Humorista gráfico español de referencia, gran vínculo del dibujo con la cultura nacional y también escritor y académico.
Mingote nació en Sitges en 1919 como Ángel Antonio Mingote Barrachina, de familia con ascendencia aragonesa. Fue hijo de músico, y por esta razón educó su voz como tiple desde que se trasladó a Teruel en 1927, derivando luego en barítono. Pero no hizo carrera musical, ya que le atrajeron otras artes, fundamentalmente el teatro y el dibujo. Formado como bachiller en un colegio franciscano, su padre le condujo en su educación, introduciéndole en los hitos literarios del 98 y del 27 y permitiendo que desarrollara sus grandes aptitudes para el dibujo. El niño Mingote comenzó a escribir muy temprano, y le entusiasmaba dibujar historietas y humor, logrando publicar su primera obra gráfica con sólo trece años (en 1932, en el suplemento Gente Menuda de Blanco y Negro).
Cuando estalló la Guerra Civil contaba Mingote dieciséis años, y se alistó como requeté. Estuvo destacado en la sierra de Albarracín, en Barcelona y en Zamora sin llegar a usar sus armas, según él mismo declaró. Acabada la guerra se afincó en Zaragoza y se matriculó en Filosofía y Letras, pero no llegó a terminar los estudios porque prefirió hacer carrera militar. Entró en la Academia Militar de Guadalajara y allí desarrolló su pasión por la literatura y por el humor: comenzó a escribir sus primeras novelas, que publicaría en Calleja bajo el seudónimo Anthony Mask, y también puso en circulación su primera publicación humorística, La Cabra, autoeditada y distribuida en la Academia entre 1942 y 1943.
En 1944 Mingote se trasladó a Madrid para cuidar a su madre, inmovilizada por una embolia, y la atendió que falleció, en 1947. En el ecuador de los años cuarenta pasaba su tiempo leyendo y escribiendo y haciendo excelentes migas con otros humoristas como Goñi o Rafael Azcona. De hecho fue uno de esos amigos, Álvaro de Laiglesia, quien le llevó de la mano a La Codorniz, donde fue aceptado en 1946. Desde ese momento no dejó de dibujar y escribir, publicando su primera novela en 1948 (Las palmeras de cartón) y luego estrenando una revista musical que cosechó cierto éxito, lo que le impulsó a abandonar definitivamente el ejército permaneciendo en la reserva.
En junio de 1953 comenzó a colaborar con el periódico ABC, encargándose de la viñeta diaria. Desde esa tronera, Mingote destacó rápidamente como un estupendo dibujante, todavía influido por los estilemas de la “otra generación del 27”, pero fue modificando su estilo paulatinamente, adquiriendo una personalidad acusada, moderna y esquemática, que finalmente quedó etiquetada como “picassiana”. No dejó de hacer la viñeta editorial para ABC durante los siguientes sesenta años, hasta el día 3 de abril de 2012, aportando también otras viñetas, ilustraciones y alguna historieta eventual para otras publicaciones de ABC (Al Loro, Gente Menuda) o para otras secciones del diario, incluyendo las primeras páginas, caso singular en la historia de la prensa diaria española. Mingote hizo gala siempre de un humor inteligente, desvestido de prejuicios y que raramente mostró tendenciosidad; retrataba el país a través de tipos absortos o reflexivos, muchachas estilizadas con pechos como melocotones, señoronas orondas o trabajadores de mirada triste. Quiso mostrar la esencia de España a través de esa ventana de papel y a la postre concibió un crisol de imágenes de la disparidad de criterios entre los españoles, identificando como mayores lacras el terrorismo, los patrioterismos, los extremismos y la falta de sentido común. Se estima que elaboró veinticinco mil viñetas y dibujos para ABC.
Como humorista gráfico, vio recuperada su obra en abundantes antologías editadas por Prensa Española desde 1956 hasta 1970. Luego bajo el sello Myr hasta 1978. Otros sellos, como PPC, El Jueves, Afanias, Edaf o la Fundación General de la Universidad de Alcalá, entre otros, han publicado antologías con viñetas suyas durante los años ochenta y noventa. Ediciones B ha recogido en 2006 parte de su obra en una colección de libros titulada A. Mingote.
Fue comediógrafo (El oso y el madrileño, con cierto éxito en 1974), guionista de televisión eventual (Ese señor de negro), también de cine (Vota a Gundisalvo) y escenógrafo, y dirigió una película que se halla perdida (La vuelta al mundo en ochenta espías). Apenas dibujó historietas, y participó en pocos tebeos (uno de ellos fue Boy; otro, Rumbo Sur), pero demostró ser un humorista gráfico incansable que publicó en muchas revistas, antologías y todo tipo de soportes como azulejos, toldos, marquesinas, etc. Fue un mesurado director de publicaciones de humor (Don José, en el tangerino España, cuna de muchos humoristas gráficos), un novelista perezoso (hasta 1991 no publicó su segunda novela, Adelita en su desván, aunque sí cuentos y tratados ilustrados) y un locuaz e inteligente tertuliano radiofónico con Luis del Olmo en Onda Cero (Debate sobre el Estado de la Nación) y también en la cadena televisiva Telecinco.
Obtuvo numerosos premios. En 1961 le fue concedida la Orden de Isabel la Católica. En 1966 fue creado un premio al humorismo con su nombre, que se sigue entregando. En 1980 fue merecedor del Premio Nacional de Periodismo. Fue elegido académico de la lengua en enero de 1987, ocupando el sillón de la erre minúscula en la Academia Española, a la que accedió con un discurso sobre la sátira gráfica y La Codorniz. En 1996 recibió la medalla de oro al Mérito en el Trabajo. En 1998 obtuvo el Premio Quevedos, otorgado por la Universidad de Alcalá, y en 2001 el homólogo catalán, Gat Perich. En 2002 le fue colgada la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes. Fue nombrado dos veces doctor honoris causa, en 2005 por la Universidad de Alcalá de Henares y en 2007 por la Universidad Rey Juan Carlos. El rey le nombró marqués de Daroca en 2011.
Además de humorista, Mingote fue por encima de todo ilustrador, un creador de imágenes cargadas de equilibrio, expresión y relato, aparentemente descreído, pero sagaz, muy atinado observador y pendiente del ciudadano de a pie. Desarrolló esta faceta en paralelo a la de humorista, filtrando el humor en sus imágenes meditabundas que publicó en el sello propio Myr (Historia de las cosas, Las chicas a través de los tiempos) o en ilustraciones que disfrazó de viñetas para Blanco y Negro (Arturo y Pepe). Se ha convenido en señalar que sus obras más importantes, siempre en la frontera entre el humor, lo pictórico y la reflexión sobre la condición humana, fueron: Historia de la gente, Hombre solo y su serie El Quijote, que terminó en 2005.
Varias exposiciones recogieron el espíritu de su obra, destacando la organizada por El Monte, Mingote: 24 años en ABC, o la comisariada por José Manuel Vilabella Antonio Mingote. 50 años en ABC (de 2003, con un excepcional catálogo). En 2003 también, Carlos Villanueva le dedicó el estudio Antonio Mingote. Punto y aparte.
Uno de sus últimos trabajos fue el cartel para la película de José Luis García Sánchez Los muertos no se tocan, nene, estrenada en 2011, pero él no dejó de trabajar en el humor hasta el último día, ya aquejado por el cáncer.
Falleció el día 3 de abril de 2012 en Madrid.