es el hecho de querer expresarse de la manera más directa, más allá de las palabras, sin tener que explicar nada (porque los dibujantes no son muy charlatanes) porque el dibujo mismo lo explica todo. Hacer un buen dibujo ya es algo complicado. Imaginen encima que hay gente que además de hacer un buen dibujo, pretende hacernos reír con él. O denunciar injusticias o crueldades. O conmover y emocionar. O dejar pensando. O sorprender con él.

Hacer humor gráfico no es una tarea simple. Para empezar, en casi todo el mundo se considera al humor gráfico como un arte menor. Pese a que una gran mayoría de humoristas gráficos son enormes artistas, que pueden reproducir un Rembrandt a la perfección si se lo proponen, hay algo de rebeldía en el humorista gráfico que lo incita a perseverar en su tarea, aunque no le brinde dinero ni status social. Hay que reconocer que son pocos los artistas consagrados en el mundo entero, y que su gloria personal se debe más a un intenso manejo de marketing y prensa y a una perseverancia a rajatabla para dibujar mucho, que a su propia calidad de dibujo. Esto se confirma cuando uno conoce a tantos artistas de primer nivel que no son reconocidos como debieran, pero que tampoco se han obsesionado lo suficiente por imponer su estilo. Y también, para qué negarlo, hay gente con mejor suerte que otra. Jack Davis opina que «mi estilo de dibujo siempre atrajo a cantidades de personas de muy mal gusto.» Y también se anima a decir:  «Gary Larson dibuja tan mal que es un genio». Los dibujantes argentinos que tuvieron su etapa de oro en los años cuarenta afirman que ya el dibujo no importa, que ahora parece que sólo interesa el texto, a juzgar por la mala calidad del dibujo imperante en los medios

Lo cierto es que, aun tratándose de un oficio ingrato, una vez que un artista incursiona en el humor gráfico, no lo abandona jamás. ¿Por qué habríamos de desperdiciar nuestra corta vida haciendo retratos, marinas y naturalezas muertas si podemos gritar una opinión personal, una filosofía de vida, o un disparate que nos hace llorar de risa, mediante un dibujo sintetizado que sabemos que los demás disfrutarán con alegría?

El oficio de humorista gráfico es muy generoso. No es “Quiero que miren mi obra”, sino “Quiero hacer reír al que la mira”. Y por eso el dibujante no para de trabajar. Tampoco para porque el lector pide más y más y más. Un cineasta hace una película y recorre el mundo con ella. A los dibujantes ninguna carpeta de trabajos nos resulta suficiente, porque todos quieren ver qué hemos hecho últimamente. Sin embargo, aunque esto es muy gratificante, se trata de un trabajo mal remunerado, exigido y frágil. Es por esto que los humoristas gráficos de todo el mundo se lanzan por entero a su tarea, enamorados de su oficio, pero nunca recomendarían a otro que lo hiciera, porque saben lo duro que es hacer una vida a través del plumín.

¿Por qué dibujan los dibujantes?

A raíz de una encuesta que realicé a humoristas gráficos de todo el mundo, puedo contarles hoy lo que opinan cada uno de ellos de su profesión. Tomislav Dusanic de Osijek, Croacia, nos cuenta: «Me castigaban en la escuela por hacer dibujitos en vez de escuchar a la maestra. Decidí ser humorista gráfico para poder decir muchas cosas de la manera más simple. El humor es una de las cosas más importantes de mi vida. ¿Qué sería de los humanos sin el humor, más que una oscuridad en el mundo que nosotros mismos hicimos feo? Pero si me piden un consejo para humoristas gráficos principiantes les diría:¡ Por favor, abandona ya esa idea loca de dedicarte al dibujo humorístico! ¡Es un trabajo para Don Quijote!... ¡Uno vive luchando contra los molinos de viento!»

¿Cómo vamos a desalentar a otros de que la pasen tan bien dibujando como la pasamos nosotros? Es que, para ser honestos, tenemos que decir que es algo que uno hace con tanta pasión, que eso mismo es lo que nos complica la carrera: nuestro propio frenesí. Jamás vemos nuestras obras publicadas al ritmo en que se nos ocurren las ideas. No hay diarios cotidianos de humor, y en muchos países no hay ni siquiera semanarios o mensuarios de humor. Pero seguimos trabajando.

