Tercera película de John Wayne para Lone Star y segunda dirigida por Robert N. Bradbury. Su guion tiene las improvisaciones propias del cine o la novela de escaso presupuesto. El joven Jerry Mason se asocia con Benson −interpretado por George Hayes− el mejor amigo de su difunto padre y, puesto que a Benson le robaron el ganado, montan una herrería. Por casualidad, dan con un yacimiento de oro y lo explotan en secreto. El cambio de profesión es así rápido y constante. Pero el deshonesto agente que les compra el metal −un tal Harris− es el mismo cuatrero que desvalijó a Benson y decide hacerlo de nuevo. Para ello le engaña para que firme un contrato de compraventa del rancho.
Como el guion no parece dar mucho de sí, hay una breve subtrama intercalada. El hijo del sheriff ve entrar a Benson en el banco para depositar su dinero, le sigue, golpea al banquero y roba el dinero. La culpa recae en Benson, a quien encuentran junto a la víctima, gravemente herida. Sin embargo, la ostentación de riqueza que hace el ladrón ayuda a que Jerry aclare las cosas, le pegue una buena paliza y haga que sea encerrado por su propio padre. Justo a tiempo, ya que la nieta de Benson ha llegado procedente del Este.
La codicia de Harris y su ayudante Cole, interpretado por Yakima Canutt, no tiene límites. Quieren también apropiarse del yacimiento aurífero y asaltan a Benson. Tras dispararle, le dan por muerto, culpan a Jerry y reclaman el rancho. Pero Benson no está muerto. En un final humorístico, se disfraza de mujer y se presenta en el juicio de Jerry como si fuera hermana de sí mismo. Tras las risas del personal, descubre quienes son los criminales y estos huyen por una ventana. La persecución final recuerda a las del cine mudo. Benson usa un automóvil y los criminales una carretilla ferroviaria que se cruzan varias veces. Finalmente, Jerry acaba con Cole y Benson con el esbirro.
En esta película se comienza a apreciar la mejora en la forma de rodar las peleas promovida por Yakima Canutt con la colaboración de John Wayne y Bradbury. Los golpes resultan más verosímiles y realistas, mejorando la acción. Este estilo se mantendrá en los siguientes filmes y será luego copiado por los demás cineastas. Por otra parte, Hayes utiliza el humor con eficacia, anticipando así el papel que unos años más tarde repetiría hasta la saciedad en numerosos wésterns y que hizo que fuera conocido como George "Buddy" Hayes.