Paco Camarasa pasó su infancia en Castalla. Desde los siete años fue educado en Almansa, luego en Ibi, hizo un curso en El Escorial y terminó la secundaria en Valencia. Cursó estudios de periodismo en la Universidad de Navarra, y una vez acabada la carrera disfrutó de una beca de la Fundación Fulbright y el Ministerio de Defensa para desarrollar un master de Relaciones Internacionales en el Instituto Ortega y Gasset, en Madrid.
En los años ochenta comienza a colaborar con El Independiente al tiempo que termina su doctorado sobre la figura del político Manuel Azaña, y se integra en la productora Metrópoli, introduciendo autores de cómics en el programa del mismo nombre. Durante este periodo realiza algunas producciones videográficas, entre ellas Tinta Oasis, consistente en un repaso a los autores de historietas valencianos como Sanchis o Palop, pero no consigue venderlo al televisivo Canal Nou y queda inédito.
Desde 1996 imparte clases de Relaciones Públicas y Ciencias de la Imagen en el CEU San Pablo, a la par que monta un sello editor, Joputa CB (con el autor McDiego) y una galería de obra gráfica, La Guillotina. Pasa a ser propietario de ese sello en 1998, y le cambia el nombre por Edicions De Ponent para comenzar, desde ahí, a publicar libros de historieta, alcanzando un catálogo de casi 150 títulos en poco más de una década, fundamentalmente integrado por productos nacionales y de vanguardia. En 2003 funda otra editorial, Ponent Mon, en Castalla (Alicante), con una oficina en Rasquera (Tarragona), que luego no dirigirá él.
Fue asimismo un destacado divulgador, siendo responsable de exposiciones, apoyando todo tipo de eventos relacionados con la historieta y promoviendo un Centro de Documentación del Cómic en la localidad de Onil. Destacó dentro del gremio de editores, siendo presidente fundador de la Asociación de Editores de Cómic de España (2011).
En 2005 recibió el prestigioso premio Yellow Kid por su labor como editor. Cuando la muerte le sorprendió en julio de 2016 había publicado casi trescientos tebeos bajo el sello De Ponent, muchos de ellos guiados por el espíritu de la memoria. Sus coleccionas más recordadas han sido precisamente Crepúsculo y Solysombra, integradas por títulos arriesgados muchas veces, por autores neófitos y por propuestas experimentales, que han sido precursoras y buen ejemplo de la transformación del argumentario y los enfoques de la nueva historieta del siglo XXI.