Woody Allen nunca dibujó, pero sabe mucho de humor, y nos cuenta: «Rara vez me divierto, siempre veo el lado oscuro de las cosas. Precisamente esa es la razón por la que trabajo tanto. Demasiada realidad no se puede soportar. El truco es darle un significado a la propia vida, pero no hacerse demasiadas ilusiones. Para mí la felicidad es una distracción. No importa cuánto tratamos de disfrazar las cosas. La existencia en sí es algo muy difícil. Nacemos y no sabemos por qué. Copyright 2003 Paolo DalponteNos ponemos viejos y nos morimos. También nos enfermamos y se enferma la gente que amamos. El único momento feliz es cuando uno puede distraerse.» Y para eso los dibujantes tenemos siempre un lápiz a mano.

El cartunista italiano Paolo Dalponte opina que «el humorismo es una llave que funciona particularmente bien; una llave para hacerse escuchar y entender. El dibujante de humor debe usar el lápiz como un arma, porque penetra más pero ofende menos, y no produce sangrado ni dolor, sino sólo cambios en la mente.»

El genial Jan de España nos dice que «Jamás se debe escoger una profesión porque parezca fácil. Cuanto más sabes más te exiges. Créeme, si le enseñas tus dibujos a alguien y éste te dice que están muy bien: ¡ No te lo creas o estás perdido! Un auténtico creador debiera interpretar lo que desea reflejar, a su manera propia.»

El ilustrador y humorista gráfico argentino Norberto Lombardi comenta: «Me decidí a ser humorista cuando me di cuenta que podía decir cosas serias haciendo sonreír. Creo que hago humor como un escape de las frustraciones diarias.» Otro dibujante argentino, Oscar Milicich (“Osmi”) nos cuenta que decidió ser humorista gráfico porque desde muy chico tuvo dificultades para hablar: su madre siempre pensó que había nacido mudo. «En consecuencia mi única forma de expresión estaba relacionada con el dibujo. Era mejor que dibujara lo que quería decir. A quien se inicia en el humor gráfico le diría que, por sobre todas las cosas, sea libre. Que dibuje hasta que le duela la mano y los ojos ardan.. Hoy por hoy hacer el esfuerzo para dibujarle al prójimo una sonrisa, es el mayor logro que se le puede pedir a un ser humano.»

El ucraniano Oleg Dergatchov es hipercampeón de cuanto concurso de humor gráfico hay por ahí, y opina: «Amo al humor, y creo que es la única manera de sobrevivir este mundo cruel y triste lleno de política. Creo que el dibujo es la única manera de enviar un mensaje que llegue al corazón de los que lo vean»

El rumano Mihaita Porumbita comenta que dibuja porque le gusta comunicarse con la gente: «El humor gráfico es una manera elemental de comunicarle a la humanidad y advertir con una sonrisa cuál es la responsabilidad de cada uno para con el respeto a las leyes de la vida, la sociedad y la naturaleza.»

Pero el iraní Javad Alizadeh es mucho más realista: «¿Un consejo para quien quiera iniciarse en el humor gráfico? ¡ Que no entre! No hay futuro ni sueldo para un humorista en los países del tercer mundo.» El excelente caricaturista italiano Achille Superbi afirma: «A quien quiera iniciarse en el dibujo humorístico, le aconsejaría que participe en tantos concursos como pueda. Como dibujante humorístico tengo una frustración muy grande: en Italia es verdaderamente difícil encontrar trabajo en nuestro sector.»

El famoso francés Sempé, que no tendría de qué quejarse porque le fue muy bien, nos cuenta «Mi trabajo es muy simple. Basta con encontrar una idea divertida y dibujarla bien. Luego se la das a un diario para que la publique. Luego vuelves a casa y buscas una nueva idea. ¡ Y empieza el círculo del Infierno!» Y agrega: «Tres veces por semana decido abandonar mi oficio y no volver a dibujar nunca más en la vida. Desgraciadamente, siempre tengo una idea nueva justo cuando estoy a punto de comunicar esta decisión a los demás. Entonces todo el proceso comienza otra vez.»

Bill Watterson, creador de “Calvin y Hobbes”, también nos cuenta que esto no es soplar y hacer botellas: «El mundo de una historieta humorística es mucho más frágil que lo que la gente supone. Resulta difícil construir personajes creíbles. Tan difícil como es fácil destruirlos.»

El español Kim confiesa que el dibujo fue su perdición: «Me hubiera gustado ser un poco de todo. Pirata del caribe, cazador de osos en Canadá, moro en Afganistán o carioca en Río, pero nunca quedarme sentado frente a una mesa dibujando historietas durante 25 años.»

¿Entonces, por qué siguen dibujando?

Gente sufrida

Los humoristas gráficos no son gente simple y alegre como su tarea haría adivinar. Son gente más bien conflictiva y sufrida. El escritor argentino Isidoro Blaisten dice que el humorismo es el penúltimo paso antes de la desesperación. El comediante argentino Enrique Pinti afirma que el humor es la ternura del dolor. «Cuando se llega al límite del dolor, el humor aparece como una posibilidad de poder explicar por qué se llegó a eso. Es una alternativa genial que tenemos los humanos de poder llegar a un límite de dolor y después poder salir. Creo que se llega al humor después de haber sufrido mucho.»

El argentino Mordillo confirma que «El humor es la ternura del miedo: del miedo a la soledad, miedo a no comunicar, miedo a no entender el sentido de la existencia, miedo a ser injusto con los demás. Y si lo pensamos, es así: todos los buenos chistes están llenos de situaciones angustiantes mirada con una enorme ternura, con compasión humana.»

A este concepto lo pinta muy bien Woody Allen diciendo: «La vida puede dividirse entre lo terrible y lo desdichado. Son estas dos categorías. Lo terrible comprendería  los casos terminales, los ciegos, los tullidos...No sé cómo consiguen pasar por la vida. Me tienen maravillado. Y lo desdichado incluye a todos los demás. Eso es todo. De modo que cuando vas por la vida  tienes que ir dando las gracias por ser un desgraciado porque eso es porque tienes mucha suerte...de ser desgraciado.» ¿Nos estamos riendo al leer esto? Nos estamos riendo de algo terrible porque el humor nos salva, permitiéndonos reír de nuestros propios pavores.

El gran Quino tampoco tienen una mirada más luminosa del tema: «Cuando nos sentimos un "esto", hay que encontrar maneras de escaparle a la rutina, a lo que cualquier trabajo tiene de acostumbramiento y que nos obliga a girar siempre alrededor de lo mismo. Con respecto a qué es la vida, le puedo responder que, para mí, hermosa no es. Tampoco me ha ido mal, pero tuve unos primeros años muy duros. Lo triste es haberme equivocado, porque cuando dibujaba Mafalda yo imaginaba estar contribuyendo a que el mundo cambiara. Sigo pensando que el mundo va a cambiar, pero me estoy convenciendo de que no lo voy a poder ver.» Quino tiene la tragedia pegada a sus dibujos, y eso es lo que los hace más humanos y queribles: «La gente me dice que suelo ser pesimista, pero miro a mi alrededor y me parece que el ser humano está preparando todo como para irse del planeta. No sé dentro de cuántos siglos va a ocurrir, pero va a ser así. Yo trato de reflejar lo que veo; y lo que veo me pone un poco triste. Estoy tratando, estoy tratando de ser más gracioso. A veces no sé para qué lado disparar. Me propongo ser más gracioso, pero no sé. Es todo muy difícil. ¿Sirve hacer chistes? ¿Sirve de algo sacudir a la gente? A un treinta por ciento de la gente le sirve. No más. Las canciones de protesta hoy no le interesan a nadie.»

El creador brasileño Ziraldo comenta «Trabajo todas las horas del día. Cuando uno trabaja no tiene tiempo de sufrir.»

Cambiar penas por sonrisas.

Para colmo el fantasma de la falta de inspiración acecha todos los días a los humoristas.

La grandiosa artista Claire Bretecher de Francia explica «Hace treinta años que trabajo dibujando. Hay gente que trabaja toda su vida con esto, pero yo no estoy segura de que ese sea mi caso. Cada vez que publico algo, pienso que es la última vez. Siempre pienso qué haré cuando no tenga más ideas. Y creo que cuando ya no tenga más ideas, me dedicaré a vender mis muebles y mis cosas.» Roberto Copyright Lynn JohnstonFontanarrosa dice «Siempre trabajo como si me fuera a morir mañana.» La canadiense Lynn Johnston (For Better or for Worse) dice que lo escuchó a Charles Schulz diciendo «¿Ustedes pueden creer que vivamos de esto? ¿Cómo se nos pudieron ocurrir tantas cosas?» Algunos resumen su oficio de manera magistral, como el humorista Will Rogers que dice «No hago chistes. Simplemente observo al gobierno e informo los hechos.» Charles Schulz, el creador de Snoopy y Charly Brown, comentó «Tengo una nueva filosofía de vida. Sólo voy a temer un día por vez.»

¿Por qué el humor atrae multitudes si sus autores tienen una visión tan negra del destino humano? El lúcido George Bernard Shaw dijo «La vida humana no es fácil. Salvo en los primeros nueve meses anteriores a su primera respiración, ningún hombre maneja sus asuntos tan bien como lo hace un árbol.» ¿Cómo hacen entonces para reírse de la vida? Tal vez por lo mismo que dijo Mark Twain: «Muchas veces sucede que la blasfemia alivia más que la plegaria.» El humor nace de vidas contrariadas y conflictivas. Ciertamente, nunca de un lecho de rosas y algodones. El dibujante belga Philippe “Phifi” Bossens me dijo: «El dibujo de cartoons es para mí en el fondo un deseo de exteriorización de crítica de la sociedad, y quizás la exteriorización de las frustraciones de mi juventud, porque en la escuela fui el bicho raro, ya que mi padre era de la otra parte lingüística de Bélgica, lo que me hizo sufrir toda la vida. Empecé a dibujar a los 30 años porque mis padres me decían ‘¡Dibujar es solamente un pasatiempo!’»

Los más grandes maestros del humor sacan de situación lo diminuto, insignificante y desapercibido, y lo ponen en primer plano. Nos muestran lo que todo el mundo ve pero no advierte. Luego lo aplastan delante de tus ojos. Como escribió Antonio Machado los humoristas también opinan «y me pregunto por qué nace la gente / si nacer o morir es indiferente». Y luego se ríen de ese absurdo. El humor minimiza la tragedia, mostrando que hasta la misma muerte es un hecho irrelevante, lo que causa un efecto de alivio instantáneo en todos aquellos que sabemos que nuestra vida es patéticamente breve...pero que esa misma brevedad tiene su gracia. Pero Sigmund Freud lo explica mejor: «El humor es alegrarse al ahorrarse un trabajo: La gracia de lo cómico es su desacartonamiento: nos ahorra el trabajo de cuidar una imagen de seriedad. La gracia del chiste es la sinceridad: nos ahorra el trabajo de fingir y de inhibirnos. La gracia de lo humorístico es el disparate: nos ahorra el trabajo de tener que ser lógicos y racionales. En suma, el humor nos lleva al estado anímico de la infancia, la etapa en la que no necesitábamos del humor para ser felices.»

Los humoristas siempre nos preguntamos el por qué de todo. No es fácil encontrar el revés de la trama. Groucho Marx decía: «Comparada con el esfuerzo de hacer reír, una actuación dramática es como dos semanas de vacaciones en el campo.» Los humoristas queremos divertirnos. Porque si no nos divertimos nosotros –en el sentido de distraer de la pesadumbre cotidiana a la que se refiere Woody Allen- no divertiremos a nadie. Somos como chicos. Lo que nos ayuda a hacer humor es que, en algún aspecto, todavía no crecimos. Esa parte buena de la infancia –la de la curiosidad y los porqués-, es la que los humoristas conservamos.

El quid de la cuestión humorística es volver a sorprendernos con la imbatible lógica infantil que nos hacía desternillar de risa por cualquier tontería, hace tantos, pero tantos años que ya ni recordamos qué nos daba tanta gracia.

["Diversión desesperada" es un concepto con el que el escritor cordobés ( Arg) Juan Filloy - con obra traducida a varios idiomas- definió en una entrevista al acto de escribir. Pero creo que se aplica a cualquier acto creativo que te obsesione tanto como te exige. Filloy murió el año pasado, 2002, a los 101 años, creo . Muchos títulos de sus novelas eran palíndromos y había escrito más de 1000 palíndromos en palabras y frases.]


Ana von Rebeur es periodista, escritora, conferenciante, dibujante humorística y presidenta de FECO Argentina. Es autora de más diez libros de humor, entre ellos: Chistes Feministas (Planeta, 2001), No me pisen que ando en ojotas (Planeta, 2001). En los últimos años ha sido reconocida con el Award of Success del Aydin Dogan Vakfi, Turquía, con la Mención de Honor del Festival Yomiuri Yimbun de Japón, y con un Bronze Prize en el 1st FreeCartoonsWeb International de China. Actualmente publica textos y dibujos humorísticos en revistas de Argentina, Irán e India. Ana se halla localizable en www.anavonrebeur.com.ar


VÍNCULOS:

Artículo de Ana von Rebeur sobre las mujeres en los cómics
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 [ Edición para Tebeosfera 030131 ]